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Política
Construir Futuro
La izquierda debe superar el infantilismo de dividirse en innumerables partidos por cuestiones circunstanciales o de forma, y entender que solo su reunificación en un partido de vanguardia fuerte y cohesionado podrá reconstruir el espacio de la clase trabajadora y marcar la agenda del futuro, así lo ha demostrado la Historia. Una reunificación que no se base en la mera confluencia de siglas o en la simple coalición de intereses tácticos, sino en la construcción de una ideología común sólida y un programa de transformación radical que sea compartido y defendido con convicción por todas las partes.
El pluralismo y cortoplacismo de la democracia liberal, enmarcado en un sistema de medios controlados por los capitalistas, es el mayor obstáculo para crear opinión y conciencia en la sociedad. A pesar de ello, reproducimos ese mismo pluralismo absurdo en nuestro ámbito político, llevándonos a fragmentaciones que debilitan nuestra posición, permitiendo que intereses ajenos a los de la clase trabajadora se infiltren y desvíen el rumbo de nuestras luchas.
A corto plazo y a nivel local (Estado / autonomías / municipios), considerando nuestras circunstancias específicas e históricamente no resueltas, en España debería incluirse en este partido de vanguardia a los partidos regionalistas y nacionalistas de izquierdas, con el compromiso de aceptar su derecho de autodeterminación si alguna vez alcanzásemos el poder político. Reconocer este derecho no implica el deseo de que se separen, sino reconocer que son los individuos concretos y no las élites dueñas del capital quienes deben decidir lo que es posible y lo que no.
Una vez acordado el derecho de autodeterminación, debemos presentar un proyecto de futuro claro y trabajar por él desde la diversidad de ideas y unidad de acción
Es esencial que esta inclusión se haga desde un diálogo sincero y profundo, donde las identidades regionales y nacionales no sean vistas como obstáculos, sino como expresiones legítimas de la diversidad cultural y política que puede enriquecer el proyecto común, siempre y cuando se subordine al objetivo superior de la emancipación de la clase trabajadora. Una vez acordado el derecho de autodeterminación, debemos presentar un proyecto de futuro claro y trabajar por él desde la diversidad de ideas y unidad de acción.
A medio plazo, es imprescindible trascender lo nacional y que la izquierda vuelva a internacionalizarse y presentar un proyecto de futuro que abarque todo el planeta. Debemos romper la baraja y dejar de jugar en el marco de la derecha en este ámbito. Debemos crear un internacionalismo proactivo y solidario, no solo en términos de retórica, sino también en la construcción de redes de apoyo mutuo entre movimientos de liberación en todo el mundo. Esto requiere una revalorización de la solidaridad internacional, donde las luchas locales se entiendan como parte de un todo más amplio y las victorias en cualquier rincón del mundo se celebren como logros colectivos de la clase trabajadora global.
Debemos ser capaces de generar no solo una alternativa teórica, sino un conjunto de prácticas concretas que prefiguren la sociedad que deseamos construir
Es posible que cueste a corto plazo, pero a largo plazo necesitamos un nuevo marco discursivo que permita a la sociedad imaginar otro futuro. Ese es nuestro papel histórico y hace décadas que lo hemos abandonado, hemos dejado de señalar de forma clara, inequívoca y constante a la propiedad privada y su régimen de acumulación como las causas de la mayoría de los problemas sociales, permitiendo que sean aquellos que sostienen el capitalismo los que señalen a los culpables.
Entre socialismo o Barbarie, a veces parece que nos hemos rendido a gestionar la barbarie. No podemos permitir durante más tiempo que la Sociedad imagine antes en el fin del mundo que el fin del capitalismo que lo provoca. Es nuestro deber como vanguardia proyectar un mundo nuevo y este será planetario o no será. Debemos ser capaces de generar no solo una alternativa teórica, sino un conjunto de prácticas concretas que prefiguren la sociedad que deseamos construir. No solo nos jugamos nuestro futuro individual y el de nuestros hijos, nos estamos jugando la supervivencia de la especie ante la involución y/o la extinción que suponen las distintas derechas.
La Historia es ya.