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Energía nuclear
Las palabras de una niña evacuada de Fukushima
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
Ciudadanos y amigos,
Me llamo Yumi, soy una estudiante de instituto y ahora vivo en Kioto, Japón. Arriba tienen una fotografía de una nota escrita por mí.
En ella se puede leer: “He sufrido y me he desesperado mucho. Tengo todo el derecho para exigir que acabemos con la energía nuclear, con las armas nucleares y con los residuos radioactivos. Soy una niña evacuada de la zona de Fukushima”.
La escribí cuando iba al colegio, al poco de que mi madre y yo fuéramos evacuadas y acabásemos en Kioto.
Mi madre hablaba con varias personas, en encuentros, y demandaba el fin de la energía nuclear, compartiendo la historia de nuestra evacuación.
Por entonces yo solo era una estudiante de primaria y siempre la seguía y la escuchaba. Sus historias del accidente me parecían demasiado difíciles y no las entendía. Siendo sincera, me aburría un poco. Me acuerdo que me llevaba un bloc de dibujo y me pasaba las horas dibujando.
"He sufrido y me he desesperado mucho. Tengo todo el derecho para exigir que acabemos con la energía nuclear, con las armas nucleares y con los residuos radioactivos. Soy una niña evacuada de la zona de Fukushima”.
Mientras tanto, mi madre se emocionaba e incluso lloraba durante sus charlas en público.
Hubo un día que caí en la cuenta de todas las personas a las que había dejado atrás: mi abuelo, mis primos, mis compañeros de clase... Odié la nuclear, odié el desastre, odié la tragedia y lo que me había hecho perder. Fue con ese sentimiento y ese impulso que escribí esas palabras.
Han pasado ocho años desde entonces pero no necesito más que releer la nota para sentirme exactamente igual, como si no hubiera pasado el tiempo.
En Fukushima, donde vivíamos, se detectaron unas dosis de radiación 600 veces superior a lo normal. Pero por entonces el gobierno insistía en no evacuarnos.
Hasta ahora no he tenido serios problemas de salud, pero me da mucho miedo pensar en los casos de cáncer de tiroides entre los niños de Fukushima. Yo misma tengo una revisión anual. Recuerdo que, durante una época tras el accidente, me sangraba la nariz constantemente. Pero los efectos de la radiación sobre la salud no se manifiestan inmediatamente después de la irradiación, a veces, y no son pocas, aparecen muchos años después.
Junto con mi madre, me he vuelto una querellante en la demanda judicial colectiva de Kasai por los perjuicios del accidente nuclear. Nos enfrentamos al gobierno de Japón y a Tepco para crear una sociedad más justa, para proteger a mi familia y amigos y para prevenir que jamás vuelva a suceder algo así.
Hasta ahora yo solo iba adonde iba mi madre. Pero desde ya, como víctima de Fukushima, haré lo que haga falta, paso a paso, como mi madre ha hecho y continúa haciendo.
Las personas evacuadas de Fukushima os agradecemos vuestras muestras de apoyo.
Gracias,
Yumi
Traducción de Raúl Sánchez Saura.