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Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
Hoy en día se conocen mejor los riesgos de la exposición a la radiación gracias a investigadores dedicados a trabajar con las víctimas de la exposición, comprender sus síntomas, identificar tratamientos y desarrollar protocolos de seguridad. Este artículo analiza el trabajo de uno de estos investigadores, el Dr. Masaharu Hoshi.
El aprovechamiento de las partículas atómicas y la radiación dio lugar a tecnologías potentes que cambiaron el mundo. El campo de la imagen médica ha salvado innumerables vidas y sigue ampliando los límites de las intervenciones y la investigación médicas, lo que habría sido imposible sin las primeras máquinas de rayos X. Por desgracia, no todos los inventos han sido tan altruistas.
La aparición de las armas nucleares mostró al mundo el potencial destructivo posible gracias a la investigación científica. Aunque los peligrosos efectos de la exposición a la radiación se documentaron desde el inicio de esta tecnología, sucesos catastróficos como los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki y los desastres nucleares de Chernóbil, Semipalatinsk o Fukushima ofrecen una visión en tiempo real de los efectos a largo plazo de la exposición.
Sucesos catastróficos como los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki y los desastres nucleares de Chernóbil, Semipalatinsk o Fukushima ofrecen una visión en tiempo real de los efectos a largo plazo de la exposición.
Investigar las causas de esta exposición para prevenir futuros accidentes es esencial, pero también lo es catalogar los índices y tipos de exposición entre las víctimas. Con esta información se pueden evaluar las correlaciones entre la exposición y los efectos sobre la salud, tanto a corto como a largo plazo. Estos datos son cruciales para comprender los mecanismos que subyacen a los efectos de la radiación en los seres vivos y para evaluar los riesgos, los protocolos de seguridad y el tratamiento. Desde los años 80, el Dr. Masaharu Hoshi, catedrático emérito de la Universidad de Hiroshima, viaja por todo el mundo visitando los lugares donde se han producido catástrofes nucleares en un esfuerzo por comprender plenamente los riesgos. Al hacerlo, también revela que aún nos queda mucho por aprender sobre los efectos de la exposición a la radiación.
Cuantificar los riesgos
“Empecé mi investigación con las personas expuestas a la radiación en Hiroshima y Nagasaki en el año 1980”, dice Hoshi. “Antes de eso terminé mi tesis sobre física nuclear con especialidad en medición de radiaciones”. Esta formación de posgrado le posicionó para convertirse en un experto en los efectos de la radiación.
Los trabajos que se iniciaron en Hiroshima y Nagasaki justo después de la explosión demostraron que a mayores dosis de radiación, mayores son los efectos en el cuerpo humano, en forma de síntomas como la carcinogénesis. La relación entre exposición y efectos se denomina riesgo. Esta medida del riesgo es útil para tratar a las personas expuestas a la radiación y permite cuantificar el riesgo al que se enfrentan los individuos en función de la dosis de exposición.
“Este trabajo puede informarnos sobre si es necesario un chequeo médico cada dos años en función del grado de exposición, o si es necesaria la hospitalización si ha habido demasiada exposición”, explica Hoshi.
“Este trabajo puede informarnos sobre si es necesario un chequeo médico cada dos años en función del grado de exposición, o si es necesaria la hospitalización si ha habido demasiada exposición”, explica Hoshi.
Afirma que el trabajo realizado en Japón ha servido para informar sobre leyes relativas a la seguridad de la exposición a la radiación y protocolos en países de todo el mundo, pero éste es sólo uno de los escenarios en los que una persona puede entrar en contacto con los mortíferos rayos.
“Las personas expuestas a la radiación de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki estuvieron expuestas a rayos gamma, incluidos algunos neutrones, en un breve instante”, explica Hoshi. “De 1 microsegundo a 1 minuto aproximadamente, lo que es muy diferente de la exposición gradual de los trabajadores reales de la industria de la radiación”.
Sigue en la segunda parte.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.