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Italia
La "alta felicidad" tira abajo las vallas y se reapropia del Valle del Clarea
El festival de música y arte que se celebra en Italia para protestar contra el Tren de Alta Velocidad acabó en una multitudinaria manifestación en el Valle de Clarea.
Por tercer año consecutivo en el Valle de Susa (Italia) se ha organizado el Festival dell'Alta Felicità [Festival de la Alta Felicidad, un juego de palabras con 'Tren de Alta Velocidad', más conocido por sus siglas TAV, N. del T.]. La iniciativa nació en 2016 con la idea de proponer maneras alternativas de cultura, sociabilidad y comunidad, alrededor de la lucha No TAV y, al mismo tiempo, de ensanchar el círculo de personas que apoyan al movimiento, pretendiendo incluir a quien encuentra dificultades frente a las necesarias y legítimas prácticas de conflicto que quienes participan en el movimiento No TAV han tenido que realizar, a lo largo de los años, para oponerse a la megaconstrucción.
También este año se ha alcanzado totalmente el objetivo, teniendo en cuenta la cantidad de personas que han llenado los conciertos y los stands de Venaus [una de los principales pueblos de la zona del Valle de Susa y sede del Festival, N. del T.] durante cuatro días de música, debates, paseos e iniciativas, hasta llegar, el sábado por la noche, a los límites máximos de aforo y de capacidad logística del lugar.
El Festival ha sido, igual que lo fue en las pasadas ediciones, totalmente gratuito, porque la organización deseaba que fuese un lugar accesible a todos y todas, porque conocer las razones del No al TAV y vivir el sentido de comunidad que el Valle de Susa transmite no puede tener un precio.
La Lega quiere que el TAV se contruya porque desde siempre ha estado cerca de los intereses del empresariado del norte de Italia
Este año el Festival se integra en un momento delicado de la lucha No TAV, en el cual en el Gobierno se encuentra el Movimiento 5 Estrellas (M5E) que, habiéndose declarado históricamente en contra del gran proyecto, disfruta todavía de un amplio apoyo en el Valle, y tiene a algunos de sus representantes explícitamente comprometidos contra el TAV. Precisamente sobre el TAV, el Gobierno verde-amarillo [colores de la Lega y el M5E, respectivamente, partidos que conforman el actual gobierno de coalición, N. del T.] está expresando algunas de sus infinitas contradicciones. Por un lado, emergen las posiciones conciliadoras y al mismo tiempo ambiguas de los ministros por el M5E Toninelli y Di Maio: "Hablemos con los franceses sobre la operación", "el proyecto nació mal, pero podemos mejorarlo", "las obras no seguirán sin nuestra firma". Por el otro lado, se encuentra la posición (única) de la Lega, que quiere que el TAV se contruya. Entre otras razones, el partido de Salvini apoya el proyecto porque desde siempre ha estado cerca de los intereses del empresariado mediano del norte de Italia, cuyos integrantes podrían obtener algunos beneficios económicos de las obras, mientras que el grueso de las ganancias, además de la 'Ndrangheta [una de las principales mafias italianas, N. del T.], iría a parar a manos de grandes empresas como la "roja" CMC [multinacional italiana nacida como cooperativa, actualmente una de las principales constructoras del país, N. del T.].
Respecto a la ya archiconocida ambigüedad del M5E, destinada con toda probabilidad a mantenerse, el movimiento No TAV encontró su línea a seguir en la manifestación del 19 de mayo de este año, línea en la que se ha reafirmado decenas de veces durante el Festival. El movimiento hará su parte, los gobiernos harán la suya, no existen gobiernos amigos y la lucha continúa hasta el momento en que las obras en curso sean completamente desmanteladas.
Pero ha habido una importante novedad en esta edición 2018. El movimiento No TAV ha pretendido demostrar esa posición de forma concreta y, en la tarde del sábado, se eligió suspender todas las actividades del festival para ir a visitar las obras del TAV en el Valle de Clarea [pequeño valle colateral por el que discurre el homónimo torrente y donde se encuentran las únicas obras del proyecto TAV realizadas hasta el momento, N. del T.].
El movimiento No TAV eligió suspender todas las actividades del festival para ir a visitar las obras del TAV en el Valle de Clarea
Quien conoce aquellas zonas sabe que no resulta para nada fácil mover a miles de personas desde Venaus hasta Gliaglione [población en la frontera entre ambos valles, N. del T.] y, desde ahí, al Valle del Clarea, pero se quiso apostar hasta el fondo por el objetivo y por su sentido político. Así, a las 13:30 del sábado, decenas de miles de personas (activistas con experiencia o simples participantes del festival, gente del Valle y de fuera, sin distinciones) nos movimos de forma festiva y alegre hacia Giaglione, ocupando la carretera nacional y bailando al ritmo de Maracaibo y de La Grande Onda del Piotta.
El tiempo no estaba de nuestro lado: en cuando llegamos a Giaglione, una primera tromba de agua golpeó la manifestación, aunque sin conseguir atemorizar a sus integrantes. Desde Giaglione continuamos por el sendero hasta el Clarea, mientras el cielo nos regalaba algunos destellos de sol y después, de nuevo, breves lluvias torrenciales. A mitad del sendero la policía había instalado una enorme valla rodeada de alambre de espino, pero nadie se dejó intimidar y se inició así su desmantelamiento, continuando, aún bajo la lluvia, durante al menos media hora. En el momento de la caída de la valla, un grito de exaltación recorrió la larga marcha, que serpenteaba a lo largo de varios kilómetros a través del sendero. Reanudamos la marcha y seguimos caminando, entre canciones y eslóganes, hasta el puente que cruza el torrente Clarea, a pocos metros de las obras, donde nos esperaban los carabinieri en uniforme antidisturbios. Allí continuamos durante otra media hora entonando cánticos, prometiendo nuevas iniciativas aún más determinadas para poner fin a las obras de la vergüenza.
Fue un momento potente y lleno de energía. Desde 2013, o quizás incluso desde 2012, no se conseguía organizar una manifestación tan numerosa que recorriese el sendero que va desde Giaglione al Valle del Clarea. De hecho, después de haber sufrido en muchas ocasiones la represión policial durante aquellos años, en un medio ya complicado de por sí como lo es un sendero de montaña, se empezó a preferir el paseo nocturno con un número restringido de participantes, o la gran manifestación, pero en los pueblos de Susa, Bussoleno, Chiomonte, o directamente en Turín. En cambio, el sábado pasado, bajo lluvias torrenciales, nos reunimos muchísima gente y concentramos una gran determinación, energía, ganas de estar ahí, de recuperar colectivamente ese trozo de montaña violado y torturado por el mercantilismo, por el clientelismo, por la mafia, por la arrogancia y por el poder.
Desde 2013 no se conseguía organizar una manifestación tan numerosa que recorriese el sendero que va desde Giaglione al Valle del Clarea
Respecto a los debates y a las iniciativas del Festival, dos temas fueron centrales, temas que reforzaron posición del movimiento respecto al actual gobierno. Por un lado, la situación en Rojava, con las importantes contribuciones de Jacopo y Eddi, activistas que acababan de regresar de allí, los cuales no dejaron de acusar a las políticas internacionales, de las que somos plenamente cómplices, por permitir a Turquía continuar atacando a la extraordinaria experiencia de confederalismo democrático que el pueblo kurdo está llevando adelante con gran esfuerzo. Por otro lado, la situación en la cercana frontera con Francia, la cual se encuentra en el centro de la atención desde el pasado diciembre debido a un flujo constante de migrantes. Así, se habló de libertad de movimiento, de derechos cada vez más negados, de los puertos que Salvini y Toninelli cierran, y se reafirmó así la posición del movimiento No TAV, que es antirracista y antifascista, y que no puede hacer más que oponerse en todos los modos posibles a las políticas nacionalistas y reaccionarias que los verde-amarillos están desplegando. Porque quedarse en silencio resulta simplemente inaceptable.
El Festival ha sido todo esto: mucha música, paseos a través de los lugares donde las brigadas partisanas combatieron con valor durante la resistencia, en los senderos cerca de Venaus, Bussoleno y Susa, con evocaciones y narraciones de las batallas de Balmafol y de Grange Sevine. Pero la Alta Felicità ha sido también un simple momento de encuentro y conversación entre activistas del No TAV y las personas que llegaron a los prados de Venaus y que no perdieron la ocasión de charlar con quien vive en el Valle, mientras se hacia cola para un plato de pasta, una cerveza o un turno de ducha.
Siempre vale la pena repetir que lo que está sucediendo en el Valle de Susa no es una lucha nimby [del acrónimo inglés Not In My BackYard, No En Mi Patio Trasero, N. del T.] de la población local contra una obra inútil, dañina y muy costosa. En el Valle se enfrentan de forma paradigmática dos sistemas de valores antitéticos. Por un lado, un estado mafioso que pretende aplastar la voluntad popular y el medio ambiente con todos los instrumentos coercitivos posibles a fin de garantizar beneficios a sus propios clientes. Por el otro lado, una comunidad que lucha, que se organiza, que se hace portavoz de un sistema de valores que incluye la solidaridad y la sociabilidad, el antirracismo, la tutela del medio ambiente, la memoria histórica del antifascismo, el sentido más profundo del término democracia, la posibilidad de vivir en el propio territorio y, sobre todo, la posibilidad de vivir felices defendiéndolo y cuidándolo.
Y es precisamente por esos motivos que al Estado le cuesta tanto ceder en el frente TAV: ese sistema de valores, representado por el movimiento, no es compatible con el sistema económico social y político en el que vivimos. Por esos motivos no puede "pasar" el mensaje de que se puede vencer, de que un mundo distinto no solo no es una utopía, sino que se trata de una posibilidad concreta y realizable. Además, si el movimiento No TAV simplemente ganase, en la visión represiva de quien nos gobierna, existiría el riesgo de despertar de la anestesia a otras luchas y resistencias en toda la Península: un hecho que pondría en serias dificultades a las élites del poder.
El movimento No TAV es consciente de todo esto, motivo por el cual durante el Festival se ha repetido de forma más clara y explícita que la lucha sigue, no solo sin miedo ante los nuevos obstáculos, sino con la potencia y la energía renovadas que se respiraban en los senderos del Valle del Clarea el pasado sábado 28 de julio.