Iraq guerra
Soldados estadounidenses en Iraq.

Conflictos bélicos
¿Acabarán alguna vez?

Llega el 20º aniversario de la Guerra contra el Terrorismo.

“Este es un nuevo tipo de guerra, que llevaremos a cabo agresivamente y metódicamente para interrumpir y destruir la actividad terrorista”, anunció el presidente George W. Bush apenas dos semanas después de los ataques del 11-S. “Algunas victorias se conseguirán fuera de la vista pública, en tragedias evitadas y amenazas eliminadas. Otras victorias quedarán claras para todos”.

Este año marcará el 20º aniversario de la guerra contra el terrorismo, incluyendo el conflicto sin declarar de EE UU en Afganistán. Después de que el apodo original de esa guerra, Operación Justicia Infinita, fuera rechazado por ofender sensibilidades musulmanas, el Pentágono la renombró como Operación Libertad Duradera. A pesar de no haber ni victoria clara ni la más ligera evidencia de que la libertad duradera se hubiera impuesto alguna vez en ese país, “las operaciones de combate de EE UU en Afganistán terminaron”, según el Departamento de Defensa, en 2014. En realidad, ese combate simplemente continuó bajo un nuevo nombre, Operación Centinela de la Libertad, y se prolonga hasta hoy.

Igual que la invasión de Iraq de 2003 —conocida como Operación Libertad Iraquí—, Libertad Duradera y Centinela de la Libertad, no consiguieron hacer justicia a sus nombres. Ninguno de los apodos aplicados a las guerras de EE UU post 11-S atrapó tampoco nunca la imaginación pública; los campos de batalla se extendieron desde Afganistán e Iraq hasta Yemen, Somalia, Filipinas, Libia, Siria, Níger, Burkina Faso y más allá, con un precio superior a 6,4 billones de dólares y un coste humano que incluye al menos 335.000 civiles asesinados y al menos 37 millones de personas desplazadas de sus hogares. Mientras tanto, las durante tanto tiempo claras victorias prometidas nunca se materializaron incluso mientras el número de grupos terroristas en el mundo proliferaba.

“Creemos que, tras dos décadas de esfuerzo consistente, hemos logrado una pizca de éxito”, dijo Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto

El mes pasado, el principal general de EE UU ofreció una evaluación de la guerra afgana que fue tan adecuada como sombría. “Creemos que, tras dos décadas de esfuerzo consistente, hemos logrado una pizca de éxito”, dijo Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto. “También diría que durante los últimos cinco o siete años como mínimo hemos estado en una situación de tablas estratégicas”. Las declaraciones de Milley ofrecían apelaciones mucho más adecuadas que aquellas con las que el Pentágono había soñado durante años. Si el Departamento de Defensa hubiera abierto las guerras post 11-S con nombres como Operación Pizca de Éxito u Operación Tablas Estratégicas, al menos los estadounidenses habrían tenido una idea realista sobre qué esperar en las décadas siguientes mientras tres presidentes llevaban a cabo tres guerras no declaradas sin conseguir victorias en ningún lugar del Gran Oriente Medio o África.

Qué traerá el futuro en términos de los muchos conflictos armados de este país está más oscuro que nunca mientras el Gobierno de Trump ha perseguido una variedad de esfuerzos en el último momento interpretados como intentos de último minuto para hacer buenas las promesas de terminar las “interminables guerras” de este país o simplemente como intentos llenos de amargura para desestabilizar, minar y sabotear al “Estado profundo” (la CIA en concreto) a la vez que para dejar sin mano de obra a la próxima política exterior del Gobierno de Biden. En realidad, sin embargo, las tambaleantes tácticas finales del presidente Trump, aunque en absoluto terminan las guerras de EE UU, ofrecen al Gobierno de Biden una oportunidad única para poner esos conflictos en los libros de historia, si el presidente electo elige aprovecharse del involuntario regalo que le dio su predecesor.

El tercer presidente que no terminó la Guerra contra el Terrorismo

Durante cuatro años, el Gobierno de Trump ha llevado a cabo una guerra en múltiples frentes, no solo en Afganistán, Iraq, Somalia, Siria y en otros lugares del planeta, sino también con el Pentágono. Donald Trump entró en la Casa Blanca prometiendo detener las incesantes intervenciones en el extranjero de EE UU y repetidamente flirteó con terminar esas “guerras interminables”. No lo hizo. En vez de eso, él y su gobierno siguió llevando a cabo los muchos conflictos de EE UU, aumentó las tropas en Afganistán y Siria, y amenazó con ataques nucleares contra enemigos y aliados por igual.

Lejos de terminar con las interminables guerras, el presidente Trump intensificó las más interminables de todas: los conflictos en Afganistán y Somalia

Cuando finalmente el presidente empezó a hacer gestos hacia reducir los conflictos interminables del país e intentó retirar tropas en varias zonas bélicas, el Pentágono y el Departamento de Estado empezaron a dilatar y obstaculizar a su comandante en jefe, engañándole, por ejemplo, cuando se trató de algo tan básico como el número real de tropas estadounidenses en Siria. Incluso tras llegar a un acuerdo con los talibanes para finalizar la guerra afgana y ordenar significativas retiradas de tropas de ese país y otros a medida que se convertía en un presidente incapaz, no consiguió detener una sola intervención armada que hubiera heredado.

Lejos de terminar con las interminables guerras, el presidente Trump intensificó las más interminables de todas: los conflictos en Afganistán y Somalia, donde Estados Unidos ha estado involucrado de forma intermitente desde los años 70 y 90, respectivamente. Los ataques aéreos en Somalia, por ejemplo, se han disparado bajo el Gobierno de Trump. De 2007 a 2017, el Ejército de EE UU llevó a cabo 42 ataques aéreos declarados en ese país. Bajo el presidente Trump, se ejecutaron 37 ataques en 2017, 48 en 2018, y 63 en 2019. El año pasado, el Mando África de Estados Unidos (AFRICOM) reconoció 53 ataques aéreos en Somalia, más que durante los 16 años de los gobiernos de George W. Bush y Barack Obama.

Los motivos de ese aumento siguen envueltos en el secreto. En marzo de 2017, sin embargo, el presidente Trump supuestamente designó partes de Somalia como “áreas de hostilidades activas”, mientras eliminaba las reglas de la era de Obama que requerían que hubiera seguridad de que los ataques aéreos no hirieran o mataran no combatientes. Aunque la Casa Blanca rechaza confirmar o negar explícitamente que esto ocurriera alguna vez, el general de brigada retirado Donald Bolduc, que encabezaba el Mando África de Operaciones Especiales en ese momento, dijo a The Intercept que “la carga de la prueba respecto a qué se podía considerar objetivo y por qué motivo cambió dramáticamente”. Ese cambio, apuntó, llevó a AFRICOM a llevar a cabo ataques que previamente no habrían tenido lugar.

“Biden acabará con las guerras interminables en Afganistán y Oriente Medio, que nos han costado incalculable sangre y riqueza”, se lee en el plan para “Liderar al Mundo Democrático” en JoeBiden.com

El aumento en los ataques aéreos ha sido desastroso para los civiles. Mientras el Mando África reconoció recientemente cinco muertes de no combatientes en Somalia por estos ataques aéreos, una investigación de Amnistía Internacional descubrió que, en solo nueve de ellos, murieron 21 civiles y otros 11 fueron heridos. Según el grupo de seguimiento del Reino Unido Airwars, la evidencia sugiere que hasta 13 civiles somalíes han sido asesinados por ataques aéreos estadounidenses solo en 2020, y la reciente decisión de Trump de retirar las fuerzas estadounidenses de allí no terminará con esos ataques aéreos, y mucho menos la guerra de EE UU, según el Pentágono. “Aunque es un cambio en el despliegue, esta acción no es un cambio en la política de EE UU”, se lee en una declaración del Departamento de Defensa que siguió a la orden de retirada de Trump. “EE UU retendrá la capacidad de llevar a cabo operaciones de contraterrorismo focalizadas en Somalia y de recoger advertencias e indicadores tempranos respecto a amenazas contra la patria”.

La guerra en Afganistán ha seguido una trayectoria similar bajo el presidente Trump. Lejos de rebajar la intensidad del conflicto mientras negociaba un acuerdo de paz con los talibanes y buscaba retiradas de tropas, la administración intensificó la guerra en múltiples frentes, desplegando inicialmente más tropas aumentando su uso de poder aéreo estadounidense. Como en Somalia, los civiles sufrieron enormemente, según un informe reciente de Neta Crawford, del proyecto Costes de la Guerra de la Brown University.

Durante su primer año en el cargo, el Gobierno de Trump relajó las normas de combate e intensificó la guerra aérea en un esfuerzo por conseguir una mejor posición en la mesa de negociaciones. “Desde 2017 hasta 2019, las muertes civiles debidas a los ataques aéreos de EE UU y fuerzas aliadas en Afganistán aumentaron dramáticamente”, escribió Crawford. “En 2019, los ataques aéreos mataron a 700 civiles, más que en ningún otro año desde el comienzo de la guerra en 2001 y 2002”. Después de que EE UU y los talibanes alcanzaran un acuerdo de paz provisional el pasado febrero, los ataques aéreos estadounidenses disminuyeron, pero nunca cesaron por completo. Tan recientemente como el mes pasado, EE UU supuestamente llevó a cabo uno en Afganistán que dio lugar a víctimas civiles.

A medida que esas muertes civiles por la fuerza aérea estaban disparándose, una unidad paramilitar afgana de elite formada por la CIA, conocida como 01, en alianza con fuerzas de Operaciones Especiales de EE UU, estuvo involucrada en lo que Andrew Quilty, escribiendo en The Intercept, denominó como “una campaña de terror contra civiles”, incluyendo “una serie de masacres, ejecuciones, mutilación, desapariciones forzosas, ataques sobre instalaciones médicas, y ataques aéreos con el objetivo de estructuras conocidas por albergar civiles”. En total, la unidad mató al menos 51 civiles en la provincia afgana de Wardak entre diciembre de 2018 y diciembre de 2019.

Como Akhtar Mohammad Tahiri, el jefe del consejo provincial de Wardak, dijo a Quilty, los estadounidenses “pisan todas las reglas de la guerra, derechos humanos, todas las cosas que dijeron que traerían a Afganistán”. Están, dijo, “comportándose como terroristas. Muestran terror y violencia y piensan que traerán control de esta forma”.

La decisión del presidente Biden

“No somos un pueblo de guerra perpetua, es la antítesis de todo lo que defendemos y de todo por lo que lucharon nuestros ancestros”, escribió el secretario de Defensa en funciones como parte de un informe de dos páginas a los empleados del Departamento de Defensa el pasado noviembre, añadiendo: “Todas las guerras deben terminar”. Su predecesor, Mark Esper, aparentemente fue despedido, al menos en parte, por resistirse a los esfuerzos del presidente Trump de retirar tropas de Afganistán. Pero ni Miller ni Trump resultaron estar comprometidos con acabar de verdad con las guerras de Estados Unidos.

Tras perder la reelección en noviembre, el presidente dictó una serie de órdenes retirando algunas tropas de Afganistán, Iraq y Siria. Virtualmente todo el personal militar va a ser retirado de Somalia. Allí, sin embargo, según el Pentágono, algunas o todas esas fuerzas serán simplemente “reposicionadas desde Somalia a países vecinos para permitir operaciones transfronterizas”, por no hablar de las continuas “operaciones focalizadas de contraterrorismo” en ese país. Esto sugiere que la prolongada guerra aérea seguirá ininterrumpida.

Las guerras de Estados Unidos en el siglo XXI han sido tragedias para millones y han llevado a una proliferación de amenazas que dañaron a Estados Unidos de forma importante

Lo mismo ocurre con otras zonas bélicas donde está previsto que las tropas estadounidenses permanezcan y no se ha anunciado ningún cese de los ataques aéreos. “Todavía vas a tener la capacidad de hacer las misiones que hemos estado haciendo”, dijo el mes pasado un veterano cargo del Pentágono respecto a Afganistán. Miller se hizo eco de esto durante un reciente viaje a ese país cuando dijo: “Especialmente quiero ver y oír el plan para nuestro continuado papel de apoyo aéreo”. Irónicamente, el informe ‘todas-las-guerras-deben-terminar’ del documento de noviembre de Miller en realidad defendía una actitud de guerra eterna insistiendo en la necesidad de “acabar con la guerra que Al-Qaeda trajo a nuestras orillas en 2001”.

En la clásica forma de ‘EE UU-finalmente-ha-dado-el-paso-definitivo’, Miller afirmó que Estados Unidos está “a punto de vencer a Al-Qaeda y sus socios” y “debe evitar nuestro pasado error estratégico de no librar la batalla hasta el final”. Para cualquiera que pueda haber pensado que estaba señalando que la guerra contra el terrorismo estaba acercándose al final, Miller ofreció un mensaje que no podía haber sido más sucinto: “Esta guerra no ha terminado”.

Al mismo tiempo, Miller y varios otros nombrados por Trump tras las elecciones, incluidos su jefe de personal Kash Patel y el vicesecretario de Defensa para Inteligencia en funciones, Ezra Cohen-Watnick, han buscado hacer importantes cambios de política de último minuto en el Pentágono, molestando a miembros de la elite de la seguridad nacional. El mes pasado, por ejemplo, responsables del Gobierno de Trump entregaron al Estado Mayor Conjunto una propuesta para desvincular la Agencia de Seguridad Nacional y el Cibercomando de EE UU. Miller también envió una carta a la directora de la CIA Gina Haspel informándola de que está en peligro un antiguo acuerdo en el que el Pentágono ofrecía apoyo a la agencia.

Informes de prensa indicaron que el Departamento de Defensa está revisando su apoyo a la CIA. El motivo, contaron a Defense One antiguos y actuales responsables gubernamentales y militares, era determinar si fuerzas de Operaciones Especiales deberían ser redirigidas desde las operaciones de contraterrorismo de la agencia hacia misiones “relacionadas con la competencia con Rusia y China”. The New York Times sugirió, sin embargo, que el verdadero propósito sería “hacer difícil” que la CIA llevara a cabo operaciones en Afganistán.

Las retiradas de tropas y los cambios de última hora en la política han sido desechados por expertos y defensores de la elite de la seguridad nacional como los despreciables actos finales de un presidente fracasado. Sea lo que sean, también representan una genuina oportunidad para un presidente electo que ha defendido un giro en la política de seguridad nacional. “Biden acabará con las guerras interminables en Afganistán y Oriente Medio, que nos han costado incalculable sangre y riqueza”, se lee en el plan para “Liderar al Mundo Democrático” en JoeBiden.com. Allí, también, en la letra pequeña, acecha una serie de lagunas sobre luchar-hasta-el-final como la de Miller, como sugieren las palabras en cursiva en esta frase: “Biden traerá a casa la inmensa mayoría de nuestras tropas de Afganistán y centrará nuestro enfoque en Al-Qaeda e ISIS”.

Las guerras fallidas sin fin son, sin embargo, también un legado de Joe Biden. Como senador, votó a favor del AUMF de 2001, el AUMF de 2002, y después secundó a un presidente que expandió las intervenciones en el extranjero de EE UU

Bajo un acuerdo que el Gobierno de Trump alcanzó con los negociadores talibanes el año pasado, Estados Unidos promovió retirar todas las tropas que quedan en Afganistán para el 1 de mayo de 2021, si ese grupo cumple sus compromisos. Si el equipo de Biden quisiera aprovecharse tanto del pacto de retirada del Gobierno de Trump como de su desesperado esfuerzo para maniatar a la CIA, una parte importante de la guerra estadounidense simplemente expiraría esta primavera. Aunque esto sin duda suscitaría aullidos de angustia por parte de los defensores de esa guerra fallida, el presidente Biden se podría remitir a los poderes de guerra asignados constitucionalmente al Congreso, dejando al poder legislativo la decisión de declarar la guerra en ese país tras todos estos años o simplemente permitir que el conflicto termine.

También podría utilizar el intimidante púlpito de la presidencia para llamar a la expiración de la Autorización para el Uso de la Fuerza Militar (AUMF, por sus siglas en inglés) de 2001, una resolución de 60 palabras aprobada por el Congreso tres días después de los ataques del 11 de septiembre, que se ha utilizado para justificar 20 años de guerra contra grupos como el Estado Islámico que ni siquiera existían el 11-S. Podría hacer lo mismo con la Autorización en Iraq para el Uso de la Fuerza Militar de 2002, que autorizó la guerra contra el régimen de Saddam Hussein en Iraq, pero fue sin embargo citada el año pasado en la justificación del Gobierno de Trump para el asesinato con drones del general iraní Qasem Suleimani.

Tras dos décadas después de que el presidente George W. Bush lanzara “un tipo diferente de guerra”; más de una década después de que el presidente Barack Obama entrara en la Casa Blanca prometiendo evitar las “guerras estúpidas” (aunque prometiendo ganar la “guerra correcta” en Afganistán); seis meses después de que el presidente Trump se comprometiera a “acabar con la era de las guerras interminables”, el presidente electo Biden entra en la Casa Blanca con una oportunidad para empezar a hacer buena su propia promesa de “acabar con las guerras interminables en Afganistán y Oriente Medio”.

Como el presidente Bush señaló en 2001: “Algunas victorias se ganarán fuera de la vista pública, en tragedias evitadas y amenazas eliminadas”. Las guerras de Estados Unidos en el siglo XXI han sido, en vez de eso, tragedias para millones y han llevado a una proliferación de amenazas que dañaron a Estados Unidos de forma importante. El presidente electo Biden ha reconocido esto, apuntando que “quedarse atrapado en conflictos imposibles de ganar solo consume nuestra capacidad de liderar en otros asuntos que requieren nuestra atención, y nos impide reconstruir los demás instrumentos del poder estadounidense”.

Las guerras fallidas sin fin son, sin embargo, también un legado de Joe Biden. Como senador, votó a favor del AUMF de 2001, el AUMF de 2002, y después secundó a un presidente que expandió las intervenciones en el extranjero de EE UU, y nada en su historia personal sugiere que tomará las valientes acciones necesarias para lograr poner un fin a los conflictos internacionales de Estados Unidos. “Ya es hora de que terminemos con las guerras infinitas”, anunció en 2019. En realidad, al entrar en el Despacho Oval se encuentra ante una decisión formidable: ser el primer presidente de EE UU de este siglo que no redoble la apuesta en conflictos internacionales malditos o el cuarto que descubra el fracaso en guerras que nunca se pueden ganar.

tomdispatch.com
Artículo publicado originalmente por Tomdispatch.com y traducido para EL Salto por Eduardo Pérez

 

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Gobierno de coalición
Escalada bélica Sánchez apuesta por el militarismo y afirma que el aumento de gasto en Defensa no implicará recortes
El presidente del Gobierno comparece para presentar el recién bautizado plan Safe de rearme. A las críticas del PP se han sumado las protestas de su socio Sumar y de otros partidos de la izquierda como ERC, EH Bildu y Podemos.
Opinión
Opinión Por qué Netanyahu decidió hacer estallar el alto el fuego y volver a la guerra
Israel se vio acorralado en vísperas de su regreso a la guerra porque Hamás obligaba a Netanyahu a cumplir el acuerdo de alto el fuego que había firmado.
Guerra en Ucrania
Guerra ruso-ucraniana Una llamada delimita los términos de la “paz trumpiana” para Ucrania y reintroduce al apestado Putin
La cesión de territorio y la prohibición a Ucrania para formar parte de la OTAN son dos premisas que el Gobierno de Estados Unidos ha puesto sobre la mesa antes de las negociaciones para un acuerdo de alto el fuego en el este de Europa.
#81403
30/1/2021 12:58

Necesario artículo y más aún viniendo desde Estados Unidos.
Es importante mantener una vigilancia muy estricta con la maquinaria imperial más poderosa y criminal de la historia de la Humanidad, más ahora que intenta relanzar nuevas campañas de blanqueo de imágen y guerra psicológica contra los contrapoderes que surgen. No hay que ir muy lejos para leer odas y alabanzas al tío joe que resultarían demasiado meregues para el NO-DO por parte toda clase de voceros, lacayos e inútiles con lecturas que creen vivir en Nueva York aún siendo residentes en Almendralejo.
Gracias por mantener la perspectiva, ElSalto.

3
0
#81423
30/1/2021 19:24

RToda la razon compañero, articulos como este son de una utilidad muy grande ya que aclaran y sacan a la luz las verdaderas politicas expansionistas y imperialistas que han llevado a cabo todos y cada uno de los presidentes de los EEUU. Al fin y al cabo, todos ellos provienne de la burgesia, son parte de la elite economica y como tal, les interesa mas defender los intereses del compleo militar-industrial que los DDHH y la paz y justicia mundiales. Seamos sinceros, Trump ha perpetuado estas guerras, pero acaso Biden siendo vicepresidente hizo algo correto?? Cuando apoyo a Obama en sus crimenes como el derrocamiento ilegal del gobierno de Gddafi en Libia, el apoyo a todas la dictaduras feudalistas del Golfo durante las revueltas democraticas, las sanciones sobre el pueblo venezolano, la politica de drones en Pakistan...
La guerra contra el terrorismo nacio cuando la amenaza frente al comunismo sovietivo ya no daba mas de si. Ellos mismos crearon, formaron y movilizaron a los grupos muyahidines y wahabitas hacia la Afganistan popular, con el mismo objetivo: Crear un nuevo enemigo para mantener al pueblo dominado, a sus "aliados" militares controlados y al complejo militar-inudstrial bien satisfecho

2
0
Aviación
Travel Smart Las multinacionales españolas, a la cola de la reducción de emisiones por vuelos de negocios
Un estudio publicado este martes por organizaciones ecologistas señala que las emisiones por vuelos de negocios a nivel global se han reducido un tercio, pero las empresas españolas van a la zaga y suspenden en transparencia u objetivos concretos.
Represión
Policía infiltrado La Directa destapa un nuevo caso de policía infiltrado, esta vez, en el activismo de Lleida
Bajo la identidad falsa de Joan Llobet García, un agente de la trigesimosegunda promoción de la Academia de Ávila, pasó dos años infiltrado en espacios independentistas, estudiantiles y ecologistas.
Redes sociales
El asesino de los CEO El fenómeno fan Luigi Mangione, ¿por qué tanta gente apoya a un asesino?
El caso del chico de clase alta que disparó sobre un CEO de una aseguradora médica ha desatado una ola cultural y de apoyo como no se había visto antes.

Últimas

Maltrato animal
Maltrato animal Lidl denuncia a los animalistas que detectaron afecciones en la carne de pollo de la cadena
El Observatorio de Bienestar Animal asegura que el departamento legal de la cadena les pidió que eliminaran todas las publicaciones sobre ellos y creen que es una estrategia legal para silenciarles.
Madres protectoras
Madres protectoras Una madre, condenada a tres años y medio por secuestrar a su propia hija, solicita su indulto
La libertad de Jewel Lázaro depende de la respuesta del Ministerio de Justicia de España a su petición de indulto con el fin de no separarla de otro bebé de nueve meses.
Derecho a la vivienda
Manifestación estatal Mapa | Más de 40 ciudades se movilizan este 5 de abril por el derecho a la vivienda
Decenas de miles de personas en más de 40 localidades de todo el Estado español saldrán a la calle el próximo 5 de abril para reclamar medidas para hacer frente a la crisis de vivienda.
Israel
Guerra en Gaza Israel ordena evacuar Rafah ante la previsión de un ataque terrestre
En la mañana del 31 de marzo, las fuerzas militares de Israel han ordenado a la población evacuar gran parte de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza.
Más noticias
Opinión
Opinión ¿Cómo acabar con el negocio de la vivienda?
Las reivindicaciones del 5A: bajada de alquileres, paralización de desahucios, desmantelamiento de las empresas de desokupación, ayudarían a acabar con la crisis de vivienda. Pero estas medidas son impensables en este sistema económico.
Francia
Francia Marine Le Pen es condenada por malversación y no podrá concurrir a las elecciones de 2027
Un caso de corrupción con los asistentes del Parlamento europeo golpea a la ultraderecha francesa. Le Pen y su partido, Agrupación Nacional, son condenados por el Tribunal Penal de París.
Precariedad laboral
Precariedad laboral Europa presiona de nuevo a España para que modifique la indemnización por despido improcedente
El Consejo de Europa concluye que el sistema español viola la Carta Social Europea al considerar que la compensación española no repara el daño a los trabajadores ni disuade de hacerlo.
Myanmar
Terremoto Myanmar: un país bajo los escombros
Con el cronómetro en contra, los equipos de rescate de Myanmar continúan buscando bajo los escombros a los supervivientes del que ya se considera el peor terremoto sufrido en las últimas siete décadas en el país.

Recomendadas

Militarismo
Alejandro Pozo “El oportunismo de la industria militar española aprovechando lo que pasa en Gaza es grave”
Este investigador sobre paz, conflictos armados, desarme y acción humanitaria denuncia que el rearme ya está teniendo lugar y que el Ejecutivo escamotea información sobre las relaciones comerciales de la industria con Israel.
Literatura
Silvia Nanclares “Moratalaz nace como barrio franquista, solo que no contaban con la presión vecinal”
Con ‘Nunca voló tan alto tu televisor’ la escritora madrileña regresa a su barrio y examina lo que quedaba debajo de la cáscara de progreso que supuso la construcción del edificio de Torrespaña, aun hoy uno de los más reconocibles de la ciudad.
Galicia
Galicia Bimba y Lola se aleja de las fibras textiles de Altri con la salida del presidente de Greenalia de su consejo
El presidente de Greenalia y antiguo consejero delegado de Inditex, José María Castellano, abandona su puesto en la empresa cerrando una puerta más a la salida de la celulosa supuestamente creada para fibras textiles.
Cómic
Cómic Un gran poder conlleva una gran responsabilidad: ¿los superhéroes de cómic son de derechas o de izquierdas?
¿Encarna Superman a la socialdemocracia liberal, es Batman un militante anarcocapitalista y el Capitán América la bandera del nacionalismo? La respuesta no es tan sencilla si se repasa la historia del género.