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Cine
Resurge el inmenso legado audiovisual de las misiones Apolo
El documental Apolo 11, de CNN Films, adereza el quincuagésimo aniversario de la llegada a la Luna.
Apolo 11 va con el viento a favor. Aunque suene paradójico, ya que en el espacio exterior no hay viento propiamente dicho, el filme dirigido por Todd Douglas Miller ha clavado los pasos de edición y montaje para estrenarse junto al 50º aniversario de la llegada de la nave Apolo 11 a la Luna. El documental, pese a carecer de solemnidad, está bien contemporizado y pormenorizado con la ayuda de una vasta e insólita recopilación audiovisual de la NASA.
Era un tesoro de grabaciones inéditas en 70 mm y una caché con más de 11.000 horas de audios sin catalogar. Todo pertenecía a la Administración Nacional de Archivos y Registros (NARA), pero el trajín de Miller propició que ese material se desempolvara en mayo de 2017. Cerca de un año había estado él sumergiéndose entre filmotecas y hemerotecas, cuando la NARA entonces confirmó el hallazgo en su sede del College Park, en Maryland.
De sopetón, se habían rescatado 165 bobinas con metraje que cubría desde la misión Apolo 8 hasta la Apolo 13, esta última de infausto recuerdo para la NASA pero de grato recuerdo para Tom Hanks. En varias entrevistas, Miller ha admitido que fue como toparse con la segunda plataforma de Contact (1997, dir. Robert Zemeckis); fue un impulso gigantesco para su obra, cuya producción se aceleró al contar ya con imágenes en calidad 8K.
Al estilo de Senna (2010), multipremiada cinta del británico Asif Kapadia, Apolo 11 no cuenta con un narrador ni tampoco con entrevistas, aparte de lo disponible en esas bobinas sobre el cometido de los astronautas Neil Armstrong, Edwin 'Buzz' Aldrin y Michael Collins. Ellos fueron las tres cabezas más reconocibles de un proyecto que tuvo detrás a miles de personas, en varios sitios de diferentes países y a lo largo de muchísimos meses que culminaron en solo nueve días de expedición.
El resultado de Miller, tras 93 minutos, da luz a un rincón del inmenso legado fílmico que brindó la carrera aeroespacial durante la Guerra Fría, así como del inmenso legado sociológico mediante libros, videojuegos, canciones y películas de aquella época. Apolo 11 no es reverencial, y hay quienes ahí sentirían aburrimiento, a sabiendas de que el encargo de CNN Films tenía el beneplácito de la NASA para amenizar casi a su antojo una efeméride tan lustrosa.
Pero el director insistió en su prioridad de ser meticuloso, y nunca pomposo, con tanta carga audiovisual entre manos. Conviene, así, interpretar estos filmes y reportajes conmemorativos como una expresión más allá del arte. Quitarle pomposidad al asunto galáctico es quizá una estrategia hecha adrede, cediendo a Hollywood los honores de ver controversia en cada arista de cada personaje. Miller decidió poner en pantalla grande a una multitud de personas antes que a un puñado de personajes.