Laboral
Huelga indefinida de las trabajadoras de una entidad que atiende a enfermos de Alzheimer
La Asociación de Familiares de Personas Enfermas de Alzheimer y Otras Demencias de Bizkaia (AFA) despide a una de las trabajadoras que reclamaba un convenio más justo. Sus compañeras han iniciado una huelga indefinida.

Hay distintas maneras de negociar. Las trabajadoras de la Asociación de Familiares de Personas Enfermas de Alzheimer y otras Demencias de Bizkaia (AFA) acaban de conocer una de las más singulares: mientras aguardaban una respuesta de la dirección sobre sus reclamos de mejoras las condiciones laborales, lo único que recibieron a cambio ha sido el despido de una de las empleadas más combativas. Hoy ya no hablan de “negociación”, sino de “chantaje”.
La última huelga declarada en Bizkaia tiene unos ingredientes muy especiales. AFA no es una empresa más o un centro de trabajo cualquiera: allí acuden unas ochenta personas dependientes, ya sea porque sufren Alzheimer o algún otro tipo de demencia. Necesitan ayuda. También sus familias. Por eso existe AFA, que a su vez no existiría si no fuese por sus terapeutas ocupacionales. Entre estas últimas se encuentra la trabajadora despedida.
“Se trata, sencillamente, de un chantaje y un atropello”. Quien así se expresa es Ander Akarregi, representante del sindicato ELA. Su teléfono está que echa humo. Desde el primer día de octubre, la mayor parte de la plantilla de este centro —eran siete hasta que despidieron a la empleada combativa— se ha declarado en huelga indefinida.
Objetivo número 1: conseguir que readmitan sin más demora a su compañera. Objetivo número 2: lograr que la empresa admita de una vez que las terapeutas no pueden seguir bajo el convenio de Oficinas y Despachos —“porque no esto no es ni una oficina ni un despacho”, dice Akarregi— y acepte incluirlas en el apartado de Intervención Social, lo que implicaría mayores garantías laborales.
“Primero, lo primero. No vamos a dar ni un paso atrás hasta que readmitan a la trabajadora despedida. En ELA tenemos una caja de resistencia para estos casos, y la utilizaremos en el caso de nuestras afiliadas en AFA”, adelanta el portavoz de dicha central sindical. Tanto él como las empleadas afectadas creen que la cosa va para largo, pero también se muestran preparadas para hacer frente a lo que pueda venir.
“Respeto y dignidad”
Lo primero que hicieron fue enviar una carta a las familias de las personas usuarias. En el texto, al que ha tenido acceso El Salto, describen la situación de “abuso de poder” que se registra en esta empresa, lo que ha llevado tanto a la plantilla como a quienes acuden para ser atendidos en dicho centro a un “callejón sin salida”. “Las trabajadoras damos lo mejor de nosotras mismas cada día, con el único objetivo de dar el mejor servicio posible a los usuarios. Lo único que pedimos a la dirección es que se nos trate con respeto y dignidad”, subrayan.Según esta carta, en los últimos meses las cosas han ido de mal en peor. En tal sentido, señalan que antes del despido había un ratio de una terapeuta por nueve usuarios. Tras la grave medida disciplinaria adoptada contra una de las trabajadoras se elevó el ratio a una terapeuta cada 12 pacientes. Ahora, en plena huelga, hay una terapeuta cada 24 usuarios.
Sin auditorías
“Sabemos que las familias están totalmente indignadas, e incluso están barajando la posibilidad de contratar una asesoría jurídica para reclamar la devolución del dinero correspondiente al servicio no prestado”, avanza Akarregi, quien advierte además que debido a los problemas de personal no existe un control exhaustivo sobre los pacientes. Se queja también de la ausencia de auditorías sobre el dinero público que recibe AFA, principalmente por parte de la Diputación Foral de Bizkaia.Precisamente, desde el sindicato ELA exigen que esa institución tome cartas en el asunto. “La Diputación debe intermediar en este caso, ya que es la última responsable de garantizar que a estas personas se ofrezca un servicio de calidad”, dice el representante de las trabajadoras. De momento no ha conseguido que le escuchen.
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