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Elecciones
Tú y yo somos la misma mierda
“Tú y yo somos la misma mierda”, comentario de una sindicalista de la CNT a una compañera con ganas de trepar pisando a sus compañeras del supermercado.
El espectáculo bochornoso que está ofreciendo el activismo de izquierdas estas fechas se me está volviendo insoportable. Lo siento, no puedo con tanta hipocresía y que me traten de tonto. De acuerdo que nunca logré sacarme una carrera universitaria, y terminé haciendo Formación Profesional. De acuerdo que nunca me labré una carrera profesional y no acudí a masters y cursos de comunicación.
Mi formación política fue en asambleas anarquistas, de movimientos sociales y fundamentalmente en el sindicato. Allí me pusieron con los pies en el suelo y empecé a aprender cómo era la vida real. Aprendimos a comunicarnos entre compañeros, con gente del curro con la que políticamente no compartías muchas o cosas o nada, aparentemente, porque a veces esa gente que desde el mundo alternativo se solía despreciar, era la gente con sentido común. Que cuando veían que se organizaba una lucha real en el puesto de trabajo daban el paso al frente, y si no lo daban no te criticaban por detrás con mil excusas políticamente correctas.
¿Por qué digo todo esto? Hace unos días estoy asistiendo al giro cada vez más histérico de todo tipo de “activistas” de izquierda con todo tipo de argumentos vergonzosos para que los abstencionistas voten. Lo más sorprendente es que habrá incluso quienes se crean que sus eslóganes además podrían llegar a conseguir algo.
Amigos y amigas, el grueso de la gente que se abstiene quizás no lo hagan vinculándolo a ningún programa revolucionario
Amigos y amigas, el grueso de la gente que se abstiene quizás no lo hagan vinculándolo a ningún programa revolucionario. Eso es lo de menos y lo es todo, es la gente manifestando de forma casi corporal su pleno rechazo a en que se ha convertido nuestra democracia parlamentaria pero sobre todo en afirmar de forma muy simple que no perciben un cambio fundamental en sus vidas en votar o no votar.
Lo paradójico de todo es que el grueso de esta gente no nos lee en Twitter ni en medios de información alternativos como este. Y eso demuestra una vez más cómo de alejadas están las izquierdas alternativas y los movimientos sociales del proletariado en general. Y no, no vamos a cambiar esa situación en estas elecciones.
Recientemente una pequeña editorial argentina ha traducido al castellano un interesante texto titulado Teoría revolucionaria y ciclos históricos, del francés Jean-Yves Bériou. El texto fue originariamente publicado como epílogo del libro El socialismo en peligro de Ferdinand Domela Nieuwenhuis, quien fuera el primer parlamentario socialista de los Países Bajos y que pocos años después de su experiencia parlamentaria sería uno de los más firmes opositores al parlamentarismo como táctica revolucionaria pasando a ser un destacado anarquista del movimiento holandés de sus días.
Sin embargo en Teoría revolucionaria y ciclos históricos se señala que las distintas ideologías revolucionarias han venido condicionadas por su momento histórico y más concretamente por la fase de producción del ciclo de acumulación capitalista en la que participaban. Pero también advierte, no sin cierta controversia, que en los ciclos históricos contrarrevolucionarios las organizaciones que se reclaman partidarias de la revolución se ven limitadas por esa misma etapa histórica.
Traigo a colación este texto porque creo que sirve un poco para explicar el por qué de lo que viene sucediendo con este último ciclo electoral que empezó con las municipales. Toda la política que se ha venido realizando en los últimos tiempos sería, según el texto de Bériou, contrarrevolucionaria condicionada irremediablemente por nuestro tiempo.
No en vano hemos de constatar una realidad: la clase trabajadora está abandonando progresivamente el apoyo a los partidos de las izquierdas
No en vano hemos de constatar una realidad: la clase trabajadora está abandonando progresivamente el apoyo a los partidos de las izquierdas. Y no sé si por ciclos históricos o no, que seguramente lo será también en parte, pero hay algo más concreto y certero: la izquierda abandonó el mundo del trabajo hace décadas.
Ni las propuestas reformistas de estos partidos son capaces de dar soluciones a la precariedad ascendente de las dos últimas décadas, ni se expresan en un lenguaje que conecte con la clase trabajara: o se la infantiliza y nos toman por tontos, o se nos habla en términos académicos que más que nada nos aburren para explicar cosas mucho más sencillas. Es mucho más efectivo cómo se expresa la compañera a la que aludía en la cita de la entrada, recordando como medicina a los arrebatos insolidarios y trepas que también tenemos en nuestra clase.
La realidad es que la fase actual de acumulación capitalista nos impone todavía más límites a una mejora de nuestras condiciones de vida a través del parlamento, por eso hay que recordar que la cuestión no es tanto si llamar o no la abstención (o culpabilizar de la debacle a quién no vota) si no que las organizaciones que apuestan claramente por el cambio y la transformación real de las estructuras sociales, económicas y políticas sólo pueden adoptar el antiparlamentarismo como principio político.
El parlamento es la representación política de la sociedad burguesa, no lo olvidemos, y la historia ya ha probado que no será mediante el control del Estado y sus parlamentos como le demos la vuelta a la situación. La cuestión no es tanto votar o no votar, que no deja de ser un derecho individual vinculado a la sociedad burguesa, si no si la acción colectiva puede ser de masas otra vez y sobre todo si puede ser ajena al parlamentarismo e independiente de la burguesía.
Por que para la clase burguesa, recuerda, tú y yo somos la misma mierda.
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Votar al laborismo español,¡ ni de coña! Desde 1977; la clase trabajadora o los de abajo, lo único que ha hecho(hemos hecho) es perder derechos. Cuestión que se puede comprobar cotejando prestaciones por desempleo, indemnizaciones por despido etc. Mientras tanto el número de ricos aumenta y las ganancias de los empresarios e inversores es constante. Lo de votar me toca los eufemismos...
Tan curioso como la murga que da la supuesta gente libertaria, que en vez de montarse un nuevo Aineto o Lakabe y vivir a su aire, intentan dar lecciones a los demás. En vez de trabakar por cuenta ajena, o de cobrar el paro, idos a vuestra arcadia, lejos de Matrix, y dejad de dar lecciones y criticar falsamente una sociedad que, mal que os pese, os da de comer y os paga twiter.
Cada vez que hay elecciones saltan a la yugular de los que se declaran libertarios y dicen abiertamente que no votan personas que, elección tras elección, encuentran un buen motivo para ir a votar y como debe ser que tienen mala conciencia por hacerlo empiezan a meterse con los que no votan, no votamos, y están al pie del cañón todos los días. Y además desde un sitio muy complicado por los problemas que te puede traer tu activismo: el mundo del trabajo.
Es curioso, también, que en general y por la gente que sigo, no se meten en las páginas ajenas, donde se pide el voto con una y mil escusas, poniendo comentarios pro abstención. Deberían tomar nota.
Hacía mucho tiempo que no leía un ejercicio de infantilismo político o ideológico de semejante magnitud. Tenemos a los fascistas en la puerta de casa y todavía nos permitimos el lujo de ser más puros que nadie diciendo que no hay que ir a votar porque da igual que gobierne uno que otro. Hay que tener la panza muy llena, ser masoquista o ser directamente imbécil para llegar a esa conclusión. O directamente tener muy mala uva y querer que gobiernen los fascistas. Hay que estar en todos los frentes. El ir a votar a la opción menos mala aunque sea con una pinza en la nariz no quita de estar afiliado a un sindicato y plantear la acción directa contra el sistema burgués y todo lo que tú quieras. A lo mejor si gana la ultraderecha y nos manda a todos a la cárcel estaremos mucho mejor con la conciencia tranquila de no haber ido a votar porque somos más anarquistas que San Bakunin. En fin, parece ser que algunos papistas no os gana nadie. O eso o directamente trabajáis para el fascismo
Lo único que hace falta para darle la vuelta a la tortilla es que grupos de hombres se organicen para ir con falda por la calle y a todas partes, todos los días.
Hay pequeñas cosas que se pueden hacer para resquebrajar al sistema: ir desundx x ahí, etc.
Eso sí, hay que asumir las consecuencias. Quien no pueda vivir con un ojo morado que vaya a votar y nos festeje al resto xD
Votar es un coñazo y más a 40º. La falda se la pides a alguien o la pillas en el chino de turno.
Quizá para ayudar a comprender mejor lo que significa hoy ser libertario sería útil leer "la anarquía explicada a los niños" de José Antonio Emmanuel.
De ahí se actualiza la lucha libertaria hoy: laicismo, feminismo, ecologismo, antimilitarismo, anticapitalismo.
Y los medios: educación y militancia política (sindical, cultural, intelectual).
Un programa que va más allá del parlamentarismo cuyos límites ya los vimos con Grecia cuando Varoufakis desafió a la Troika.
Uno de los problema de esta forma de pensar es que asume que votar es incompatible con la lucha en las urnas (¿desde cuándo?). Otro es la terrible falta de estrategia política, casi suicida, como si dejar llegar al poder a la ultraderecha fuera a contribuir de alguna manera a la revolución política (muchas no nos podemos permitir el lujo de esperar a ver qué pasa). Los que no votan son tan responsables de lo que ocurre en una sociedad, cada día, como los que votamos, aunque votemos por un partido que no entre en un gobierno.
Nací en un país, éste, en el que no existía entonces derecho al voto. Los derechos, ya se sabe, están siendo revisitados, reducidos o eliminados, progresivamente de un tiempo a esta parte. No son eternos. En nuestra mano está luchar por mantenerlos. Sí, buena parte de la clase obrera, o gente desempleada, ha dejado de votar a lo que se viene a llamar izquierda, para votar al franquismo español. Esto no es muy inteligente en ningún caso. También, hay gente se cree anarquista o algo parecido, mientras entrega su mano de obra a una empresa, patrón, etc, y se atrinchera en un cinismo crítico que no responde a ideales verdaderamente revolucionarios. A mí, por una parte, me da igual, tengo mis contradicciones bastante bien llevadas, y por otra, me jode la gente no aproveche los pequeños, si quieres decirlo así, márgenes de maniobra tenemos la sociedad para minimizar el puto desastre hacia el que vamos, por que no votar, hoy en día, también tiene algo nihilista.
Estimado compañero anarquista,
Subir el Salario Mínimo Interprofesional dos veces no es suficiente, pero hubiera sido imposible sin Yolanda Díaz como otras mejoras que se han producido en esta legislatura.
Leyéndote no deja de venirme a la mente lo dicho por un compañero: "Dejemos que se vaya todo a la mierda, y entonces podremos plantear una lucha revolucionaria".
Pero, ese compañero quizá olvidaba el título de tu artículo, un comentario de cabreo elevado a ideología igualitarista, pero basado en la desesperanza. La Historia de España es prodiga en ejemplos de levantamientos obreros que fueron reprimidos por la maquinaria oligárquica que financió el levantamiento fascista del 18 de julio de 1936, por ejemplo. Pretender que absteniéndose se va a hacer tambalear el parlamentarismo como forma muy imperfecta de democracia, es entre ingenuo y contraproducente en un momento histórico como este en que los fascistas pueden acceder al poder por primera vez desde la muerte de Franco.
Ya te digo, si como anarquista pretendes pescar en el río revuelto de un inminente gobierno de ultraderecha, es que sobrevaloras tus fuerzas y las ganas de revolución de este país, cuya juventud lleva décadas aguantando, con el consuelo de una conexión a internet, las mayores injusticias.
Yo, por mi parte, ejerceré un derecho heredado de mis ancestros obreros con la esperanza de ponerme enfrente de un neofranquista sin tener que partirle la cabeza en la calle, lo cual me llevaría a la cárcel mientras él sería encumbrado como víctima de un extremista antisocial.
Para terminar, amigo Genís, no pretendo que hagas renuncia de tu ideario libertario, solo decirte que en ese maremagnum de la masa abstencionista que piensa que todos los políticos son iguales para tener libertad de quejarse sin mojarse ante una más que posible decepción del político al que votó, eres una digna y rara minoría. Prefiero votar y exigir a quien me decepcione, que cagarme en todos y esperar a que todo cambie.
¡Bravo! Un artículo de lenguaje simple y entendible que agradezco de verdad.
Magnífica reflexión.
ese compañero o compañera engatusado aún con los brillos de la Corte o la Bastilla.
"...pero sobre todo en afirmar de forma muy simple que no perciben un cambio fundamental en sus vidas en votar o no votar." Esto tiene dos lecturas, depende del tipo de cambio "fundamental". Pero en cualquier caso, la burguesía tardo varios siglos en lograr su propio cambio "fundamental". Generosidad es paciencia para con ese compañero o compañera.