Tratado de la Carta de la Energía 1

Energía
Tres décadas de demandas, combustibles fósiles y secretismo

Hablamos del Tratado sobre la Carta de la Energía. Es probable que no te suene de nada, pero lo que es seguro es que tiene y va a tener mucho más impacto en tu vida de lo que piensas.

Miembro de Ecologistas en Acción y de la campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión
4 dic 2020 10:35

En 1994 el Gobierno de España de la mano de Felipe González firmó y ratificó sin ningún tipo de estudio de impacto ni debate público un tratado internacional para regular el mercado de la energía y proteger a los inversores extranjeros del sector energético. Lo que quizá no intuía es que ese documento, años después, endeudaría las arcas públicas y podría impedir el desarrollo de una legislación para luchar contra el cambio climático. Hablamos del Tratado sobre la Carta de la Energía (TCE). Es probable que no te suene de nada, pero lo que es seguro es que tiene y va a tener mucho más impacto en tu vida de lo que piensas.

El TCE se aplica en 53 países, desde Europa Occidental y Europa Oriental, a Asia Central y Japón, además de la Unión Europea (UE) en su conjunto. Desde la salida de Rusia, el tratado hace cada vez más aguas y está en proceso de ampliación en países de África, Asia y Latinoamérica. En ningún caso se ha realizado un estudio profundo sobre las repercusiones políticas, económicas, financieras, legales y medioambientales de adherirse al TCE.

En ningún caso se ha realizado un estudio profundo sobre las repercusiones políticas, económicas, financieras, legales y medioambientales de adherirse al TCE

El TCE se gestó en 1991 tras la caída del muro de Berlín. Su objetivo inicial era garantizar a los países Occidentales el suministro de recursos energéticos fósiles presentes al otro lado del telón de acero, en las recién independizadas Repúblicas Socialistas Soviéticas: el gas de Rusia, el petróleo de Asia Central o el uranio de Mongolia. Treinta años después, este tratado está completamente obsoleto. Sus dos pilares centrales se han vuelto como un boomerang en contra de los Estados y el clima: la protección a los combustibles fósiles y el sistema de solución de las controversias entre los inversores y los Estados, el ISDS, por sus siglas en inglés.

El ISDS permite a multinacionales e inversores extranjeros del sector de la energía demandar a cualquier país en el que hayan invertido si consideran que ha legislado en contra de sus beneficios económicos, presentes o futuros. Lo hacen invocando el Tratado, el cual, sin embargo, no refleja ninguna fórmula para que los Estados puedan demandar a las multinacionales ni exigirles responsabilidades. Los países son actores pasivos a merced de decisiones corporativas. Las demandas se resuelven ante tribunales de arbitraje internacionales, un sistema paralelo de justicia en el que no hay jueces, sino tres abogados especializados en su mayoría en derecho comercial internacional. Estos tribunales se celebran a puerta cerrada y funcionan al margen de los tribunales públicos existentes. No se tiene en cuenta el derecho nacional y las sentencias, que se llaman laudos, son inapelables. Normalmente los Estados son condenados a pagar sumas astronómicas a los inversores en concepto de indemnización. Aunque las sentencias de estas demandas fueran favorables al Estado, nunca se podría decir que ha ganado. Solo los costes arbitrales ascienden a millones de euros. Y el dinero sale de las arcas públicas.

España es el país más demandado bajo el TCE, acumulando un total de 48 demandas

España es el país más demandado bajo el TCE, acumulando un total de 48 demandas. Otros países europeos ya han sido demandados o amenazados por sus políticas climáticas de cara a cumplir con los compromisos adoptados bajo el Acuerdo de París para luchar contra la crisis climática. El TCE es un gran lastre para la soberanía de los Estados, las arcas públicas y la justicia climática. De hecho, demandar se ha convertido en una manera de generar ingresos para los inversores extranjeros. Grandes despachos de abogados se han lanzado a la caza de un nuevo nicho de mercado: promover demandas por las medidas sociales de los Gobiernos ante la pandemia global de la COVID. Un saco roto que está dando sus frutos y donde cabe todo, como la prohibición de los cortes de luz a las familias en situación de vulnerabilidad.

Este artículo forma parte de un suplemento especial dedicado al Tratado sobre la Carta de la Energía elaborado por la campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión con el apoyo de la Fundación Rosa Luxemburg, Oficina de Enlace, Madrid.
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Unión Europea
Israel Cómo y por qué suspender el Acuerdo entre Israel y la UE
“El respeto a los derechos humanos y los principios democráticos constituye un elemento esencial del presente Acuerdo.” — Artículo 2 del Acuerdo de Asociación UE-Israel.
Congreso de los Diputados
Aranceles El Congreso aprueba el decreto de aranceles por la mínima
La mayoría parlamentaria que invistió al ejecutivo, con la abstención de Podemos, se impone al voto en contra de PP y Vox.
Globalización
Crisis del multilateralismo El terremoto Trump sacude las instituciones del orden mundial y la “globalización feliz”
Muchas de las instituciones que marcaron la vida internacional desde la caída del Muro han entrado en crisis. ¿Todas? No, especialmente aquellas que intentan regular los derechos humanos, de los pueblos y de la naturaleza.
#76597
9/12/2020 11:20

Esta es SU DEMOCRACIA, pero siempre hay gente que no se entera de nada, y me refiero a esos que teniendo información, bien la ignoran o simplemente piensan que es una conspiración (por utilizar una palabra de moda). Al político que quiere hacer bien las cosas, no le dejan, ya que TODO ESTÁ ATADO Y BIEN ATADO (este es el secreto a voces de la "Memocracia"). Ni siquiera puedes huir del Sistema, saliéndote de él. Solamente si no molestas o vives aislado (social y económicamente), te "dejan en paz".

1
0
#76111
5/12/2020 13:28

Gracias Izaskun y El Salto por informar sobre este tema crucial

0
0
LGTBIAQ+
LGTBIAQ+ Unha casualidade, unha resposta masiva e un debate incómodo: a sentenza de Samuel Luiz en contexto
O 22 de maio, o TSXG ratificaba o veredicto do xurado popular e recoñecía que o asasinato de Samuel Luiz foi un crime motivado por LGTBIfobia. O caso supuxo unha mobilización sen precedentes.
Xunta de Galicia
Política A Xunta recibe ao embaixador de Israel en funcións mentres Gaza agoniza ao bordo da fame
O Goberno de Alfonso Rueda escenifica a súa boa sintonía coa Administración de Benjamín Netanyahu apenas unhas horas despois de que Israel bombardease unha escola que servía de refuxio e ordenase unha evacuación masiva en Gaza.
O Salto medra contigo
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.

Últimas

Alemania
Litigio climático Un tribunal alemán abre la puerta a que grandes emisores puedan ser responsabilizados de daños climáticos
El jurado descarta la demanda del agricultor peruano Saúl Luciano Lliuya por entender que el riesgo a su propiedad es demasiado bajo, pero esta misma argumentación podría llevar a condenas en otros casos.
Madrid
Derecho a la vivienda Victoria contra la Sareb: 16 familias consiguen firmar contratos después de años de lucha
Un bloque en lucha de Casarrubuelos (Comunidad de Madrid) consigue formalizar contratos con el banco malo, al que acusan de actuar “como un fondo buitre”. En Catalunya, diez ayuntamientos apoyan los reclamos de 62 hogares en huelga contra La Caixa.

Recomendadas

Culturas
Erika Lust y Sara Torres “El deseo tiene una potencia inagotable para transformar la realidad si lo liberamos de las normas”
Sexo, deseo o ética del placer son algunos de los temas que hilan la escritora Sara Torres y la productora de cine porno Erika Lust en ‘La abundancia del deseo’.