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Fútbol
Mundiales de fútbol y cine (I): Elige chute o chutazo
Del 14 de junio al 15 de julio, la Copa Mundial de la FIFA añade a su historia otro capítulo desde Rusia mientras EL BAÚL DE KUBRICK repasa el fuerte vínculo entre celuloide y balón.
Pitido inicial.
El director británico Danny Boyle fraguó en 1996 una obra de culto con Trainspotting, por la desenvoltura a la hora de filmar y montar, por interpretar ágilmente el guion que John Hodge había adaptado desde la novela de Irvine Welsh y, en especial, por hacer todo eso en lo que apenas era su segundo largometraje para la gran pantalla. Boyle se había fogueado una década antes en un camino de telefilmes y miniseries que lo llevó a cruzarse en 1994 con Ewan McGregor para rodar juntos Tumba abierta.
Esa película, ópera prima de Boyle, tuvo a McGregor como coprotagonista y la experiencia fue muy fructífera: premio Bafta a mejor peli nacional y una amistad en ciernes entre el cineasta inglés y el actor escocés. Así que estaba clara la elección de quién interpretaría al campechano yonqui Mark ‘Rent Boy’ Renton, pese a que este lacónico personaje exhibía en la ficción un entusiasmo por el fútbol que McGregor nunca ha mostrado luego detrás de las cámaras.
Renton y su grupo de amigos son presentados al inicio de Trainspotting mientras juegan a una rara versión callejera de fútbol sala. Además, en las paredes de su claustrofóbica habitación pueden verse banderines del Hibernian FC, el equipo más peculiar y adictivo de Edimburgo. Y, por si fuera poco, se pasa toda una charla con su amigo Tommy pateando un pequeño y desinflado balón como metáfora de la nimiedad de sus vidas. Un “maldito equipo de fútbol que nunca gana”, eso es lo que comparten entre chutes y recuerdos de Archie Gemmill.
Parecía imposible no contagiarse de la pasión futbolera a mediados de los noventa. La FIFA, con el brasileño João Havelange de presidente, había aprovechado la globalización tras la caída del Muro de Berlín dando rienda suelta a los patrocinios (Adidas, Coca-Cola, Budweiser, McDonald's, Kodak, Visa...) y replicando un modelo estético-comercial de incluso mayor enjundia que el plasmado por Leni Riefenstahl en Olympia (1938) para deleite del nazismo.
Tumba abierta se grabó el mismo año que por primera vez el Mundial se había celebrado fuera de su zona de influencia. Estados Unidos era el gran mercado a conquistar por Havelange, sabedor de que los Juegos Olímpicos de Atlanta’96 iban a fusionar las industrias deportivas con el capitalismo salvaje. El país que albergaba Hollywood y Wall Street, y que ya había convertido la Super Bowl y las finales de la NBA en parafernalias extremadamente rentables, además iba a organizar los dos eventos deportivos por antonomasia en escaso margen de dos años.
La réplica europea
La UEFA aspiraba a ser el reflejo de aquella FIFA, por lo que amplió de ocho a 16 el número de selecciones participantes en la Eurocopa de Inglaterra’96. Bajo el himno oficioso del “Football's coming home” que culmina el estribillo de la canción «Three Lions», fueron también los años de consolidación para la Premier League inglesa. Y un inglés de pro como Danny Boyle no podía obviar en Trainspotting esos aires de cambio bruscos que vivía el llamado deporte rey.
Pero el director nacido en Mánchester, muy aficionado del humilde Bury FC, rizó el rizo en la esperadísima secuela. Estrenada a principios de 2017, T2: Trainspotting se deshizo de referencias futbolísticas merced a que sus personajes ya habían logrado bastante con sobrevivir a tantos excesos, jeringuillas, robos, vómitos, colocones y sustos venéreos en la transición hacia el nuevo milenio. Seguir siendo ‘hooligans’ no habría mejorado el asunto.
Así que, ¿qué hizo Boyle para mantener la esencia? Pues jugar con los créditos del comienzo entre plano y plano de Ámsterdam. Consciente de que el balompié artístico de la niñez de ‘Rent Boy’ había mutado hacia lo mercantilista en su edad adulta, el director no tarda ni medio minuto en enseñar el icónico regate de Johan Cruyff al sueco Jan Olsson durante el Mundial de 1974; y con ese subidón en pantalla, escasos segundos después muestra el golazo de vaselina marcado por Robin van Persie de cabeza frente al portero español Iker Casillas en 2014.
Del ‘holandés volador’ por excelencia al holandés volador por comparación. Del fútbol total al fútbol parcial. Del fútbol creador al fútbol creado. Son 40 años de crecimiento resumidos en un lapso de 20 segundos, igual que la vida del cuarentón Renton se resumiría en una bolsita de 20 gramos de heroína. Un pequeño homenaje mundialista de Boyle a los Países Bajos, lugar de refugio de Renton tras su huida de Edimburgo. Famosa y rastrera fue su espantada con ese dinero de varios dueños...
Descanso.