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Crisis energética
China firma un súper acuerdo gasístico con Qatar que pone en riesgo el tope europeo al precio
En medio del fervor y las polémicas generadas por la disputa de la Copa del Mundo, el emirato de Qatar anunció ayer, 21 de noviembre, un macroacuerdo de suministro de gas natural licuado (GNL) por parte de QatarEnergy con la quinta mayor compañía del ranking de la revista Fortune, la china Sinopec. Se trata de un acuerdo para los próximos 27 años que supondrá el suministro de cuatro millones de toneladas de gas natural licuado cada año a China.
El acuerdo se basa en la expansión de North Field, el campo gasístico más importante del mundo, que comparten Irán y la propia Qatar. La expansión se basa en dos operaciones las de North Field East y North Field South que tendrán lugar antes de 2026 y con el que el campo pasará de una capacidad productiva de 77 millones de toneladas al año a 126 millones de toneladas en 2027. Las energéticas de origen europeo Shell, ExxonMobil, TotalEnergies y Eni participan en la explotación de ese yacimiento a través de su participación en QatarEnergy.
Ma Yongsheng, presidente de Sinopec, explicó que se trata de un acuerdo con vistas a garantizar el suministro de gas para la población y la industria china.
Recientemente China Daily, principal periódico en inglés editado por el Partido Comunista de China señalaba la perspectiva conjunta entre China y Qatar “en muchas iniciativas de desarrollo, como la Iniciativa de la Franja y la Ruta”, en referencia al principal plan de desarrollo comercial lanzado por China, que incluye un paso por Oriente Medio.
Este periódico situaba en el campo de la energía y la tecnología y en el aumento del volumen de las inversiones mutuas el entendimiento entre el emirato de los Al Thani y el partido dirigido por Xi Jinping: “Qatar es consciente de la importancia de China como uno de los mercados importantes para el gas qatarí. Por lo tanto, ampliar su mercado de gas en Asia sería uno de los movimientos más importantes para ampliar la cooperación con China en la próxima etapa, especialmente porque las sanciones occidentales contra Rusia podrían afectar al suministro de energía a muchos países”.
El acuerdo anunciado ayer supone un contratiempo importante para los planes de la Comisión Europea, que negocia desde septiembre las posibilidades de acordar topes al precio del gas. Qatar es el segundo suministrador de gas de la UE, por detrás de Estados Unidos, y sus suministros a la UE han aumentado un 20% desde la invasión rusa de Ucrania.
“Oficiales” de la máxima institución europea citados por el portal Euronews alertaban el pasado jueves 17 de noviembre de que los topes podían “ahuyentar el tan necesario suministro de gas natural licuado, que puede desviarse fácilmente a los países asiáticos”. De este modo, el acuerdo sino-catarí dirigiría hacia Asia los barcos cisterna de GNL que se encuentran desde este mes de septiembre frente a las costas de España, Portugal, Reino Unido y otras naciones europeas. Un movimiento que se produce después de varios meses de reducción de la demanda por parte de China, dado el parón económico provocado por su política de restricciones sanitarias en el marco de una nueva oleada de coronavirus.
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De momento, este cambio de rumbo no tiene influencia inmediata, ya que uno de los motivos de que estos barcos —algunos de los cuales pueden sostener el suministro de hasta 70.000 hogares durante un año— no hayan descargado el combustible es la falta de capacidad de almacenaje de la UE. Los precios tampoco se han movido excesivamente desde el pico del pasado 26 de agosto, cuando se superaron los 300 euros por megavatio hora (MWh) en el mercado de referencia neerlandés TTF, pero la posibilidad de un invierno frío y el desvío de contratos puede revitalizar la volatilidad de los precios y matar los nonatos topes a los precios.
El llamado mecanismo de corrección del mercado por parte de Ursula Von der Leyen, que fue anunciado el 14 de septiembre se encuentra en fase de negociación por la presión por parte de Países Bajos —país en el que se encuentra el mercado especulativo TTF— y Alemania —país que teme quedarse sin suministro— para que se imponga. El pasado 16 de noviembre, la Comisión Europea planteó un borrador que planteaba la activación de estos topes se produciría solo “si los precios alcanzan niveles excepcionales en comparación con los mercados internacionales”, una referencia clara a los mercados asiáticos.
La posibilidad de que salga adelante el tope parte de dos supuestos: una duración inicial de un solo año y la cantidad que se fije para este límite al precio, que los países más reticentes quieren que sea alta (lo que disminuiría su utilidad). El límite de precios se levantará, aseguran las fuentes citadas en Euronews, “si éste amenaza la seguridad de los suministros de la UE, crea problemas financieros o siembra el caos en el mercado” y se ejecutará solo en contratos a largo plazo, lo que deja fuera a los pactos OTC (de venta libre).
Pero el acuerdo entre China y Qatar tiene otra característica fundamental. Los países de la UE se siguen mostrando reacios a la firma de acuerdos a largo plazo, dado que aun mantienen su compromiso de reducción de emisiones y el gas natural licuado es una amenaza para conseguir el objetivo de mínimos de un incremento de 1,5ºC a final de siglo.
Sin embargo, como señalaba recientemente el especialista en energía de The New York Times, Stanley Reed el apetito voraz por el gas natural licuado que se ha abierto en la Unión Europeo ha tenido como efecto la subida “de los precios en todo el mundo (...) haciéndolo inasequible para muchos países más pobres”.
Ese el efecto que esta fiebre ha tenido en Egipto, último organizador de la anual conferencia del clima, COP27, que se ha abierto a la posibilidad de limitar el acceso al gas a su propia población para colocar el combustible en el mercado europeo. Según Wall Street Journal, el objetivo del Gobierno de Al Sisi es reducir en un 15% el gasto energético doméstico para recaudar 450 millones de dólares al mes por las exportaciones adicionales de gas.