Ley Montoro
Gestionar la austeridad: el pulso de Montoro a Madrid

El pulso entre el Ministerio de Hacienda y el Ayuntamiento de Madrid evidencia la disputa por el marco de impugnación de la austeridad fiscal y los recortes establecido por el 15M, ahora en peligro.


Miembro del Instituto DM
10 abr 2017 13:04
La semana pasada, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, exigía al ayuntamiento de Madrid la congelación de 238 millones de los presupuestos previstos para este año. Según Montoro, el consistorio madrileño habría infringido la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, rompiendo el techo de gasto dispuesto en la norma. A partir del aviso el equipo de gobierno tiene 15 días para dar una respuesta, y no caben muchas opciones: recusar las demandas del ministerio o, siguiendo a pies juntillas el procedimiento legal, firmar un “acuerdo de no disponibilidad” por una ingente suma decretada de forma unilateral.

A nadie se le escapa lo que supone firmar este acuerdo: congelar una partida tan grande implicará suspender la mayoría de proyectos e inversiones dispuestos por el ayuntamiento para 2017. Todo un recorte que, pese a no afectar a los sueldos de los funcionarios ni a los servicios esenciales de la administracion, se cebará con el gasto social presupuestado por la corporación municipal.

Junto con la Ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local, la Ley de Estabilidad no es más que la materialización de la reforma del artículo 135 de la Constitución en la escala municipal: una reforma que somete a las administraciones locales –pero también a las Comunidades Autónomas y a la Seguridad Social– a la jaula del déficit y a la prioridad absoluta del pago de la deuda, mermando sus recursos y, por tanto, su capacidad de intervención económica en medio de la crisis. Más allá de la retórica sobre la “sostenibilidad” y la “estabilidad” mencionadas en el rótulo de la ley, estos términos deben entenderse aquí –en buena ortodoxia neoliberal– como sinónimos de austeridad. Se trata, en definitiva, de subordinar el despliegue de posibles planes de empleo, inversiones sociales o medidas para atajar la desigualdad a una implacable tenaza financiera.

Las contradicciones del gobernismo

El pulso del ministro al ayuntamiento de Madrid no es nuevo, ya vivimos un escenario de tensión muy similar en noviembre del año pasado, si bien el tono actual del mismo parece haber adquirido el carácter de un ultimátum. El hecho de que el consistorio registrase en 2016 un superávit de 1.022 millones no ha sido suficiente para eludir la intervención del ministerio, que ha pasado de las disposiciones correctivas contenidas en la ley de estabilidad a la aplicación de su lado más coercitivo. La amenaza de Montoro se saldó la última vez con un enfrentamiento interno entre Carlos Sánchez Mato, concejal de Hacienda, y la alcaldesa, Manuela Carmena.

Finalmente el procedimiento siguió su curso y se elaboró un Plan Económico-Financiero (PEF) con calendario y objetivos precisos para cumplir la regla de gasto, siempre acompañado de la negación tajante por parte de alcaldía de asumir ningún recorte. Esta vez, sin embargo, la situación parece haber cambiado: aunque Carmena sostenga punto por punto el mismo discurso, señalando a un tiempo que cumplirá con la ley y no habrá recortes presupuestarios, sus declaraciones resultan poco creíbles y contradictorias.

Mientras el PEF permitía cierto margen de maniobra respecto del gobierno central, el acuerdo de no disponibilidad exige –de forma imperativa– recortes por un total de 238 millones de euros en el presupuesto del municipio madrileño. Por tanto, “cumplir la ley” aquí no resulta inocuo: firmar el acuerdo es aceptar la pérdida de numerosas partidas e inversiones que impedirán aplicar el programa político de Ahora Madrid, convirtiendo la administración en una máquina gestora de miseria y precariedad.

Por supuesto, la decisión de Montoro ha generado tensiones y conflictos en el seno de la candidatura madrileña, en cuyo interior ha vuelto a escenificarse la división entre un sector movimentista y opuesto a los recortes, el algutinado en torno a Ganemos Madrid, frente al perfil gestor –valdría decir también tecnócrata– de la alcaldesa y Podemos. Aunque se sostenga ante las cámaras que esta reestructuración de las partidas no es homologable a los “recortes”, la ley de estabilidad es nítida y no admite exégesis barrocas. Quizá con un acondicionamiento contable pueda amortiguarse la cantidad, pero ello significará seguir aceptando las reglas de la austeridad.

Llegados a un punto crítico como el actual, los límites del “gobierno para todos” y la “gestión responsable” de Carmena se hacen cada vez más patentes: no hablamos ya de una visión excesivamente pragmática o institucionalista de la política, sino de quebrantar –bajo la excusa del cumplimiento de la ley– uno de los principios básicos que defendieron tanto el 15M como la ola municipalista, esto es, la lucha contra la austeridad, la desigualdad social y la crisis. Toda una línea roja.

Un golpe al municipalismo

Si interpretásemos la intervención de Montoro sobre las cuentas madrileñas de manera localista, estaríamos cometiendo un grave error. En la actuación del ministerio debe leerse toda una declaración de guerra contra las candidaturas municipalistas forjadas a lo largo y ancho de este ciclo político. La situación parece clara: si Madrid cede ante la presión del Ministerio, no sólo habrá caído una de las plazas centrales conquistadas por la política del cambio, su desplome reverberará en todo el campo del municipalismo. A partir de este momento, las presiones de Hacienda sobre los municipios se intensificarán, menoscabando aún más su autonomía –ya de por sí limitada– y las potencialidades de sus democracias de proximidad. Esta injerencia centralista no busca más que la debilitación y fractura del archipiélago trazado por el nuevo municipalismo, una red que sigue suponiendo un verdadero desafío para las políticas austeritarias del Partido Popular.

Frente al “sano” cumplimiento de la ley y el respeto de procedimientos jurídicos de dudosa legitimidad –¿de quién es la deuda que se nos obliga a pagar?–, siempre cabe la resistencia, es decir, negarse a aplicar unas medidas que minarán los derechos del pueblo de Madrid y agrandarán sus brechas sociales.

Es cierto que la correlación de fuerzas existente en Ahora Madrid, fuertemente condicionada por la figura de Manuela Carmena, no favorece en absoluto la audacia política, sino más bien la adopción de un marco de orden que, enrocado en una gestión vestida de técnica y legalista, muestra ahora un espíritu verdaderamente conservador. Sin embargo, en vista de la gravedad de la situación, quizá podría probarse algo nuevo, algo sólo practicado hasta ahora en las instituciones por la derecha madrileña –aunque con fines muy distintos–: la desobediencia. Pero forzar un gesto de este calibre requerirá una buena dosis de antagonismo tanto fuera como dentro de las instituciones municipales. Todo un desafío para la ciudad.

La cuestión es ¿hacia que lado inclinarán las contradicciones a la candidatura madrileña? ¿Hacia el respeto de una ley sinónimo de austeridad? ¿O hacia la desobediencia y la defensa de las líneas rojas de un ciclo político montado contra los recortes? ¿Qué legitimidad podría tener una alcaldesa que firmara la capitulación del municipio a la primera de cambio? ¿Y qué papel quiere desempeñar Podemos en esta coyuntura? ¿Permanecerá al margen –tal y como sucedió recientemente con la campaña #MadridNoRecorta– o defenderá los derechos de los municipios y la ciudadanía? Si no se articula un conflicto en diversas escalas, perder esta batalla podría significar el principio del fin de un ciclo que ya acusa un severo desgaste. O algo peor: la consagración de la nueva política como eficaz gestora de los recortes.

Arquivado en: Madrid Ley Montoro
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Ley Montoro
El Gobierno suspende las reglas fiscales

La ministra de Hacienda anuncia que suspende la Ley de Estabilidad Presupuestaria tras conocer que Europa también alarga la suspensión del Pacto de Estabilidad Económica.

Deuda
“La deuda municipal ha servido para rescatar bancos”

El periodista de El Salto y de El Salmón Contracorriente Yago Álvarez estrena el documental ¿Quién ha hipotecado mi ayuntamiento? La historia de un municipio que podría ser el tuyo, un relato de la deuda que intenta explicar cómo las arcas públicas de muchos de los municipios del país han llegado a una situación de bancarrota.

Dana
València Mazón se atrinchera detrás de un militar y cierra su crisis de gobierno
El president valenciano ha remodelado el Consell de la Generalitat dando salida a dos conselleras y fichando un general en la reserva para la vicepresidencia.
COP29
Cumbre del clima La propuesta de los países ricos para cerrar la COP29 enfurece a las naciones en desarrollo
El Norte global, causante histórico del cambio climático, propone 250.000 millones de dólares anuales para la adaptación y mitigación climática del Sur, cuando el propio borrador del acuerdo establece que al menos serían necesarios cinco billones.
Argentina
Argentina El Bonaparte: la historia del hospital de salud mental que le torció el brazo a Milei
Es el centro referente en Argentina para tratamientos de salud mental y adicciones. Javier Milei intentó acabar con él, pero los profesionales sanitarios y los pacientes del hospital no lo permitieron. Esta es su historia.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Italia
Italia Milán, cuando la ciudad de las oportunidades se hace inaccesible
Ya quedan pocos talleres, farmacias, peluquerías o papelerías de barrio en Milán, y el precio de la vivienda aniquila su población originaria.
Brasil
Brasil Bolsonaro es acusado por la policía del intento de asesinato de Lula da Silva para dar un golpe de Estado
El expresidente tenía “pleno conocimiento”, según la policía brasileña, de un plan para asesinar a los elegidos por el pueblo para ser presidente y vicepresidente después de las elecciones de 2022.
Opinión
Opinión Yo he venido aquí a licitar
El capitalismo de licitación, o capitalismo licitador, es el modelo económico que mejor define las prácticas que los diferentes gobiernos del PP valenciano han llevado a cabo a lo largo de la historia.
Más noticias
Cine
Cine Nicolás Pereda, el Hong Sang-soo mexicano que habla de clases y desigualdad con humor (extraño)
El realizador presenta su último largometraje, ‘Lázaro de noche’, una comedia contenidísima sobre los deseos y sobre el trabajo cultural, en el marco de L’Alternativa, Festival Internacional de Cinema Independent de Barcelona.
Opinión
Opinión El TPI finalmente emitió las órdenes de arresto contra Netanyahu y Gallant. La lucha está lejos de terminar
La corte ha emitido órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el ex ministro de Defensa, Yoav Gallant, por crímenes de guerra cometidos en Gaza. Como resultado, ambos no podrán viajar a al menos 124 países.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.

Recomendadas

Estados Unidos
Hari Kunzru “En EE UU hay dos tipos de nazis: los que llevan botas y los que llevan corbata”
El escritor británico reflexiona sobre la victoria de Donald Trump y cómo los conservadores han movilizado teorías como la psicología evolutiva para renovar sus posiciones y plantear una batalla cultural en foros online o redes sociales.
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.