LGTBIAQ+
Cinco vivencias asexuales para entender la orientación más invisible de la sociedad

Un grupo de personas asexuales hemos decidido redactar este escrito, donde contamos nuestras vivencias, nuestros anhelos o nuestros sentimientos, en el Día de la Visibilidad Asexual.
Asexual Estocolmo
Bandera asexual en el Stockholm Pride 2012. Foto: Trollhare.
6 abr 2025 06:00

“El espectro asexual es tan complejo como las personas a las que cobija, y a quien no le encajemos en su imagen mental de asexual, que amplíe su definición”, dice Clara. “Si no te atraen las mujeres, es porque te atraen los hombres”, le decían a Víctor. “Cuando eencontré el espectro asexual fue cuando entendí todo lo que me había pasado en todos los años anteriores”, explica Olivia.

La asexualidad define a quienes no sienten atracción sexual, o a quienes la sienten poco o con menor frecuencia. En este sentido, conviene realizar la siguiente aclaración. Cuando hablamos de no sentir atracción sexual o de sentirla de manera no normativa no nos referimos a que no sintamos deseo sexual o ganas de tener relaciones sexuales. Habrá quienes sí y quienes no. La atracción sexual es la forma en la que nos atraen las personas, o dicho de otra forma, es cuando una persona en concreto despierta nuestro deseo sexual. Podemos querer intimar (o no) con alguien porque nos hemos enamorado, porque queremos conectar más o porque a nuestro cuerpo le apetece

La asexualidad es, probablemente, la orientación sexual más ignorada o invisible en nuestra sociedad. Por ello, un grupo de personas asexuales hemos decidido redactar este escrito, donde contamos nuestras vivencias, nuestros anhelos o nuestros sentimientos, en el Día de la Visibilidad Asexual, que es el 6 de abril.

Clara 

—Yo no bebo, ni fumo.

—Follar, entonces, tampoco, ¿no?

Es una conversación real que tuve con un conocido de conocida. De estas personas con las que te encuentras por primera vez en alguna quedada por el centro y no vuelves a ver en tu vida. Cuando era adolescente, este tipo de charlas esporádicas era mi espacio seguro para practicar el salir del armario, para comprobar cuáles podrían ser las consecuencias de dejar escapar las ideas que me flotaban por la cabeza. 

—Pues no. 

El chaval ya no supo qué responderme, el chiste le había salido un poco rana. ¿Cómo hacer que me avergonzara por algo que admitía con tanto desparpajo? ¿¿O era el momento de darme el sermón de positividad sexual? No sería el primero.

El sexo es una cuestión compleja. De pequeño te dan a entender que es algo malo, pero si no lo haces no eres un adulto de verdad. Es una manera estupenda de conectar con los demás, pero ten cuidado con los peligros que tiene para la salud. Hazlo sólo en el momento adecuado, en las condiciones adecuadas, pero no le tengas miedo. Se parece mucho a las drogas y al alcohol, en ese sentido. Nunca le he visto el atractivo a ninguno, en general las molestias y el riesgo superan con creces el nulo beneficio. 

No querer participar en todo esto del sexo, drogas, y rock and roll no me hace una persona menos adulta, ni más pura

Desde el activismo asexual se lucha tanto por desmentir los estereotipos que hasta da vergüenza cuando encajas en alguno. Pero no querer participar en todo esto del sexo, drogas, y rock and roll no me hace una persona menos adulta, ni más pura. Podría hablar de mi experiencia como persona asexual como si fuera algo que nada tiene con el resto de mi personalidad, o resaltar todo lo que desencaja con estos estereotipos (el rock and roll sí que me gusta, por ejemplo), pero sería mentir por omisión. El espectro asexual es tan complejo como las personas a las que cobija, y a quien no le encajemos en su imagen mental de asexual, que amplíe su definición. 

Ser asexual no es una elección, pero tampoco siento que lo sea el no consumir. Se acerca más a una necesidad, a mi naturaleza, a algo tan mío como lo es el hecho de no tener una cola de mono. Lo que me pide el instinto es dejar espacio en mi vida para otras experiencias que no me hagan daño. 

Seguro que hay algo que desearías que no estuviese en tu vida, aunque no sea ni el sexo ni el alcohol ni el tabaco. Pero, ¿puedes pensar en algo cuya ausencia enriquece tu vida?

Víctor (pseudónimo)

Decía el escritor alemán Hermann Hesse que quien no encaja en el mundo está siempre cerca de encontrarse a sí mismo. En mi caso, sin embargo, esto no ha sido así en absoluto. O, por lo menos, en lo que se refiere a la sexualidad. Siempre sentía que algo no encajaba. Mi vida era, de alguna manera, un puzle en el que la mayoría de las piezas encontraban su lugar, salvo aquellas que tenían que ver con mi sexualidad. Pero nunca lo entendía, nunca llegaba a darle explicación, nunca conseguía comprender dónde encajaban aquellas piezas, si es que en algún momento podrían encajar. Y, al final, desechaba estos pensamientos, los apartaba de mi mente, casi como cuando se pospone la molesta alarma del despertador.

Y así iban transcurriendo los años, con una ligera pero constante desazón en torno a este tema. Un día, fruto de la más absoluta casualidad, me topé con la asexualidad. Visto ahora, lo veo incluso como un favor que me hizo el destino. Y es que, a partir de ese momento, me di cuenta de que eso es lo que soy. De repente, todo cobró sentido. Todas las piezas del puzle encajaban. La desazón había dado paso a un sentimiento de plenitud que yo no había conocido antes. 

Para parte de la población, sencillamente no existimos. Y mejor no hablemos de las mofas que en ocasiones se hacen dirigidas a nuestro colectivo

Reflexionando ahora, con el paso del tiempo, me doy cuenta de que uno de los grandes obstáculos a los que nos enfrentamos las personas asexuales es, precisamente, la falta de referentes, de visibilización. Para parte de la población, sencillamente no existimos. Y mejor no hablemos de las mofas que en ocasiones se hacen dirigidas a nuestro colectivo. Por todo ello, quisiera con esto aportar mi granito de arena. Un granito que, tal vez, pueda ayudar a alguien que esté leyendo estas palabras. Y no es ésta una cuestión baladí puesto que, en nuestro mundo hipersexualizado, puede no resultar nada sencillo comprender que uno es diferente. Que uno, simplemente, no siente atracción sexual. Algo tan fácil pero tan complejo al mismo tiempo. 

¿Cómo darse cuenta? ¿Cómo ser conscientes de ello? “Si no te atraen las mujeres, es porque te atraen los hombres” es la idea reduccionista que se suele escuchar. Y parece que la inmensa mayoría de personas han llegado tácitamente a un acuerdo para aceptar esa afirmación como una verdad inamovible. Espero que, como dije antes, estas palabras sirvan para ayudar a alguien. Y que, de alguna manera, hagan cierta la afirmación de Hermann Hesse con la que empezaba este escrito.

Olivia (pseudónimo)

Desde el comienzo de la adolescencia, ya me sentía diferente al resto, algo que no acababa de encajar con el resto de personas de mi entorno, pero no entendía exactamente qué es lo que me pasaba.

En aquel entonces, la gente de mi edad comenzaba a tener encuentros con sus primeras parejas o ligues en el cual contaban sus experiencias más eróticas, pero a mi parecer no le veía gran sentido a lo que hacían. Tenía otra visión, otra manera de percibir a una pareja o cualquier tipo de relación.

Es verdad que en aquella época no le daba gran importancia a la situación porque no me interesaba mantener ningún tipo de contacto en cuanto a lo sentimental como a querer experimentar temas de adultos, pero si me sentía de algún modo “rechazada” por la sociedad, por no tener las mismas expectativas o lo que se puede considerar normal de tener las primeras experiencias.

Años más tarde, cuando comencé a experimentar más en la vida, y al ver que mi círculo de amistades ya llevaban unos años manteniendo relaciones con parejas, sacaban el tema del sexo, seguía sintiéndome fuera de lugar, no aportaba nada a la conversación. Veía una vez más que no acababa de entender exactamente porque la gente le daba tanta importancia al sexo y por qué no podían disfrutar de otra cosa, como por ejemplo poder salir a ver una película al cine, salir a hacer deporte o simplemente disfrutar de la compañía de la otra persona simplemente hablando, sin que pasará nada más que eso.

No acababa de entender exactamente porque la gente le daba tanta importancia al sexo y por qué no podían disfrutar de otra cosa

Un día entre tantos en mi adultez, y hablando con una amiga, nos dio la curiosidad de saber cuántos tipos hay de sexualidad. Nosotras sabíamos los más básicos como las personas gay, bisexual, hetero… ya que son los más comunes por así decirlo en esta sociedad, o al menos los que más se habla, y encontré el espectro asexual en el cual me identifiqué completamente y fue cuando entendí todo lo que me había pasado en todos los años anteriores. En parte debo darle las gracias a mi amiga y a la charla que tuvimos en aquel entonces, pude investigar y hablar con ella sobre el tema y poder expresarle todas las partes que estoy identificada en este espectro. 

Aun así quise arriesgar y conocerme mucho mas y decidí emprender un viaje en cuanto a lo sentimental, tener una pareja y tener ese contacto. Lo que descubrí en ese momento es que no deseaba tener intimidad hacia esa persona, si no que lo hacía más por obligación para poder complacerle a el más que porque quisiera en ese momento hacer nada más. Decidimos acabar.

También debo agradecer a esta pareja a conocerme un poco más y saber que es lo que quiero y lo que no y hasta qué punto quiero alcanzar.

Quiero llegar a todo esto, a que no tengáis miedo y no dejéis de investigar, conoceros ya sea de una manera o de otra, tener experiencias sentimentales y descubrir quiénes sois en realidad.

Lucía (@acetivismo

Entender quién soy y cómo funciono no me ha resultado nada fácil. Creo que todes estamos en constante evolución y aprendiendo sobre nosotres mismes día a día. Sin embargo, cuando eres una persona disidente, la sociedad te da la espalda, te invisibiliza y te violenta. ¿Cómo puede una persona entenderse cuando le están diciendo constantemente que sus experiencias no son reales? ¿Cómo puede una persona entender que no siente atracción sexual cuando ni siquiera has escuchado a alguien que parezca no sentirlas? Y si a nadie le pasa nada de esto, es que el problema lo tienes tú.

Yo soy una mujer bi (bisexual y birromántica), asexual (grisexual) y neurodivergente (ansiedad, TDAH sin hiperactividad y Altas Capacidades) y ha sido a un par de meses de mis 28 años cuando por fin he podido entender cómo funciono realmente. Y, aunque no lo parezca, incluso mis neurodivergencias afectan a la manera de ver, entender y gestionar mi sexualidad.

Para mí, el famoso despertar sexual de la adolescencia fue muy diferente al de otras personas. Me empezó a interesar el sexo más tarde que a otres (soy sex-favorable), yo funcionaba de manera menos normativa y también sentía que tenía muchas más dificultades a la hora de conectar con todo aquello relacionado con el sexo. El resto de las personas parecían funcionar mejor, pero yo no entendía por qué. Pero claro, el ser asexual y tener un déficit de atención hace que necesites conectar con el sexo de otras formas distintas. Es decir, que por asexual igual puedes conectar menos con el cuerpo de la otra persona y necesitas conectar de manera más emocional (o con gustos más específicos) y que por tener TDAH es normal que a veces te descentres un poco.

Pasaron los años y yo acabé aceptando que simplemente era “una pringada” que no había conseguido madurar aún en ese sentido. Acabamos creyendo que el sexo es como una puerta de entrada a la madurez como si realmente esto significase algo.

Opinión
ASEXUALIDAD La A de LGTBIAQ+ no es de amigas: apuntes de un hiperromántico ace
La alonorma impone que todas las personas sienten atracción sexual o romántica y deja de lado otras vivencias. Conocer el espectro asexual y arromántico permitiría desarticular la narrativa que nos dice cómo, cuánto y con quién nos relacionamos.

Pasado un tiempo me empezó a atraer una amiga, pero no entendí que realmente era bisexual porque no sentía que me atrajese sexualmente ningún género y simplemente tenía muchas ganas de tener una amistad cercana con mi amiga, no que sintiese atracción romántica. Visibilizar la asexualidad no solo es necesario para el colectivo asexual sino para todo el colectivo LGBTQIA+. Si hubiese sido consciente antes de que era ace, habría sufrido menos discriminación por ser bi y me habría identificado antes como tal.

Pasaron los años y cada vez veía más como desconectaba muchísimo con la forma de funcionar de todo mi entorno por lo que me acabé encerrando cada vez más en mi burbuja y no hablando de mi sexualidad con nadie. 

Un día llegué a dar con la etiqueta “demisexual” y pensé que tenía que ser lo que me estaba pasando porque tenía deseo sexual pero no me fijaba en las personas que me atraían de la misma manera que el resto. Entonces, si tenía deseo sexual, mi atracción sexual seguro que aparecía al encontrar a la persona indicada. Pero no fue así. Como siempre hablan de que la atracción sexual va unida al deseo sexual, separar esto en nuestras cabezas es algo que cuesta muchísimo. Si lo hubiese entendido antes, me habría evitado muchísimas violencias.

Llegué a tener una relación sentimental de más de cuatro años con un hombre alosexual y fue ahí cuando me di cuenta de que la atracción sexual no iba a aparecer por lo que adopté la etiqueta de asexual entre lágrimas pensando que nunca podría ser feliz porque nunca podría llegar a acceder a ese mundo de “les adultes” que tienen sexo y son felices. 

Finalmente di con la etiqueta que realmente era la mía: “grisexual”. Me di cuenta de que podía sentir atracción sexual por las personas aunque no es muy común que suceda y tampoco es muy intensa.

Pero pasaron los años y finalmente di con la etiqueta que realmente era la mía: “grisexual”. Me di cuenta de que podía sentir atracción sexual por las personas aunque no es muy común que suceda y tampoco es muy intensa. La mayoría de las veces podría decirse que es como que te da lo mismo que esté presente que no porque no es tan fuerte como para que te den muchas ganas de actuar demasiado. Es decir, es como que esa atracción no despierta tanto tu deseo sexual.

Y ahora por fin puedo entender como funciono y que hay maneras de gestionar todas mis dificultades con herramientas diferentes a las que me estaba dando la normatividad.

A lo largo de todo este camino me he encontrado a gente maravillosa que me ha ayudado a sanar y a entender qué me estaba pasando, pero también a gente que me ha violentado.

He sufrido agresiones sexuales por ser asexual de alguien que consideraba un apoyo importante en mi vida. Aprovechó mi vulnerabilidad para agredirme. Hay muchos recuerdos que mi cerebro ha borrado por el trauma, llegando incluso a olvidar que había sido agredida. Mi agresor siguió teniendo una relación muy cercana a mí después de agredirme repetidas veces porque yo ni siquiera sabía que había pasado. A día de hoy todavía no se bien qué pasó en cada momento, cuantas veces pasó y ni siquiera exactamente cuándo pasó todo.

Habrá mucha gente que dirá que el odio asexual no existe y que lo mío fue solamente una agresión machista (que también lo fue). Pero mi agresor me decía que yo no podía ser asexual, que me estaba autosugestionando, que igual tenía yo algún problema psicológico y que debería ir a terapia para arreglarlo porque yo sola no iba a poder. Y sí, psicológicamente me encontraba muy mal por las agresiones, pero no había ningún problema en mi forma de funcionar. Me hicieron sentir constantemente que no podía dejar a la otra persona sin sexo y cuando corté totalmente mi relación con esta persona, a una amiga mía le dijo que “demasiado había aguantado mi asexualidad”.

Nos hacen creer que después de sufrir violencias y discriminación no podemos ser felices y rehacer nuestra vida, pero para nada es así. A día de hoy soy más feliz que nunca y por fin estoy en el lugar que debería haber estado siempre. Soy feliz siendo asexual y si volviese a nacer elegiría volver a serlo porque creo que no me imagino la vida de otra manera. Ser asexual me ha marcado a muchos niveles, me ha permitido desarrollarme, deconstruirme y aprender a mirar el mundo con unos ojos mucho más amables y respetuosos. Por supuesto que ser asexual tiene sus dificultades porque no nos ponen el mundo para nada fácil pero el problema viene siempre de la sociedad que nos oprime.

Ro

Supongo que todo empezó cuando estaba acabando primaria o entrando en la ESO. Todo el mundo hablaba de si alguien te parecía guapo/a (el guape ni se mencionaba) y de quien te gustaba. Normalmente, eso iba relacionado, si una persona te parecía guapa, en esas edades se asociaba con que esa persona te gustaba. Hasta que no descubrí que era asexual con unos 15 años o así, era incapaz de decir que una persona me parecía guapa o atractiva, porque pensaba que si lo decía iban a asumir que me gustaba. En ese momento no lo vi, pero ahora reflexionando un poco, creo que me pasaba lo mismo con el contacto físico como los abrazos. No quería demostrar afecto de ningún tipo a nadie, no fuese a ser que alguien pensase que me gustaba. Algo super absurdo, pero en mi visión del mundo tenía todo el sentido. Siento que por no querer dar ningún indicio de que me pudiese gustar alguien rechazaba todo tipo de muestra de cariño.

Quiero aclarar que el sentido en el que digo gustar me refiero a sexualmente, ya que sí que siento atracción romántica. En esa época, aunque no supiese la diferencia entre romántica y sexual, todo iba junto, nunca pensaba en la atracción sexual, eso no significa que yo no supiese que algo no estaba igual en mi que en el resto y que no sentía las cosas como mis compis de clase o mis amigues. Por todo esto, mucha gente me preguntó, algunas personas de forma educada o amigable, otras de forma incriminatoria y despectiva, que si era lesbiana y no lo quería decir.

Tras esto y sabiendo lo que era, empecé a decírselo a mis amistades. En su mayoría fue bien, no lo entendían, pero no por ello me rechazaban ni me sentía juzgade. Si han hecho alguna broma de qué si era una ameba porque se reproducen de forma asexual, pero en sí todo bien. Muchas preguntas para intentar entender, a veces las mismas preguntas de forma repetida y no solo de elles, sino del resto de personas con las que salía del armario.

Une se cansa de ser profe de la gente en ese tema y estar todo el rato educando; además, algunas de estas preguntas eran, y siguen siendo, bastante invasivas como ¿Te masturbas? ¿Follas? 

Con todas esas preguntas, une se cansa de ser profe de la gente en ese tema y estar todo el rato educando, yo descubrí todo lo que soy por internet y por leer testimonios (pocos), artículos… la gente puede hacer un esfuerzo, aunque sea pequeño, para leer algo, antes de volver a preguntar por enésima vez lo mismo. Además, algunas de estas preguntas eran, y siguen siendo, bastante invasivas como ¿Te masturbas? ¿Follas? También, algunos comentarios negativos como una profesora de la universidad que me dijo que las personas asexuales tienen un trauma y que deberían recibir atención psicológica u otras personas que me han dicho que eso no existe y que todavía no he encontrado a la persona indicada como si eso influyera en algo. Igual que es lógico y conocido por la sociedad que está mal decirle a una persona homosexual que no conocido a una persona de su mismo género que le atraiga todavía, también está mal y es una violencia hacia el colectivo asexual.

Por otro lado, está el tema de las parejas y conocer a alguien de forma romántica. Conocer a alguien de esa forma se me hace muy complicado, muchas veces me han rechazado (principalmente haciendo ghosting) al enterarse que era una persona asexual. Cuando no ha pasado eso y he estado conociendo a alguien, siempre tengo el miedo que esa persona acabe cansándose por no “poder darle lo que necesita” (sexo), porque, aunque soy sex-positive (no me incomoda hablar de sexo, ver/leer cosas eróticas…), no soy sex-favorable (querer mantener relaciones sexuales). 

A día de hoy es algo en lo que todavía estoy trabajando para que no me afecte, aunque la teoría la tengo a la hora de la verdad pienso que nunca voy a encontrar a alguien y que me iría mejor si fuese hetero o lesbiana. Sé que por ser ace no estoy mal, pero sigo sintiendo la presión de la sociedad y el querer encajar en un mundo en el que no tenemos mucha representación ni visibilidad y a veces ni cabida.

Sobre algunas de las autoras de este artículo... 
La asociación LGTBIQA+ DeFrente y Grupo asexual ACEmos Piña son algunos colectivos bisexuales que hay en activo en este momento y que las autoras de este artículo citan como referencia. Lucía divulga sobre asexualidad en @acetivismo.
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tontothor
6/4/2025 13:12

Muchísimas gracias por el artículo. Me he sentido identificado en muchos aspectos. Es una ayuda saber que no estás solo en esto. Yo descubrí el término a los 19-20 años, y sentí una enorme liberación al saber que, al menos, encajaba en esto.

Ya que estoy, voy a animarme a contar algo que sabe muy poca gente. El día de mi graduación sucedieron unas cosas que no tengo especiales ganas de recordar, y al volver a casa, mi padre me preguntó si yo “quería tema” con una amiga íntima que tenía entonces. Yo le respondí llorando que cómo iba a querer yo algo así, seguramente dando por hecho que mi padre conocía que yo no sentía esa clase de atracción hacia ninguna persona. Obviamente me equivocaba. Porque mi padre, además de ser bocazas e insensible demasiadas veces, también está ciego a demasiadas obviedades.

Unos días después, hace ya dos años, reuní el valor para contárselo a mi madre. Ella me dijo que me estaba reprimiendo porque había sufrido mucho a lo largo de mi vida. Todavía me hierve la sangre cuando lo recuerdo, más aún mientras escribo esto. Les guardo un rencor tremendo desde entonces porque siento que no me comprenden y no hacen el más mínimo esfuerzo para hacerlo. Pues hace poco, ella y yo comentábamos algo parecido y, cuando mencioné una persona que podría ser asexual, ella reaccionó como si fuera la primera vez que lo oía, casi sin poder creérselo. Dos años guardándole rencor por algo que ella olvidó a los pocos días. Al final va a ser cierto eso de que ella olvidó odio y el rencor no son más que una tristeza no superada.

Lo saben tres personas más, de mi edad. No me sorprende que fueran mucho más receptivas al respecto que mi madre.

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