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Feminismos
bell hooks: una lengua en minúsculas
Esta semana recibimos la triste noticia del fallecimiento de bell hooks, una de las pensadoras feministas negras más influyentes y admiradas de las últimas décadas. Como traductor tuve el privilegio de traducir dos de sus libros, publicados por Bellaterra: Funk sin límites, un complejo y poderoso diálogo con Stuart Hall sobre el activismo, el feminismo, el racismo, la vida y la muerte, y muy recientemente El deseo de cambiar. Hombres, masculinidad y amor, que llegó a las librerías hace unos días y que se presentó esta misma semana en Barcelona en sus dos ediciones (además de su edición en castellano, ha sido publicado en catalán por Tigre de paper, La voluntat de canviar, traducido por Marta Pera). Este último libro es un análisis lúcido y brutal sobre los efectos del patriarcado en la vida emocional de los hombres y en su (in)capacidad de tener afectos y de amar. Pero es también un texto con esperanza, porque da a los hombres la oportunidad de cambiar; hooks reconoce el deseo que podemos tener muchos hombres de ser diferentes, de ser feministas, de tener o expresar afectos y de dejar de colaborar con el patriarcado.
Como traductor me resultaba asombroso observar que hasta el año 2019 se habían traducido muy pocos libros de bell hooks a las lenguas del Estado español y así los expresé en diversos foros. Me sorprendía que una autora tan influyente —una de las pioneras del enfoque interseccional desde los años 80 (incluso antes de que Crenshaw acuñara ese término)— y una de las voces más lúcidas en la crítica al feminismo blanco, no hubiera despertado el interés de las editoriales españolas. La editorial Traficantes de sueños fue pionera en la difusión de bell hooks. En el año 2004 esta editorial tradujo y publicó su artículo “Mujeres negras: dar forma a la teoría feminista” en el libro Otras inapropiables (traducido por Hugo Romero, con la revisión de Carmen Romero y Dau García Dauder). Pero tuvimos que esperar hasta el año 2017 para poder leer el primer libro de hooks en castellano, El feminismo es para todo el mundo, publicado por esa misma editorial y traducido por Beatriz Esteban Agustí, Lina Tatiana Lozano Ruiz, Mayra Sofía Moreno, Maira Puertas Romo y Sara Vega González. Traficantes continuó con su apuesta por hooks con dos nuevos libros, Teoría feminista: de los márgenes al centro (2020), y con el recién publicado Afán. Raza, género y política cultural, ambos traducidos por Ana Useros Martín.
A pesar de tener una extensa obra de más de 30 títulos —que incluye ensayos, poesía y libros infantiles— y de ser un referente del feminismo antirracista a nivel mundial desde los años 80, hubo que esperar al año 2020 para que se produjera una especie de “explosión bell hooks” en nuestro país: se han publicado nada menos que 9 libros entre 2020 y 2021. Además de las cinco obras que hemos mencionado anteriormente, publicadas por Traficantes de sueños y por Bellaterra en estos dos últimos años, otras editoriales han comenzado a traducir y a publicar algunas de sus principales obras: Paidós (Todo sobre el amor. Nuevas perspectivas, 2021, traducido por María José Viejo Pérez), Katakrak (Feminismoa denon kontua da. Politica pasio, 2020, traducido al euskera por Amaia Apalauza Ollo), Consonni (su obra clásica… ¡de 1981! ¿Acaso no soy yo una mujer?, 2020, traducido por Gemma Deza Guil) y Capitán Swing (Enseñar a transgredir. La educación como práctica de la libertad, 2021, traducido por Marta Malo).
Tres líneas de trabajo
No voy a entrar aquí a analizar en detalle su pensamiento y su activismo, pero sí me gustaría señalar tres líneas de su trabajo que cobran especial actualidad en este momento en las políticas feministas en el Estado español. Me refiero al debate sobre la identidad “mujer”, a la lucha antirracista y a la crítica al capitalismo, y lo más importante, a la articulación indisociable de estos tres enfoques.
A partir de los debates sobre la llamada “Ley Trans”, han resurgido en el Estado español una serie de discursos que reivindican una idea única de mujer esencializada, “nacida mujer”, en un marco binarista (solo hay hombres y mujeres, lo demás es una conspiración posmo-queer que tiene como objetivo confundir a las criaturas y borrar a las mujeres). hooks nos enseña en sus obras que esa idea monolítica de “la mujer” es una construcción moderna emanada de un contexto heterocentrado, privilegiado, blanco y colonial, y que el feminismo solo cobra sentido en un marco que asuma la diversidad de identidades sexuales y de género, no heteronormativo.
hooks nos enseña en sus obras que esa idea monolítica de “la mujer” es una construcción moderna emanada de un contexto heterocentrado, privilegiado, blanco y colonial
En cuanto a la lucha antirracista, hooks fue una de las primeras activistas en criticar el privilegio de cierto feminismo blanco —en la línea del grupo de feministas lesbianas negras Combahee River— que ya en los años 70 plantearon este tipo de reflexiones; o de otras feministas negras como Angela Davis y Audre Lorde, que también influyeron en su pensamiento. hooks critica ya desde sus primeras obras en los años 80 a cierto feminismo que se había instalado en las instituciones de la mano del modelo neoliberal. Para ella, ese feminismo solo abordaba la igualdad de género desde dentro del propio sistema: “Desde esta perspectiva, las estructuras del capitalismo patriarcal, imperialista, blanco y supremacista no pueden ser cuestionadas”. hooks considera que el feminismo no puede basarse en una idea abstracta de “mujer”. Muchas mujeres blancas y de clase media o alta no tienen en cuenta la situación de las mujeres negras, chicanas, indígenas o migrantes (y en el caso español, la situación de las mujeres gitanas, añadiría yo) o incluso pueden apoyar políticas que perjudican a estas mujeres que pertenecen a minorías racializadas o étnicas. De este modo, hooks puso en cuestión la idea de una “sororidad universal” que era ciega a esos componentes racistas y clasistas.
Y esto nos lleva al tercer elemento de actualidad: introducir la perspectiva de clase en el feminismo. Aunque este es un debate muy antiguo que ya plantearon las feministas socialistas, comunistas y anarquistas a comienzos del siglo XX y que sería retomado de nuevo en los 60 y 70 por el feminismo marxista. hooks retoma estas tradiciones para apostar por un feminismo anticapitalista, en la medida en que el capitalismo y su rearme neoliberal están afectando las vidas de las mujeres en la actualidad, con su explotación y precarización y con el mantenimiento de enormes bolsas de pobreza que afectan especialmente a las mujeres. Vemos así, por medio de estos tres ejes de trabajo, que las obras de hooks nos sirven de herramientas políticas para abordar los retos actuales del feminismo.
Una lengua en minúsculas
Como traductor, también me gustaría reflexionar sobre su estilo, sobre su escritura. bell hooks siempre estuvo interesada en la cultura popular y por ello era consciente de que para transformar la sociedad y terminar con el patriarcado era necesario llegar precisamente a las clases más pobres o más vulnerables. Para lograrlo el estilo es importante: su forma de escribir era clara, precisa, directa. Y aunque a menudo desarrollaba argumentos de gran profundidad, siempre era capaz de expresarlos de una forma comprensible, con un uso del inglés elegante y a la vez accesible.
Creo que esto nos ayuda a hacer una reflexión política sobre la escritura, sobre quién tiene acceso a escribir y sobre qué sentido tiene mantener un estilo elitista, difícil y complejo si queremos transformar la sociedad, si queremos que personas con menor capital cultural accedan a las ideas y a los argumentos que pueden servirles para cambiar su situación de opresión. Esto no significa renunciar a la calidad o caer en un paternalismo que no reconozca la capacidad intelectual de las clases populares; simplemente significa plantear que nuestros mensajes pueden ser expresados de forma clara y que eso hará que estos mensajes se comprendan y se compartan. Creo que parte del éxito de bell hooks es precisamente ese: su capacidad de combinar análisis y reflexiones potentes e inteligentes con un estilo claro y comprensible que llega a ser didáctico en ocasiones.
hooks era consciente de que para transformar la sociedad y terminar con el patriarcado era necesario llegar a las clases más pobres o más vulnerables
Hay también una reflexión sobre la escritura en la decisión de modificar su nombre, Gloria Jean Watkins, por el de bell hooks. Decidió usar el nombre de su bisabuela materna, pero además decidió algo más: poner siempre ese nombre en minúsculas. Con esa pequeña marca de escritura quería indicar que no es tan importante el nombre propio o la persona individual, sino los mensajes que se transmiten y el sentido político y colectivo de su lucha y de su trabajo.
Otro rasgo destacable de hooks era su diálogo con los hombres. A diferencia de algunas autoras feministas que, de algún modo, daban por perdida la batalla de trabajar con los hombres en la lucha contra el patriarcado, hooks mantiene un diálogo constante con quienes ejercen realmente el poder y la opresión contra las mujeres (aunque ella misma reconoce que algunas mujeres, al estar socializadas por ese mismo marco patriarcal, pueden ser transmisoras o defensoras de enfoques o actitudes machistas). Su enfoque es inteligente políticamente: la lucha feminista no puede ser solo una cuestión “de mujeres”; si los hombres no se incorporan a esa lucha, renuncian a sus privilegios, cambian su forma de vivir y de sentir, no terminará el patriarcado. En su emocionante diálogo con Stuart Hall (Funk sin límites) aparece repetidas veces este debate. Cómo los hombres (incluso hombres de izquierdas como el propio Hall) son a menudo indiferentes a las luchas feministas o no son conscientes de que están participando de actitudes patriarcales de diferentes formas: en la academia, en sus relaciones personales, en su trabajo y en las militancias políticas, donde el enfoque de género por lo general brilla por su ausencia. Este debate se hizo aún más complejo cuando hooks introdujo el componente racial no solo para criticar los enfoques blancos de cierto feminismo, sino los enfoques patriarcales de parte del movimiento de liberación negro, o cuando analiza la compleja realidad de las masculinidades negras.
Todos estos debates le llevaron a trabajar intensamente sobre la masculinidad y sobre la educación que reciben los niños y los adolescentes, especialmente en lo referente a la incapacidad para amar, para tener o expresar los afectos y en el recurso a la violencia como salida de ese bloqueo emocional. También es importante su reflexión sobre el amor romántico y su apuesta por otros tipos de amor más creativos y diversos (Todo sobre el amor). Pero, como hemos mencionado, hooks abre siempre la puerta a esa posibilidad de cambiar. Como explica en su libro El deseo de cambiar:
“No es cierto que los hombres no estén dispuestos a cambiar. Es cierto que muchos hombres tienen miedo de cambiar. Es cierto que muchísimos hombres ni siquiera han comenzado a observar cómo el patriarcado les impide conocerse a sí mismos, estar en contacto con sus sentimientos, amar. Para conocer el amor, los hombres deben ser capaces de abandonar el deseo de dominar. Deben poder elegir la vida sobre la muerte. Deben estar dispuestos a cambiar”.
El mejor homenaje que podemos hacerle no es solo leer sus libros, sino asumir su apuesta y luchar decididamente contra el patriarcado, el racismo y el capitalismo.