Opinión
Holanda y la historia interminable de deuda, austeridad y crisis

Holanda y Austria exigen que se endurezcan las condiciones a España e Italia para recibir un préstamo para luchar contra el covid19, pero el dinero no es suyo

Montaje primer ministro holandés Mark Rutte
El Salto Primer ministro holandés Mark Rutte

@econocabreado.bsky.social

Coordinador de la sección de economía

3 abr 2020 13:29

Parece que Alemania ha rebajado el tono, pero Holanda tiene un nuevo socio en su cruzada contra los que se gastan el dinero en “alcohol y mujeres”, Austria. Los dos países han exigido un endurecimiento de las condiciones en caso de que se nos rescate. Sí, rescate. Porque lo que se plantea ahora mismo, un préstamo por parte del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), es exactamente lo mismo que De Guindos llamó “un préstamo en condiciones ventajosas” en junio de 2012, o sea, un rescate que luego nos harán pagar con medidas de austeridad, recortes y privatizaciones.

No contentos con habernos aplicado austeridad durante una década, con imponer recortes y obligar a privatizar sectores públicos en beneficios del capital privado, quieren volver a solucionar esta crisis con las mismas recetas fallidas. Recetas egoístas que condenan a los países del sur de Europa a seguir perdiendo la capacidad, tanto económica como sanitaria, de hacer frente a crisis futuras. Si nuestra sanidad tiene plantas de hospital cerradas, carece de materiales y de personal es por culpa de los recortes exigidos tras el anterior rescate. Lo que pretende Holanda es hundirnos en una espiral de crisis-deuda-austeridad-crisis con nefastas consecuencias.

Lo que pretende Holanda es hundirnos en una espiral de crisis-deuda-austeridad-crisis con nefastas consecuencias

Ya hablé de ese repugnante paternalismo europeo en mi columna Nos vendieron estabilidad, nos aplicaron austericidio, nos mata el coronavirus, Holanda lo vuelve a mostrar esta semana: “No es un préstamo, sino una donación”, afirmó el primer ministro holandés, Mark Rutte, ante su Parlamento. El filantrocapitalismo llega a las instituciones públicas europeas. Los países ricos y que han dominado las instituciones europeas en favor de su propia economía, y no en la del común de eso que llaman Unión Europea, enarbolan un discurso de odio y desprecio hacia los países del sur y se presentan como “salvadores de los pobres”. Pero lo único que nos ofrecen son préstamos con nuestro propio dinero a cambio de que luego mermemos, con austeridad y bajada de impuestos, nuestra capacidad de devolverlo.

“Es normal que quieran que les devuelvan su dinero”

Ese es el argumento más común por los Rallofans en redes sociales estos días. Totalmente absurdo porque el dinero no es de Holanda, ni de Austria, ni de Alemania. El MEDE, esa caja de donde salen los préstamos y rescates, se compone de dinero aportado por los distintos Estados miembro en porcentaje de su peso económico (PIB) en la Unión Europea. De hecho, como podemos ver en la siguiente tabla, España se ha comprometido y ha desembolsado el doble de dinero que Holanda y cuatro veces más que Austria.

Al MEDE se aporta dinero según tu peso en la economía europea. España, al tener un PIB más de dos veces mayor que el holandés, ha suscrito (o sea que se compromete a aportar si fuera necesario) 83.000 millones de euros, más del doble de los 40.000 que aporta Holanda. Italia, la otra gran afectada y a la que el primer ministro holandés trata con el mismo desprecio que al Estado español, aportaría si fuera necesario 125.000 millones de euros, tres veces más que Holanda. Los capitales desembolsados, lo que ya se ha aportado a ese fondo, son proporcionales: España ha aportado 9.500 millones e Italia 14.300, frente a los 4.570 que aportan desde los Países Bajos. 

La otra “gran medida” anunciada por Europa, el Rapid Financing Instrument, cae en lo mismo: poco dinero y en forma de préstamo. Los 80.000 millones quedan muy bien como eslogan, pero el reparto de esos préstamos se hace en proporción al peso en el capital del MEDE. España, con un peso del 11,81% del total, solo podría acceder a un préstamo de 9.440 millones. Cifra totalmente insuficiente para las necesidades de capitalización a las que nos vamos a enfrentar con la caída del empleo y de la economía en general. “Salvavidas” le han llamado algunos medios. Salvar capitales, como siempre, es lo único que pretenden salvar.

No voy a insistir, como ya he hecho en otro artículo, en la opción que creo que es más conveniente, que el BCE preste dinero directamente a los Estados a interés 0% o que inyecte dinero directamente en la economía, pero sí que lo voy a hacer con el MEDE. Este fondo, al contrario que el BCE, sí que puede comprar deuda directamente a los Estados (mercado primario). Los “mercados”, cuando compran esa deuda, solo piden que se les devuelva con intereses, ¿por qué una institución y un mecanismo europeo tiene que prestar dinero a cambio de condiciones sobre cómo debemos gestionar nuestra economía interna para devolverlo?

Es vergonzoso que haya países que forman parte de nuestro mismo “club” que quieran que las herramientas para estabilizar Europa y ayudar a los países en apuros sean más agresivos que los propios bancos y fondos buitre. El MEDE podría comprar letras del Tesoro españolas al 0% y no exigir nada a cambio. Eso sí sería una ayuda y no una limosna para hoy y hambre para mañana que propone Holanda y Austria.

Nadia Calviño deberá plantarse y exigir una ayuda sin condiciones o ceder ante los que siguen defendiendo a los mercados y la austeridad aceptando un chantaje en forma de rescate

El próximo martes día 7 se reunirán de nuevo los ministros de Economía de los Estados miembro. El eurogrupo tendrá que decidir qué hacen, cómo se articulan y cuáles serán las condiciones del plan económico conjunto para intentar paliar los efectos económicos y humanitarios del virus.

Nadia Calviño, defensora de la posición holandesa y alemana hasta que la realidad de la pandemia le estalló en la cara, tendrá dos vías de actuación: o plantarse y exigir una ayuda sin condiciones, o ceder ante quienes siguen defendiendo los mercados y la austeridad aceptando nuevamente un chantaje en forma de rescate. Lo que nos jugamos no es solo la salida de esta crisis, sino el que impulsemos nuestra economía y sistema social para convertirlo en un seguro anticrisis o tener una nueva década perdida y sufrir un mayor colapso en la próxima crisis.

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