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Elecciones (internacional)
Portugal: inflación y derechización en el destino turístico de moda
Portugal se está convirtiendo en uno de los países de la UE más caros e invivibles para sus habitantes, o al menos para una parte importante de ellos. Incluso comer o cenar fuera de casa, un placer asequible durante décadas para la mayoría de los portugueses se está convirtiendo en un lujo cada vez más excepcional en un país que al mismo tiempo recibe elogios internacionales por su “milagro económico”. “Portugal va bien, pero a los portugueses les va mal” ironiza Raquel Varela, historiadora, coautora de “Breve historia de Portugal (1807-2020)”, que estima que casi un 70% de los portugueses tienen problemas para llegar a fin de mes en el llamado “capitalismo de la sardina”
El país prospera a nivel macroeconómico en efecto, pero los más jóvenes, los que tienen peores empleos, los pensionistas, los que están pagando la hipoteca de su casa o viven de alquiler, sobre todo en las áreas metropolitanas de Lisboa y Oporto, no se están beneficiando de un crecimiento que apenas ha ido acompañado de redistribución de la riqueza, mejora de los salarios o reversión de los recortes a unos servicios públicos, muy especialmente la sanidad, que han quedado muy tocados tras la crisis de 2008. Convertido en destino turístico de moda, el pasado año el coste del alquiler de una vivienda en Portugal casi triplicó el de España, mientras el SMI del país vecino tan sólo pasaba de 760 a 820 euros. “Hay bastantes cosas en las que Portugal puede ser ahora más caro que España” explica Varela.
Si la llamada Gerigonça, el gobierno del Partido Socialista con apoyos parlamentarios de los comunistas y el Bloco de Esquerda, supuso un alivio social con respectos a los años duros de la Troika y “los hombres de negro”, una vez liberado en 2019 de sus incómodos aliados de izquierdas los ejecutivos de Antonio Costa han discurrido por senderos bastante más socialiberales que los de un Pedro Sánchez más condicionado por una izquierda que, a diferencia de la portuguesa, sí quiso entrar en el Gobierno. Que un medio ultraderechista como Libre Mercado haya elogiado la política económica del Partido Socialista portugués, frente a la “demagogia populista” del Gobierno de coalición español nos da algunas pistas sobre qué tipo de recetas se están aplicado en el país vecino.
Portugal
Elecciones Portugal y el Partido Socialista: la geringonça y el conflicto de las dos almas
Roberto della Santa, coautor junto a Varela de “Breve historia de Portugal”, considera que el último gobierno de Costa no ha querido atajar problemas como el de la vivienda, los salarios y los servicios públicos, y únicamente ha ofrecido algunas compensaciones a la inflación y la expulsión de las clases populares a las periferias de las ciudades, como son los descuentos y abonos de transporte. “Es lo más positivo que hicieron en los últimos tiempos” señala este autor, que da por seguro un fuerte voto de castigo al PS por parte de los jubilados, uno de los sectores que más sufre un alza de los precios sin control. “Aunque se esté presentando a Pedro Nuno [el candidato del PS y sucesor de Costa] como representante del ala izquierda hay que explicar que eso es un invento: en el PS no hay corrientes ni ala izquierda” zanja Della Santa sobre cierta imagen de “giro a la izquierda” en el PS post-António Costa, apartado de la política por decisión propia tras conocerse que varios de sus ex asesores estaban implicados en casos de corrupción.
“Algunos artistas e intelectuales de izquierdas, pero no comunistas, están pidiendo el voto para el PCP por temor a que pueda quedar fuera del parlamento”, señala Della Santa
Frente a este estado de cosas ha habido movimientos y movilizaciones, “bastante al margen de los partidos y de la central sindical comunista”, explica Varela, presidenta del Observatorio de las Condiciones de Vida y de Trabajo de Portugal. En defensa del empleo y los servicios públicos, en el campo también y en las grandes ciudades por el derecho a la vivienda. Sin embargo, no parece que estas protestas hayan logrado ni corregir el rumbo del Gobierno en un sentido más social, ni que hayan servido como caldo de cultivo para el crecimiento de la oposición de izquierdas.
Dividida en tres partidos, el Partido Comunista Portugués, el Bloco de Esquerda y Livre, una escisión bloquista que podría asemejarse de algún modo a Más País, ninguna de las tres formaciones despega en las encuestas, que son de hecho muy preocupantes para los comunistas. Tanto que como señala Della Santa “algunos artistas e intelectuales de izquierdas, pero no comunistas, están pidiendo el voto para el PCP por temor a que pueda quedar fuera del parlamento”. En opinión de este investigador de la Universidad Aberta, el PCP acusa un envejecimiento de su base social y padece no haber hecho a tiempo una renovación de su dirigencia: “antes tenían la fortaleza municipal y sindical, pero incluso esos bastiones se están deteriorando”.
El Bloco de Esquerda, que presenta a la joven economista Mariana Mortágua, de 37 años, como principal candidata, volverá a ser con toda probabilidad la fuerza más votada a la izquierda del PS, pero sin llegar a rentabilizar su desgaste por la corrupción y el malestar social, ni recuperarse del batacazo que sufrió en las elecciones de 2002, cuando pasó de 19 a 5 escaños. ¿Qué pasaría si dieran los números para una mayoría de izquierdas? En el Bloco por ahora son muy pocas las voces que abogan por un pacto de gobierno a la española, y la posición oficial sigue siendo regresar a un acuerdo parlamentario con el PS.
Della Santa cree que Chega, la extrema derecha, es a día de hoy la fuerza mejor posicionada para recoger el malestar social. ““André Ventura [líder de Chega] —un típico verdugo de la nueva extrema derecha global— parece tener algo de coraje y osadía (ilusión para los distraídos de la historia), algo que se echa en falta en la política portuguesa. Es de los pocos parlamentarios que no habla como un párroco. Hace falta una izquierda radical para el combate antifascista”.” explica este historiador, que considera que hay motivos para preocuparse con el crecimiento de los ultras en las elecciones del domingo, y muy especialmente entre los jóvenes.
Aunque Luis Montenegro, candidato de la derechista Alianza Democrática, se haya comprometido a no gobernar con Chega, muchos no se fían de la promesa del candidato de las encuestas.
En España las elecciones del 23J no supusieron la victoria de PP y Vox por una inesperada hipermovilización del voto feminista, vasco y catalán. En Portugal no existe problemática plurinacional y el feminismo juega un papel mucho menos destacado. A pesar de ello, el voto anti-derecha también ha sido activado con éxito por el PS en anteriores comicios. Está por ver si esta vez la llamada al “voto útil” al PS funciona y consigue movilizar a una parte de sus ocasionales votantes, que en una alta proporción podrían inclinarse esta vez por la abstención, tradicionalmente una de las más altas de la UE. Las últimas encuestas apuntan a que una parte de los indecisos podrían animarse a votar socialista para impedir una victoria de Alianza Democrática con Chega en la mochila. A última hora de hoy domingo sabremos si el PS resiste sus elecciones más complicadas en una década.