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Opinión
Girar el círculo de la derecha nacionalista
Girar en círculo es una redundancia muy común como expresión lingüística y como descripción del carácter en el discurso político ideológico del nacionalismo de derecha y extrema derecha. Para ellos, el bloqueo de la identidad es un elemento innegociable y una de las peculiaridades basadas, por ejemplo, en la interpretación idílica de épocas donde regían relaciones sociales basadas en la esclavitud, el vasallaje o recientemente dictaduras fascistas, o en clamar tradicionalismos y normas religiosas involucionistas.
Tanto los gobiernos como las organizaciones nacionalistas practican el etnocentrismo y defienden el establecimiento de fronteras o límites geográficos donde, entre otras cosas, puedan implantar normas administrativas que controlen el flujo de la población forastera y sus costumbres, para controlar posibles intoxicaciones culturales.
En época franquista estaba prohibido hablar otra lengua que no fuera el castellano en cualquier espacio público, incluso en los colegios, durante los primeros años de la dictadura en muchas escuelas públicas y privadas se hacía formar a los alumnos a la entrada a clase y cantar el himno de la falange, todo tutelado por profesores u otros miembros de los colegios adeptos al régimen.
Actualmente, la manipulación partidista de estadísticas da pie para presentar alarmantes datos de la salud de los principios nacionales. La utilización de los medios de comunicación, para la defensa de la cultura propia, entendida como un juicio de superioridad, y de la información ideológica, convierte a estas corporaciones periodísticas públicas o privadas en taquígrafos de los movimientos nacionalistas así como en una de las herramientas para establecer diferenciaciones, para crear endogrupos y exogrupos sociales referencialmente respecto a su perímetro identitario.
A los nacionalismos les molesta la diferenciación y el poder de la misma para trasformar la sociedad, les incomoda el que utiliza otra lengua que no sea la propia del territorio y sea la propia de la ascendencia de los ciudadanos, desprecian el valor plurilingüismo y el cuidado del mismo, lenguas que como la suya se han formado modificado, enriquecido, implantado o trasmitido a través del tiempo gracias a las migraciones, la convivencia, la utilización popular y literaria, pero también por conquistas e invasiones.
El nacionalismo mas violento que hemos vivido ha sido el impuesto por Franco durante casi 40 años, donde promovió el desprecio a cualquier tipo de elemento de diferenciación dentro del territorio “nacional”, utilizó la prohibición, la fuerza policial y la imposición legislativa para controlar este elemento que distorsionaba su estrategia que crear un estado unitario y autoritario nacionalcatólico, pues bien sus tácticas para conseguirlo, son reclamadas por el nacionalismo español y camufladas por otros diferentes nacionalismos ultras.
Así los nacionalistas proponen conservar sus referencias históricas culturales puras defendiéndolas en su territorio y fomentando que se salvaguarden en los territorios donde hay o hubo desplazamientos de ciudadanos propios para que estos no olviden sus raíces y las transmitan a sus descendientes, en cambio, hacen todo lo posible para que los emigrantes y desplazados en sus territorios así como sus descendientes obvien sus raíces e incluso fomentan la asimilación del nacionalismo como precio a su bienvenida.
Es increíble que un número relativo de líderes que desprecian la enjundia de la diversidad estén empeñados en aplicar, dentro del círculo que han trazado, una esterilización cultural de lo ajeno en la ciudadanía “foránea” y promuevan la endogamia ideológica etnocultural nacional que ha tenido siempre unos nefastos resultados provocando férreos integrismos, estos dirigentes que muestran desprecio hacia otras culturas y lenguas consideran sus propuestas, argumentos y elementos diferenciales entes vivos, necesarios e imprescindibles, a los que intentan evitar cualquier capacidad “fenotípica” de adaptarse a las nuevas circunstancias sociales, culturales con las que conviven cerrando un círculo donde el pluralismo y el progreso social no tiene cabida por mucho que se pronuncie.
Vivimos en un mundo donde la cultura de un territorio debe ser defendida y promovida, pero que también debe evolucionar gracias y con las personas, la convivencias, los movimientos sociales de su entorno, donde si se quiere ser plural es necesario tener en cuenta muchas realidades sociales y respetarlas, intentar imponer modales de comportamiento cultural mas allá de los estrictamente necesarios para el desarrollo convivencia tiene el peligro crear clases donde solo hay otras realidades sociales diferentes, cuanto mas culturas conozcan nuestros hijos mas información para de sobrevivir tendrán, cuanto mas lenguas tengan acceso, utilicen para comunicarse y jugar, menos tiempo pasaran para asimilar la diversidad, la información necesaria para vivir, sobrevivir, entender que los problemas a los que se enfrenta el “Homo sapiens” son prioritariamente globales de sistema y modelo de convivencia, no locales provocados por la observación de los círculos de los ombligos nacionales.