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Fronteras
Croacia: cuando son los propios policías quienes denuncian la violencia en las fronteras
En una carta enviada de forma anónima a la Defensora del Pueblo, presuntos policías señalan tratos inhumanos y violentos contra los refugiados que intentan cruzar la frontera antes de deportarlos ilegalmente a países vecinos.
Un grupo anónimo de policías croatas admite en una carta enviada a la Defensora del Pueblo los abusos cometidos contra las personas refugiadas que intentan entrar en el país. El escrito se hizo público el martes 16 de julio y en él se asegura que las órdenes de la dirección de policía son de “deportar a todo el mundo sin papeles, coger su dinero, romperles los móviles, tirarlos o quedárnoslos para nosotros y, después, devolver forzosamente a los refugiados a Bosnia”.
En una entrevista reciente con una televisión suiza, Kolinda Grabar-Kitarovi, presidenta de Croacia, dijo que, tras haber hablado con el ministro de interior, el jefe de policía y los agentes en terreno, no se utilizaba “una fuerza excesiva” en las deportaciones pero que “un poco de fuerza sí es necesaria” a la hora de devolver a los migrantes a países colindantes. Sin embargo, en la carta enviada a la Defensora del Pueblo se afirma que todos los días llegan a deportar a entre 20 y 30 migrantes, que a veces les pegan y que incluso algunos policías hasta sacan sus pistolas.
En la carta enviada a la Defensora del Pueblo se afirma que todos los días llegan a deportar a entre 20 y 30 migrantes, que a veces les pegan y que incluso algunos policías hasta sacan sus pistolas.
Faysal, un joven argelino que intentó varias veces cruzar desde Serbia a Croacia, asegura que en más de una ocasión la policía croata lo descubrió intentando entrar en el país y le propició varias palizas. “Me descubrieron escondido en el tren, me llevaron a la estación de policía que está cerca de la frontera serbia, me tiraron al suelo y me estuvieron pegando durante 10 o 15 minutos”, cuenta. Faysal apareció después de cinco horas caminando herido de vuelta en Sid (pueblo serbio fronterizo con Croacia) con la espalda y las piernas llenas de moratones.
El caso de Faysal no es aislado. Varias organizaciones en terreno llevan denunciando desde hace años las actuaciones policiales violentas contra refugiados. Una de ellas es No Name Kitchen, que cuenta con grupos de voluntarios en Sid (Serbia), Velika Kladusa (Bosnia) y Patras (Grecia). Enrico Pascatti, que se pasó ocho meses en Sid trabajando con esta organización y elaborando informes de violencia policial, asegura que las deportaciones ilegales y violentas a Serbia por parte de la policía croata son constantes. Además, según este activista, las fuerzas fronterizas no solo abusan físicamente de los refugiados, sino que también, a veces, recurren a la humillación y a la violencia psicológica. “Me he encontrado casos de chicos a los que los han obligado a estar desnudos durante horas, sobre todo en invierno. Una vez un menor me contó que lo forzaron a hacer flexiones en calzoncillos mientras le pegaban en los pies con una porra y lo insultaban”, asegura.
Varias organizaciones en terreno llevan denunciando desde hace años las actuaciones policiales violentas contra refugiados
Además, según Enrico, es común que les destrocen los móviles, les roben su dinero y todas sus pertenencias personales. “Rompen sus teléfonos para que así, sin tener GPS, les resulte mucho más complicado volver a intentar cruzar la frontera”, explica. No Name Kitchen, junto con otras asociaciones en terreno, recopilan todos los informes de violencia policial recogidos por voluntarios en la página web de la organización Border Violence Monitoring.
Según un informe de Amnistía Internacional publicado el pasado mes de marzo, la Unión Europea “no solo hace ojos ciegos de los asaltos cometidos por la policía croata, si no que los financia”. Massimo Moratti, director de investigaciones en la Oficina Europea de Amnistía Internacional, explica en este informe que los fondos destinados a la ayuda humanitaria son mucho más pequeños que los dirigidos a equipar a la policía fronteriza croata.
Croacia está en proceso de entrar en el área Schengen, caracterizada por la libre circulación dentro de sus límites y por el endurecimiento y cierre de las fronteras a aquellos países que no están dentro del acuerdo. Ejemplo de esta visión son las vallas fronterizas situadas en el confín este de Hungría y en la frontera sur española. De acuerdo con estas políticas, el pasado mes de mayo Davor Božinović, Ministro del Interior de Croacia, calificó la deportación colectiva de 70 migrantes a Bosnia como “una acción en línea con el estatuto de Schengen, dirigida a prevenir la inmigración ilegal a la Unión Europea”.
El grupo de policías anónimos autores del escrito declaran que toda la información publicada por los medios de comunicación con respecto a este tema “es cierta y muy leve comparándola con lo que realmente ocurre en las estaciones de policía”. Por esto, piden a la Defensora del Pueblo croata que se involucre personalmente para que estas “prácticas inhumanas” dejen de realizarse.
Pedimos su ayuda porque nos hemos dado cuenta que es la única que da cuenta de las prácticas ilegales cometidas contra refugiados y personas en situaciones difíciles a quienes nosotros estamos tratando de forma inhumana todos los días.
Soy un trabajador de la estación de policía (…) y he estado trabajando en la protección de la frontera nacional durante un largo período de tiempo. Algunos de nosotros estamos gritando, no tenemos más voluntad ni energía para seguir observando lo que se les está haciendo a estos seres humanos.
Todos los días los deportamos a Bosnia, sin papeles, sin procesarlo, da igual si son mujeres o niños, tratamos a todo el mundo de la misma manera. No hay procedimiento de asilo, no existe, solo en situaciones extraordinarias en las que tenemos la atención de los medios de comunicación sobre nosotros. Las órdenes del jefe, del ejecutivo y de la administración son las de devolver a todo el mundo sin papeles, sin pistas, coger su dinero, romperles los móviles y tirarlos a (…) , o quedárnoslos para nosotros, y deportar a los refugiados de forma forzada a Bosnia.
Esta es la realidad sobre como los tratamos, los policías que vienen como unidades de refuerzo de otras estaciones son especialmente crueles porque están enfadados por tener que estar aquí. Se quedan aquí poco tiempo así que hacen lo que quieren sin control, lo que me recuerda a Janissaries, pegando y robando. Esto es triste pero cierto y ocurre con la bendición del ejecutivo de la estación de policía y la administración.
Nosotros, unos pocos policías, estamos especialmente tristes por el hecho de que el ejecutivo nos anima y obliga a hacer esto, cuando supuestamente tendríamos que estar trabajando en la legalidad, contra este tipo de prácticas y no permitiendo este comportamiento dentro del cuerpo de policía.
Todos los días deportamos a entre 20 y 30 personas. Cuando traen a la gente hasta aquí desde otras estaciones de policía están cansados, a veces les han pegado y después somos nosotros quien los llevamos en coche por la noche y los deportamos de forma forzosa a Bosnia.
Aquí pasan todo tipo de cosas, a veces la policía enseña sus armas. Esto es vergonzoso para el cuerpo, y no es lo que imaginaba cuando fui al colegio.
Yo personalmente he deportado alrededor de 1000 personas durante la noche, intentando ser lo más humano posible, pero tengo (…), y si me niego a hacerlo perdería mi trabajo y no sabría cómo alimentar a mi familia.
El grupo de policías que compartimos esta visión te pedimos que pares este comportamiento y prácticas dentro del cuerpo. Todo lo que le llega, lo que escriben los medios de comunicación, es cierto y muy leve comparado con lo que pasa en la estación de policía.
También es muy triste que los jefes del cuerpo, y en especial la administración de policía, mencione su nombre de forma maleducada e inapropiada, porque no merece esto, no es concorde que alguien con un alto nivel de educación reciba estos insultos y nombres. Usted tan solo está ejerciendo su trabajo de forma honorable y decente, de acuerdo con las leyes y regulaciones, y esta es la forma en la que la policía debería también trabajar, pero desafortunadamente, estamos lejos de esto.
Le pedimos otra vez que personalmente se involucres en la detención de estas malas prácticas que nos pueden llevar a trágicas consecuencias, y nadie quiere eso.
Nosotros creemos en usted, en su justicia y trabajo legal.
Agentes de policía afectados de la estación (…)