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Centrales nucleares
Renovada la licencia de una central en Florida pese a la subida del nivel del mar
Las autoridades estadounidenses han renovado la licencia de la central nuclear Turkey Point en Florida. Operará hasta los 80 años pese a que no se considerara durante la revisión los posibles impactos medioambientales, o cómo podría afectar a la central la crisis climática y la subida del nivel del mar.
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear.
La central nuclear Turkey Point, a 25 millas al sur de Miami, Florida, obtuvo su segunda renovación de licencia (Unidad 3 de 2032 a 2052 y Unidad 4 de 2033 a 2053), concedida por la Junta de Licencias y Seguridad Atómica de la Comisión Reguladora Nuclear de los Estados Unidos (NRC por sus siglas en inglés). Ahora podrán operarse ambas unidades Westinghouse 80, no 60 años. Varias personas han apelado la decisión y esperan respuesta. La Junta de Licencias ha rechazado toda alegación por los peligros medioambientales, que han presentado conjuntamente el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, Amigos de la Tierra y la asociación local Miami Riverkeeper, e independientemente por la Alianza Sureña por la Energía Limpia. Todas estas alegaciones se centran en el fracaso de Energía & Luz Florida (FPL por sus siglas en inglés) a la hora de considerar adecuadamente torres de refrigeración como alternativa más segura al actual sistema de canales de agua para la refrigeración de Turkey Point, en expansión y con consecuencias adversas para las aguas subterráneas, la Bahía Biscayne y para varias especies protegidas a nivel federal.
La central nuclear Turkey Point, a 25 millas al sur de Miami, Florida, obtuvo su segunda renovación de licencia (Unidad 3 de 2032 a 2052 y Unidad 4 de 2033 a 2053), concedida por la Junta de Licencias y Seguridad Atómica de la Comisión Reguladora Nuclear de los Estados Unidos. Ahora podrán operarse ambas unidades Westinghouse 80, no 60 años.
En las apelaciones también se ha criticado la renovación de licencia de 60 a 80 años porque la NRC y la FPL no han seguido suficientemente las indicaciones de la Ley sobre Política Nacional Medioambiental y no han considerado la crisis climática, la subida del nivel del mar, la metereología extrema, ni tampoco los impactos de los sistemas de seguridad, estructuras y componentes de los reactores. De hecho, la NRC y la FPL están evitando cualquier análisis independiente o interrogamieno acerca de la renovación de licencia en el contexto de la emergencia climática.
Es por motivos así que se realizan declaraciones de impacto medioambiental genérico (GEIS por sus siglas en inglés). La NRC asegura que se ha concedido la Categoría 1 en las GEIS de estos reactores. Las Categorías 1 permiten evitar el escrutinio público salvo que los demandantes puedan demostrar la existencia de información nueva y significativa no recogida en la GEIS, en este caso, de Turkey Point.
De acuerdo con el GEIS de la NRC: “los efectos del cambio climático sobre las Unidad 3 y 4 de Turkey Point, sobre sus estructuras, sistemas y componentes, y sus implicaciones para la seguridad, quedan más allá de la presente revisión de la renovación de licencia”. Según su análisis, “las condiciones medioambientales de la zona fueron evaluadas durante la construcción de esta central”. Es decir, hace 50 años.
De hecho, de acuerdo con el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, “gran parte de Turkey Point está construida sobre una zona de inundación costera, tal y como indica la Agencia para el Control de Emergency Federal (por ejemplo, zonas con probabilidades anuales de inundaciones de, al menos, un 1%)”. El Consejo también afirma que la NRC ha renovado la licencia asumiendo una comprensión de la situación climática desfasada desde hace 50 años, “y que tiene aún menos en cuenta el periodo de la nueva renovación, hasta 2053”. Los demandantes insisten en que “la NRC no sigue la regulación medioambiental y no ha considerado con suficiencia las consecuencias de esta propuesta extensión de licencia, ya que han usado las mismas suposiciones sobre la estabilidad climática de hace medio siglo”, a espaldas de la ciencia más moderna.
De acuerdo con el GEIS de la NRC: “los efectos del cambio climático sobre las Unidad 3 y 4 de Turkey Point, sobre sus estructuras, sistemas y componentes, y sus implicaciones para la seguridad, quedan más allá de la presente revisión de la renovación de licencia”. Según su análisis, “las condiciones medioambientales de la zona fueron evaluadas durante la construcción de esta central”. Es decir, hace 50 años.
El personal de la NRC ha respondido, diciendo que “al contrario de lo afirmado en estos comentarios, el personal de la NRC considera los efectos del cambio climático y los impactos asociados sobre el medioambiente. Asimismo, se siguen los cambios climático observados, incluyendo la subida del nivel del mar, inundaciones, tormentas y demás potenciales efectos futuros durante el periodo de renovación de la licencia. Esto se ha hecho en base a simulaciones del modelo climático de acuerdo con varios escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero”.
¿Sabremos la fiabilidades de estas simulaciones de la NRC de cara a los próximos 20, 30 años? Probablemente no, y que además será bien baja ya que la ciencia climática sigue actualizando los modelos, para recoger los datos más novedosos, más graves que los usados con anterioridad.
La GEIS de la NRC para Turkey Point asegura que “sobre la base actual, esta supervisión confirma la idoneidad de las estructuras, sistemas y componentes de la central nuclear, incluida su exposición a catástrofes como las inundaciones. El programa de supervisión de reactores continuará en funcionamiento a lo largo del periodo de tiempo delimitado por la nueva licencia de renovación”.
A la NRC le gustaría que el público confiara en ella cuando dice que “las estrucuras, sistemas y componentes de las centrales en operación están siendo continuamene evaluadas, así como los posibles riesgos externos, según el proceso de supervisión de la NRC en materias de seguridad y protección”. De hecho, incluso los más fervorosos pronucleares en el Congreso tienen sus dudas acerca de la NRC y comienzan a cuestionar si no coloca los intereses de la industria por encima de la seguridad pública. El senador demócrata Sheldon White House atacó durante una audiencia sobre medioambiente y trabajos públicos la deficiente protección contra incendios y emergencia climática de los reactores costeros. El vídeo se puede ver aquí, su intervención comienza en el minuto 13:19.
Como podemos ver, el proceso de supervisión de la NRC y su concesión de renovaciones harán lo posible por beneficiar a la industria. La agencia ha perdido credibilidad para la sociedad y la política del país mientras permiten que los reactores envejezcan y se vuelvan más peligrosos en un contexto de crisis climática.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.