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Juicio del 1 de Octubre
Las últimas palabras en el juicio de los doce acusados por el Referéndum de Catalunya
Los doce acusados por el Procés toman la palabra tras cincuenta sesiones de juicio y dos años de prisión preventiva.
Tras más de 50 jornadas de sesiones, el juicio al Procés llega a su fin. La última tarde se ha dedicado al último turno de palabra de cada uno de los 12 acusados.
Oriol Junqueras (vicepresidente del Govern desde enero de 2016 al 28 de octubre de 2017. En las elecciones europeas del 26 de mayo consiguió un escaño en el Parlamento Europeo por Ahora Repúblicas)
La sala me da ahora la palabra por segunda y última vez en el juicio, y si algo que tengo que agradecer es haberme dado voz”, ha comenzado Junqueras, recitando un poema italiano que aprendió en el liceo en el que estudiaba de joven. “Yo soy padre de familia y profesor, y mi vocación política, tardía, ha nacido del afán de servicio y de querer construir un mundo mejor”, continúa Junqueras. “Soy aquellos que creen que votar no puede ser delito. El ejercicio de los derechos fundamentales jamás puede ser un delito”, continúa.
El exvicepresidente del Govern ha señalado que “cualquier político, como cualquier persona, comete errores, pero siempre he evitado la mala política de evitar llegar acuerdos”. “Creo que lo mejor para todos, para Catalunya, España, Europa, es devolver la cuestión al terreno de la política del que nunca debería haber salido. Mientras tanto mi trabajo será promover la democracia, la convivencia y el bien común”, concluye.
Jordi Turull (consejero de Presidencia entre julio y octubre de 2017)
“En primer lugar quisiera hacer mías cada una de las palabras de mi abogado y hacer uso de este alegato final ante ustedes desde el respeto y la absoluta y total discrepancia hacia las acusaciones”, ha comenzado Turull. El exconsejero de Presidencia ha afirmado que “discrepancia y respeto porque es lo que siempre ha configurado mi actividad política. Entiendo que una parte del origen de las acusaciones hacia nosotros es que confunden discrepancia y protesta con falta de respeto, con ataque, y esto solo existe en mentalidades poco seguras de sí mismas o autoritarias”.
También ha señalado que se ha intentado “descabezar el independentismo a costa de lo que sea, aunque sea a costa de interpretar las normas de juego de forma distinta para unos y para otros”. “Oír en boca de la Fiscalía que convocar un referéndum es y será delito aunque se haya despenalizado da pánico, el principio de legalidad ha pasado a mejor vida. Todo ello revestido con una falta de rigor sobre hechos, fechas, personas o lugares que hace sonrojar”, subraya.
“Hemos oído intervenciones en esta sala sobre urnas, declaraciones, protestas, carteles en farolas que la gente de mi generación pensábamos que solo conoceríamos por los libros y por la historia. En este juicio también está en juego la amplitud que damos a los derechos fundamentales nuestros y de nuestros hijos. Si hacemos caso a la Fiscalía retrocederíamos a tiempos inauditos”, continúa. “La voluntad del pueblo de Catalunya a decidir su futuro político no se puede castigar. Siempre hemos apostado por el diálogo para llegar a un acuerdo, y el Ejecutivo siempre nos ofreció el silencio o el menosprecio. Aun así hemos insistido en solucionarlo a través de una mesa de diálogo y nos han sentado a nosotros en el banquillo de los acusados”.
Turull ha hecho referencia a la sociedad catalana, “una sociedad adulta, tiene criterio propio, masa crítica. No son ovejas. Y la violencia nunca ha formado parte de su código de conducta. y cualquier acto, por aislado que sea, no solo violento sino incívico, ha tenido nuestro reproche. Pero que de lo minúsculo se quiera hacer lo general es un insulto a la sociedad catalana”.
Después ha hecho referencia a la jornada del 1 de octubre. “Muchos testigos lo han dicho, yo estaba, las acusaciones no. El 1 de octubre fue vivido con ilusión, con emoción, con sentido de comunidad, de participar en algo grande que se había perseguido de forma cívica y pacífica. Ese día cada ciudadano tenía una oportunidad, de manera libre e individual, de dejar clara su posición, poniendo una cruz en un sí, en un no o dejándola en blanco. No había turbas, ni siquiera gente, había personas, ciudadanos ejerciendo de ciudadanos. Eso fue el 1 de octubre en más del 98% de los centros de votación. Yo puedo hablar de miles y miles de ojos brillantes por la emoción de participar. No hubo murallas, hubo montañas de dignidad democrática, no un relato que me parece delirante de lo que pasó el 1 de octubre”.
Raül Romeva (consejero de Asuntos Exteriores, Relaciones Institucionales y Transparencia de la Generalidad de enero de 2016 a octubre de 2017)
“Reitero desde esta oportunidad que se me da nuevamente, las expectativas, tras un juicio largo, de que el tribunal pueda examinar los hechos expuestos sin atender a exageraciones y tergiversaciones que se han producido por parte de las acusaciones”, ha comenzado Romeva.
“Han buscado escarmentar y castigar una ideología, y ello me preocupa”, continúa el exconseller. “Tanto las hipótesis como los planteamientos e interrogatorios se han fundamentado en un trasfondo ideológico con sesgo no disimulado y ratificado en los informes finales”.
“No por repetir una mentira se convierte en verdad, y en concreto quiero referirme al mal uso e instrumentalización del concepto de odio. Las acusaciones han querido construir un marco conceptual falaz y, además, irresponsable Es falaz porque no han podido aportar ni una sola prueba que demuestre tal odio por parte de quienes estamos aquí sentados, y, además, si escucháramos alguna vez y se fuera capaz de empatizar con los dos millones de personas que llevan años manifestándose por una república, leyeran las cartas que leemos en la soledad de nuestras celdas, comprobarían que no es el odio lo que mueve a estas personas. Y además es irresponsable porque el odio nunca ha construido nada, nunca ha solucionado nada y solo engendra más odio. Por eso reitero una vez más que aquello que mueve a millones de personas y cada día a más es nada más y nada menos que la frustración, como la que se vivo en 2010 ante la sentencia del Estatut, la incomprensión porque el Estado sigue sin ofrecer una respuesta política a un problema político, la indignación ante las respuestas represivas., y por una firme defensa de los derechos fundamentales”.
Sobre el derecho de autodeterminación, afirma que “siempre hemos defendido, he defendido, que el ejercicio del derecho de autodeterminación se debe hacer sin violencia. Nunca encontrarán una afirmación mía en un sentido distinto a este”. “No es la fuerza lo que va hacer que quien quiere un república cambie de idea. Solo aquellas relaciones que se basan en el respeto mutuo son duraderas, y son las únicas por las que merece la pena luchar, porque nunca una relación basada en la imposición, en la amenaza o en el uso de la fuerza ha llegado a ningún sitio, al menos bueno. Se resquebraja y se acaba rompiendo. La solución que existe ante esta situación se llama política y, más allá, democracia. Somos políticos y políticas haciendo política. Quienes deberían haber comprendido esto no lo hicieron en su momento y les traspasaron a ustedes la responsabilidad y ahora tiene que decidir. Les pido que sean conscientes de que en este banquillo no estamos sentadas 12 personas, sino más de dos millones concernidas con lo que pase aquí, y que esperan que esa decisión sea valiente. Y por ello, pase lo que pase estaremos con la mano tendida, con el verbo sereno incluso con quienes nos insultan. Seguiremos sobre todo mirando a los ojos a nuestras hijas y nuestros hijos con dignidad, con la misma con la que miles de personas en todo el mundo se baten por defender los derechos fundamentales, no de unos cuantos, sino de todo el mundo”.
Romeva ha insistido en lo ya dicho por el abogado Van den Eynde: “Nos encontramos ante una oportunidad, veo una oportunidad que por el bien de todas y todos deberíamos poder convertir en una respuesta que nos permita seguir avanzando obviamente desde la confianza, respeto y reconocimiento de las opiniones de cada uno”.
Josep Rull (consejero de Territorio y Sostenibilidad de enero de 2016 a octubre de 2017)
Rull ha empezando dando las gracias a todas las defensas, a quien ha dedicado unas palabras emocionado: “Nos han obsequiado con un bálsamo de humanidad y sensibilidad”. También se ha dirigido, en catalán, a su hermano, hijos y a su madre, “que sufre mucho y no entiende qué narices está pasando”. También ha recordado al pueblo catalán: “¡Qué honor servir a esta gente que es capaz de levantarse cada día soñando un horizonte mejor!”.
Rull se ha planteado diversas preguntas que, según él, se destilan de este juicio: “¿Es sobre ideas o sobre hechos? ¿Cómo afronta la política un problema político? ¿Cuál es la reacción de un estado de derecho ante un reto como el que plantea la sociedad catalana? Las respuestas no son buenas”, ha sentenciado. “El estado tiene una cierta tendencia a excepcionar el sistema de derechos y libertades”.
“Me pueden encarcelar 16 años por firmar una hoja de ruta, por reunirme o por avalar las decisiones de mi equipo de no autorizar el atraque de un barco en el Puerto de Palamós”, en referencia al barco que transportaba a agentes de la Policía. Las razones de estas acusaciones, ha dicho, “apuntan al derecho a la libertad ideológica, de expresión y de reunión. Elementos básicos que me pueden privar de 16 años de libertad”.
“Creo, y ojalá me equivoque, que no me juzgan sólo por estos hechos, sino por no haber renunciado a mi actividad política. Un estado de derecho fuerte no necesita de estos instrumentos para protegerse de no sé qué amenazas”. Rull ha recordado que la Constitución de 1978 fue avalada por un 91% de los catalanes: “¿qué ha pasado para que recientemente la mayoría de catalanes se decante ahora por opciones independentistas?” se ha preguntado.
“No tuvimos miedo de la dictadura, ¿vamos a tener miedo de la democracia?” ha dicho Rull, citando a un conciudadano suyo de la ciudad de Terrassa. “Tienen la oportunidad de decidir cuáles son los límites de los derechos civiles”, ha dicho, dirigiéndose a los magistrados. “En una Europa amenazada por la extrema derecha, la democracia se defiende con democracia”.
Y ha acabado con unas a su círculo más cercano: “han decidido que no pueda ver crecer a mis hijos, pero sea cual sea la sentencia, no podrán impedir que les deje algo extremadamente valioso: la dignidad de haber defendido ideas nobles y legítimas. La lucha democrática, apasionada y tenaz para que puedan vivir en un país libre, en una república catalana en la que sea imposible que alguien pueda acabar en la cárcel por defender sus ideales. Después de nosotros vendrán más. No hay cárceles para encerrar el anhelo de libertad de un pueblo”.
“Ens mantindrem fidels per sempre més al servei d’aquest poble”, ha dicho en catalán, citando al poeta Salvador Espriu.
Dolors Bassa (consejera de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias de enero de 2016 a octubre de 2017)
“A veces me he indignado, a veces me he escandalizado y a veces me he entisticico, la mayoría de veces entristecido”, ha comenzado Bassa sobre cómo ha vivido este juicio. Afirma que las acusaciones nunca han hablado de vulneración de derechos a muchos de los ciudadanos. Señala que, aunque no tienen formación jurídica, en su opinión hablar del decreto de unos servicios esenciales, de una huelga convocada formalmente en tiempo y forma, con el acuerdo de las patronales no debería ser inducida como elemento de acusación.
“No sé si estamos en un juicio político o no, pero lo que sí puedo afirmar es que ante la exposición de estos argumentos de la fiscalía estamos ante un juicio en el que subyace un gran trasfondo político”, continúa. Señala que ella, de formación, es profesora y se considera republicana, independentista y demócrata. También apunta su paso por el sindicalismo. “Mantengo estas ideas y estas convicciones más allá de que antes de entrar en la cárcel dejé mi acta de diputada y no tengo ninguna representación política institucional”.
Ha señalado tres ideas. Primero, niega los hechos que se le han imputado. “Soy inocente, y lo quiero decir con voz alta y clara”, afirma. Segundo, que durante los 22 meses de cargo de consellera que ha ocupado, “lo he hecho honestamente, para el 100% de la ciudadanía”. “Pero tampoco podíamos ‘desobeir’ la demanda del 80% de la población que pedía votar y es lo que hemos hecho, porque así ha sido el mandato democrático. Desobediencia habría sido presentarnos con un programa y no cumplirlo. “Siempre he rechazado la violencia y nunca la he promovido”, ha continuado.
“Aspiro a una sentencia absolutoria y al mismo tiempo pido mi libertad para esperar la sentencia en casa”, continúa. “Pertenezco a la generación que escuchaba a los abuelos de algo que llamaban el Procés de Catalunya, algo complicado que igual en los libros no estaba escrito Todos sabemos que la historia no está en los libros, que los escriben los vencedores, pero sí en nuestros ancestros. Yo no querría por nada del mundo que mi nieta tenga que escuchar algo referencia a un Procés de Catalunya de forma horrorosa, las generaciones que vienen dependen de su sentencia, no solo determinará la etapa final de mi vida, sino que puede ser un principio de una solución para muchas personas. Les pido que piensen en ello y reflexionen que su sentencia no será solo mi libertad, sino la libertad en mayúscula de muchas generaciones”, ha concluido.
Joaquim Forn (consejero de Interior de julio a octubre de 2017)
Forn ha suscrito todo lo expuesto por sus defensas y ha mostrado palabras de agradecimiento para las familias y personas que le han acompañado durante estos casi 600 días de cautiverio.
“Siempre he hecho política motivado por cambiar las cosas, bajo un compromiso ético y social. Quiero dejar claros unos principios de los que nunca me he desviado”, ha dicho Forn, antes de negar “rotundamente” que sus actos tuvieran como objetivo “atacar el orden constitucional: estamos aquí por un fracaso de la política”. Forn ha asegurado que la motivación del Govern a la hora de realizar el referéndum era “buscar otra manera de interpretar la legalidad y darle salida a nuestras aspiraciones”.
Dicho esto, ha afirmado que desde el Govern “ha habido muchísimos intentos de pacto, antes y después del referéndum, pero nunca vimos materializado este diálogo”. Forn ha asegurado que el 1-O no fue ninguna conspiración: “no votamos contra nadie, fue una manifestación del derecho a decidir. El 1-O fue el día más feliz de la vida de muchos catalanes, que pudieron ejercer sus derechos a pesar de las trabas que nos pusieron”.
Ante este tipo de hechos, Forn ha asegurado que una fuerza política “debe escuchar al pueblo. No se puede judicializar un conflicto político, y más si nunca se fomentaron actos de violencia”. El pacifismo, dice Forn, no es “una opción estratégica, sino una convicción arraigada en la sociedad catalana”.
Sobre el papel de los Mossos d’Esquadra, Forn (Como ex conseller de Interior) ha asegurado que “siempre cumplió con los ordenamientos judiciales y mis decisiones siempre fueron de apoyo al compromiso político del Govern”.
Finalizando, Forn ha puesto en duda que “no se persigan ideas políticas” y ha recordado los motivos por los cuales se le negó la libertad provisional: “me dijeron que mantenía mis ideas políticas en un contexto en que no había certeza de que no quisiera realizar la independencia de Catalunya. Hoy vuelvo a solicitar la libertad afirmando que, efectivamente, sigo fiel a mis ideales, hecho que no es delito”.
“Sigo creyendo y luchando por la democracia y la libre determinación de Catalunya, así como el voto como única vía de resolución de un conflicto político. Sólo desde el diálogo seremos capaces de resolver esto”.
Jordi Sánchez (presidente de Assemblea Nacional Catalana desde mayo de 2015 a noviembre de 2017)
“Hace 2.500 años Sócrates dijo es mejor sufrir una injusticia que cometerla y creo que esas palabras son hoy difícilmente mejorables para la situación que muchas personas vivimos ante esta situación que se nos ha sobrevenido desde octubre de 2017. Es imposible que hayan palabras mejores para definir mi compromiso cívico y social, los principios de la noviolencia", ha comenzado Sánchez. Durante estas largas semanas que hemos estado en la sala hemos oído reiteradamente hablar y vanalizar la violencia y si algún derecho hoy nos asiste a quienes somos acusados es defender unos principios que algunos hemos tenido como propios desde que iniciamos nuestra actividad política. Nunca he sido un político profesional pero desde joven me he considerado una persona con una alta vocación política y siempre la he dirigido a través de asociaciones, ong, movimientos sociales, porque he creído que era una forma en la que podía aportar lo que creía que podía añadir valor a la realidad política del país, y donde me encontraba cómodo, en el activismo social comprometido con unos valores, respeto, diálogo, reconocimiento del otro, de la otredad, desde una convicción de que no hay ideas o principios que deban ser silenciados por miedo a un poder que amenaza los derechos y libertades. La noviolencia es la mejor expresión en la que los valores cívicos de respeto a los que piensan distintos, incluso de quien te oprime, la noviolencia no es indiferencia, no es pasividad, no es quedarse escondido ante el temor y la amenaza de un estado represivo, de una violencia de Estado. Noviolencia es asumir las consecuencias como lo hizo Sócrates a pesar de que sean injustas y causen dolor, y asimilarlas sin querer generar dolor al otro. Y eso es lo que vivimos en Catalunya el 1 de octubre y también yo en mi modesta trayectoria política que inicie en los años 80. Pero, como decía Sócrates, a veces cuando tienes esa actitud, tienes que sufrir injusticias, y no niego que me considero víctima de una injusticia, de un dolor que han causado los poderes del Estado. Para muchos este juicio ha sido largo, más de cincuenta sesiones, a todos ellos los invito a pensar como debe ser de largo dos años encerrado en una prisión, y eso causa dolor, a la persona que sufre la prisión pero sobre todo a sus familiares, a mis padres… Es un dolor mayor del que sufres al estar encerrado, Y en Catalunya ese dolor ha sido socializado, y la gente ha vivido con dolor nuestra prisión, y ese dolor, de manera paradójica, ha generado frustración, pero también los mejores valores de solidaridad, en centenares de miles de personas que viven en Catalunya. Ha habido esa capacidad de dar la vuelta al dolor y generar valores cívicos. Hoy me siento orgulloso de formar parte de una sociedad que ha superado el dolor con cohesión y afirmo, en mi versión universitaria, académica, que en Catalunya hoy hay mejor capital social que hace unos años, más confianza interpersonal, y quiero que también lo valoremos y demos valor a esa realidad asociativa, cultura cívica, a pesar de ese dolor que vivimos generado en octubre de 2017.
La prisión me ha enseñado muchas cosas y una de ellas la quiero hoy poner para invitarles a ustedes que tiene influencia en los órganos judiciales y a la opinión pública. No me afecta a mi porque en pocos mese so semanas y mi prisión preventiva habrá finalizado, pero asumo la crítica de no haberme dado cuenta antes del uso y abuso de la prisión preventiva, un abuso que es utilizado a menudo por parte del Ministerio Fiscal para lograr beneficios a posiciones con elementos probatorios muy débiles, porque hay presos que están en privación de libertad que de la noche a la mañan se les ofrece una rebaja de penas a cambio de declararse culpables cuando a lo mejor no lo son. Las personas valoramos, hacemos cálculos de coste y beneficio, “me piden cuatro años si me declaro culpable, y no lo soy, pero no voy a jugarme a la ruleta rusa que un tribunal me declare culpable”. Invito a que sigan las instrucciones que instituciones internacionales han hecho al respecto de la prisión preventiva.
En este juicio hemos visto de manera sorprendente como la concepción política ha entrado de lleno en buena parte por el Ministerio Fiscal, y si alguien duda de lo que digo le invito a escuchar la última intervención del fiscal Zaragoza. Fundamentalmente en este juicio hemos hablado de política y derechos fundamentales, y es injusto para este tribunal que tenga que resolver un problema de raíz política. Ustedes no tienen la solución a este problema, pero sí que es cierto que tienen una responsabilidad que es no agravar la crisis política. Y es una responsabilidad que no es menor. Lo que es evidente es que hoy tenemos un problema político que ha sido irresponsablemente traspasado al poder judicial. Esèro que, como decía Van den Eynde, su sentencia sea capaz de resolver lo que los políticos no han querido. Pero lo más sorprendente de este juicio ha sido la negación de la verdad por parte de las acusaciones, sobre todo del Ministerio Fiscal y Vox. El 1 de octubre no fue una jornada de violencia, lo podrán decir mil veces, más alto de lo que yo ahora hablo, pero no podrán convencer a la gente que lo vivió. Fue una gran jornada de protesta política, algunos lo hemos considerado el acto más grande de desobediencia. Fue un acto de dignidad, y eso es lo que ustedes tendrán que juzgar y valorar hasta qué punto es legítimo el derecho a la protesta y a la disidencia, que hayan entidades y movimientos sociales que no participan en las instituciones que quieran ser miembros activos de la vida política de un país. Deben ser conscientes de que de su sentencia se va a derivar la lectura sobre el límite de derechos fundamentales políticos, democráticos, liberales… el derecho de reunión, de manifestación, de disidencia. Y eso es fundamental no solo para los doce que estamos sentados en el banquillo, sino para la sociedad y el futuro de la democracia en Catalunya y en España. De un conflicto territorial que la Constitución del 78 no da respuesta y que años después ha salido con el proceso de autodeterminación hemos pasado a un conflicto de derechos y libertades. No se puede negar que no solo está en duda el futuro político de Catalunya sino la profundidad de los derechos democráticos. No es casualidad que organismos que nos merecen el máximo respeto cuando hablan de Venezuela o la India hayan dado su opinión de las personas que estamos aquí ante ustedes: Amnistía Internacional, Naciones Unidas. Hay que ser muy conscientes de que el debate hoy no es solo sobre autodeterminación, el problema también es de derechos y libertades, de afectaciones a derechos políticos fundamentales. No fui nunca político profesional. Creo en la política hecha desde la ciudadanía y desde las instituciones, y he vivido lo que considero una limitación de mis derechos políticos. Acabo con una afirmación de optimismo: en prisión se conocen muchas normas, leyes no escritas, y una fue mi compromiso con una persona con la que compartí prisión. No hay ninguna puerta que siempre se resista, esa metáfora la quiero poner encima de la mesa. Estoy convencido 100% que en Catalunya la mayoría conseguirá abrir una puerta democrática con una urna, porque la urna nunca puede ser una amenaza a la democracia, nunca el instrumento de un golpe de Estado. Y habrá urna y lo haremos con acuerdo con el Estado español”.
Jordi Cuixart (presidente de Òmnium Cultural desde diciembre de 2015)
“No hago uso de esta palabra para defenderme ni intentar una reducción de pena, sino para reafirmarme en el ejercicio de mis derechos fundamentales”, ha empezado Jordi Cuixart, quien ha reiterado que no se arrepiente de nada de lo hecho, “volvería a hacerlo. Nunca he eludido la justicia, porque es la forma de actuar de quien lo hace conforme a su consciencia”.
Dicho esto, asegura no renunciar a su condición de preso político: “es un altavoz inigualable para denunciar la vulneración de los derechos civiles y la falta de democracia que sufrimos todos los ciudadanos del estado español: este es un juicio a la democracia”, ha sentenciado. Y ha seguido dirigiéndose a los votantes del 1-O: “salieron a la calle con un compromiso y determinación pacífica que se debe poner en valor, porque no es facil estar determinado ni ser pacífico cuando están pegando a la gente”.
Así, ha afirmado haber llamado a la movilización permanente. “¿Qué voy a decir? Lo hice y tengo la obligación de volver a hacerlo: catalans, catalanes, cap a la mobilització permanent, pacífica i que no defalleixi”, ha reiterado, en catalán. “Tenemos la obligación de protestar contra todos los poderes del estado, porque es el motor de avance de cualquier sociedad”.
“Se habla de desobediencia civil, pero ante el dilema de acatar al Constitucional o ejercer derechos fundamentales, los ejercimos. No acatamos a todo el ordenamiento jurídico, sino solo a lo que considerábamos injusto”. El problema, dice Cuixart, “no es la desobediencia sino la obediencia civil”. Así, como fruto de esta obediencia, el presidente de Òmnium ha hablado del cambio climático, los refugiados muertos en las fronteras, los rescates y los desahucios y la exclusión social. “¿Y el problema es la desobediencia?”.
Esa obediencia es la causante, dice Cuixart, de que “los demócratas estamos siendo acusados por la extrema derecha en connivencia con un gobierno del PSOE”. Ante lo que asegura que es un juicio político, reclama que “nadie logre jamás que nos enfrenten entre pueblos. Yo me niego a deshumanizar mi vida, a renunciar a ser feliz. La decisión de este tribunal no va a cambiar mi prioridad, que no es salir de la cárcel, sino seguir luchando”.
Carme Forcadell (presidenta del Parlament de Catalunya desde octubre de 2015 a octubre de 2017)
“Tras 447 días de prisión injusta y 4 meses de juicio, en que hemos visto todas las pruebas, resulta incomprensible que yo esté siendo juzgada por rebelión y mis compañeros de la Mesa del Parlament sólo por desobediencia”. Así ha empezado su alegato final Carme Forcadell, que ha reiterado que su papel, decisiones e importancia “ha sido exactamente igual que al de cualquier miembro de la mesa”.
Así, se ha sumado a las conclusiones de su abogada en afirmar que está siendo juzgada por “mi trayectoria política, por ser quien soy, no por mis actos. Prueba de ello son los descarados intentos de cambiar la realidad para sostener las acusaciones contra mí”.
“Es cierto que como presidenta del Parlament, he defendido que la palabra debe ser libre, porque no podemos convertir el Parlament en un órgano censor que decida de qué se puede hablar y de qué no”, ha afirmado Forcadell, que ha acabado pidiendo a los magistrados que “juzguen hechos comprobados y no falsas realidades”.
Meritxell Borràs (consejera de Gobernación, Administraciones Públicas y Vivienda de enero de 2016 a octubre de 2017)
“No sé si he encontrado las palabras adecuadas, pero son las mejores”, ha dicho Meritxell Borrás, antes de citar a su padre y realizar un breve paseo hi. Mi padre decía que si se leían los discursos de diputados catalanes en las cortes de antaño, seguían siendo de actualidad. Ha recordado el Catalanismo político, que reivindicó libertades políticas.
“Catalunya es una nación sin estado que reivindica su derecho a existir, pero todas han sido destruidas por dictaduras”, ha recordado.
Carles Mundó (consejero de Justicia de enero de 2016 a octubre de 2017)
"Que este problema se haya convertido en un asunto penal, es un problema político. En nada ayuda a la justicia. Creo en la política y en la justicia, porque son indispensables para la democracia. Enrocar los temas y llevarlos a un callejón sin salida es siempre un problema", afirma.
"Creo que nunca es tarde para las soluciones. Sincero agradecimiento para las personas que nos estrechan su afecto. Mis últimas palabras en este juicio es para expresar el deseo de libertad para los compañeros que siguen en la cárcel".
Santiago Vila (consejero de Empresa y Conocimiento de julio a octubre de 2017)
Ha comenzado su alegato preguntando, de manera alegórica, “¿cómo hemos podido llegar a este punto, a este despropósito, y cómo podemos enderezarlo?. Ha continuado que igual alguna vez le han puesto una multa por velocidad, o por no tirar la basura a las horas adecuadas, y ahora se encuentra con una petición de 17 años de cárcel. “Creo haber actuado fiel a mis convicciones y respetando la legalidad, siempre comprometí mi actuación como político respetando la Constitución de 1978, que definió a ESpaña como una nación de naciones”.
“No fue una ingenuidad pensar que finalmente el diálogo y el acuerdo entre el Gobierno de España y Catalunya sería posible”, ha continuado, y ha puntualizado que este acuerdo estuvo a punto de ser posible, y él y sus compañeros lo intentaron, para “evitar el colapso y crisis institucional que sufrimos en octubre”. “Hasta el último día, hasta el último minuto”, ha subrayado. “Y no lo fue porque no se han dado las condiciones de confianza necesarias en una democracia madura como debería haber sido la nuestra en esos momentos”. Vila afirma que en ningún caso dimitió porque pensara que sus compañeros de gobierno fueran a cometer una ilegalidad, sino porque pensaba que ninguna actuación que tomaran fueran a ser viables. Ha presentado dos alegaciones finales.
“Para entender el Procés hay que entenderlo como un mosaico”, ha apuntado. “¿Qué hubiera sucedido si hubiéramos convocado elecciones?”, ¿porqué el programa electoral de 2015 nadie lo impugnó? En aquellos momentos ninguna persona sensata podía pensar que iba a acabar esto en este despropósito y de quería dar una enésima oportunidad al diálogo y el entendimiento”. Vila, por otra parte, ha dicho que “siempre ha combatido la leyenda negra” de que España no sea un Estado de derecho. “Nada de fatalidades, pero en nuestra historia demasiados retrocesos”, ha finalizado citando a Gil de Biedma y pidiendo al tribunal que no agraven el problema.