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Derechos reproductivos
Las feministas argentinas hacen historia
Un siglo atrás Argentina fue uno de los primeros países en legislar sobre la interrupción del embarazo, autorizándolo solo para casos extremos. Ahora este país ha vuelto a hacer historia. La marea feminista ha logrado que el Congreso apruebe la legalización del aborto libre, seguro y gratuito.
Había máxima tensión en la calle y en el hemiciclo. Decenas de miles de mujeres siguieron desde la plaza del Congreso y calles aledañas durante doce horas las intervenciones de las 59 senadoras y senadores que se habían apuntado para intervenir.
Dos años después de que el Senado argentino rechazara por 38 votos contra 31 la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que había aprobado días antes la Cámara de Diputados, volvían a hacerse cábalas sobre posibles cambios de voto. Se preveía una votación muy ajustada. La ausencia de disciplina de voto en todos los bloques políticos aumentaba la incertidumbre.
Derechos reproductivos
“Es ley” y es oficial: el aborto será legal en Argentina
Victoria histórica de las mujeres en Argentina. Pasadas las 8, hora española, el Senado ratificó que el aborto será legal en el país.
Tras la extenuante sesión parlamentaria la ley fue aprobada finalmente por 38 votos a favor, 29 en contra, 1 abstención y con cuatro senadores ausentes por distintas razones.
Y la calle estalló en gritos de alegría, lágrimas, abrazos y besos que dejaron fuera muchas mascarillas en el 'bando verde', y caras tristes, rezos y silencio entre los perdedores, monjas, sacerdotes y fundamentalistas cristianos, católicos y evangelistas en el 'bando celeste'.
En el caso de haber habido esta semana empate hubiera correspondido a la actual presidenta del Senado y vicepresidenta del Gobierno, Cristina Fernández de Kirchner, desempatar con su voto.
El debate lo abrió una senadora de la coalición gubernamental Frente de Todos y lo cerró 12 horas después un senador de esa misma fuerza política, pero la senadora votó a favor de legalizar el aborto y su colega en contra
La primera senadora en intervenir, que lo hizo en la tarde del martes, hora argentina, era Norma Durango, por la provincia de La Pampa, y el último en hacerlo, en la madrugada del miércoles, casi doce horas después, era José Mayans, senador por Formosa, también del oficialista Frente para Todos. Los dos habían sido muy activos en estos últimos dos años en el debate sobre el aborto... pero defendiendo posturas antagónicas.
Durango había tenido gran protagonismo en el debate en el plenario de comisiones sobre el tema defendiendo con firmeza la necesidad imperiosa de que se aprobara la ley. “Yo tengo dos hijos”, dijo, “los busqué, los deseé. Pero tengo que tener respeto por aquellas personas que tienen un proyecto distinto. No estoy a favor del aborto y nunca me hice uno, pero ¿quién está a favor del aborto? Nadie. Pero eso no implica que el aborto desaparezca”. “Hablemos de la mujer que no solo reclama su derecho a decidir sino también a gozar de nuestros cuerpos, de nuestra vida”.
Por el contrario, su colega Mayans había hecho una intensa campaña en contra de la legalización del aborto y en su intervención denunció la 'inconstitucionalidad' de la ley. “Desde que se engendra es un ser humano y tiene derecho a que se respete la vida. El Estado no puede autorizar a matarlo” y reclamó que dada la importancia de lo que trataba la ley solo podría ser aprobada si así lo decidía una mayoría de dos tercios de la Cámara Alta.
Aunque la mayoría de las senadoras y senadores del Frente de Todos votó a favor de la ley, el caso de Mayans no fue el único en contra en las filas de esta coalición.
Dalmacio Mera, del Frente de Todos por la provincia de Catamarca, llegó a decir: “Esta ley no da ninguna otra opción que el basurero para los niños por nacer”, y en el mismo sentido se pronunció la senadora del Frente de Todos por Catamarca, Inés Blas, quien dijo que el aborto “termina abruptamente con otra vida en desarrollo. La senadora se apresuró a aclarar sin embargo que “votar en contra de este proyecto no es estar en contra del presidente Alberto Fernández”.
En el seno de las principales formaciones de la oposición hubo igualmente, una vez más, posiciones totalmente opuestas a la hora de votar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)
No fueron los únicos casos de diferencias dentro de un mismo bloque parlamentario. Las divisiones internas en los dos grandes bloques parlamentarios ya se habían producido en la votación en la Cámara de Diputados el pasado 10 de diciembre y también en la votación de 2018, lo que dificultaba prever el resultado de la sesión.
A pesar de ello, hubo negociaciones entre bambalinas hasta último momento, según informaba Página 12, que hicieron que al iniciarse la sesión el Gobierno de Alberto Fernández ya estuviera más relajado, nuevos cálculos le permitían confiar en que la ley saldría adelante.
El propio presidente habría jugado un papel fundamental en las negociaciones para que al menos tres senadores que se mostraban indecisos, dos de ellos del oficialista Frente de Todos, votaran por el sí a la ley.
Fue el caso de Alberto Weretilneck, ex gobernador de la provincia sureña de Río Negro y líder de Juntos Somos Río Negro; el de Edgardo Kueider, senador por Entre Ríos, del Frente de Todos y Sergio Leavy, de Salta, igualmente del Frente de Todos.
El presidente mantuvo reuniones con los tres días por separado días antes de la votación y aceptó una enmienda en el proyecto de ley que desbloqueó el tema.
Stella Maris Olalla, una de las senadoras de la opositora Unión Civica Radical (UCR) que no había adelantado la intención de su voto también terminó votando a favor de la ley. “Mantener la prohibición actual no eliminará el sistema clandestino, que está sobradamente demostrado que existe”, dijo durante su intervención.
Otras senadoras de la UCR también votaron a favor de la ley, como Pamela Verasay, de la provincia de Mendoza, quien dijo en su intervención: “Hoy podemos dar un paso para tener una sociedad menos hipócrita y más igualitaria”.
Sin embargo, en la misma UCR hubo posiciones totalmente distintas. Fue el caso del senador Mario Fiad, presidente precisamente de la Comisión de Salud del Senado, quien sostuvo que “aprobar el proyecto es reconocer el fracaso estrepitoso del Estado”.
O el caso de la senadora por Tucumán Silvia Elías de Pérez, que afirmó que “no hay Constitución en el mundo que tenga el derecho al aborto” y que el proyecto de ley que se vota suponía que “desde el Estado se decide quién vive y quién no, quién es persona o no”.
La división en el voto se evidenció igualmente en el bloque de la coalición opositora Juntos por el Cambio impulsada por el ex presidente Mauricio Macri. Aunque mayoritariamente sus representantes votaron en contra de la IVE propuesta por el Gobierno varias de sus senadoras y senadores votaron a favor de la misma.
Uno de los discursos más emocionantes de miembros de esa formación que se pronunciaron a favor de legalizar el aborto fue el de Gladys González, quien reconoció que había perdido su embarazo en 2018 dos días después de haber votado a favor de legalizar el aborto. “Por un instante pensé que Dios me había castigado por haber votado a favor del aborto legal”, dijo, y culpó a la Iglesia católica por impartir ese sentimiento de culpa.
Otras senadoras de esa coalición también votaron a favor de la ley, como la representante por la provincia de Córdoba Laura Rodríguez Machado, quien dijo “No hay duda de que en la Argentina existen los abortos; la clandestinidad no ayudó a impedir que esto suceda” .
Algo similar dijo en su intervención su colega Martín Louteau, senador de de Juntos por el Cambio por Buenos Aires.
La Conferencia Episcopal Argentina y la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina criticaron duramente la postura del Gobierno y el Congreso, y el Papa, argentino, lo hizo elípticamente
Senadoras y senadores de distintas formaciones y de distintas provincias que habían anunciado públicamente que votarían a favor de la ley denunciaron el acoso e incluso las amenazas de muerte recibidas por parte de fundamentalistas cristianos, tanto católicos como evangelistas.
En algunos casos clavaron en el jardín de sus casas cruces simulando tumbas por los 'niños no nacidos'.
En su última audiencia de 2020 y pocas horas después de la votación en el Senado argentino el papa Jorge Bergoglio lanzó uno de sus elípticos mensajes sobre el tema: “Los cristianos como todos los creyentes bendicen a Dios por el don de la vida. Vivir es ante todo haber recibido la vida”.
El Papa, que mantiene buena relación con el Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, prefirió contener su enfado y utilizar ese lenguaje comedido.
Sin embargo, la muy conservadora Conferencia Episcopal Argentina (CEA) fue más directa. “Esta ley que ha sido votada ahondará aún más las divisiones en nuestro país”, dijo en un comunicado. La jerarquía eclesiástica elogió a los diputados y senadores que “valientemente se han manifestado a favor del cuidado de toda la vida” augurando que “nuestro pueblo seguirá eligiendo siempre toda la vida“.
Por su parte la cada vez más influyente Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera) sentenció: “La Argentina retrocedió siglos de civilización y respeto al derecho supremo de la vida”.
Estas iglesias ni siquiera han valorado positivamente el hecho de que junto con la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo se aprobara la llamada Ley de los 1.000 días, por la que el Estado asegura igualmente a las gestantes vulnerables que quieran continuar con su embarazo, apoyo sanitario y económico durante la gestación y los primeros tres años de vida de su hijo o hija.
El Gobierno sabe que tanto la jerarquía de la Iglesia católica como la de las iglesias evangélicas seguirán alimentando al 'bando celeste' e intentarán influir para que médicos y otro personal sanitario apelen a su derecho a la objeción de conciencia para negarse a practicar abortos.
Sin embargo la nueva ley, que reemplaza a la de 1921, establece claramente que la persona gestante tiene el derecho durante las primeras 14 semanas de gestación a ser intervenida en una instalación hospitalaria para interrumpir su embarazo en un plazo máximo de 10 días, cinco en el caso de violación o peligro de su vida, y que la clínica u hospital están obligados a ofrecer un profesional alternativo para realizarlo en el caso de presentarse una objeción de conciencia.
El Gobierno de Alberto Fernández se refuerza al ser el primero que respaldó política e institucionalmente una reivindicación histórica del movimiento feminista
A un año de su llegada al poder el presidente Fernández puede presumir de haber dado el impulso político e institucional que faltaba a esta histórica demanda del movimiento feminista argentino para que pudiera salir finalmente adelante.
La legalización del aborto libre, seguro, universal y gratuito, era una reivindicación que el feminismo presentó en 2007 por primera vez como proyecto de ley ante el Congreso con su Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y que fue ganando cada vez más apoyos en todos los ámbitos de la sociedad hasta convertirse en un verdadero clamor. Durante estos trece años transcurridos desde entonces ni los gobiernos conservadores ni los gobiernos progresistas habidos la habían asumido como propia.
Las feministas argentinas han hecho historia, han dado un paso de gigantes en el largo camino que aún queda por delante para conseguir la independencia e igualdad total.