Universidad
Como investigan los pobres

Una breve narración romantizada de la clase trabajadora en la Universidad.

Como aman los pobres es un poema lindamente interpelante de Gata Cattana que muestra la profunda belleza que puede haber en el amor sin recursos. Quizás aspirar a lo bello desde la miseria no tiene porque implicar romantizar esta condición, ¿o quizás sí? A lo mejor es simplemente habitarla, vivirla, enamorarte de lo que te rodea. El poema puede ser leído como una afirmación de las ganas de vivir, de cuando parece que el amor se extiende y multiplica.

Los pobres pueden aspirar a todo lo que es bello. Ampliemos la mirada, los pobres pueden aspirar a estudiar lo bello. Lo hacen con la cuenta en números rojos, sin el dinero ni para pagar la matrícula, mientras buscan la manera de pagar el maldito alquiler, la luz, el gas y me quedó aquí para no cabrearme más de lo necesario. Mientras lloran después de comprar aceite en el súper de sus barrios en tiempos de inflación, después de su embarrotada jornada de trabajo. A veces leen, escriben, piensan, y hasta lo disfrutan. Al igual que el pobre ama bellamente en los tedios domingueros o aprovecha los vis a vis de la carcelaria jornada de trabajo. 

Los pobres podemos querer aspirar a estudiar, a investigar. Lo hacemos mientras nos peleamos con la burocracia para conseguir contratos que llaman becas

Los pobres podemos querer aspirar a estudiar, a investigar. Lo hacemos mientras nos peleamos con la burocracia para conseguir contratos que llaman becas, mientras mendigamos por derechos desde que entramos en la universidad. Porque claro, hay que acreditar la pobreza; por favor, señor Estado póngame bien de papeleo al peso. Lo hacemos mientras buscamos formas de compaginar la investigación con trabajos asalariados, intentando que no te chupen toda la energía que se necesita para estudiar con atención plena. Los pobres estudian en esos domingos, mientras los otros se hacen un ida-vuelta en dos días a cualquier capital de Europa o lo que sea que hagan los ricos. 

Ojalá fuera solo esto, pero no, los pobres sobre todo renuncian a seguir investigando. Los pobres saben ver los obstáculos interpuestos para estudiar como profesión, ni les hace falta exteriorizarlo, lo tienen incorporado de fábrica. Disculpen por adelantado la romantización de la investigación. Pero bueno, supongo que estamos en este mundo para romantizar las cosas mundanas. Que sí que cuesta ver la belleza en realizar un doctorado, en la competitividad y los formalismos que acabamos interiorizando por las dinámicas académico-burocráticas. Los pobres sabemos ver que están pensadas para excluirnos. 

Ojalá fuera solo esto, pero no, los pobres sobre todo renuncian a seguir investigando. Los pobres saben ver los obstáculos interpuestos para estudiar como profesión

La mayoría no cuenta con la carrera investigadora en su horizonte de expectativas. ¿Cómo vamos a tenerla si directamente se nos ha expulsado de los estudios universitarios? ¿Os imagináis si quiera plantearse un precario doctorado? Vamos con un ejemplo no representativo, al empezar el doctorado en mi curso se preguntó por la identificación de clase de personas doctorandas, éramos bastantes y tan solo una persona afirmó ser de clase baja. No sé quién sería. Igual no era la única, dada la identificación aspiracional y fantasmal de clase media aún imperante. Pero incluso aceptando esto, minoría absoluta que diría Extremoduro.

Luego, están también los pobres suicidas, que tienen la inconsciencia suficiente como para empezar la carrera académica. Aquí, solo resisten les más brillantes (¡pufff, meritocracia!) y que tienen las cosas más claras entre el colectivo, también a los que luego acompañará un profunda cicatriz al compatibilizar un doctorado con el mundo del trabajo. Porque los pobres no estudian e investigan igual que los ricos. Porque al fin y al cabo “no aman de igual forma los ricos y los pobres”.

Que no se encuentre en tu horizonte de expectativas, que lo pienses y lo deseches, que lo empieces y renuncies, es lo más normal en las vivencias de la clase trabajadora en la carrera universitaria. Todavía no sé si aguantaremos, si estas circunstancias acaban con el voluntarismo inconsciente que nos lleva a intentarlo no podremos echarnos nada en cara. Mientras tanto, por qué no revelarnos a nuestra manera. Que no es mejor que las compañeras de clase que buscan la belleza en otros lugares. Pero aspiremos al derecho a decidir, decidamos investigar como lo hacen los pobres. Decidamos estudiar y hasta organizarnos, me gusta pensar que también por todas las compañeras de clase que vengan después. Quizás, esta sea una bonita manera de pensar un como investigan los pobres. 

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