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Guerra de España
Un refugio antiaéreo en el centro de Alcalá de Henares
Cuesta creer que a poco más de un metro bajo tierra, en mitad de la plaza de Cervantes de Alcalá de Henares, haya permanecido en el olvido desde hace más de 40 años el refugio antiaéreo más importante de la ciudad. Sellado en 1978 con un muro de ladrillo, se ha mantenido desde entonces inaccesible, salvo por algunas rejillas de desagüe que nadie se planteó a dónde vertían y por las que se colaron retazos de vidas anónimas que desde entonces han habitado la plaza. Como ese chupete que, quizás, desapareció de forma intencionada una tarde de paseo, o los restos de un paraguas arrastrado por el vendaval. Junto a ellos, decenas de pequeños juguetes, envoltorios de chucherías y otros materiales que el tiempo arrastró a través de ellas hacia su interior.
Llama la atención este olvido premeditado. Tal y como recoge la memoria de los trabajos del equipo de arqueólogos encargado de su investigación desde 2023, a pesar de tratarse de una estructura de gran tamaño y de fecha relativamente reciente, existía en la ciudad complutense una gran confusión con respecto a sus características y su ubicación exacta.
En 1950, muy pocos años después desde su primera clausura, el Ayuntamiento de la época emitió un informe sobre los refugios antiaéreos de la ciudad plagado de errores, en el que, entre otras cosas, se afirmaba «[…]que no existe en la actualidad ningún refugio construido, ya que el único que se realizó por los rojos durante la guerra de Liberación y que estaba emplazado en uno de los lados de la Plaza Mayor ha sido inutilizado y demolido».
Rojos. Guerra de Liberación. Términos incorporados al lenguaje común durante los años de silencio y dictadura. Guerra Civil. La memoria es frágil y oportunamente manipulable mediante la fuerza y la palabra impuestas por quienes detentan el poder, más si su ideología incluye el exterminio de cualquier trazo del régimen anterior, democráticamente elegido. Los nuevos poderes aupados a costa del dolor y la muerte tras el golpe de estado fallido y la posterior guerra, y al amparo de las nuevas ideas fascistas que emponzoñaban Europa, quisieron borrar de la historia un periodo en el que pareció que por fin se dejaban atrás viejos fantasmas. También sus restos materiales y su defensa, como este refugio, que resistió los bombardeos alemanes de la Legión Cóndor y sus temibles Stuka durante los últimos meses del conflicto, y que terminó siendo olvidado.
Este verano, protegidas por los viejos sillares reutilizados de la antigua iglesia de Santa María la Mayor, donde fue bautizado Miguel de Cervantes, las estancias del refugio que han servido como metafórico desagüe de la plaza han vuelto a ser iluminadas por los científicos. Cuando entraron, los niveles de amoniaco en el aire multiplicaban por 20 el máximo recomendado, resultado de la humedad provocada por los pozos que se construyeron en su interior en los años 40 para tratar de resolver los problemas de inundaciones debido al cercano nivel freático.
Hasta ahora, los trabajos del equipo formado por los arqueólogos Lucía Valentín-Gamazo y Luis A. Ruíz han conseguido recuperar dos de las tres estancias de las que se tiene constancia. Faltan por investigar la última y la probable entrada original, hasta completar los casi 80 metros cuadrados de planta que se estima mide el refugio. Construido con el dinero recaudado entre los habitantes de la ciudad, fueron vitales para su finalización en el año 1938 las aportaciones de los afiliados a la CNT y UGT locales. Incluso el presidente Azaña, alcalaíno de nacimiento, donó 25.000 pesetas para poder acabar la obra.
Los trabajos actuales han sido financiados con fondos europeos Next Generation como parte de las obras de renovación de la plaza, bajo el amparo del Ayuntamiento de la ciudad, gobernada por una coalición de PP y Vox. Se prevé que una vez sean finalizados parte del refugio sea musealizado.
Estos días, los más viejos recuerdan sus juegos en este antiguo refugio después de 1939, como si de un parque infantil se tratase. Y durante las obras, algunos alcalaínos se han acercado a comentar con los arqueólogos que sí, que recordaban que les habían dicho que allí había un refugio antiaéreo de la guerra.