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Una ciudad “mercantilizada”, con inversiones “desorbitantes” y obras tan “faraónicas” como “innecesarias”. Así se resume el futuro diseñado para Donostia, donde dentro de muy poco empezará el ruido de las excavadoras. El objetivo: abrir gigantescos agujeros para construir un proyecto de metro subterráneo que discurrirá incluso por debajo de la playa de La Kontxa. De nada han valido las crecientes voces –acompañadas por miles de firmas– que pedían un debate serio, sereno y constructivo sobre el modelo de transporte que necesita esta capital vasca.
“Vivimos en una ciudad pequeña, por lo que resulta totalmente innecesario un proyecto de este tipo”, afirma por enésima vez Mikel Álvarez, uno de los portavoces habituales del movimiento Satorrolaia. A finales de mayo pasado, el alcalde de Donostia, Eneko Goia, se refirió a quienes forman parte de ese colectivo como “los de ahí abajo”.
Según relató el diario Gara, el responsable municipal y dirigente del PNV se encontraba “arriba”, en una oficina de Euskotren, anunciando que las obras arrancarían este otoño. Fuera (o “abajo”, como prefirió destacar Goia) estaban las personas que se oponen a esa millonaria iniciativa y que, una vez más, volvían a pedir que se atendiesen sus reclamos.
Básicamente, las reivindicaciones se resumen en una línea: paralización del proyecto de metro en Donostia. También piden que se les deje participar en el debate sobre qué tipo de transporte necesita la ciudad
Goia no hizo caso a los de abajo. Ni ese día, ni ningún otro. Tampoco les han escuchado en el Gobierno Vasco, donde la plataforma vecinal llegó a presentar nueve mil firmas que respaldaban sus pedidos. Básicamente, las reivindicaciones se resumen en una línea: paralización del proyecto de metro en Donostia. Pero no solo eso. También piden que se les deje participar en el debate sobre qué tipo de transporte necesita esta ciudad. Pero los de arriba no hacen caso. Ni una cosa, ni otra.
Los problemas empezaron en 2009. Por entonces, el donostiarra Ernesto Gasco (PSE) ocupaba el cargo de viceconsejero de Transportes y Obras Públicas en el Gobierno Vasco que lideraba Patxi López. De acuerdo al relato de Álvarez, hubo un poco de azar. O quizás no tanto. “Un día encontraron en un cajón del Gobierno Vasco un estudio que había encargado el anterior Ejecutivo de Juan José Ibarretxe (PNV) sobre la construcción de un metro subterráneo en Donostia”, señala el portavoz de Satorralaia. Sin embargo, la administración nacionalista no realizó ningún movimiento de excavadoras. Ya llegarían otros que abrirían ese cajón.
“El gobierno del PSE convirtió ese proyecto en una bandera política”, lamenta Álvarez. Tras varios procedimientos administrativos, el gobierno de Patxi López consiguió adjudicar las obras del metro subterráneo que pasaría por el centro de la ciudad. Sin embargo, el relevo de López por Iñigo Urkullu (PNV) a finales de 2012 trajo aparejado la paralización de los procedimientos.
La entonces encargada de Medio Ambiente del Gobierno Vasco, Ana Oregi, descartó este proyecto por tratarse de una obra faraónica. “Incluso rescindieron los contratos que habían sido adjudicados hasta ese momento, y también dijeron que se crearían grupos de trabajo para llegar a acuerdos entre las instituciones la ciudadanía”, rememoró Álvarez.
Sin embargo, el gobierno del PNV cambió de parecer a finales de 2013, “cuando recurrió al PSE para cerrar un acuerdo en materia de Presupuestos”. “A cambio de los votos socialistas –subraya–, el Ejecutivo autonómico reabrió el proyecto de metro en Donostia con algunas ligeras modificaciones”. “Si al principio había cinco estaciones, ahora tenía tres”, recordó el portavoz vecinal.
El movimiento vecinal Satorralaia anunciará este viernes una nueva ronda de movilizaciones para protestar contra el inicio de los trabajos
Así, entre tropezones y protestas, el Gobierno Vasco –ahora a cargo de una coalición formada por PNV y PSE– consiguió licitar las obras en mayo pasado. El PP, situado en la oposición en el Parlamento Vasco, también respalda esta iniciativa.
En ese contexto, el siguiente paso llegará en aproximadamente 15 días con el inicio de los trabajos en el barrio del Antiguo. Será apenas el inicio de una larga y costosa fase, cuyo importe será de 200 millones de euros. Teniendo en cuenta que el trazado previsto es de cuatro kilómetros, la calculadora indica que cada metro del trayecto tendrá un coste de 50 mil euros. Trescientos metros discurrirán bajo la playa de La Kontxa, por lo que la administración vasca tuvo que solicitar autorización a la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar, perteneciente al ministerio de Medio Ambiente. El permiso tardó varios meses, pero llegó.
Siguen las protestas
En ese contexto, el movimiento vecinal Satorralaia anunciará este viernes una nueva ronda de movilizaciones para protestar contra el inicio de los trabajos. “Además de ser innecesario, este proyecto de metro subterráneo acarreará una importante supresión de líneas de autobús, lo que a su vez supondrá la pérdida de accesibilidad en muchos lugares”, apuntó Álvarez, quien rechazó que el metro vaya a reducir el tráfico de coches, tal como argumentan sus defensores. “Sólo captarían el 1,5% de movimientos en automóvil privado que existe actualmente”, indicó.A su juicio, el metro es mucho más que un metro. Se trata, en realidad, de “una parte más” de esa Donostia mercantilizada, víctima del turismo masificado. “La llegada del metro al centro de la ciudad está íntimamente relacionado con ese modelo de ciudad”, remarcó el portavoz de la asociación vecinal. Sus temores empezarán a hacerse realidad en pocos días, cuando las excavadoras, ahora sí, empiecen a funcionar.
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Lo de invertir esos 200.000.000 €, con sus nueve dígitos, es que podrían haberse invertido en necesidades imperantes y que están silenciadas por la sociedad y el postureo donostiarra, que es la absoluta falta de viviendas de protección oficial para poder vivir dígnamente y sin tener que gastar la mitad del sueldo en el alquiler de una habitación, teniéndo que convivir con extraños. Donostia se ha convertido en una ciudad fálsamente elitista y ficticia, donde los propios lugareños estamos siendo obligados a avandonar nuestra ciudad, que es nuestra casa. No conformes con hacer lo mínimo en esta materia, ni siquiera se legisla una cantidad máxima a exigir por un alquiler de una vivienda, teniendo en cuenta que las casas son para vivir, y no para hacer negocio... ni hay apoyos suficientes, de ninguna forma palpable y notable, para que la situación no siga AGRAVÁNDOSE tan rápida y estrepitosamente.
200 millones de euros para una parada de metro en la concha. Si señor. Habiéndo otras muchas opciobes y alguna que otra buena alternativa propuesta por otros grupos políticos, que al menos, habrían mejorado el transporte de la ciudad de forma muy notoria, que falta le hace.
Y yo me pregunto: ¿Cuánto tiempo se tardara en recaudarse lo invertido? ¿Cual será la mordida que se llevará el alcalde y/o sus compinches? ¿Su mordida es tan jugosa que la voluntad y el beneficio social de los donostiarras queda en segundo plano?
Lo mismo se decía del metro de Bilbao, y se ha revelado como la mejor obra de las últimas décadas, con una valoración altísima por parte de la sociedad y realizando 67 millones de viajes al año. También el tranvía era innecesario, y que decir del Guggenheim... El problema es que en Donosti no os ponéis de acuerdo sobre cómo avanzar, sois la única capital vasca que no tiene ni metro ni tranvía, sólo bus, es decir, ningún medio de transporte sostenible ni limpio. Una pena que una ciudad tan fantástica sea a veces tan reaccionaria/aldeana.
Me parece que eso no tiene que empezar y gastar tanto dinero es una barbaridad
Lo más sorprendente es que los mismos políticos del PNV que hasta hace poco consideraron este proyecto como "faraónico" e "innecesario" ahora lo hacen suyo, por la única razón de satisfacer al PSOE que los mantiene en el Gobierno, a cambio de detraer de 200 millones de partidas mucho más necesarias. Contra esto es inútil presentar mas argumentos técnicos que los que ya se han dado, pues ellos mismos los asumían como propios. Sólo se trata de politiqueo, y contra ello no cabe más que la movilización ciudadana.
El que es de Donostia o lo conoce, sabe perfectamente que este proyecto es innecesario ya que está cubierto el trasporte público perfectamente con la red de Bus en todos los barrios funcionando perfectamente, unos carriles Bici fantásticos. El endeudamiento es impresionante cuando hay otras necesidades mas urgentes y necesarias.
Completamente de acuerdo. Además, lejos de mejorar el servicio de autobuses, que siendo bastante bueno, podría ofrecer mayores frecuencias, especialmente por la noche, parece que el metro va a suponer la restricción de su servicio. Tampoco se ha considerado la opción del tranvía con dos ejes norte-sur, este-oeste, que solucionaría la conexión que se quiere hacer con la línea circular de metro en el centro.