Arturo Vidal, del barrio al Camp Nou

El “fútbol polite” que se pretende instaurar desde las etapas de formación responde a los deseos éticos y deportivos de aquellos que nos joden.

Arturo Vidal de niño (jugador)
6 ago 2018 12:24

Hoy ha sido presentado Arturo Vidal como nuevo jugador del F.C. Barcelona. El fichaje de este jugador chileno nacido en San Joaquín, localidad cercana a Santiago de Chile, promete no dejar indiferente a nadie. Las conversaciones acerca de Vidal no tratan tanto sobre lo buen o mal jugador que es, sino sobre su extrovertido carácter, su alma de guerrero o los tatuajes que tiene repartidos por todo el cuerpo, que le dan un aspecto más similar al de un miembro de una mara guatemalteca que al de un futbolista de primer nivel.

A lo largo de toda su trayectoria, Vidal ha destacado por situarse siempre en el centro de la polémica: una detención en 2007 por enzarzarse con la policía tras palmar las semifinales del Mundial sub-20, una suspensión de 10 partidos por una borrachera en 2011 antes de jugar contra Uruguay o la pelea que tuvo en Turín en una discoteca antes de un partido contra la Roma.

Dentro del campo es un alumno aventajado en tanganas, de esos que aparecen primero para defender a sus compañeros cuando se lía. El tipo no acepta rendirse como opción, un carácter que se explica en gran parte por la infancia que le tocó hacer frente. Hay una conexión directa: cuanto menos tienes, más ganas de cambiarlo todo y menos reparo en hacer frente a la policía. El mundo o nada, como dicen por Francia.

Así pues, San Joaquín es un barrio jodido para criarse, y donde es más jodido todavía alcanzar las metas que te propones, que en el caso de un joven Vidal, era convertirse en futbolista. Como reconoce en una entrevista en La Tercera, el frío y el hambre eran dos cosas que formaban parte de su día a día. En contextos como este el fútbol aparece como una posibilidad real de dejar todo eso atrás, consiguiendo salir de esta situación con un esfuerzo mucho menor que el que tiene que soportar un currela al uso. Porque llegar a ser futbolista es duro, pero más duro es sacar a una familia adelante o hacer jornadas de 12 horas por sueldos de mierda que solo nos dan para sobrevivir.

El tomar conciencia de lo que no quería, por haberlo sufrido en su infancia, hizo que Vidal depositara todos sus esfuerzos en su sueño de ser futbolista

No nos engañemos, la probabilidad para un niño criado en barrios como San Joaquín de sacar a su familia de la pobreza por medio del trabajo o de los estudios es prácticamente nula. Existen toda una muralla de obstáculos, unos más visibiles que otros, que impiden que trabajo o estudios sean herramientas que ayuden a escapar de estas condiciones. El tomar conciencia de lo que no quería, por haberlo sufrido en su infancia, hizo que Vidal depositara todos sus esfuerzos en su sueño de ser futbolista. Cuenta en la misma entrevista que se dio cuenta de que en el fútbol estaba su particular salvación y la de su familia cuando un día vio llegar a su madre totalmente rendida de trabajar, y se dijo a sí mismo que eso no podría volver a suceder. Hoy mismo acaba de firmar un contrato anual de 9 millones de euros.


El fútbol actual, inmerso en un proceso de elitización y de esterilización competitiva, tiene cada vez menos jugadores como Vidal. El prototipo de jugador joven actualmente se asocia con el chaval técnico, educado, perteneciente a alguna de las escuelas de fútbol europeas canónicas como las de Barça o Bayern Münich. Esto tiene muchas explicaciones, por supuesto, pero existe un componente de clase muy grande en todo esto. El niño que con 11 años tiene que cuidar de sus hermanos o hermanas, ayudar en casa y encima estudiar, no está en las mismas condiciones que aquel que su única preocupación semanal es ir a entrenar. Es muy fácil ir a entrenar si tienes la nevera llena, tienes una cama cómoda donde descansar y tu madre o padre te puede ir a recoger después del entrenamiento. El “fútbol polite” que se pretende instaurar desde las etapas de formación responde a los deseos éticos y deportivos de aquellos que nos joden.

Como cuenta Ignacio Pato, una de las pocas plumas que escriben de fútbol saliéndose de los casposo y cutre que impregna el periodismo deportivo en el Estado español, no solo es que el fútbol en sus inicios funcionase como una herramienta que “ventilaba las condiciones laborales de los trabajadores de la fábrica”, sino que cuando este se jugaba por la gente de la calle, el resultado era totalmente diferente. Mientras que las escuelas de fútbol ponían el énfasis en lo técnico, los jugadores de las fábricas ponían en práctica un juego en equipo duro y directo. Esta relación entre el origen social de los jugadores y su forma de entender el fútbol continúa a día de hoy, siendo Vidal uno de sus ejemplos, pero existen muchos más con vidas muy duras (Gary Medel llegó a reconocer en una entrevista que si no hubiese sido por el fútbol probablemente hubiese acabado en el narcotráfico).

El engaño en el caso de Vidal está en creer que por nosotros mismos tendremos la capacidad de revertir nuestra situación

El ejemplo de Arturo Vidal ha de servir para que aquellos que tuvimos el privilegio de nacer en casas donde la nevera no estaba vacía como norma, tomemos todavía más conciencia de lo que no queremos. Pero de lo que no queremos ni para nosotros, ni para nuestros barrios. El engaño en el caso de Vidal está en creer que por nosotros mismos tendremos la capacidad de revertir nuestra situación y la de la gente que nos rodea, como si únicamente bastase con poner todos nuestros esfuerzos y nuestras ganas.

Tenemos que tener presente de dónde venimos, tener muy claro todo lo que no queremos en nuestras vidas, ya sea trabajar, pagar por un techo o resignarse a lo socialmente aceptado, y a partir de ahí poner toda la carne en el asador de forma colectiva para escapar de todo esto. A pesar de que muchas veces la vida nos lleve más a intentarlo individualmente, el mundo que se abre cuando este mismo proceso lo hacemos con nuestra gente deja el posar con la camiseta del Barça como un juego de críos de “potrero”.

Estamos cansados de que nuestros sentires, pasiones y pulsiones tengan que ser filtradas por los gustos de los mismos que nos joden. Frente a esto solo decir, que todos aquellos que se revelan desde lo que son, siempre serán de los nuestros. Arturo Vidal, uno di noi.

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