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Hemeroteca Diagonal
Qué son los neocon y cómo han crecido en España
Beatriz García, Almudena Sánchez y Pablo Carmona han publicado un ensayo sobre el auge de los neocon españoles.
Spanish Neocon (Traficantes de sueños) analiza la revuelta neoconservadora de la derecha. Hablamos con Beatriz García y Almudena Sánchez, sus autoras, junto a Pablo Carmona, del Observatorio Metropolitano.
Señaláis que gran parte de las razones del triunfo de los neocon se debe a la debilidad de discursos de izquierda.
Almudena Sánchez: Aunque el final de la discusión no lo compartamos en absoluto, en muchos casos sí puedes compartir el origen, esas grietas que han aprovechado para generar otra discusión. Ellos fueron los primeros que abren el problema de la Transición. Ante una izquierda acomodada, institucionalizada, donde no se puede opinar, son capaces de movilizar a todos estos sectores.
Frente a ese lenguaje agresivo, la izquierda ha optado por un lenguaje políticamente correcto, inofensivo...
Beatriz García: El “buenismo” de ZP, la diplomacia, el multilateralismo, la tolerancia hacia la diferencia... Todo esto lo ridiculizan, porque es verdad que el discurso de la izquierda es tan naif y superficial y enfrenta tan poco los problemas reales, que los neocon son capaces de decir: “lo que decís no tiene un sustrato de realidad, no está afrontando problemas que son reales y, por tanto, quedan sujetos a la burla”.
Sin embargo, el discurso de los neocon se plasma en unas políticas que sólo benefician a unos pocos. ¿No se les aplica la misma medicina?
Beatriz García: Es verdad que eso podría provocar un efecto boomerang. De hecho, es lo que el 15M hace. Dice: los socialistas son parásitos, pero los del PP también, porque nadie nos representa. Esa es una de las contradicciones más grandes que puede tener el discurso neocon. Porque es un discurso del trabajo, de la moral; en la moral poco puede decir una, pero la parte de la renta, de la riqueza, quizás sí es uno de los puntos débiles. Es un poco lo que ocurre con su discurso anti estatal, que parece que es neoliberal: ¿cómo se plasma este discurso de adelgazamiento del Estado? Beneficia a unas determinadas élites, no lo estás dejando a la libre concurrencia. No, al final los hospitales los hacen unas constructoras, los colegios se los llevan unos religiosos...
Decís que trabajan a partir de ideas que plantean como cuestiones morales, lo que hace difícil combatirlas.
Almudena Sánchez: Ellos construyen un marco moral, que permite que determinadas operaciones, que no se podrían producir en otros contextos (recortes laborales, etc.), se permitan en torno a causas morales.
Beatriz García: Por ejemplo, moralizan a los parados. Ahora mismo estamos en un momento de crisis en el que creo que es compartido que el que no tiene trabajo es porque no lo encuentra. Pero, si a lo largo de tres años, hay algún tipo de repunte y se lanza el discurso de que los parados son vagos, que no quieren trabajar, pues a lo mejor parte de la población acaba creyendo en eso. El discurso culpabilizador sobre el trabajo tiene mucha potencia de cara a aprobar leyes que acaben, por ejemplo, con el subsidio de desempleo, porque los que lo cobran son unos vagos. Ahí estarías generando política a partir de moral.
¿Cuáles son las principales líneas discursivas neocon?
Beatriz García: Tratan de generar un ‘nosotros’ que llame a la acción: los neocon son de calle y de agitación. Por eso tienen que construir un mapa muy claro de quiénes son las víctimas, quiénes son los agresores, cuál es el conflicto en el presente (no las causas, de dónde viene) y de ahí se construye un nosotros que siempre está con las víctimas y que apela a ellas y a quienes están con ellas a tomar la calle, a tomar la palabra y a pelear.
Un aspecto muy interesante del libro es que mostráis que la derecha no es una y va siempre en bloque, y que existen divisiones internas.
Beatriz García: No queremos dar la visión de que es una conspiración premeditada, de que cada paso está pensando y hay una comunión de intereses. Nos parece interesante ver cómo están las corrientes ultras católicas, por ejemplo, porque no se llevan del todo bien con los ultras neoliberales. El mercado, por ejemplo, no necesita que estés en contra del aborto. El ideal del mercado libre es un sistema amoral. Sin embargo, para los conservadores es fundamental esa moralidad. Y aunque ahora mismo han hecho una alianza táctica, se apoyan unos a otros para empujar lo que tienen en común, por las mismas, en un momento de conflicto, ahí puede estar la posibilidad de ruptura de este bloque, o al menos de separación de alguna de sus partes.
Afirmáis que uno de los grandes retos que tienen es el 15M.
Almudena Sánchez: El 15M es uno de los primeros movimientos que está siendo capaz de plantearse ese mismo tipo de preguntas, en términos políticos, ofensivos, y recoger la parte de toda esa crítica producida desde la Transición. Si hablábamos antes del victimismo, a eso el 15M le opone el activismo. La clave está en reconocer que esos problemas están. Los problemas de los sindicatos, de la representación, de la democracia, y cómo respondemos ante ellos...
Beatriz García: El discurso del 15M no es “yo, porque soy la víctima” o “yo porque apoyo a la víctima”, sino “todos tenemos problemas y sólo se resuelven juntos”. También hay una división amigo-enemigo, pero es la del 99%-1%. Dónde colocas esa división es otra de las claves.
¿Cómo combatir esos discursos?
Almudena Sánchez: El 15M tiene que componer un discurso común sobre la realidad. Ser capaz de enfrentar las contradicciones que encontramos y colectivamente dar respuestas sobre lo que sucede. Y si hay una ofensiva, pensar otras, no desaparecer del juego. Porque ante esa construcción tenemos que dar una respuesta.
Beatriz García: Aprender del aparato institucional y mediático que tienen los neocon: eso es una debilidad muy fuerte de la izquierda. Han hecho grupo porque tienen dos televisiones, tres periódicos, profesores de derecho, de economía... Es una característica de los neocon estadounidenses, la creación de infraestructuras y marcos de realidad que se construyen por repetición, como la propaganda. Si no somos capaces de construir espacios de difusión —no tienen porqué ser copiados, pero sí instituciones que socialicen y difundan otros marcos de pensamiento y lecturas de lo que pasa—, va a ser difícil contrarrestar y generar discursos. Las asambleas barriales del 15M pueden ser uno de esos espacios.
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