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Elecciones 10N
El ascenso de Vox en los ensanches urbanos y otras cuatro claves de las elecciones
Los votantes de los bloques de los Programas de Actuación Urbanística fueron los que dieron un impulso electoral decisivo a Ciudadanos el 28-A y ahora, casi siete meses después, se han repartido entre PP y Vox.
Ya se ha votado (de nuevo) en España. Y el resultado no ha podido ser más problemático. Un PSOE que gana, pero baja tres escaños, un PP cuya remontada de 22 escaños seguro le sabe amarga, Vox con la medalla de bronce y 52 escaños, la evaporización de Ciudadanos, una continua disminución del tamaño de Unidas Podemos que baja hasta el 12,8% y 35 escaños y un experimento fallido llamado Más País con 3 escaños.
Ante este nuevo escenario se abren muchos interrogantes, pocas seguridades y varias sorpresas en el futuro de la política española. Por ello, y ante los datos definitivos del escrutinio, creemos conveniente arrojar cierta luz en el tablero, señalar algunos puntos clave de las elecciones generales y plantear varias dudas de cara al futuro.
1) VOX se cuela en el Olimpo del sistema electoral
Sin duda alguna lo que lleva dos días ocupando la mayor parte de artículos y portadas es la sustitución que se ha dado en el tercer puesto de la clasificación. Donde antes estaba Ciudadanos con el 15,86%, ahora está VOX y su 15,1%. Recuerden este 15%, pues es la clave para entender la situación actual.Las características del prorrateo en nuestro sistema electoral nos obligan a hablar siempre de dos barreras invisibles: la legal y la efectiva. La primera, por todos sabido, es aquella cifra necesaria de superar para, legalmente, poder optar al reparto de escaños. La segunda, por el contrario, es una cifra que varía y depende principalmente del número de escaños a repartir, y sería la cifra aproximada a partir de la que un partido político tiene posibilidades reales de obtener algún escaño. Esta barrera efectiva es terriblemente alta en circunscripciones pequeñas (2, 3 y 4), ligeramente superior al 15%, lo que siempre supuso un salvavidas para PP y PSOE. Ciudadanos en las elecciones de abril consiguió pasar ese umbral en muchas provincias, evitando la penalización del sistema electoral hacia los partidos pequeños. Vox ahora, con su 15,1%, también.
En el gráfico se puede ver esa cierta sustitución entre Ciudadanos y Vox en las circunscripciones con tres y cuatro escaños. Ávila, Segovia, Guadalajara, Zamora, Albacete o Salamanca son algunas de las provincias que sirvieron, primero a Ciudadanos en abril, y ahora a Vox para consolidarse como tercera fuerza en escaños, y evitar así la fuerza de penalización automática del sistema.
2) LA CAÍDA DE CIUDADANOS: LA VENGANZA DE LAS PAU’s
Sin embargo, en el dúo Ciudadanos-Vox y sus dinámicas electorales opuestas, hay bastante más elementos interesantes a estudiar. Un ejemplo son las PAU’s y el comportamiento de los electores en el espacio de la derecha.Las PAU, o Programas de Actuación Urbanística, son barrios urbanísticos relativamente jóvenes (los primeros diseños empezaron a aflorar en 1985, con la llega al poder del PP en la Comunidad de Madrid), colmenas de viviendas altamente homogéneas en términos socio-económicos, compuestas por jóvenes familias con rentas acomodadas, grandes avenidas, rotondas y que surgen, en un principio, como cuerpos auxiliares de municipios más grandes. Los votantes de estos bloques cuadrados o en forma de L fueron los que dieron un impulso electoral decisivo a Ciudadanos el 28-A y ahora, casi siete meses después, se han repartido entre PP y Vox.
En este sentido, no es de extrañar que Ciudadanos obtuviese en abril entre el 25 y el 40% de los votos en zonas como Sanchinarro, Las Tablas, Montecarmelo, El Cañaveral o Vicálvaro. Zonas íntimamente imbricadas a la proliferación de planes urbanísticos de este tipo. Y unas cifras electorales muy superiores al 20% en la Comunidad de Madrid.
Así, tras el 10-N el mapa en la Comunidad de Madrid se reconfigura sustancialmente de la siguiente manera: la correlación de fuerzas parece decantarse por el PP en el centro/oeste y por Vox en el sur/este. Esto podría ser indicativo de cómo la descomposición de Ciudadanos ha abierto la caja de pandora de las PAU. A la espera de los microdatos y encuestas postelectorales, podemos echar un vistazo a los datos agregados en algunas de las zonas donde Ciudadanos obtuvo un porcentaje de voto atípicamente alto el 28-A y cómo estos lugares han cambiado tras el 10-N.
La variación de voto parece bastante clara. El voto de Ciudadanos en las PAU se reparte entre Vox y el PP, pero es el primero el que aparentemente se lleva un trozo mayor del pastel. Cabría aventurar, siempre a falta de datos en el futuro para corroborarlo, que elementos como el carácter aspiracional y el perfil más joven de las familias son determinantes que han podido decantar estas transferencias mayores a favor de Vox. También, como a continuación se explicará, Cataluña ha podido jugar un papel fundamental.
Más allá de las PAU anteriores, también se puede ver cómo este reemplazo Ciudadanos-VOX se ha dado en otras áreas municipales con elementos socio-económicos similares como Arroyomolinos o Valdemoro.
3) ¿HACIA LA “LEPENIZACIÓN” DE LA EXTREMA DERECHA?
Los cambios que ha provocado Vox el 10-N no se queda en la España interior, en las PAU o en las zonas más acomodadas. El partido de Santiago Abascal también ha cosechado datos muy elevados en muchos de los municipios que componen el “cinturón rojo” de Madrid. Ciudades como Fuenlabrada, Parla, Móstoles, Alcorcón, Leganés o Getafe. En todas ellas Vox ha aumentado sus votos respecto a las elecciones de abril. Por ejemplo, en Parla, el aumento es de ocho puntos, en Fuenlabrada de más de siete puntos y en Móstoles de seis puntos.Este hecho coincide con una reciente y nueva estrategia que ha empezado a hacer gala el partido de ultraderechas hace escasas semanas, y que rápidamente ha sido recogida en numerosos análisis y artículos. Actos simbólicos como visitas a barrios trabajadores o nuevas incorporaciones discursivas han preconfigurado en el imaginario mayoritario una posible transición desde una extrema derecha autoritaria y tradicionalista hacia fórmulas actuales (y más eficaces) de corte proteccionista, con apelaciones a las clases trabajadoras combinado con una simbología nacionalista.
Al decidir Más País presentarse solo en las circunscripciones que repartían, al menos, 7 escaños, y obtener unos resultados bastantes reducidos (2,3%), no ha supuesto una gran distorsión en los escaños obtenidos por Unidas Podemos
Seguramente esta aura de transformación, unida a un ascenso electoral en zonas humildes de la Comunidad de Madrid el pasado domingo, son los que han hecho aventurar velozmente a muchas personas que Vox experimenta cierta “lepenización”, consiguiendo penetrar en feudos tradicionalmente de izquierdas. Como anteriormente, a falta de microdatos, y siempre teniendo cuidado con distintos tipos de falacias lógicas, podemos aventurar que esto no es así.
Como se puede ver en el gráfico, entre abril y noviembre el bloque de las derechas reduce sus resultados en los seis municipios del cinturón rojo del sur de Madrid. Ante estos datos, una posible explicación del ascenso de Vox en estos municipios (pero extrapolable a muchos otros más), tiene que ver con cierto hartazgo de la izquierda y con un tema como el de Cataluña que ha podido constituirse en catalizador a la hora de coordinar el voto pro-Vox en la derecha.
Como sabemos gracias a la última encuesta de 40db, el asunto de Cataluña, a la hora de votar, le interesaba mucho o bastante al 62,3% de la población. No obstante, el reparto de interés era asimétrico ideológicamente; un 81,8% para los votantes del PP, 77,9% en Ciudadanos y el 85,5% para los de Vox. Ante estos datos y el desplome de Ciudadanos, una variable a tener en cuenta sería cómo los votantes huérfanos del partido de Albert Rivera han podido elegir a Vox por entender que era este el que tenía una postura más transparente y dura con Cataluña.
4) CUESTIÓN DE SUMAS Y RESTAS: ¿MÁS PAÍS FRAGMENTÓ LA IZQUIERDA?
Desde Unidas Podemos, simpatizantes e incluso líderes, han criticado a la formación de Errejón por haber dividido el voto de la izquierda, y con ello, haber reducido la representación de la formación morada. Si bien es cierto que la suma de los votos de Más País y Unidas Podemos es mayor que el número total de votos que ha obtenido Vox, esto no quiere decir que de haber concurrido juntos a las elecciones ambos partidos hubieran sido la tercera fuerza en representación.En primer término, esta afirmación no tiene sentido porque da por supuesto que todos los votos de Más País habrían ido a parar a Unidas Podemos de no haberse presentado. Basándonos en lo que ocurrió en Madrid, Errejón no solo era atractivo para votantes de Unidas Podemos, sino también para votantes del PSOE (de quien Más Madrid obtenía en las pasadas autonómicas el 41% de los votos) y para abstencionistas. Pero, además, si vamos a los datos de las circunscripciones donde se ha presentado Más País, comprobamos que la suma de ambos partidos no varía la representación que ha obtenido Unidas Podemos, exceptuando en Barcelona y Málaga. Valencia no podría incluirse aquí porque ya el 28-A Compromís concurrió en solitario.
Con los datos agregados, y como hemos visto en el primer punto, la incapacidad de Unidas Podemos de penetrar electoralmente en las Castillas y en la práctica totalidad de zonas no urbanas es lo que realmente ha lastrado los resultados en escaños de la formación morada. Por tanto, al decidir Más País presentarse únicamente en las circunscripciones que repartían, al menos, siete escaños, y obtener unos resultados bastantes reducidos (2,3%), no ha supuesto una gran distorsión en los escaños obtenidos por Unidas Podemos.
5) LA VICTORIA PÍRRICA DEL PSOE
La repetición electoral ha dado como resultado una composición del parlamento que para Pedro Sánchez ha sido, si cabe, un rompecabezas mucho más difícil de solucionar para formar gobierno que después del 28-A. El PSOE pierde fuerza en todos sus posibles espacios de negociación.Con el desplome de Ciudadanos se dilapida la opción de un gobierno de centro. La suma del PSOE y Ciudadanos después del 28-A daba 180 diputados, es decir, una mayoría absoluta que a priori habría permitido una legislatura larga. Sin embargo, en el nuevo parlamento, las dos formaciones apenas suman 130 diputados, muy lejos de cualquier mayoría que permita el gobierno.
Probablemente Pedro Sánchez pretendía recoger buena parte de del descontento de los votantes de Ciudadanos con su partido, aumentando su fuerza en el parlamento y con ello su capital de negociación con el resto de las fuerzas del arco parlamentario. Nada más lejos de la realidad, como hemos visto, parece que los trasvases de votos entre bloques han sido muy reducidos y que el PSOE apenas ha podido captar exvotantes de Ciudadanos.
En cuanto a la coalición por la izquierda, anunciada ayer por Sánchez, tampoco le han venido nada bien estas elecciones al PSOE para mejorar su posición. Si la suma del PSOE y Unidas Podemos en las anteriores elecciones no daba para gobernar, ahora se alejan aún más y necesitan el apoyo (vía abstención, aunque sea) de socios de gobierno que Pedro Sánchez trataba de evitar a toda costa (ERC).
El otro escenario posible para Pedro Sánchez era un gobierno de gran coalición, que incluiría al PP con el PSOE. Tanto en el 28-A como en el 10N la suma de ambos partidos es suficiente. En el 10N la suma de escaños del PP y PSOE es de 208 (frente a los 189 del 28-A). Pese a que el PP habría aumentado su fuerza de cara a este posible gobierno de gran coalición, las nuevas elecciones han permitido a Vox dar un salto espectacular en votos y escaños que le dejan poco espacio de maniobra al PP en la negociación con el PSOE si quiere seguir siendo hegemónico en la derecha.
En definitiva, y aquí está el nudo gordiano de la cuestión, el PSOE gana las elecciones, pero pierde en todos los escenarios que tenía en la cabeza. No aumenta su ventaja respecto a Unidas Podemos de forma significativa, no suma con Ciudadanos y VOX acecha desde una tercera posición cómoda en el arco parlamentario.
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Cuando la izquierda gira al centro
Como análisis está bastante bien. La cuestión es por qué en los PAU (con unas dotaciones de servicios y de transporte muy justitas) y zonas rurales en proceso de vaciamiento Podemos y otroas partidos de izquierdas no tienen apoyos. En vez de despreciar a la gente que viven en esos sitios, habría que analizar sus problemas (que los tienen y no son pequeños) y tratar de ofrecerles soluciones dentro del ámbito ideológico de la izquierda. Igual que Abascal se acerca a los sectores populares desde su ámbito ideológico(o sea, cuestiones relativas a la inmigración y la delincuencia).
Veo muchos egos en la izquierda y cierto elitismo. Y el pacto con el PxxE es un suicidio para Podemos que dentro del Gobierno tendrá que tragar lo que no está escrito. El PCF gobernó con los socialistas franceses en los 80 y fue un desastre.
Por último, una nota sobre Errejón, que en el artículo parece exculpado de cualquier crítica. Sumaran o no sumasen los votos de MásPaís para ser tercera fuerza Podemos, lo cierto es que como alternativa a Podemos ha sido una decepción. Ni ofrece algo distinto(el programa de Podemos ya es muy moderado), ni mejor(personalismos y verticalismos todavía más acrecentados) ni sus resultados electorales son brillantes para tanta transversalidad y sonrisas. De Bescansa ya mejor no hablar. Puro ego y poco más. Por no hablar del desánimo que provoca en mucha gente este tipo de escisiones que restan mucha credibilidad a los nuevos partidos.
El artículo en general está bien pero es buen reflejo de lo que es la izquierda: mucha crítica y mucho análisis pero propuestas para cambiar las cosas más bien poquitas.