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Centrales nucleares
Confesiones del accidente de la nuclear Vandellós I
El 19 de octubre de 1989 ocurrió el peor accidente de la historia nuclear española. En la central de Vandellós I, un incendio sumado a una inundación pusieron en peligro a toda la comarca. Hace ya más de 30 años pero pone la piel de gallina saber lo cerca que se estuvo del desastre.
El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el organismo a cargo de la seguridad nuclear, hizo un buen repaso del accidente en 2019, en una “Jornada Institucional” denominada “30 años de Vandellós I: Las lecciones aprendidas en el CSN”, que ha sido una esforzada y reveladora muestra de transparencia. También una cruda exposición de las dificultades internas de las entidades reguladoras de la industria nuclear.
Las cuatro intervenciones de la jornada se publicaron finalmente en la web del CSN y es muy recomendable su visión para conocer de primera mano, y fuentes muy autorizadas, lo difícil que es controlar a la industria nuclear, su cercanía al poder político y regulatorio, y la prioridad de la economía frente a la seguridad.
La sesión parte de una detallada explicación del accidente por el actual director técnico de Seguridad Nuclear, Rafael Cid, en la que expuso lo cerca que se estuvo de liberar radiactividad al ambiente. Puesto que Vandellós I era una central sin contención, si la presión del gas que rodeaba el uranio superaba los 30 bares, automáticamente se abrirían válvulas de alivio al exterior de ese gas radiactivo. La presión llegó a los 29 bares. La población se salvó por muy poco.
Los inspectores del CSN que se trasladaron a la instalación al día siguiente del accidente, comprobaron que la planta no había implementado criterios básicos de seguridad respecto a incendios, inundaciones, habitabilidad de sala de control, etc.
Es revelador escuchar a la directora técnica de Seguridad Nuclear en el periodo 2004-2013, Isabel Mellado, explicar que les preocupaba la falta de conocimiento en el CSN de la tecnología de Vandellós I, un tipo de central de tecnología francesa. Y las dificultades para obtenerla de los reguladores del país vecino. Una central gala gemela de Vandellós I, Saint Laurent des Eaux, había tenido un grave accidente en 1980 (INES 4), los técnicos del CSN usaron los estudios tecnológicos de ese fallo para mejorar la seguridad de Vandellós I. En 1986 exigieron las mismas modificaciones que el operador francés: entre ellas las de protección contra incendios y frente a inundaciones. Pero tres años despues aún no se habían implementado varias de las modificaciones urgentes.
Los inspectores del CSN que se trasladaron a la instalación al día siguiente del accidente, comprobaron que la planta no había implementado criterios básicos de seguridad respecto a incendios, inundaciones, habitabilidad de sala de control, etc.
La exdirectora habla de las dificultades de un CSN con personal escaso, sobrepasado por el trabajo en las nuevas centrales que entraban en funcionamiento y con insuficiente conocimiento de la planta. Pero habla también de la “no colaboración” por parte del operador de la planta, HIFRENSA.
Otro ponente, el inspector presente en la central la noche del accidente, Juan Carlos Carles, usa las expresiones “dilatar, entorpecer” para calificar la actitud del explotador de la central. Y no tiene pelos en la lengua al calificar de “falta de coraje” por aquel CSN para ejercer su autoridad sobre los explotadores de la planta. Señalando que cuatro de los cinco consejeros de la institución en 1989 se consideraban muy vinculados a la industria nuclear. Como muestra, la central ya tenía un permiso de explotación definitivo, por 21 años. Caso único entre las nucleares españolas y muy extraño.
Finalmente, el técnico más antigoo del CSN y miembro de la Asociación Profesional de Técnicos en Seguridad Nuclear y Protección Radiológica (ASTECSN), Julio Perez Sanz, cuenta que, tras una revisión amplia de la documentación del caso Vandellós I, se encontró con que no todos los papeles estaban accesibles. Algunos, incómodos, han desaparecido: como la carta del 22 de mayo de 1984 del Comité de Empresa de la central al CSN y a la Dirección General de Protección Civil de Tarragona. Esta carta bien puede considerarse como la primera señal de alarma de problemas en la central, cinco años antes del accidente. Lo cierto es, que desde la comunicación de febrero de 1986 no hay constancia oficial de más comunicaciones del CSN a Vandellós I requiriendo actuaciones concretas: el CSN de entonces “no tomó cartas en el asunto”.
Tras el accidente sólo se pidió a las otras centrales que informaran de las lecciones que se aplicaban de Vandellós I. No se exigieron cambios en sus sistemas de protección contra incendios ni contra inundaciones.
El técnico Perez Sanz considera que en el CSN “se siguen guardando cosas en el cajón”. Que falta actitud crítica y se continúa con malas prácticas. Termina anunciando que se comunicarán al pleno del CSN la existencia de esos “documentos en los cajones”, y lanzando la propuesta de que la siguiente Jornada Institucional del CSN sea sobre Vandellós II. Una central, en el mismo emplazamiento que la accidentada Vandellós I, con problemas de funcionamiento continuados.
La publicación de esta sesión en la web del CSN es una oportunidad de conocer los entresijos de las nucleares en el Estado español y pone de relieve la fundamental importancia de hacer una vigilancia estricta del cumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad Nuclear.
“30 años de Vandellós I: Las lecciones aprendidas en el CSN”
https://www.csn.es/-/jornada-institucional-en-el-csn-sobre-las-lecciones-aprendidas-tras-el-accidente-en-la-central-nuclear-vandellos-i
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Familiares de trabajadores cuentan q les llamaron a casa para despedirse y decirles q aquello iba a petar. Por lo q me dicen (y de esto no tengo ni idea) es q los 3 sistemas de refrigeración fallaron y cuando daban todo por perdido uno se puso en marcha. No sé quién tiene la verdad pero un posible accidente de este calibre necesita trasparencia.
Las estadísticas dicen que la energía nuclear es más segura en su operación que las energías renovables. Los números hablan por sí solos. Un incidente, es ni más ni menos eso. La nota inclusive indica que se tomó nota de lo ocurrido y se plasmó en un manual de lecciones aprendidas.