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Green European Journal
Agricultores indignados y olas de calor: elecciones en la India
En estos momentos, el mayor ejercicio democrático del mundo está teniendo lugar en la India, y los votantes se dirigen a las urnas para participar en las elecciones nacionales. Durante este complejo y dilatado proceso que abarca desde el 19 de abril hasta el 1 de junio, cerca de mil millones de ciudadanos indios elegirán a 543 representantes para la Cámara baja, también conocida como Lok Sabha. El resultado determinará el gobierno del país y las encuestas predicen que el actual ostentador del cargo, el primer ministro Narendra Modi, y su partido Bharativa Janata (BJP, traducido como Partido Popular Indio), obtendrán una victoria arrolladora, y que la oposición principal, el partido de centro-izquierda Congreso Nacional Indio (INC, por sus siglas en inglés), quedará rezagado muy por detrás.
La India, cuya economía avanza a mayor velocidad que el resto del mundo y cuya población es cada vez más joven y numerosa, se enfrenta a multitud de dificultades. Una de las grandes preocupaciones del electorado indio es el problema persistente del desempleo, ligeramente superior al de 2014, cuando Modi asumió el poder con la promesa de crear empleo en todo el territorio. El auge del agresivo nacionalismo hindú bajo el liderazgo de Modi, que promueve los “valores hindúes“ como un componente intrínseco del espíritu nacional, también ha causado desazón entre las minorías religiosas, especialmente la musulmana y la cristiana.
A pesar de que los titulares se hacen eco de estos importantes temas, existe un elemento más que acecha bajo la superficie: el cambio climático. Este factor se proyecta sutilmente en las peticiones de los votantes a través de la ansiedad sobre su subsistencia y bienestar, a medida que una parte cada vez mayor del electorado experimenta de primera mano las terribles repercusiones en forma de sequías abrasadoras, olas de calor y lluvias torrenciales.
La agricultura es el alma de la India. En el 2021, junto con otros sectores relacionados, proporcionó empleo a un pasmoso 43% de la población activa y aportó el 19% del PIB nacional
La India es el tercer país del mundo que más carbón emite. Debido a su papel fundamental en el clima global, las implicaciones de los resultados de estas elecciones trascienden las fronteras nacionales. Por este motivo, la UE y otros actores a escala mundial deberían aguardar con atención los resultados, no sólo por el impacto que tendrán sobre los asuntos internos, sino también sobre los esfuerzos internacionales por el medio ambiente.
Promesas electorales
El BJP y el Congreso Nacional comparten algunas similitudes, pero también muestran diferencias muy significativas en su postura sobre el clima. Actualmente, el carbón, el petróleo y la biomasa sólida satisfacen la inmensa mayoría de las necesidades energéticas de la India. En 2023, más del 90% del petróleo de la India provino del extranjero (un tercio de Rusia). De igual modo, en su manifiesto para estas elecciones, el BJP ha reafirmado su compromiso por obtener la independencia energética para 2047 y cero emisiones netas para 2070. Estas promesas se suman a la labor de reforzar la salud fluvial y la preparación ante desastres. No obstante, el manifiesto del partido evita abordar los planes de transición hacia la descarbonización, ya que ahora mismo el carbón suministra el 70% de la electricidad de la India e impulsa su crecimiento económico.
Las propuestas del Congreso Nacional son más ambiciosas que las del BJP. Si bien su manifiesto también esquiva el asunto del uso del carbón, sí que combina la preocupación por el desempleo con el desasosiego por el cambio climático. De ahí surgen iniciativas como el Nuevo Programa de Inversión Verde (Green New Deal Investment Programme) y el Fondo para la Transición Verde (Green Transition Fund) con el objetivo de crear millones de empleos en el sector de la transición energética, incluyendo las áreas rurales. Además, es el único partido que promete aumentar la financiación para el Fondo de Adaptación Nacional de la India, una entidad fundada en 2015 para cubrir los costes de la adaptación climática en los territorios más vulnerables. Aunque las propuestas del Congreso Nacional parecen prometedoras, no queda claro cómo se financiarían e implementarían.
Efectos climáticos
La vulnerabilidad climática de la India es sumamente evidente. Según un estudio realizado por el Ministerio de Ciencias de la Tierra de la India (MOES, por sus siglas en inglés), la temperatura media del país ha aumentado en 0,7 grados Celsius desde principios del siglo XX. Incluso el más leve aumento en la temperatura podría contribuir a la aparición de fenómenos meteorológicos extremos tales como olas de calor, sequías, inundaciones y el deshielo de glaciares. Los efectos se desencadenarían a lo largo del vasto territorio del país. A finales de 2023, un aguacero (lluvia intensa y repentina) en la región de Sikkim, en el Himalaya, provocó el desbordamiento de un lago glacial, inundando regiones aledañas y cobrándose más de 30 vidas. Varios expertos lo atribuyeron al retroceso glacial y a otros factores climáticos.
Mientras tanto, en las regiones de la India en las que reina un clima tropical, las crecientes temperaturas conducen a una mayor retención de la humedad en el aire, lo cual se traduce en unas precipitaciones menos frecuentes. Cuando no llueve con frecuencia, la lluvia tiende a concentrarse y estallar, liberando en unas pocas horas o días la cantidad equivalente a una semana o a un mes de lluvia. Este patrón hace que las lluvias monzónicas sean más intensas e impredecibles, a la vez que intensifica las inundaciones.
El impacto de la subida de las temperaturas ya es palpable. Como el proceso de votación empezó en abril, muchas regiones se encontraban asoladas por olas de calor sofocante, con temperaturas diurnas que alcanzaron los 46ºC. El departamento meteorológico de la India advirtió de que la ola de calor podría durar hasta junio, instando a hacer un llamamiento para procurar medidas de precaución de forma inmediata para facilitar el proceso electoral. El comité electoral también expresó su preocupación por el impacto de las altas temperaturas sobre la participación de los votantes, ampliando unas horas el plazo para los comicios en algunas partes del país, para así poder registrar un mayor número de participantes.
La agricultura contra las cuerdas
Hay un segmento de la población que se verá más afectado por el cambio climático que cualquier otro: el campesinado. Si sus manos son las que alimentan al país, entonces las brutales consecuencias de los desastres meteorológicos y otros fenómenos climáticos en la agricultura tendrán un alcance mucho mayor, más allá de la comunidad campesina.
La agricultura es el alma de la India. En el 2021, junto con otros sectores relacionados, proporcionó empleo a un pasmoso 43% de la población activa y aportó el 19% del PIB nacional. El sustento de más de 250 millones de personas entre campesinas y trabajadoras irregulares (es decir, alrededor de un cuarto de todo el electorado) depende de la agricultura, lo que las convierte en un bloque de votantes crucial.
Es fundamental atender a la seguridad alimentaria en un país con 1.400 millones de ciudadanos, que además ocupa la posición 111 de 125 en la clasificación del índice global del hambre de 2023. Los programas gubernamentales ofrecen cereales de forma gratuita o subvencionada para apoyar a la población más vulnerable y marginada, como por ejemplo el programa que suministra trigo y arroz gratis a 800 millones de personas y que hace poco ha sido renovado por cinco años más
Las malas cosechas podrían abocar a los agricultores a unas deudas gigantescas, que forzarían a muchos a abandonar la agricultura y migrar
El cambio climático está desbaratándolo todo en este sistema de vida, pues afecta al crecimiento de las cosechas, a la abundancia de agua y a la fertilidad del suelo. Todos estos factores se traducen en un rendimiento reducido y cosechas fallidas. Solamente en los últimos dos años, la cosecha de trigo de la India ha decaído estrepitosamente debido a las intensas olas de calor de marzo y abril. Varios estudios anticipan un declive aún más acusado en el futuro: las cosechas de trigo podrían desplomarse un 23% para 2050, y las de arroz un 15% para 2100. El coste económico sería inmenso y se calcula que en los años anteriores a 2017, la India ya estaba perdiendo 10.000 millones de euros al año en materia de producción agrícola a causa del cambio climático.
Los agricultores tienen que comprar semillas, fertilizantes y otros productos agrícolas de primera necesidad, las malas cosechas podrían abocarles a deudas gigantescas, que forzarían a muchos a abandonar la agricultura y migrar a ciudades como mano de obra no especializada, o incluso podría conducirles al suicidio. Entre 2015 y 2023, más de 10.000 agricultores se quitaron la vida en la India.
Protestas de agricultores
Esta precariedad en aumento es la razón por la que protestan los agricultores. Las últimas grandes protestas comenzaron en 2020, cuando Modi aprobó tres leyes que habrían relajado las restricciones en torno a la venta, el precio y el almacenamiento de la producción agrícola, debilitando así la protección con la que contaba la clase campesina India ante las vicisitudes del mercado libre.
La mayoría de las personas que se dedican al sector de la agricultura en la India venden casi todo lo que producen a mercados mayoristas controlados por el Gobierno. Estos les han asegurado precios base, también conocidos como precios mínimos de apoyo (MSP, por sus siglas en inglés). Sin ellos, la supervivencia de gran parte de la población agricultora sería muy difícil, sobre todo a la hora de enfrentarse a las cosechas arruinadas por el cambio climático. Los planes de Modi habrían permitido a los agricultores a vender su producción directamente a entidades privadas a precio de mercado.
Para contrarrestar estas leyes, cientos de miles de personas agricultoras reaccionaron con un año de protestas en Nueva Deli. Su protesta se convirtió en una gran preocupación para el Gobierno de Modi, pues constituyó uno de los mayores movimientos sociales en la historia reciente de la India. Finalmente, el Gobierno revocó la propuesta de reforma agraria a finales de 2021, si bien se retractó del compromiso de negociar las demandas de los agricultores, como la de introducir una garantía jurídica para el MSP que ayudase a estabilizar sus ingresos.
Desde comienzos de 2024, con las elecciones en ciernes, la clase agricultora ha vuelto a tomar las calles de Nueva Deli (esta vez vinculando específicamente sus demandas con la amenaza del cambio climático). En su campaña destaca la garantía jurídica para 23 tipos de cosecha, incluyendo las variedades más resistentes a las inclemencias del clima. Aunque en teoría ya existe algo así, en la práctica el MSP cubre únicamente el arroz y el trigo, dos cultivos intensivos en agua. Esto incentiva a quienes los trabajan a cultivarlas incluso en áreas donde el agua es escasa, deteriorando el medio ambiente y la sostenibilidad a largo plazo. Reforzar el MSP con una garantía jurídica empoderaría al campesinado a elegir entre un rango más amplio de cultivos aquellos más aptos para el clima y la disponibilidad de agua de su entorno.
La ideología de libre mercado del Gobierno colisiona con las reivindicaciones de ingresos garantizados por parte de los agricultores. Mientras el BJP se ha comprometido a mantener un diálogo, el Congreso Nacional ha declarado que, si sale elegido, aprobará el MSP. Aún queda por ver si la estrategia electoral del Congreso Nacional dará resultado. Puesto que muchas de las personas granjeras son hindúes, y dado que los agricultores hindúes constituyen el 85% de los terratenientes rurales, ¿prevalecerá la afiliación religiosa sobre las preocupaciones económicas a la hora de depositar el voto?
Un lento progreso
Pese a que las personas campesinas están en primera fila respecto a la lucha contra el clima, la crisis llega mucho más lejos, trascendiendo las zonas rurales. Algunas grandes ciudades como Bangalore, un epicentro de innovación, sufren por la escasez de agua, mientras que Nueva Deli se enfrenta a inundaciones monzónicas cada vez más devastadoras. Esta creciente amenaza ha instado al Gobierno a ratificar la importancia de la mitigación y adaptación climáticas en los últimos años. Se ha avanzado en algunos sentidos, sobre todo en materia de energía renovable, y es que la India ostenta el quinto mercado solar más grande del planeta y espera generar el 30% de la energía solar para 2040.
Aun así, el Climate Change Tracker sigue considerando la respuesta de la India insuficiente en comparación con las contribuciones que le corresponden para controlar el aumento de la temperatura global. El objetivo de alcanzar las emisiones cero para 2070 se queda muy atrás del objetivo de 2050 establecido en el Acuerdo de París. Uno de los motivos imperantes tras este objetivo es su fuerte dependencia del carbón, cuya producción y consumo aumentan en lugar de disminuir. La dependencia crece durante las olas de calor, cuando la necesidad energética para refrigeración alcanza su punto álgido. Por lo tanto, la combustión de carbón se intensifica conforme el país se calienta.
Un ejercicio de equilibrio
Así pues, el reto de la India consiste en un delicado ejercicio de equilibrio: conseguir un desarrollo económico que satisfaga las necesidades básicas y mejore el sustento de sus más de mil millones de habitantes y, al mismo tiempo, abordar con urgencia los objetivos climáticos nacionales y globales. Este ejercicio precisa de unos recursos considerables y Modi ha expresado claramente su intención de obtener un apoyo financiero mayor por parte de los países desarrollados, exigiendo recientemente que se destine al menos 1 trillón de dólares estadounidenses cada año para ayudar a los países en vías de desarrollo en su transición energética.
Sus demandas abren una puerta a fortalecer las relaciones entre la UE y la India. La Unión Europea, entre cuyos miembros se hallan varios de los países con mayores emisiones históricas de carbono, podría responder al llamado de la India potenciando la ayuda financiera destinada a la mitigación y adaptación en los países en desarrollo.
El reto de la India consiste en un delicado ejercicio de equilibrio: conseguir un desarrollo económico que satisfaga las necesidades básicas y mejore el sustento de sus habitantes y, al mismo tiempo, abordar con urgencia los objetivos climáticos nacionales y globales
No obstante, la colaboración podría ir más allá del ámbito financiero. Compartir conocimientos sobre energías renovables y operaciones conjuntas en tecnologías no contaminantes como el almacenamiento de baterías y redes inteligentes podría acelerar considerablemente la transición de la India. Mientras que las presentes negociaciones en pos de un tratado de libre comercio (TLC) entre la Unión Europea y la India podrían fortalecer las relaciones económicas entre ambas partes, también entrañan una serie de implicaciones para la salud medioambiental de la India. Al presionar a sectores tales como el agrícola a expandirse para satisfacer la creciente demanda, también aumenta la posibilidad de incrementar las emisiones de carbono.
La UE ha admitido esta posibilidad. En lugar de adjudicar la responsabilidad de la transición energética exclusivamente a la India, y reconoce que debe compartirse mediante la prestación de conocimientos técnicos y apoyo financiero.
La densidad de población y la trayectoria de desarrollo de la India la convierten en una pieza clave en la lucha climática global. El cambio climático está afectando a una parte cada vez mayor de su población, por lo que el gobierno electo tendrá que equilibrar el desarrollo económico de la India con la creación de empleo y la reducción de emisiones. La capacidad del BJP (el vencedor más plausible de las elecciones de este año) de lograr estos objetivos dependerá de su aptitud para crear una visión de futuro realmente integradora para la India.