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Fotogalería
La Batalla Naval de Vallekas, en imágenes
De nuevo se cumplió la utopía: Vallekas fue puerto de mar un año más, después de dos sin que sus calles se mojaran y en una edición que ha servido para celebrar los 40 años de la primera Batalla Naval de Vallecas.
Miles de personas recorrieron las calles del barrio que van desde el Bulevar de Peña Gorbea hasta la zona de agua, en Payaso Fofó. Los cuerpos que padecieron los 41 grados que registraban ayer los termómetros en Madrid ciudad agradecieron los cubos, mangueras y pistolas de agua que regalaron frescor y diversión durante varias horas.
Esta es la única batalla cuyos disparos de agua solo provocan sonrisas y alguna que otra sorpresa por un cubetazo inesperado desde un zaguán, una ventana o una azotea. También es la única guerrita en la que se puede enfrentar a la poli sin que haya consecuencias más allá que miradas pícaras y cómplices.
Buena parte del colorido que identifica la Batalla Naval de Vallekas lo ofrece la variedad de camisetas ad hoc para la ocasión y el catálogo más amplio de pistolas y metralletas de juguete cada año más sofisticadas. La diversidad de las pieles hace de esta fiesta popular una de las más interculturales, donde el odio y la discriminación tienen prohibida la entrada. Este año también quedó suprimido el jugar con globos de agua gracias que todas las personas participantes lo han cumplido a rajatabla en respuesta al atento llamado que hizo la Cofradía, en días previos.
La fiesta, en plena plancha de asfalto de uno de los barrios madrileños que concentra más calor, se ha vuelto más que multitudinaria y la disfruta también gente de otros distritos. A algunos primerizos les tocó ayer aprender los códigos del mojarse y de ir bien armados con un buen cubo que poder llenar para cargar con él pistolas y armas acuáticas de largo alcance.