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Fútbol
El equipo de fútbol femenino decidido a construir un nuevo Sudán desde el exilio

En Sudán, las mujeres han ido siempre por delante en la lucha por sus derechos. Han sumado logros y han empujado con ellos el desarrollo en los países colindantes. Fueron pioneras en establecer un sindicato de trabajadoras en 1952, e hijas políticas de la primera diputada en Oriente Medio y el Norte de África, Fatima Ahmed Ibrahim, que asumió el cargo en 1965.
Más recientemente, una de esas mujeres recibió el primer reconocimiento oficial de la FIFA como entrenadora de fútbol árabe. Entrena tanto a equipos femeninos como masculinos, y hoy es la cabeza del único equipo femenino de fútbol sudanés en activo, que se encuentra en el exilio. Esta entrenadora y jugadora es Salma Al-Majidi.
Una vida dedicada a fútbol
Al-Majidi nació en Omdurman, a las afueras de la capital, Jartum, en 1990. Desde bien pequeña aprendió a jugar a fútbol con su hermano en el club de deportes Hilal, que en 1954 vio nacer el primer intento de equipo de fútbol femenino.
“Cuando empecé a entrenar equipos masculinos, a veces los jugadores me preguntaban, ‘¿dónde se coloca el mediocentro defensivo, y el centrocampista?’ Intentaban comprobar si realmente sabía lo necesario para ser entrenadora,” explica Salma desde el campo del equipo de refugiadas que ahora entrena en El Cairo, a las orillas del río Nilo. Esos comentarios cesaban rápidamente después del primer entreno.
En 2019 creó la primera selección femenina de fútbol de Sudán y se oficializaron los equipos femeninos que antes jugaban en la clandestinidad
Salma vivió con emoción la expansión del deporte femenino tras la revolución que derrocó al régimen de Omar Al-Bashir, en 2019. Ese año se creó la primera selección femenina de fútbol de Sudán y se oficializaron los equipos femeninos que antes jugaban en la clandestinidad. Sin embargo, todos sus sueños se desvanecieron con el estallido de la guerra que comenzó en abril de 2023.
Hasta ahora, el conflicto ha acabado con la vida de más de 150,000 personas, ha forzado el desplazamiento de al menos 14 millones y, hoy por hoy, es la crisis humanitaria más devastadora del mundo según Naciones Unidas. En este contexto, el abuso contra las mujeres ha funcionado como un arma de guerra: en 2024, la violencia de género subió un 288% comparado con el año anterior.
Desde el estallido de la violencia y el conflicto en el país y según datos de UNICEF, más de 1,2 millones de sudaneses y sudanesas han tenido que exiliarse en Egipto
Tanto Salma como las demás integrantes de aquellos primeros equipos oficiales, que apenas tuvieron tiempo de jugar, pensaban que la lucha por el reconocimiento del fútbol femenino en Sudán se había puesto en pausa indefinida hasta que la guerra terminase. Desde el estallido de la violencia y el conflicto en el país y según datos de UNICEF, más de 1,2 millones de sudaneses y sudanesas han tenido que exiliarse en Egipto. Salma y su equipo forman parte de este millón de personas desplazadas.
En enero de 2025, con Salma al mando como entrenadora, 30 jugadoras de fútbol en el exilio decidieron ponerse en marcha: iban a continuar jugando; ahora bajo el nombre de ‘Resilientes’, Samidat en árabe.
El camino hacia la aceptación
Muchas de las jugadoras de Samidat, formaban parte del equipo El-Tahadi antes de la guerra, uno de los más importantes equipos femeninos tras su oficialización. Entre ellas, Samia.
“Llegué a jugar de forma oficial durante tres años”. Samia recuerda nostálgica mientras enseña en su móvil vídeos de los partidos que jugó. “Nuestro equipo en Sudán rompió muchas barreras, como llevar los partidos de fútbol femeninos incluso a áreas rurales donde las tradiciones locales se oponen a que juguemos”, evoca.

La jugadora, de 28 años, que vuelve a entrenar bajo la supervisión de su admirada Salma Al-Majidi, corre a través del campo con su velo negro adaptado para el deporte. Afirma que la oposición al deporte femenino, aunque manifestada más fuertemente por aquellos grupos islamistas del régimen de al Bashir, no tiene nada que ver con la religión, sino con un pensamiento tribal y arcaico.
Durante la revolución de 2019, las mujeres encabezaron las protestas y jugaron un papel fundamental en la caída del régimen de Bashir
en Sudán se impusieron para hacer llegar su mensaje al antiguo régimen, y entre 2018 y 2019, consiguieron hacerlo, hasta el punto de que el Estado acabó aceptando el fútbol femenino”. Durante la revolución de 2019, las mujeres encabezaron las protestas y jugaron un papel fundamental en la caída del régimen de Bashir. Para estas mujeres, que colaboraron para derrocar a un sistema patriarcal que desde 1983 las había dejado en la sombra, este equipo de fútbol en el exilio supone un reducto de resistencia y de esperanza.
“Sudán necesita urgentemente el deporte para reconstruir el tejido social desgarrado”
La familia de Salma y Aisha trabaja en un supermercado en un suburbio cerca de Giza por poco más de 1,70€ al día. Si bien intentan hacer esfuerzos para poder pagar el transporte y asistir a los entrenamientos tres veces por semana, los ya dos años de exilio ya les empiezan a pesar. “En este momento, más allá de ‘Samidat’, no veo la felicidad en la vida,” dice Aisha.
Salma explica que otro de los principales objetivos de seguir practicando el deporte era ayudar a las jugadoras a sobrellevar las duras condiciones del exilio, tanto en el ámbito material como en el emocional. “Sentía el dolor de las jugadoras, quienes durante la guerra tuvieron que presenciar situaciones horribles e inimaginables [...] y que han perdido mucho para llegar hasta Egipto” confiesa la entrenadora. “Ver que hemos podido reunirlas a casi todas en un espacio seguro para que puedan continuar practicando su pasión me llena de alegría”.
En la puesta en marcha del equipo ha sido fundamental la contribución de diferentes organizaciones de cooperación internacional, como Fikra, la Iniciativa Estratégica para las Mujeres del Cuerno de África SIHA, y especialmente, la asociación Shlail por el deporte y las artes, quienes han ayudado a reunir la financiación y los recursos necesarios para empezar la actividad.
Abdel Monem Youssef y Ahmed Saad dirigen, desde hace siete años, la asociación Shlail y observan desde el banquillo cómo Salma Al-Majidi entrena el equipo de mujeres. Samidat es una de las varias iniciativas que apoyan para promocionar el deporte, la paz y la democracia.
“En el ámbito mundial, el deporte ha sido una de las herramientas más poderosas que han contribuido a la consolidación de la paz,” dicen. “En este momento, Sudán necesita urgentemente el deporte para reconstruir el tejido social desgarrado.”
Samidat es el único equipo femenino sudanés que actualmente opera en un entorno profesional dentro y fuera de Sudán
Si bien el país se ha enfrentado a varios episodios turbulentos desde su independencia en 1956, el deporte, y sobre todo el fútbol, ha sido siempre un eje de unión y progreso. Sudán fue uno de los cuatro miembros fundadores de la Confederación Africana de Fútbol, el primer anfitrión de la Copa Africana de Naciones y el lugar donde uno de los primeros clubes de deporte, El-Hilal, abrió su sección femenina de fútbol.
“Samidat es el único equipo femenino sudanés que actualmente opera en un entorno profesional dentro y fuera de Sudán; y por lo tanto, resulta fundamental preservar y resguardar a esta generación de mujeres inspiradoras,” aseguran los miembros de la asociación Shlail.
“Espero que podamos seguir jugando, ya no por nosotras, sino porque aquellas que vendrán nos necesitan”
Actualmente Samidat ha tenido que hacer un pequeño parón por falta de financiación. Shlail y las otras organizaciones que apoyan a este grupo de futbolistas esperan poder reanudar la actividad tan pronto como sea posible una vez lleguen más fondos.

Mientras, Salma, Samia y Aisha siguen su vida en el exilio desde el Cairo, aunque ahora impacientes por retomar sus entrenamientos. “Espero que podamos seguir jugando, ya no por nosotras, sino porque aquellas que vendrán nos necesitan”, dice Aisha convencida. Salma también lo cree, y es que las fotos y videos de los entrenos de Samidat se han difundido a través de la diáspora sudanesa en el exilio. “Las chicas nos ven y quieren unirse a nosotras”, concluye.
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El buen futuro está en manos de mujeres como vosotras.
Ánimo y fuerza ✊✌️😍