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Guerra en Ucrania
Los insumisos que pagaron con cárcel el fin de la mili exigen que España acoja a los desertores de la guerra en Ucrania
Desde el 25 de febrero, día siguiente a la entrada de las tropas rusas en territorio Ucraniano, el gobierno de Zelenski prohibió la salida del país de los hombres de entre 18 y 60 años, que han quedado sometidos a un reclutamiento forzoso. Varios soldados rusos han denunciado que han sido enviados a combatir engañados sobre las razones de la guerra. Y la respuesta de la Unión Europea y España es negar el asilo político a los desertores de ambos bandos.
Alrededor de 800 personas participantes en el movimiento de insumisión al servicio militar y antimilitaristas han exigido, a través de un manifiesto, que la Unión Europa y España acepten las peticiones de asilo de los desertores de los ejércitos ruso y ucraniano y de los hombres que huyen del reclutamiento forzoso. “Matar en una guerra no es un deber cívico”, subraya el manifiesto, que también reclama que termine el envío de armas y tropas desde países miembros de la OTAN a la zona y el desmantelamiento de los paraísos fiscales donde las industrias armamentísticas blanquean sus beneficios. “Los crímenes de guerra anteriores de cualquiera de las partes en conflicto no justifican ninguna intervención sangrienta más: echar más leña al fuego no es la solución”, continúa el manifiesto.
Bajo el lema “insumisión a todas las guerras”, el movimiento de insumisos llama a organizar una red europea de apoyo a pacifistas y desertores que desobedezcan a la guerra en Ucrania y que sufran persecución política y anuncian que, para ello, desobedecerán las leyes españolas y europeas “las veces que haga falta” para acoger en sus propias casas a las personas que se nieguen a participar en la guerra.
“Fuimos decenas de miles de personas, apoyadas por millones, en una movilización popular histórica que conquistó el derecho a la objeción de conciencia y que acabó con la servidumbre vergonzosa de la mili”, añade. “Luchamos entonces, y luchamos ahora, contra todas las injusticias que provocan las guerras y por la eliminación de sus causas. Mientras los Estados adornan la barbarie de la guerra con su propaganda patriótica, insistimos en el derecho universal a renunciar a las armas y a que las personas decidan libremente su destino. Nadie debería verse obligado a elegir entre uno y otro lado del matadero”.
El movimiento de insumisión al servicio militar obligatorio comenzó en los años 70 y llevó a la cárcel a miles de personas, pero consiguió su objetivo: en 1984 el Gobierno de Felipe González aprobó la Ley de objeción de conciencia y, en 2001, treinta años después de que comenzara el movimiento, desaparecía el servicio militar obligatorio. “Ni en los momentos más optimistas podía pensar que acabaríamos con la mili con un balance tan positivo: casi un millón de objetores y entre 20.000 y 30.000 insumisos dispuestos a ir a la cárcel”, afirmaba a El Salto Pepe Beunza, una de las personas que ha firmado el manifiesto, en una entrevista en la que relató su experiencia como insumiso, que a él le llevó tres años a la cárcel. “Pagamos un precio de casi mil años de cárcel, pero conseguimos que casi nadie quisiera hacer la mili y no les quedó más remedio que profesionalizar el servicio militar”, añade.
Antimilitarismo
Mil años de cárcel para acabar con la mili
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La verdad es que no entiendo ya casi nada. Respetando la insumisión como opción de vida, incluso en pleno conflicto bélico, como ahora en Ucrania, qué cojones o qué coño pretende esta gente aquí, en españa, y con respecto a un pueblo está siendo masacrado. Qué haría una persona antimilitarista, una no violenta, en caso de asistir a una paliza de un joven contra una abuela....
Enviarles armas no sé si es bueno o no, pero ni se me ocurre oponerme, porque las conmovedoras imágenes que he visto y los testimonios he podido escuchar en mi casa de parte de refugiadas, son indignantes.