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Ganadería
Mujeres ganaderas: en red para no hundirse ante el confinamiento
Las ganaderas piden que el Gobierno descarte el criterio puramente económico que apuesta por la ganadería industrial y las importaciones y exigen al Ejecutivo que rescate de la asfixia a la parte del sector que produce de manera sostenible, prioriza la ética en el trato a los animales y contribuye a la repoblación de la España vaciada. Las decisiones que se tomen ahora, sostienen, moldearán el futuro.
Es noche cerrada cuando Emma Viñas, una de las impulsoras de Ramaderes de Catalunya y miembro de Ganaderas En Red (GER), sale de casa mientras sus hijos y su marido todavía duermen: “Ahora, con el confinamiento, he avanzado el horario. Me pongo a ordeñar sobre las cuatro de la madrugada, después vuelvo [a casa] y mi marido sube a trabajar. Le doy el desayuno a los niños y subimos al corral, a trabajar como podemos”.
El matiz “como podemos” es la clave de su respuesta, porque con una niña de tres meses, otra de dos años y el mayor, que acaba de cumplir cuatro, no es fácil, asegura: “Al mediodía me quedo en casa con ellos, hago facturas y pedidos, y mi marido continúa trabajando. En mi caso, me encargo más de preparar la cena, de estar con los niños… Aunque intentamos compaginarlo, es verdad que el gran peso en este sentido lo llevo yo”.
No es la única. Cristina Pedret tiene un niño de siete años y vive sola porque su marido se fue a Serbia a trabajar “para ganar dinero, porque queremos montar una quesería y acabar viviendo de esto”. Con la situación actual, no sabe cuándo volverá a verle, y aunque su suegro, de 74 años, la ayuda en la granja y su hermana se queda con el niño por las mañanas, ha tenido que reducir su jornada. “No puede estar solo en casa, yo estaría toda la tarde en la granja, trabajando, pero no puedo”, explica.
Con el cierre de los centros escolares, compaginar el cuidado de los niños con el trabajo de ganadera es complicado. Pero ese no es el único problema, de hecho algunas ramas de este sector ahora penden de un hilo: las mujeres que se dedican principalmente a la venta de corderos, cabritos y de leche de cabra —que son muchas— son las que peor lo están pasando.
“Llevo todo el confinamiento tirando 100 litros de leche de cabra al día. Intentamos regalarlos a alguna asociación que necesite ahora mismo alimentación para las personas sin hogar, para quien sea”, explica Judit López, quien tiene su granja en Guardiola de Berguedà (Barcelona). Pero no es fácil: “Las medidas legales no dejan regalar la leche, porque es leche cruda. Ha sido imposible. La única manera es que haga una inversión de unos 4.000 euros en un pasteurizador y un embotellado”, comenta la ganadera.
Muchas puertas cerradas
Según un informe de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO, por sus siglas en inglés) publicado en 2018, solo el 17% de la población española vive en áreas rurales. Esas zonas están, además, masculinizadas: poco más del 9% de las mujeres con empleo trabaja en agricultura, frente a un 21% de hombres. Y por lo que respecta al poder económico, menos de uno de cada tres titulares de granjas son mujeres.
En esa situación se encuentran Emma, Judit, Cristina y muchas otras, quienes ahora luchan no solo por su supervivencia, sino por la supervivencia de la ganadería extensiva, un trabajo que les apasiona y que aporta muchos beneficios. Elisa Oteros, miembro de Ecologistas en Acción y de GER, argumenta que “lo más sostenible, desde el punto de vista de la producción, es el modelo de la ganadería extensiva porque cierra ciclos entre la agricultura y la ganadería, porque contribuye a la prevención de incendios con el control de la biomasa y porque no genera contaminación de aguas como la ganadería industrial”.
“Los suelos de los pastos tienen mucha capacidad de absorber gases de efecto invernadero; en cambio el abandono contribuye, por ejemplo, a la proliferación de incendios”, detalla Oteros, quien también hace hincapié en los “beneficios sociales” desde el punto de vista ético. “Es indecente la situación en la que viven los animales hacinados en las fábricas de productos de origen animal industrial. Además, se mantiene la población en el medio rural, se contribuye a la conservación del paisaje, al mantenimiento de las culturas”.
Por eso GER, junto con otras 600 organizaciones y colectivos, están alzando la voz. Ya han enviado varias cartas con sus reivindicaciones al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el marco de la campaña #SOSCampesinado. Demandan medidas para que, dentro del estado de alarma actual, se proteja al campesinado y a la pequeña producción agroalimentaria.
los grandes se benefician
El Ministerio, en una reciente reunión con las cadenas de supermercados y las grandes empresas de distribución, animaba a “poner en valor los productos españoles y situarlos en lugares destacados dentro de sus lineales” y “apoyar productos de temporada y de proximidad”, según transmitía en un comunicado. Aunque no ha anunciado ninguna medida concreta para asegurarse de que eso suceda.
Mientras, la gran industria se beneficia de esta situación. En la última semana de marzo, en los supermercados el ticket medio se incrementó en un 42% respecto a la época preconfinamiento, según los datos de la consultora Kantar. Pero esos establecimientos no suelen vender productos de ganadería extensiva. “En el supermercado tienes unos quesos muy económicos, sin trasfondo ni esencia, comprando la leche a precio que revienta el mercado”, explica Judit. Además, “la gente en casa suele comer sobre todo pollo y cerdo, pero es casi todo industrial”, completa Oteros.
Las ganaderas daban salida a gran parte de lo que producían a través de restaurantes, hoteles, ferias, carnicerías o queserías, muchas de las cuales han cerrado o han reducido su demanda drásticamente. También en los mercados al aire libre, muchos de los cuales tampoco están funcionando. Por eso desde GER y otros colectivos piden su reapertura cuanto antes.
Los grupos de consumo son otra de las vías de venta, y hay algunos que están teniendo incluso más demanda. Pero, como cuenta Oteros, hay otros que “han tenido que cerrar porque no tenían espacios donde hacer el reparto respetando las condiciones sanitarias o quienes repartían en centros culturales, en locales públicos, etcétera”.
El Gobierno podría aliviar la situación
La situación bordea el jaque mate. Sin embargo, hay soluciones que no solo ayudarían a superar este bache, sino que nos dirigirían hacia un futuro que promueva el desarrollo sostenible. Es una de las prioridades que GER y otros colectivos están pidiendo al Gobierno: la compra pública. Que en hospitales, centros de mayores, comedores sociales, comedores escolares, y bancos de alimentos, se prioricen los productos locales, los de las pequeñas granjas y los agroecológicos.
“El Gobierno, si defiende el bien común y el bienestar social de la población y pretende revertir el vaciamiento de la España rural, debería apoyar muchísimo más a la ganadería extensiva y no la industrial”, reclama Oteros. “Es muy triste que tengan que venir productos de fuera, o que compren a grandes proveedores de intensivo, de ganadería industrial que son los que tienen los precios más bajos pero la calidad no tiene nada que ver”, añade María del Monte Orodea, ganadera de Sevilla y miembro de GER. No en vano, la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) de Castilla y León se quejaba recientemente de que en plena crisis siguen entrando corderos franceses a mataderos de la región.
De momento, una de las únicas medidas que ha puesto en marcha el Gobierno es la tramitación de un real decreto para ayudar con un máximo de 30 euros por animal al sector de ovino y caprino, hasta un máximo de 70 animales por granja.
La importancia de estar en red
Hay quienes se están salvando porque ya habían conseguido cerrar el ciclo de la producción. Es el caso de Anna Boleda, que además de tener cabras, montó una quesería y comercia sus productos bajo la marca La Segalla: “Estamos produciendo más porque vendíamos parte de la leche a un productor que de golpe nos dijo que no nos compraba la leche, pero tenemos la suerte de tener una quesería y podemos elaborar toda la leche que producimos. Vamos un poco sobrepasados porque la quesería es pequeña, pero ahora hemos empezado a hacer pruebas de mantequilla, elaboramos más productos para reinventarnos”.
Para las que no tienen esa suerte, la venta directa ofrece luz al final del túnel. Pero, recuerda María del Monte, “para eso necesitamos que se puedan agilizar los trámites para los registros sanitarios”. “Nos exigen como si fuéramos una industria y nosotros somos pequeños”, lamenta.
Ante la falta de respuesta institucional, ellas mismas buscan soluciones. Emma cuenta que se le ocurrió una idea para que su quesero le continuara comprando la leche y los dos se pudieran beneficiar: “Yo vendo tus quesos a cambio de que tú me cojas la leche”. Se unió a otros ganaderos que también estaban pasando por un mal momento y pusieron en marcha Formatgers en confinament (Queseros en confinamiento). El colectivo anuncia sus productos a través de las redes sociales y los vende a domicilio a través de la tienda online. “Antes teníamos puntos de venta y las cooperativas y ahora hemos contratado a un transportista que reparte por toda Catalunya”, dice Emma.
Esa creatividad es la clave para sobrevivir. Eso y mantenerse conectadas. Como apunta María del Monte, “todos los problemas que una pueda tener, estás leyendo que hay gente que está pasando por lo mismo, y aunque no lo soluciona, al menos no estás sola. Y las soluciones que le hayan podido dar otras compañeras igual te vienen bien a ti”. En eso están de acuerdo muchas: “Porque estamos en red, si no mucha gente se hubiera quedado totalmente tirada”, zanja Emma.
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Porque no se dedican a algo mejor que explotar animales? Malditos/as
Totalmente de acuerdo, el animalismo de los partidos de nuestra izquierda siempre se queda rezagado en una suave defensa de perros y gatos
Ganadería extensiva, cuál? La que persigue al lobo u otros depredadores? La que crea incendios para "crear pastos"? La que elimina la figura del pastor crea despoblación? La que desplaza la fauna salvaje a los picos rocosos de las montañas? Los ganaderos tienen que mojarse y ESPECIFICAR de que ganadería extensiva hablan.
La que tiene mastines y montañas de pirineo para convivir con la fauna salvaje, la que mantiene los rebaños en la montaña que alimentan a aves necrófagas y otra fauna salvaje cuando fallecen de forma natural, la que se preocupa de subir cabritos muertos para alimentar a grandes rapaces como el águila real y quebrantahuesos, la que mantiene prados abiertos con el pastoreo y la gestión responsable. La que mantiene vivos los pequeños núcleos rurales, la que hace pedagogía con gente tanto autóctona como de ciudad para mantener y proteger nuestros ecosistemas. La que permite que cuando la gente de ciudad llega al medio rural pueda disfrutar de valles y caminos, de paisajes con ecosistemas variados y ricos y no se encuentre con una manta de bosque descontrolado que no puede ni avistar, eso si no se ha quemado.
Aquí está la carta de #SOSCampesinado: https://www.soberaniaalimentaria.info/otros-documentos/luchas/723-carta-mapa
¡Gracias por el artículo!
¡Buen y necesario artículo! Como crítica constructiva, me hubiese gustado saber un poco del contenido del escrito al Gobierno.
¡Gracias!