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El 1 y 8 de febrero de 1976, miles de ciudadanos de Cataluña salieron a las calles con el lema
“Llibertat, amnistia, Estatut d'Autonomia”. Hoy, 3 de octubre de 2017, volvemos a salir para
proclamar al Gobierno español la importancia de los conceptos libertad y amnistía.
El pueblo, la libertad y el progreso son aquellos elementos que constituyen el sistema democrático.
Ahora bien, en palabras de Todoroz, si uno de estos se extravía de su relación con los otros,
corremos el riesgo de enfrentarnos a los tres peligros de la democracia: el populismo, el
ultraliberalismo y el mesianismo.
Las personas que vivimos en Cataluña (nacidas o no aquí) somos conscientes de la complejidad de
nuestra empresa; somos conscientes que cualquier desvío de uno de estos conceptos podría suponer
la condena unánime del Estado español, un Estado que, por otra parte, no se muestra tan unánime en
la condena del franquismo y en la desaparición del Valle de los Caídos.
El populismo forma parte de la coyuntura histórica-política de la actual Europa, ya sea a través de
discursos de partidos políticos, ya sea a través de organizaciones culturales, ya sea de la derecha, ya
sea de la izquierda. Por supuesto, Cataluña no es ajena a este hecho.
La demagogia es la práctica que consiste en identificar problemas de muchas personas y ofrecer una solución fácil de entender, pero imposible de aplicar. Por ejemplo, en el caso de este y el anterior Gobierno español, la promesa de la creación de millones de empleos ha sido al gran estrategia demagógica. Y es que, señoras y señores, España vive una Primavera. ¿Cataluña? No nos hemos quedado atrás, el lema “Espanya ens roba” es otro candidato a los Oscars de la mentira política.
Aunque, y para no parecer que siempre reciben nuestros políticos, el primer premio a la demagogia habría que darlo a los medios de comunicación españoles, especialmente la televisión que, con sus imágenes impactantes, sus debates donde no se debate nada y sus tertulianos neocons, impiden una reflexión crítica apostando así por lo que Pascual Serrano denuncia como comunicación jibarizada.
El ultraliberalismo es la tiranía de los individuos frente a las colectividades. Es la apuesta del
discurso de Ciutadans, de esos que se erigen en Cataluña como garantes para un diálogo sosegado,
valiente y crítico. El ultraliberalismo defiende el individualismo frente a la soberanía política, es la
defensa de las leyes económicas sobre las judiciales y las políticas, es la apuesta por el beneficio
propio a expensas de todo lo demás.
En cuanto al mesianismo, este es, sin duda, el gran reto de la sociedad catalana. Es importante
subrayar como este desvío de la democracia presenta al mesías como personaje colectivo, es el
“poble català”, concepto amplio y abstracto que permite que ciertas personas de presenten como “su
único representante”. La finalidad del progreso es la consecución de una sociedad nueva más justa,
el problema es cuando tras esa sociedad nueva no hay nada. Nuestro reto como personas que
vivimos en Cataluña es no caer en la fe ciega en nuevos dogmas, en el proselitismo y en la
conversión en mártires de los partidarios caídos durante el proceso soberanista.
Y no, en nuestra lucha por la independencia del Estado español no queremos mártires, no queremos
mesías, tampoco queremos empresas multinacionales que venden barato los derechos humanos, no
queremos fraude fiscal disfrazado de cuentas andorranas, no queremos una ley de la memoria
histórica vulnerada y vulnerable.
¡Ay, la memoria! Ese gran talón de Aquiles de España. Cuando la ciudadanía en 1976 gritaba
amnistía, algunos entendieron amnesia. No señores/as del Gobierno español, la amnistía es lo
opuesto a la amnesia, la amnistía es la reminiscencia civil. Es eso que les sigue recordando las fosas
comunes mientras ustedes siguen sonriendo con esa desfachatez que tanto les caracteriza. Y así, en
un ejercicio de reminiscencia civil, vuestro pasado que es nuestro y nuestro pasado que es vuestro
también aunque lo nieguen, hoy 3 de octubre de 2017 salimos a manifestarnos. Gracias por lo dado
y gracias por lo robado, pero nosotras/os hemos decidido que nos vamos.
P.D.: Fin de la cita.