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Fiscalidad
Por un impuesto permanente a los beneficios caídos del cielo
Llevamos años escuchando en las noticias y viviendo en carne propia los estragos que han causado la pandemia, la guerra de Ucrania y una subida de los precios que no habíamos visto en 40 años. Una mala noticia detrás de otra, hasta que por fin se vislumbra una pequeña luz en el camino. No es ni una solución definitiva, ni por supuesto la panacea. Pero a finales del pasado año, se aprobó en España el impuesto a los beneficios extraordinarios (bien llamados caídos de cielo) a las empresas energéticas y a la banca para los resultados de los ejercicios 2022 y 2023.
Se trata de una medida excepcional y extraordinaria ante un contexto no menos extraordinario, que requiere de soluciones innovadoras para poder paliar la actual poli crisis que estamos viviendo y que afecta especialmente a los más vulnerables, mientras algunos sacan rédito de esta situación.
Se estima que, gracias a estos dos nuevos gravámenes, tan sólo durante el primer año se podrán recaudar en torno a 1.000 millones de euros en el caso de los bancos, y hasta los 1.200 millones en el caso de las energéticas. Son recursos adicionales que servirán para financiar políticas públicas destinadas a amortiguar el impacto.
Un gravamen que sea permanente y que se active de forma inmediata cuando los contextos de crisis así lo requieran
Sin embargo, no deja de ser algo temporal y por lo tanto insuficiente, por lo que, si ya que se ha dado el paso a aprobar nuevas medias, ya que la Comisión Europea también ve en este tipo de impuestos una solución factible, si ya sabemos que en el pasado estos impuestos jugaron un papel importante en contextos similares, como fue la II Guerra Mundial y en la Gran Bretaña de Margaret Thatcher en los años 80.
¿Por qué no damos ya el paso definitivo y establecemos un impuesto sobre los beneficios extraordinarios más ambicioso? Un gravamen que sea permanente y que se active de forma inmediata cuando los contextos de crisis así lo requieran. Que no sólo considere unos sectores económicos específicos, si no todos aquellos en los que se observan estos beneficios extraordinarios. Esta es la propuesta que hacemos desde Oxfam Intermón, y que te contamos también en este vídeo.