Feminismos
Del feminismo al infierno: cómo el capitalismo puso la ética del cuidado al servicio del mercado

Que la igualdad es buena para los negocios constituye uno de los pilares del nuevo modelo de gestión empresarial que reivindica la “voz de las mujeres” en un ecosistema tradicionalmente dominado por los valores “masculinos”.

huelga feminista 1
Paraguas feministas en las concentraciones en el centro de Madrid durante la huelga feminista. David F. Sabadell

La charla TED de Michael Kimmel, ¿Por qué la igualdad de género nos beneficia a todos, incluso a los hombres?, acumula ya las mismas visitas que la de Chimamanda Ngozi Adichie, Todos deberíamos ser feministas, pronunciada tres años antes. Ambas pueden considerarse una defensa de la igualdad de género que aspira a universalizar el sujeto del feminismo. Sin embargo, a diferencia de la propuesta de Ngozi Adichie, que parte de una concepción socio-política animada por un ideal de justicia, Kimmel adopta una perspectiva utilitarista y se dedica a enumerar los motivos por los cuales nos “interesa” y nos “beneficia” la persecución de la igualdad. Salvo referencias vagas a un mayor índice felicidad nacional, mayor salud y un descenso del fracaso escolar, el único punto que desarrolla por extenso es el que tiene que ver con el mundo empresarial.

“Las investigaciones [...] demuestran irrefutablemente que cuanto mayor es la igualdad de género en las empresas, mejor es para los trabajadores. Los trabajadores son más felices. El volumen de trabajo pendiente y la desgana son también menores. Es más fácil contratar gente. El nivel de permanencia es más alto y el grado de satisfacción mayor, con tasas de productividad más altas”.

No es una idea nueva. Que la igualdad es buena para los negocios constituye uno de los pilares del nuevo modelo de gestión empresarial que reivindica la “voz de las mujeres” en un ecosistema tradicionalmente dominado por los valores “masculinos”. “Tenemos que aprender a gestionar lo complejo, la interacción múltiple” —reza un exitoso manual de management— “y me da la sensación que para ello la mujer puede estar más preparada”. A la práctica, eso se traduce en una fijación nada inocente con las emociones, cuya gestión ha pasado a formar parte de las competencias productivas que se exige a todos los trabajadores. La socióloga Eva Illouz ha llamado “capitalismo emocional” a este nuevo paradigma, y lo remonta hasta los años sesenta, cuando empezaron a aplicarse los estudios de Elton Mayo que señalaban que los afectos eran un recurso estratégico que bien explotado podría dar lugar a una ventaja competitiva para la empresa.

Sin embargo, no será hasta los años noventa que aparecerá todo un corpus de literatura, procedente de la cultura de la autoayuda. El concepto de “inteligencia emocional”, cuya popularidad se debió a la obra homónima de Daniel Goleman, será la herramienta fundamental que permitirá sustraer el lenguaje afectivo de sus enclaves tradicionales hasta convertirlo en una retórica universal que penetrará en la empresa, en la educación, en la psicología, etc. En palabras de Illouz, la inteligencia emocional conecta de modo explícito gestión emocional, rendimiento económico y éxito social. Es un modelo que viene a satisfacer las necesidades del nuevo tipo de trabajador que exige el neoliberalismo, y el propio Goleman así lo explicita: “las empresas que promueven estas capacidades aumentan sus beneficios. [...] la inteligencia emocional, tanto a nivel individual como colectivo, se revela como el ingrediente fundamental de la competitividad”.

Las emociones: del feminismo a la empresa

Igualdad, interdependencia, “voz femenina”, confianza, comunicación, empatía, cooperación. ¿Cómo han llegado estos términos, esencialmente afectivos, a ser prioritarios para un capitalismo que se agarraba sin pudor al desapego individualista y la racionalidad abstracta?

Las respuestas son múltiples y sin embargo ninguna resulta tan paradójica como la ampliación del imaginario social que supuso el discurso feminista durante todo el siglo XX. Esa voz que ahora reclaman los negocios es “la otra voz” a la que Carol Gilligan ya se refirió en su importante obra In a Different Voice. Un texto que puso en valor la ética de los cuidados para reclamar que la justicia debe tener en cuenta la vulnerabilidad de las personas. Gilligan indaga en el ser humano y extrae lo que le es intrínseco: la capacidad de cuidar de otros y la necesidad de ser cuidados. Lo que hasta entonces se habían considerado limitaciones propias de las mujeres, se convierte en una nueva voz necesaria para entender que somos razón y emoción, individuo y relaciones. Características devaluadas y atribuidas al género femenino como la empatía o la escucha pasarán a ser reivindicaciones presentes de manera transversal en todo el movimiento feminista. Desde la perspectiva de la ética del cuidado, las feministas ya no quieren ser como los hombres, sino que aspiran construir una sociedad que escape del modelo de ciudadano construido por la razón patriarcal.

Sería injusto acusar al feminismo de servir como semilla para el capitalismo emocional, pero lo cierto es que asistimos a la abducción de algunos de sus conceptos básicos

En este terreno de nuevas posibilidades sería injusto acusar al feminismo de servir como semilla para el capitalismo emocional. Lo cierto es que asistimos a la abducción de algunos de sus conceptos básicos para ponerlos al servicio del mercado y, en consecuencia, de otra cultura del cuidado.

El concepto de “comunicación” nos puede servir de ejemplo para comprender este desplazamiento: se ha convertido en un término fetiche de los nuevos discursos del management y ha perdido el sentido político que tenía para el feminismo. “Aunque todo el mundo puede hablar, vía ordenador, con todos los demás”, apuntaba Goleman ya en 1995, “lo cierto es que nadie se siente realmente escuchado. Como consecuencia de todo ellos, la gente siente una desesperada necesidad de conectar, empatizar y comunicarse sinceramente”. Si dejáramos de leer aquí, este análisis podría servir perfectamente como ejemplo de las relaciones de confianza y escucha a las que aspira la ética de los cuidados. Pero el interés de esta nueva ética emocional es otro: “en el novedoso y desapacible clima laboral que se avecina, estas realidades humanas tendrán cada vez más importancia para la productividad”, remata Goleman.

Huelga feminista
El 8 de marzo dispara el porcentaje de mujeres que han hecho huelga en el último año

En un año ha crecido del 7,8% al 16,1% el número de mujeres que afirman haber realizado huelga en los doce meses anteriores. Las mujeres también se manifiestan más; los varones van a más mítines y reuniones.

En los nuevos manuales de gestión, la comunicación es presentada como una virtud femenina a reivindicar frente a la rigidez autoritaria de los viejos modelos fordistas, en los que la división de poder se traducía en la unilateralidad del mensaje: unos mandaban, otros obedecían. Se pide a los departamentos de recursos humanos que multipliquen los encuentros reticulares, se celebra la fluidez y se exige la democratización de la palabra. Sin embargo, mientras que para la ética del cuidado la centralidad de la escucha y la comprensión tenían que ver con el rechazo de los esquemas racionales, la nueva cultura empresarial no sólo no los rechaza, sino que busca, mediante el ideal de “comunicación”, volver a esta racionalidad abstracta más eficiente y productiva.

La comunicación se reduce así a un mejoramiento del valor de la información que permite aumentar los beneficios: deja de ser una virtud moral para transformarse en feedback. Su necesidad no responde al reconocimiento de la irreductibilidad del contexto socio-afectivo y de nuestras responsabilidades en perpetuo conflicto, como se asume desde el feminismo, sino que aparece como una forma de disciplinar una esfera humana que las viejas teorías de gestión empresarial habían olvidado. Como advierte un manual de liderazgo: “el poder se legitima siendo afectivo y efectivo”.

Capitalismo emocional: el infierno de los cuidados

La perversidad de este fenómeno es mucho mayor si volvemos a lo ya mencionado: la gestión de los afectos como un elemento clave que se exige al trabajador y el sesgo que se establece en el tipo de emociones, que ya nada tiene que ver con lo que defendían Carol Gilligan, Virginia Held y tantas otras pensadoras feministas. Tal y como apunta Alberto Santamaría en su libro En los límites de lo posible, en este ecosistema cultural “las emociones deben reincorporarse a las dinámicas empresariales en la medida en que son necesarias y, al mismo tiempo, peligrosas. En lugar de establecer una pauta o cortafuegos frente a la complejidad de las emociones, en lugar de tratar de eliminar ese residuo en favor de un sentido racional de la empresa (como durante décadas se hizo), en el contexto actual el objetivo es ala inversa, reintroducir las emociones en las dinámicas laborales con el objetivo de que ese flujo emocional sea redirigido hacia la productividad.”

En el mercado, las emociones son adaptadas a un esquema dicotómico —son buenas son aquellas que aumentan la productividad y las malas aquellas que la frenan—. Así no sorprende que el exitoso “liderazgo afectivo” sea definido en los manuales de management como como la habilidad para “gestionar las expectativas de los diferentes actores sociales que interactúan entre sí en el ámbito profesional, previniendo el desarrollo de los sentimientos negativos” ¿Y cuáles son estos sentimientos de los que los trabajadores deben huir? Entre otros la ira, la indignación, el enfado o incluso el impulso crítico, que ahora deben ser reprimidos. Aunque tanto la ética de los cuidados como el neoliberalismo parten del reconocimiento del aspecto emocional y de la fragilidad de los individuos, el segundo lo aplasta porque no le es de utilidad.

Tal y como nos recuerda Arlie Russell Hochschild en La mercantilización de la vida íntima, ya ha sucedido que algunos movimientos sociales han allanado el terreno para el surgimiento de realidades totalmente contrarias: del mismo modo que las ideas protestantes fueron el caldo de cultivo del primer capitalismo, la socióloga entiende que las transformaciones impulsadas por el feminismo hicieron posible la mercantilización de la vida íntima, en la medida que facilitaban la incorporación de los cuidados al mercado laboral. Pero lo que aquí hemos tratado de ver es cómo incluso el tipo de virtudes feministas que propone la ética del cuidado han sido fagocitadas por los nuevos discursos de empresa: no sólo la comunicación se ha transformado en un intercambio interesado de información; también el reconocimiento de la fragilidad y la dependencia ha dado paso a ideales más complejos de autosuficiencia; la imaginación y el pensamiento narrativo se han convertido en formas de capital creativo; la atención y la confianza son vistas como competencias para mejorar la eficiencia de un equipo y no como un espacio de resistencia a la lógica del mercado; y la autonomía, lejos de ser entendida como la capacidad de tejer nuevas relaciones, se define como la posibilidad de aislarse de los demás.

“En lugar de humanizar a los hombres”, escribía Hochschild, “capitalizamos a las mujeres”. Pero ahora hemos descubierto que la humanización de los hombres también podía ser una estrategia empresarial, hasta el punto de confirmar doblemente su conclusión: también en el capitalismo emocional “el cuidado se ha ido al cielo en el terreno ideológico, pero en la práctica se ha ido al infierno”.

Arquivado en: Feminismos
Sobre o blog
Un espacio de encuentro y debate para personas que participan o están en los alrededores de ese difuso cuerpo conocido como Movimientos Sociales.
Ver todas as entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Análisis
Violencia sexual Pensar juntas las violencias para poder seguir hablando
En este tiempo, aparentemente no se ha parado de hablar de un tipo de violencias, las violencias sexuales. Y sin embargo, nos preguntamos: ¿es así?
Violencia machista
25 de noviembre Con el lema “Juntas, el miedo cambia de bando”, el movimiento feminista llama a organizarse este 25N
En un año en el que ha vuelto al primer plano el debate público sobre la violencia patriarcal sistémica que siguen padeciendo las mujeres, la marcha del 25 de noviembre vuelve a las calles el próximo lunes.
#78868
4/1/2021 19:12

Excelente artículo que compensa la crítica necesaria a la happycracia y sus consecuencias para las mujeres con la necesidad de reivindicar la universalización de la ética del cuidado, la propia emancipación y la justicia colectiva.

0
0
#17207
26/5/2018 18:14

Se ve en el horizonte el coaching "feminista"... Ahí está la $ ahora.

0
0
#17110
25/5/2018 15:07

Me parece muy misógino el artículo, en línea con la nueva ola “Neo machista”. El feminismo es emancipatorio y sus diferentes corrientes así lo son. Es de mala fe o bastante ignorante decir que el feminismo, como pudiera ser el anti racismo, nos trae algo peor de lo que propugna. La ética del cuidado propugna que el cuidado no sea cuestión de género, no que vaya al mercado directamente. Hay varias sociedades que se han hecho cargo de esta idea y han procurado que siguiendo los postulados feministas del cuidado se haga cargo toda la sociedad en su conjunto, mediante el estado, el cooperativismo, etc. Es falaz decir que el feminismo nos depara un resultado negativo, en este ámbito central además, cuando es una desvirtualizavion de sus demandas que el cuidado acabe mercantilizado totalmente.

2
3
#17560
29/5/2018 13:20

"Sería injusto acusar al feminismo de servir como semilla para el capitalismo emocional, pero lo cierto es que asistimos a la abducción de algunos de sus conceptos básicos"

5
0
Juan
24/5/2018 19:47

Muchas gracias por el artículo. Me ha parecido una síntesis buenísima de la nueva ideología empresarial.

4
0
#17028
24/5/2018 16:29

Mucha gente denunció esto y se les llamó 'machistas' y 'machirulos', de aquellos barros estos lodos

3
4
#17062
24/5/2018 20:31

Tu no t has enterao de na

6
3
Sobre o blog
Un espacio de encuentro y debate para personas que participan o están en los alrededores de ese difuso cuerpo conocido como Movimientos Sociales.
Ver todas as entradas
Dana
València Mazón se atrinchera detrás de un militar y cierra su crisis de gobierno
El president valenciano ha remodelado el Consell de la Generalitat dando salida a dos conselleras y fichando un general en la reserva para la vicepresidencia.
COP29
Cumbre del clima La propuesta de los países ricos para cerrar la COP29 enfurece a las naciones en desarrollo
El Norte global, causante histórico del cambio climático, propone 250.000 millones de dólares anuales para la adaptación y mitigación climática del Sur, cuando el propio borrador del acuerdo establece que al menos serían necesarios cinco billones.
Argentina
Argentina El Bonaparte: la historia del hospital de salud mental que le torció el brazo a Milei
Es el centro referente en Argentina para tratamientos de salud mental y adicciones. Javier Milei intentó acabar con él, pero los profesionales sanitarios y los pacientes del hospital no lo permitieron. Esta es su historia.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Italia
Italia Milán, cuando la ciudad de las oportunidades se hace inaccesible
Ya quedan pocos talleres, farmacias, peluquerías o papelerías de barrio en Milán, y el precio de la vivienda aniquila su población originaria.
Brasil
Brasil Bolsonaro es acusado por la policía del intento de asesinato de Lula da Silva para dar un golpe de Estado
El expresidente tenía “pleno conocimiento”, según la policía brasileña, de un plan para asesinar a los elegidos por el pueblo para ser presidente y vicepresidente después de las elecciones de 2022.
Opinión
Opinión Yo he venido aquí a licitar
El capitalismo de licitación, o capitalismo licitador, es el modelo económico que mejor define las prácticas que los diferentes gobiernos del PP valenciano han llevado a cabo a lo largo de la historia.
Más noticias
Cine
Cine Nicolás Pereda, el Hong Sang-soo mexicano que habla de clases y desigualdad con humor (extraño)
El realizador presenta su último largometraje, ‘Lázaro de noche’, una comedia contenidísima sobre los deseos y sobre el trabajo cultural, en el marco de L’Alternativa, Festival Internacional de Cinema Independent de Barcelona.
Opinión
Opinión El TPI finalmente emitió las órdenes de arresto contra Netanyahu y Gallant. La lucha está lejos de terminar
La corte ha emitido órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el ex ministro de Defensa, Yoav Gallant, por crímenes de guerra cometidos en Gaza. Como resultado, ambos no podrán viajar a al menos 124 países.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.

Recomendadas

Estados Unidos
Hari Kunzru “En EE UU hay dos tipos de nazis: los que llevan botas y los que llevan corbata”
El escritor británico reflexiona sobre la victoria de Donald Trump y cómo los conservadores han movilizado teorías como la psicología evolutiva para renovar sus posiciones y plantear una batalla cultural en foros online o redes sociales.
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.