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Laboral
Solo un 28% de los asalariados españoles no sufre el riesgo de la precariedad
Son los siete sellos de la precariedad: la temporalidad, el empleo de bajos salarios —mensual o por hora—, la parcialidad voluntaria, la sobrecualificación y las jornadas laborales prolongadas o atípicas. La combinación de más de tres o la fusión de bajos salarios con cualquiera de las otras convierte a una persona asalariada en persona precaria. Y la noticia es que en España estamos acostumbrados a que casi una de cada dos personas (un 48%) esté en situación de precariedad, y, entre quienes no están, hay un 24% que sufren carencias de las consideradas secundarias (exceso de horas o trabajo en fin de semana, por ejemplo), de forma que solo el 28% tienen lo que se llama un empleo de calidad.
Los datos los ha aportado Hipólito Simón, catedrático de Economía en la Universidad de Alicante y director de un estudio sobre precariedad laboral encargado por el Gabinete Económico del sindicato Comisiones Obreras presentado hoy, 9 de diciembre, en Madrid.
Los datos del estudio corresponden a 2019 y están tomados de los microdatos de la Encuesta de Población Activa. Indican que el 24% de la población asalariada percibe un sueldo inferior a 1.200 euros brutos mensuales, lo que les convierte automáticamente en precarios. Un 26% está en situación de temporalidad —por definición también se consideran que están en situación de precariedad—, mientras que 28 de cada cien personas está sobrecualificada para el puesto que ocupa.
La precariedad afecta especialmente a las mujeres. El 54% de las asalariadas combinan dos o más de los indicadores mencionados, lo que las convierte en precarias. Dos terceras partes de los migrantes y tres de cada cuatro jóvenes están en situación de precariedad multidimensional.
Dentro del conjunto de asalariados, hasta un 8% combina distintas condiciones precarias y se sitúan en una condición extrema de precariedad.
Vaso medio lleno: la incidencia de la precariedad es del 50%, lo que la convierte en un fenómeno estructural, en palabras de Hipólito Simón, pero dos reformas aprobadas en 2019, como fueron la obligatoriedad del registro horario —para evitar el fraude de las horas extra— y la importante subida del SMI aprobada ese año, han conseguido revertir mínimamente el aumento de la precariedad experimentado desde 2008 que, pese a que normalmente es así, no se ha revertido en los años de la llamada “recuperación” hasta el citado 2019, cuando la curva de la precariedad ha declinado suavemente.
Unai Sordo, secretario general de CC OO, ha valorado que el estudio presentado hoy permite introducir más variables en el análisis de la precariedad. “Los datos que se deducen de este informe son demoledores”, ha dicho Sordo, que ha concluido que la estructuralidad de la precariedad en España se mantiene en tasas altas más allá de los ciclos económicos —“se ha promovido que así sea”, ha denunciado el secretario general de CC OO— y que la forma de salir de esta problemática se debe abordar desde la normativa laboral, la negociación colectiva y la transformación del modelo económico. Sordo ha explicado que la forma de salir de la espiral de la precariedad es la reducción de la temporalidad y el aumento de los salarios mínimos.