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Conflictos bélicos
Invierno nuclear en tiempos de calentamiento global
Una guerra nuclear entre India y Pakistán “no tendría precedente en la historia de la humanidad”.
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
En un periodo inferior a una semana, una guerra nuclear entre India y Pakistán mataría a entre 50 y 125 millones de personas, más que todas las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, según un estudio.
Este ha sido llevado a cabo por investigadores de CU Bolder y la Universidad de Rutgers, desarrollando una hipótesis sobre las posibles consecuencias que afectarían a todo el planeta. A día de hoy, entre ambos países poseen alrededor de 150 ojivas nucleares, y se espera que para 2025 rebasen las 200.
Los resultados son estremecedores. Una guerra a esta escala no solo mataría a millones de personas en esa región del mundo, de acuerdo con Brian Toon, de la CU Boulder y parte del equipo de investigación. Publicaron su estudio el 2 de octubre de 2019 en la revista Science Advances. También reduciría drásticamente las temperaturas globales, bajándolas hasta niveles que no se han visto desde la última Edad de Hielo.
Las conclusiones de este equipo se hacen públicas cuando las tensiones entre India y Pakistán aumentan. En agosto de 2019 India modificó su constitución, quitando derechos a las personas que viven en la región de Cachemira, disputada entre ambos países. Al poco, India envió tropas allí, en una jugada criticada por Pakistán.
En un periodo inferior a una semana, una guerra nuclear entre India y Pakistán mataría a entre 50 y 125 millones de personas, más que todas las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, según un estudio.
“Una guerra entre India y Pakistán doblaría la tasa de mortalidad mundial”, dice Toon, profesor en el Laboratorio de física espacial y atmosférica. “Se trataría de una guerra sin precedentes en la historia de la humanidad”.
Es un tema que ha obsesionado durante décadas a Toon, del departamento de ciencias oceánicas y atmosféricas.
Alcanzó la edad adulta en un momento de la Guerra Fría en el que en EEUU aún se practicaban simulacros de ataque nuclear. Cuando era un joven científico atmosférico en los 80, se unió al grupo de investigadores que inventaría el concepto invierno nuclear, un periodo extremadamente gélido que seguiría a una guerra nuclear entre la URSS y EEUU.
Pese al colapso de la Unión Soviética, Toon cree que estas armas siguen siendo una amenaza dada la relación hostil entre India y Pakistán.
“Están ampliando su arsenal a marchas forzadas”, declara. “Tienen una población muy grande, así que muchas personas viven con esta amenaza, por no hablar de la situación en Cachemira, lejos de resolverse”.
En su último estudio, su equipo quería descubrir las dimensiones que alcanzaría el conflicto. Para conseguirlo, recurrieron a varias simulaciones por ordenador en base a lo sucedido en Hiroshima y Nagasaki en 1945.
Según su análisis, la devastación se desarrollaría en varias fases. En la primera semana de la guerra, entre ambos países detonarían 250 ojivas nucleares a lo largo y ancho de sus territorios.
No se puede saber con exactitud la magnitud de estas armas, ya que no se han realizado pruebas sobre sus arsenales desde hace décadas. Pero los investigadores concluyen que una sola podría matar hasta 700.000 personas.
La mayoría no moriría por las detonaciones, sino por los fuegos descontrolados que estas generarían.
No se puede saber con exactitud la magnitud de estas armas, ya que no se han realizado pruebas sobre sus arsenales desde hace décadas. Pero los investigadores concluyen que una sola podría matar hasta 700.000 personas
“Si miras Hiroshima después de la bomba, ves unas ruinas que se extienden durante kilómetros”, dice Toon. “No por la bomba, eran por el fuego”.
Para el resto del planeta, los incendios se tratarían solo del principio.
Los investigadores estimaron que la guerra indo-pakistaní emitiría hasta 80 mil millones de kilos de humo negro. Este bloquearía la luz solar, que no alcanzaría la superficie terrestre, reduciendo las temperaturas globales a gran velocidad durante muchos años. La escasez de comida no tardaría en llegar.
“Nuestro experimento ha usado un modelo del sistema planetario muy preciso, y nos indica que se reduciría la productividad de las plantas terrestres y de las algas marinas, con consecuencias muy peligrosas para las cadenas alimenticias de todas las especies animales, incluyendo la humana”, dice la coautora Nicole Lovenduski, profesora asociada de ciencias oceánicas y atmosféricas, y miembro del Instituto de Investigaciones Alpinas y Árticas.
Toon reconoce que cuesta imaginar el alcance de este conflicto. Pero confía en que el estudio muestre a la opinión pública que el final de la Guerra Fría no ha erradicado la amenaza de una guerra atómica.
“Esperemos que Pakistán e India tomen nota de esta investigación”, concluye. “Pero principalmente, me preocupa que la gente no esté informada sobre las consecuencias de una guerra nuclear”.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.