Israel
Más allá de Gaza; Líbano, Siria y Yemen, las otras guerras de Israel

Los mayores expertos del mundo en el estudio del genocidio han acusado recientemente a Israel de ese crimen en Gaza, y las imágenes del horror que llegan del enclave palestino atraen buena parte de la atención mediática que los medios de comunicación extranjeros dedican a Oriente Próximo. Sin embargo, los ataques de Israel no solo se producen en Gaza, sino que también tienen como objetivo otros territorios internacionales.
Tal y como repite con frecuencia el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu —quien en 2024 se convirtió en un fugitivo de la justicia internacional por supuestos crímenes de guerra y contra la humanidad en Gaza—, Israel se enfrenta a una guerra de “siete frentes”. Y algunos de ellos todavía siguen sin resolverse.
Líbano, bajo el temor de otra ofensiva a gran escala
El merodeo de las tropas israelíes por el sur de Líbano y las bombas que estas dejan caer a diario tienen un objetivo: que el país no olvide algo que puede ocurrir en cualquier momento. En noviembre de 2024, Israel y la milicia libanesa Hezbolá alcanzaron un acuerdo de alto el fuego que debía poner fin a un intercambio de misiles que en Líbano había resultado por entonces en la muerte de más de 4.000 personas y en la destrucción de más de 100.000 viviendas, según datos del Banco Mundial. Sin embargo y desde entonces, Israel nunca ha cumplido con el alto el fuego; y diez meses después de aquel acuerdo, los libaneses temen que pueda retomar una ofensiva similar a la anterior.
Aquella tregua se cerró de manera favorable para los sionistas. El cese obligaba a Hezbolá a retirarse hacia el norte de Líbano y abandonar, así, la zona que existe en el sur de su territorio, entre la frontera libanesa con Israel y el río Litani —a unos 30 kilómetros más al norte—. Además, la milicia debía desmantelar toda la infraestructura militar que tuviera en ese territorio. Por su parte, la tregua forzaba a Israel a levantar su ocupación sobre el sur de Líbano y obligaba a los soldados a regresar a suelo israelí.
El marco del acuerdo, no obstante, incluía dos elementos más que a día de hoy provocan la continuación de las tensiones. Por un lado, la tregua ratificaba la resolución 1559 de 2004 de Naciones Unidas, que urge al Gobierno de Líbano a establecer el monopolio de las armas a manos del Estado —algo que, por lo tanto, exige el desarme de Hezbolá—. Por el otro, Israel aceptaba el cese el fuego pero conseguía, en un pacto paralelo con Washington, el permiso para bombardear Líbano —a pesar de la existencia de una tregua— si percibía que Hezbolá se estaba rearmando en ese territorio fronterizo al sur del río Litani.
Desde entonces, los Ejecutivos de Estados Unidos e Israel han presionan al Gobierno libanés para que desarme cuanto antes el que durante lustros ha sido el mayor actor político y armado de Líbano. Los mandatarios libaneses han aceptado el peliagudo reto de ubicar todas las armas del país bajo las manos del Estado, pero el progreso escaso que se registra en esa materia hace que los bombardeos israelíes que caen en Líbano de manera incesante se perciban en territorio libanés como un acto de presión hacia el Gobierno. O, incluso, como la antesala de una ofensiva mayor que trate de desarmar la milicia por su cuenta.
Israel habría violado el acuerdo de tregua alcanzado en noviembre más de 4.500 veces. Esos incumplimientos incluyen los bombardeos, el mantenimiento de la ocupación terrestre sobre partes del sur de Líbano o la explosión controlada de viviendas en municipios libaneses cercanos a la frontera
El pasado jueves 18 de septiembre , el Ejército israelí emitió una orden de desalojo contra varios pueblos en el sur de Líbano donde iba a lanzar bombardeos simultános. Netanyahu lo presentó como ataques contra infraestructuras de Hezbolá para contrarrestar “los intentos prohibidos de reestablecer la su actividad en la zona”. Se trataba de la primera vez en meses que Israel lanzaba un aviso de ese tipo en Líbano.
Después de esos ataques, el Ejército libanés emitió un comunicado en el que denunciaba que Israel había violado el acuerdo de tregua alcanzado en noviembre más de 4.500 veces. Esos incumplimientos incluyen los bombardeos, el mantenimiento de la ocupación terrestre sobre partes del sur de Líbano o la explosión controlada de viviendas en municipios libaneses cercanos a la frontera. También las centenares de muertes que los ataques israelíes han provocado en Líbano desde la firma de la tregua, de las cuales la mayoría son miembros de Hezbolá o de otros grupos armados, y alrededor de un centenar serían civiles.
Después de los bombardeos del jueves, el presidente de Líbano, Joseph Aoun, levantó el tono contra el silencio cómplice de Estados Unidos. “Israel no respeta la tregua”, dijo el presidente. “El silencio de los países garantes” del cese el fuego, entre los cuales destaca Washington, “es un fracaso que incentiva esas agresiones”.
El último estallido del conflicto latente durante décadas entre la milicia y el Estado de Israel sucedió el 8 de octubre de 2023. El día antes, el grupo palestino Hamás se había infiltrado en el sur de Israel desde Gaza y había perpetrado el mayor ataque que ese país había sufrido desde su fundación, en 1948. Cuando Israel empezó a bombardear de manera indiscriminada el diminuto enclave palestino, Hezbolá empezó a disparar proyectiles contra el país en lo que vinculó con un acto de solidaridad con los palestinos de Gaza. Eso supuso la desviación de parte de la potencia militar israelí desde Gaza hacia Líbano. Hezbolá, sin embargo, no fue el único grupo armado en la región que dijo atacar Israel en nombre de los palestinos.
Los hutíes, los únicos en la región que siguen atacando Israel
Aunque Hezbolá esté arraigado en Líbano, la organización, que tiene parte de su razón de ser en la oposición a las tentaciones expansionistas israelíes, es parte del autodenominado Eje de la Resistencia, una alianza internacional hoy venida a menos que es hostil hacia la existencia de Israel y hacia la influencia de Occidente en Oriente Próximo.
Los mayores dolores de cabeza para Israel en el ámbito militar vienen de ahí. Además de Hezbolá, el grupo palestino Hamás o el movimiento yemení de los hutíes son miembros de este Eje, que está liderado y patrocinado por la República Islámica de Irán. A menudo, los dirigentes israelíes se refieren a Teherán como “un pulpo de múltiples tentáculos”, haciendo referencia a los aliados con los que cuenta alrededor de la región y que rodean geográficamente el Estado judío.
Después de dos años de conflicto regional, el movimiento de los hutíes es la única organización que continúa lanzando ataques contra Israel. Lo hace casi a diario desde la parte de Yemen que controla, a unos 2.000 kilómetros de distancia de suelo israelí.
El 18 de marzo, las tropas israelíes comandadas por Eyal Zamir acabaron con el alto el fuego que existía en Gaza, que tenía como objetivo la liberación de los prisioneros en manos de Hamás y que debía llevar a una tregua permanente. Lo hicieron mediante la reanudación de la ofensiva militar y con el asesinato de más de 400 palestinos y palestinas en un solo día. Fue entonces cuando los hutíes decidieron retomar los ataques contra Israel, y desde aquel día, han proyectado contra territorio israelí 87 misiles y 40 aviones teledirigidos, según recuentos citados por el medio israelí The Times of Israel.
El movimiento de los hutíes es la única organización que continúa lanzando ataques contra Israel. Lo hace casi a diario desde la parte de Yemen que controla
Los sistemas de defensa israelíes interceptan la mayoría de los ataques, pero algunos consiguen burlar las capacidades defensivas. Esta semana, un proyectil yemení impactó —sin causar heridos— contra un hotel en la ciudad sureña israelí de Eilat. Meses atrás, otro logró detonar en el aeropuerto internacional Ben Gurion, en Tel Aviv, lo que ocasionó la suspensión de vuelos durante algunas horas.
Los yemeníes son una piedra en el zapato de los dirigentes israelíes, que de vez en cuando envían una decena de aviones militares a bombardear supuestas posiciones militares de los hutíes en Yemen. Esos ataques destruyen con frecuencia instalaciones que son parte de la infraestructura que sostiene la sociedad yemení, como por ejemplo el puerto de Hodeidah. Israel alega, sin embargo, que los hutíes, que controlan la capital yemení de Saná, explotan esas infraestructuras para fortalecer su brazo armado y plantear hostilidades contra ellos.
El pasado 28 de agosto, el Ejército de Israel lanzó una gran ofensiva en Yemen en la que mató al primer ministro de los hutíes, Ahmed Ghaleb al Rahawi, junto con 11 ministros más del movimiento armado. Ese mismo día, después de confirmar esas muertes, la presidencia de los hutíes advirtió en un comunicado que seguirán atacando Israel “firmes en el apoyo al pueblo de Gaza”.
Siria, un frente sin provocación previa
A diferencia de Líbano y Yemen, donde Israel puede alegar que actúa militarmente en respuesta a los ataques previos de Hezbolá y de los hutíes, la situación en Siria es distinta. Allí, ha sido el Ejército israelí el que se ha aventurado a ampliar la ocupación que ya lleva a cabo en partes del sur de Siria aprovechando el caos desatado en territorio sirio después de la caída del régimen de Bashar el Asad, en diciembre de 2024.
Israel ocupa los Altos del Golán sirios desde 1967 y comparte con Siria una zona de seguridad que pactó con Damasco en 1974. Esa zona de seguridad es un espacio desmilitarizado que separa los Altos del Golán ocupados por Israel del resto de territorio sirio. Cuando el Gobierno de el Asad se desmoronó, las autoridades israelíes alegaron que no podían asumir el riesgo de que actores hostiles hacia Israel se acercaran a los Altos del Golán, donde residen colonos israelíes, y ordenaron a sus tropas que asumieran el control de la zona de seguridad pactada con Siria décadas atrás. En Siria, el tamaño del territorio desmilitarizado que Israel ha ocupado desde diciembre —unos 400 kilómetros cuadrados— es superior al de Gaza —unos 365—.
El Ejército israelí el que se ha aventurado a ampliar la ocupación que ya lleva a cabo en partes del sur de Siria aprovechando el caos desatado en territorio sirio después de la caída del régimen de Bashar el Asad
Esa decisión se enmarca en el pensamiento que predomina entre los dirigentes israelíes desde el 7 de octubre de 2023. La nueva voluntad israelí es tener el control del perímetro del país para impedir la existencia de amenazas que puedan asaltar su territorio desde el otro lado de las fronteras, ya sea la de Gaza, Líbano o Siria. Aunque este sea el relato oficial, muchos gazatíes, libaneses y sirios perciben en el avance de las tropas israelíes un intento de ampliar las fronteras de Israel.
Utilizando el mismo argumento de los ataques preventivos, Israel bombardea desde diciembre de manera constante las capacidades militares del Ejército sirio en toda Siria, bajo el pretexto de que tiene que impedir que caigan en las manos equivocadas. Analistas como Charles Lister aseguran que Israel ha lanzado contra Siria más de 1.000 bombardeos desde la caída de el Asad. Muchos de ellos han apuntado contra bases militares, algunas de las cuales han quedado reducidas a polvo.
Saber cómo lidiar con las amenazas constantes del vecino israelí es uno de los mayores retos para las nuevas autoridades sirias, que controlan Damasco de manera interina e intentan rehilar el territorio y sus gentes después de más de una década de guerra civil. El Gobierno de Netanyahu argumenta que no puede confiar en el nuevo Ejecutivo del presidente sirio, Ahmed el Sharaa, y quiere impedir la mera presencia de las fuerzas regulares sirias en todo el territorio del sur del país que queda entre Damasco y los Altos del Golán ocupados.
Las autoridades sirias, por su parte, alegan que no poder desplegar sus cuerpos de seguridad en su propio territorio es inaceptable; más teniendo en cuenta que los dirigentes israelíes han llegado a bombardear edificios gubernamentales en el corazón de la capital siria, incluída la sede del Ejército, para dejar claro que tratarán las autoridades sirias como un enemigo hasta que cierren un nuevo acuerdo de seguridad bilateral como el que la dinastía de los el Asad firmó con Israel en 1974. Esta misma semana, el Sharaa ha dicho que ese acuerdo es cada vez más cercano, pero Israel ya ha declarado que no se retirará de parte del nuevo territorio que ha ocupado durante los últimos meses.
Líbano
Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
Líbano
Hezbolá en Líbano: entre la ocupación israelí y la crisis interna
Siria
Wael Tarbieh
“Israel hace que tu vida sea un infierno para que huyas por tu cuenta”
Relacionadas
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!