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Despoblación
¡Sí a la descentralización de las instituciones que avivan el Estado Profundo!
España es un Estado autonómico descentralizado. Sin embargo, el aspecto más relevante está completamente centralizado en Madrid. En la capital del Reino se fragua todo aquello que permite vivir a las élites económicas patrias, básicamente rentistas, a costa de sus conciudadanos. Son las mismas que antaño, en la 1ª Restauración Borbónica, diseñaron una red ferroviaria o de carreteras que convergiera, y que aún sigue convergiendo, en Madrid. Les basta con acudir a Madrid para, moviendo las fichas adecuadas, en ministerios, organismos, consultoras y/o lobbies diversos, lograr sus objetivos. Es un diseño cuasi-único que además de servir a los intereses de las redes de poder, despuebla y empobrece al resto del país. ¿Han visto ustedes el trazado de las redes ferroviarias alemana, francesa, de los Países Bajos, o de las nórdicas? Echen una ojeada y verán porque España es una anomalía.
El diseño geográfico del poder económico y político de nuestra querida España se ha traducido en una profunda ineficiencia. En el informe publicado, allá por septiembre, por la Comisión Europea, European Innovation Scoreboard 2021, España ocupaba el puesto 16 de 27 de los países de la UE, dos posiciones por detrás que el año anterior. Desgranando los indicadores, España suspende en empleos de innovación, inversión pública en I+D, apoyo gubernamental a la I+D privada, registro de patentes o inversión privada en I+D. En particular, llama la atención el pésimo comportamiento de indicadores como las exportaciones de servicios intensivos en conocimiento (72% por debajo de la media), pymes innovadoras de producto (71% por debajo) y también pymes que realizan innovaciones de proceso (68% por debajo). Pero esta ineficiencia ha permitido a determinados grupúsculos forrarse mediante la extracción de rentas, aumentando la desigualdad y la pobreza de los españoles. Y todo se muñe en Madrid.
El diseño geográfico del poder económico y político de nuestra querida España se ha traducido en una profunda ineficiencia
Si queremos promover un cambio de modelo productivo, hacer frente a la España vaciada, promocionar una sociedad abierta, y mejorar las condiciones de vida de nuestros ciudadanos, una condición necesaria, aunque no suficiente, es la descentralización de los ministerios, organismos e institutos públicos más allá de Madrid, especialmente aquellos relacionados con la pasta. Dudo, sinceramente, que se lleve a cabo. Mientras tanto, las dinámicas de financiarización de los derechos humanos básicos –vivienda, luz, agua, pensiones- seguirán su curso, así como el intento de seguir devaluando el salario de los españoles. Es la única forma que conocen de ganar dinero. Ansían una vuelta de tuerca adicional para que la farsa continúe. De allí su rechazo a la subida del salario mínimo, frente a los aumentos en Alemania, Reino Unido, Estados Unidos…; o su negativa a derogar una legislación laboral que hasta en Bruselas reconocen que ha sido demasiado lesiva para los trabajadores, especialmente los más jóvenes. Por cierto, se me olvidaba, estas mismas élites son las que promueven una concentración empresarial, cuando desde un punto de vista académico se está asumiendo la hipótesis de que dicha concentración es una de las razones del descenso de la productividad, y del empeoramiento de nuestro nivel de vida.
Deshilvanemos las hechuras tejidas por las redes de poder patrias
Sabemos que las condiciones de vida de los españoles, en términos generales, especialmente entre los más jóvenes, han empeorado desde la adopción del euro como moneda, acelerándose dicho deterioro desde la Gran Recesión. Echen una ojeada al análisis que bajo el sugerente título 20 years of the Euro: Winners and losers realizaron los economistas Alessandro Gasparotti y Mathias Kullas, del instituto alemán Centre for European Policy. Pero, tal como sostenemos, ello no ha sido óbice para que determinados grupos de poder, extractores de rentas, medrando en Madrid, se hayan forrado, con la aquiescencia de los votantes, concretamente de esa clase media que también participa, aunque solo sean migajas, de dicha extracción. Ineficiencia, desigualdad y pobreza son los rasgos distintivos de la dinámica extractora, una constante en nuestra historia moderna, desde la 1ª Restauración Borbónica. El historiador Paul Preston lo detalla en su obra cumbre, Un Pueblo Traicionado. España de 1876 a Nuestros Días: Corrupción, Incompetencia Política y División Social (Debate, 2019).
La acción de un gobierno valiente que quiera cambiar este entorno y aprovechar el caudal que ya existe de nuestros campeones ocultos debe romper el cordón umbilical que conecta las redes de poder económico con el poder político, incluido los altos funcionarios
Nuestro país, por capital humano e intelectual, merece sin duda un mejor porvenir para nuestras generaciones futuras. Para ello es condición necesaria, aunque no suficiente, deshilvanar las hechuras que han tejido las redes de poder en España desde la 1ª Restauración borbónica. Dichas redes incluyen una élite económica extractora, agrupada alrededor del Ibex 35, heredera de los antiguos monopolios públicos y/o naturales –sector eléctrico, telefonía, sector energético, tabacos…-, junto a un sector bancario asistido artificialmente por el Banco Central Europeo. Frente a ella, el impulso innovador de toda una colección de pequeñas y medianas empresas entre las cuales se encuentran nuestros campeones ocultos, ubicados especialmente en la periferia.
La acción de un gobierno valiente que quiera cambiar este entorno y aprovechar el caudal que ya existe de nuestros campeones ocultos debe romper el cordón umbilical que conecta las redes de poder económico con el poder político, incluido los altos funcionarios. Es sin duda una condición necesaria, aunque no suficiente, para que nuestra querida España esté a la altura de los conciudadanos que la conforman. Y para ellos es necesario descentralizar las instituciones que permiten que dicho comportamiento se mantenga en el tiempo. Todo lo demás, humo.
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Estimado El Salto:
Como madrileño de toda la vida y completamente de acuerdo con las premisas que en su artículo de opinión se presentan, sugiero descentralicen su sede de Carabanchel con sus empleados adscritos a una localidad de la España Vaciada o, a alguna ciudad mediana en riesgo de despoblación.
Muchas gracias.