Líbano
Un terror conocido asalta el sur de Líbano

La destrucción, el desplazamiento masivo y la incertidumbre que causan los bombardeos israelíes son la última tragedia contra una población civil que desde el establecimiento de Israel ha sufrido guerras, ocupaciones y hostilidades militares.
Repor Sur del Líbano - 6
Las miradas de varios dirigentes libaneses e iraníes vigilan la ciudad de Tiro. Joan Cabasés Vega
Tiro
13 feb 2024 08:00

El humo negro que se expande por encima de las colinas tras cada bombardeo israelí convierte el sur del Líbano en un territorio fantasma. Decenas de municipios cercanos a la frontera con el estado de Israel se encuentran prácticamente vacíos tras cuatro meses bajo la amenaza del fuego sionista. El sonido de los aviones militares asusta a los más pequeños y la indiscriminación de los ataques desvela a los más mayores. Con todo, miles de familias continúan abandonando sus casas en búsqueda de algún lugar seguro sin saber cuándo podrán regresar.

La militarizada frontera entre Líbano e Israel es uno de los campos de batalla en el que se libra la guerra que engulle la Palestina histórica desde el 7 de octubre. La milicia libanesa Hezbollah, que tiene en su razón de ser la oposición a Israel, intercambia ataques con el gobierno israelí desde el inicio de la ofensiva contra la franja de Gaza. Todo apunta a que parte del objetivo de los combatientes libaneses, aliados naturales de la milicia palestina Hamás en contra del enemigo común, es mantener parte de las tropas israelíes pendientes del frente norte, limitando sus capacidades desplegadas sobre la franja de Gaza. Pero la dureza de las represalias israelíes, que incluyen posibles crímenes de guerra y ataques de precisión contra población civil, empuja decenas de miles de personas hacia el éxodo.

Repor Sur del Líbano - 1
Mortada Mhanna. Joan Cabasés Vega

“En toda esta zona del mapa pintada de color rojo, la que recorre la frontera con Israel, todo el mundo ha huido”, dice Mortada Mhanna. Este libanés es el jefe de la unidad de emergencia creada el pasado octubre para coordinar el desplazamiento de civiles. Mhanna atiende El Salto Diario en un aula de un colegio de Tiro, la mayor ciudad del sur del Líbano, reconvertida en centro de operaciones. Varios trabajadores de la Cruz Roja libanesa y el propio Mhanna atienden llamadas y rellenan hojas de excel para gestionar los recursos que las Naciones Unidas, Save The Children y otras entidades aportan para paliar la situación.

Repor Sur del Líbano - 1

“En todos estos municipios se pueden contar con una sola mano los residentes que se han quedado”, insiste Mhanna: “Nadie ha exigido la evacuación de esos territorios, pero en general, cuando te sientes inseguro lo más natural es huir”. La ONU pone cifras al miedo. La última semana de enero, el número de civiles que habían tomado la iniciativa de dejarlo todo atrás superaba las 87.000 personas. Lo que las expulsa de sus casas es algo más que la amenaza que anticipa el humo negro. Los ataques selectivos de las tropas israelíes han provocado más de 200 víctimas mortales. La mayoría de ellas eran combatientes de Hezbollah. Las ofensivas que apuntaron contra ellos tienen a veces lugar en espacios públicos, causando bajas civiles y destrozos supuestamente colaterales. Pero decenas de muertes fueron asesinatos directos contra civiles, incluyendo periodistas y niños pequeños, a quienes dirigentes israelíes decidieron hacer volar por los aires con misiles de precisión.

“A Israel, al que consideramos nuestro enemigo, no le importa si las víctimas son o no son Hezbollah. Ya vemos lo que hacen en Gaza y lo que hicieron aquí en 2006. Matan gente”

Mhanna prefiere evitar consideraciones políticas, pero ignorar los abusos israelíes le resulta difícil. “A Israel, al que consideramos nuestro enemigo, no le importa si las víctimas son o no son Hezbollah”, afirma con ímpetu a pesar del aspecto cansado. “Ya vemos lo que hacen en Gaza y lo que hicieron aquí en 2006. Matan gente”. Este abogado de profesión menciona ejemplos. En Ainara, afirma, bombardearon el vehiculo donde circulaban una mujer y un niño pequeño, en un ataque denunciado como crimen de guerra por parte de Human Rights Watch. “Ellos también eran Hezbollah?”, se pregunta de forma retórica. “Es comprensible que la gente se vaya”, concluye: “Israel bombardea incluso a los animales”.

Repor Sur del Líbano - 7
Banderas del Líbano y de Hezbollah ondean en la autopista que lleva hasta Tiro a través del sur de Líbano, región controlada por el partido-milicia libanés. Joan Cabasés Vega

La unidad de emergencia, de la que participan los ayuntamientos del territorio fronterizo, también se encarga de proveer atención médica y ayuda humanitaria en un territorio donde los servicios básicos y los productos de primera necesidad han desaparecido. El acceso a la zona cercana a la frontera es cada vez más difícil. Las autoridades restringen el paso alegando medidas de seguridad y los proveedores no quieren transportar mercaderías a según qué lugares. Mhanna reconoce que sufren para cumplir con su cometido. Durante la guerra de 2006, en la que Israel invadió el sur del Líbano en medio de un conflicto con Hezbollah, llevar a cabo operaciones humanitarias era más fácil. “Ahora, en cambio, las autoridades libanesas no han decretado el estado de emergencia”, protesta Mhanna: “no existen medidas excepcionales para afrontar la situación, ni tampoco nuevos presupuestos [para financiar el desplazamiento ni el hospedaje de civiles], así que no podemos ayudar a la gente como querríamos”.

Repor Sur del Líbano - 3
Una niña desplazada ve un desfile de modelos desde la clase en la que se refugia su familia. Joan Cabasés Vega

Niños que piden irse de casa

“Yo puedo soportar las explosiones, pero los niños no”. Es lo que llevó Malek Souied, un granjero de unos 40 años de edad, a llevarse su familia a algún lugar lejos de casa. Dice que fueron precisamente sus hijos, de 7 y 1 años, quienes pidieron que se fueran. “Estaban asustados. El bombardeo era intenso”. Partieron tan de prisa de Dhayra, su pueblo enganchado a la frontera, que se fueron con lo puesto. Irse fue de la decisión correcta. Su casa fue bombardeada días más tarde. “Lo sabemos porque había gente en el pueblo. Nos mandaron vídeos de la destrucción”, explica en declaraciones a El Salto Diario.

Malek y los suyos han pasado de tenerlo todo a tener solo un papel. Es un documento firmado por las autoridades del sur del Líbano que testifica todo lo que esta familia ha perdido. Una casa de 500 metros cuadrados y de varias plantas dividida en dos. En un lado, Malek y sus ocho familiares más cercanos. Al otro, su hermano Muhammad y otras siete personas.  “Ahora, tanto nosotros como nuestros niños estamos sin techo”, lamenta la declaración escrita. La casa había sido autoconstruida, algo que añade dolor a los dos hermanos: “hemos perdido todo lo que durante años de sacrificio habíamos conseguido tanto nosotros como nuestros padres. Nos hemos quedado sin ropa y sin ningún modo de subsistencia”. El terreno tenía tierras agrícolas y animales como cabras y gallinas de los que dependían. Todo, afirma Malek, ha muerto o ha sido destrozado.

Repor Sur del Líbano - 2

Los residentes de esta vivienda recibieron las malas noticias cuando ya estaban en un colegio de la ciudad de Tiro, donde el equipo liderado por Mhanna les ha ofrecido refugio en una clase. A ellos y a centenares de desplazados más. Cada aula de este centro educativo y de dos escuelas más en la ciudad están atravesadas por un biombo para acoger dos familias al mismo tiempo. La familia de Malek lleva en el colegio más de cuatro meses. Se encoge de hombros cuando mira hacia el futuro. “Quién nos va a ayudar? A nadie le importa lo que nos está ocurriendo”.

Los ánimos, en este colegio abarrotado de desplazados, están bajos. Todo el mundo se siente desubicado, lejos de su casa y de su mundo. La incertidumbre por el devenir de la guerra les impide saber cuándo podrán volver y los deja en el limbo. Los mayores pasan los días sentados en esterillas, tratando de acomodar la parte del aula que les ha sido adjudicada de modo que sea algo más acogedora. Un pequeño espejo. Mantas y cojines. Algunos han conseguido incluso una pequeña televisión. No poder ir al trabajo les deja sin ingresos desde hace meses, maniatándolos al favor de la ayuda humanitaria. Esperar que alguien les traiga una bandeja con comida un par de veces al día es todo lo que tienen por hacer. En las escuelas hace frío y a menudo están a oscuras. El estado libanés es incapaz de ofrecer electricidad más de cinco horas al día.

“Deseamos regresar”, dice Sara, una madre visiblemente preocupada: “La situación aquí es muy mala. Nos ayudan en todo lo que pueden, pero necesitamos regresar a nuestro hogar”

“Deseamos regresar”, dice Sara, una madre visiblemente preocupada: “La situación aquí es muy mala. Nos ayudan en todo lo que pueden, pero necesitamos regresar a nuestro hogar”. Los niños corretean por todos lados y algunos hacen dibujos en las pizarras que son parte de su nueva habitación. Pero también preocupan. “Están otra vez sin ir al colegio”, cuenta Sara: “ya perdieron un curso escolar con la pandemia y ahora pierden otro”.

La situación de Farah, que siempre tiene uno de sus cinco hijos pequeños colgado del hombro, es similar. “Los cristales de casa temblaron, y en ese momento supimos que nos teníamos que ir”. Como Malek, dice que sus pequeños no podían soportarlo. También llevan cuatro meses deambulando por los pasillos oscuros y fríos del colegio. Ellos vienen de Beit Lif, un municipio a tres kilómetros de Israel. Farah desconoce si su casa todavía existe, pero le da miedo ir a comprobarlo.

Los residentes del sur del Líbano miran hacia Gaza y temen ser los siguientes. “Por supuesto, nos da miedo que lo que está ocurriendo en Gaza nos ocurra a nosotros”, dice asustada esta joven madre libanesa. Farah dice rezar para poder regresar a sus vidas anteriores a la guerra. Aunque la precariedad sea inevitable. “Trabajamos el campo y los bombardeos israelíes han dejado las tierras destrozadas. Nuestra fuente de vida ha sido destrozada”.

Repor Sur del Líbano - 4
Farah junto con uno de sus cinco hijos pequeños. Joan Cabasés Vega

Una tierra sin descanso

Tiro está rodeado de un paraíso verde y amarillo. Las carreteras lentas que cruzan las plantaciones de plátano llegan hasta una de las ciudades más queridas por los libaneses. La urbe, anclada sobre un saliente al Mediterráneo, es un lugar de retiro cargado de historia. Las mejores playas del país, con vistas a ruinas milenarias de los fenicios, reciben a los residentes del territorio y a los exiliados, que regresan durante las vacaciones. Más hacia el interior, sobre las colinas cercanas a la frontera, se expande una exuberancia natural poco común en Oriente Medio.

Los pequeños pueblos que salpican esta región tranquila del sur de Líbano respiran estos días una calma distinta a la habitual. Las tropas israelíes han lanzado 20 misiles de media al día durante el mes de enero y varios miles en total desde el 7 de octubre, y resulta difícil sentirse completamente a salvo. Las tropas sionistas han disparado obuses contra casi un centenar de municipios distintos, y han atacado pueblos de toda condición y religión: musulmana chií —la mayoritaria en esta parte del Líbano—, musulmana sunní, cristiana y drusa. Existen pueblos, como Aita al Shaab, con más de un tercio de las viviendas afectadas.

El gobierno de guerra israelí ha bombardeado en el Sur de Líbano infraestructura civil: carreteras, mezquitas, colegios, escuelas, hospitales. Otro blanco habitual son las tierras agrícolas

Más allá de puntos estratégicos de Hezbollah, el gobierno de guerra israelí ha bombardeado infraestructura civil: carreteras, mezquitas, colegios, escuelas, hospitales. Otro blanco habitual son las tierras agrícolas. La agricultura supone el 80% del producto interior bruto del sur del Líbano, según calculó la ONU en diciembre. Algunos centros de observación, como el Tahrir Institute for the Middle East Policy, denuncian las operaciones israelíes: “están apuntando de forma extensiva contra tierras agrícolas”. Más de 800 hectareas cultivables han sufrido incendios a causa de los bombardeos.

Repor Sur del Líbano - 8
Las tierras agrícolas, un paisaje habitual en el sur de Líbano. Joan Cabasés Vega


En realidad, nada de esto es nuevo. Cualquier residente del territorio que sea mayor de edad ha vivido episodios similares. Desde el establecimiento de Israel, el sur del Líbano ha sufrido guerras, ocupaciones y hostilidades militares. Durante la nakba, la “catástrofe” que para los palestinos supuso la creación del estado hebreo, múltiples pueblos libaneses ubicados en la zona fronteriza fueron ocupados. Hubo quien tuvo que reconstruir entonces su vivienda por primera vez. Pero no la última. Blida, un municipio pegado a la frontera con Israel y en la actualidad bajo ataque israelí, es uno de los pueblos que ya sufrió destrucción en 1948. Por aquellos días, la creación de Israel empujó a miles de personas hacia Beirut, puesto que interrumpió las relaciones sociales y comerciales que los libaneses tenían con los palestinos.

Décadas más tarde, la presencia en Líbano de combatientes palestinos de la Organización para la Liberación Palestina junto con grupos libaneses que luchaban contra Israel propició la represalia israelí, que tal y como hace hoy, fue más allá de objetivos militares. Israel, de algún modo, ya nunca sería una presencia extraña en el sur del Líbano. En plena guerra civil libanesa, en 1978, invadió el sur de Líbano y se quedó en el territorio durante décadas. Más de 200.000 civiles huyeron de la zona durante aquellos años. Israel se retiró en el 2000, pero solo habría paz durante seis años. La última guerra entre Hezbollah e Israel tuvo lugar en 2006. Las tropas sionistas causaron estragos y más de 1000 víctimas mortales. En Israel, Hezbollah mató a más de 160 israelíes.

Repor Sur del Líbano - 5
Los cafés en la ciudad de Tiro ponen los canales de televisión que emiten los funerales de combatientes y civiles muertos a pocos quilómetros de distancia. Joan Cabasés Vega

La sociedad civil establece patrones ante la sucesión de tragedias. Fatima es residente de Aita al Shaab, un pueblo ubicado en la carretera que resigue la frontera. La libanesa explica a Legal Agenda que en la ocupación de 2006 decidió que no volvería a abandonar su casa en tiempo de hostilidades. “Quienes se van, sufren”, admite la mujer. Pero los que deciden partir lo hacen acordándose de quienes se quedan. Fatima tiene guardadas en una cesta las llaves de varios de sus vecinos. Cuando caen bombas, las tiendas cierran y las provisiones básicas dejan de llegar. En ese contexto, tener acceso a la casa del vecino lo cambia todo. “Las casas están llenas de provisiones. Aceite, azúcar, arroz, lentejas, hummus. Eso ayuda a quienes se quedan a no pasar hambre”.

Un grupo de jóvenes de Ramyah, ubicado en la misma carretera, asegura que en su pueblo no necesitan intercambiar llaves para darse apoyo. Dicen que ningún vecino del municipio se va de Ramyah sin haber informado antes al resto de lugareños dónde deja las llaves. Mucha gente, incluso, deja la ventana de la cocina abierta. “Así, si necesitas algo lo coges tu mismo”, cuentan los chicos. Tras cuatro meses de guerra, las hostilidades continúan escalando por encima del territorio fronterizo y el gobierno de guerra israelí repite que tras Gaza será el turno del sur de Líbano. Mortada Mhanna seguirá descolgando teléfonos para reubicar familias desplazadas. Malek, Sara y Farah seguirán durmiendo con sus niños en el suelo de un colegio a oscuras. Y cada vez más cocinas tendrán la ventana abierta.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Israel
Sionismo Maccabi - Baskonia: no colaboremos con la banalización del mal
El partido de basket en Gasteiz es una oportunidad de oro para mostrar nuestra determinación a no contribuir al blanqueamiento del Estado genocida de Israel, oponiéndonos decididamente.
Palestina
Lydia De Leeuw “Es cuestión de tiempo hasta que haya empresas involucradas legalmente por su colaboración con Israel”
Esta investigadora del Centro de Investigación sobre Corporaciones Multinacionales se ha centrado en los últimos meses en la responsabilidad de las empresas en el genocidio.
Tribuna
Tribuna El turismo como arma de la colonización, véase las empresas online
El turismo puede ser una fuente de ingresos y de desarrollo para las poblaciones afectadas y también, como hacen Israel y varias empresas, motivo de esquilmación de recursos, expropiaciones y ahondamiento colonial.
Hodei Alcantara
Hodei Alcantara
13/2/2024 15:38

Israel no tiene ninguna piedad ni moral, lleva desde el 1948 masacrando con bombas y ocupando a diferentes pueblos árabes. Todo bajo su paraguas de supremacismo racista y religioso sionista.

2
0
Hodei Alcantara
Hodei Alcantara
13/2/2024 15:35

Israel no tiene ninguna piedad ni moral, lleva desde el 1948 masacrando con bombas y ocupando a diferentes pueblos árabes. Todo bajo su paraguas de supremacismo racista y religioso sionista.

0
0
Estados Unidos
Extrema derecha Trump anuncia un campo de concentración para 30.000 migrantes en Guantánamo en el 80 aniversario de Auschwitz
La estrategia de llevar la detención de migrantes a territorios lejanos, opacos y sin garantías de derechos también ha sido la opción elegida por la Unión Europea en el último año.
Salario mínimo
Pacto bipartito Trabajo y sindicatos acuerdan la subida del salario mínimo en 50 euros sin el apoyo de la patronal
Díaz anuncia un acuerdo con los sindicatos que llevará al Congreso de Ministros de forma “inminente” la propuesta del Ministerio de Trabajo. Los sindicatos proponían una subida de 66 euros y la patronal, de 34 euros.

Últimas

Crisis climática
Parlamento Ciudadano Climático Un jurado popular ciudadano para combatir la crisis climática y el retroceso democrático
En un momento crítico para la democracia y la acción climática, cinco organizaciones medioambientales reunieron en el Congreso de los Diputados a científicos, actores sociales y asambleístas para impulsar un Parlamento Ciudadano Climático Permanente.
Ayuntamiento de Madrid
Convenio colectivo Las cuidadoras ganan a Almeida: Madrid anuncia nuevos pliegos con la subida salarial pactada
Las trabajadoras de cuidados seguirán en huelga dado que “no hay nada tangible”. El anuncio afectaría a 12.000 personas empleadas por el Ayuntamiento, pero no a las 2.000 trabajadoras más convocadas a la huelga que trabajan para la Comunidad.
Madrid
Justicia El fiscal general del Estado, en el alambre, declara como investigado ante el Supremo
Álvaro García Ortiz acude al alto tribunal a explicar su versión de las filtraciones denunciadas por el entorno de la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Es la primera vez que un fiscal de su categoría declara como investigado.
Lavapiés
Madrid Lavapiés gana un asalto a la organización fascista Hacer Nación
La empresa en la que se iban a organizar unas jornadas con figuras de la extrema derecha europea ha confirmado que comunicó a Hacer Nación que no le cedía su espacio.
Más noticias
Pensiones
Revalorización de las pensiones Los pensionistas no se fían y salen a la calle tras el rechazo al decreto ómnibus
La Unidad de Acción de Madrid convoca a manifestarse este viernes 31 frente a la sede del PP tras la “posición negativa de la derecha ultranacionalista, sea española o catalana”.
Energías renovables
Energías renovables en Madrid El Centro Cultural Palomeras quiere ser autosuficiente, los préstamos de sus vecinos pueden conseguirlo
Una universidad pública y una cooperativa de energías renovables lideran el proyecto de préstamos que quiere convertir en autosuficiente al histórico centro educativo vallecano, y que busca reunir 150.000 en financiación ciudadana a un interés ético.
Opinión
Opinión No es Poder Popular todo lo que reluce
VV.AA.
No hay alternativa capaz de cambiar este sistema que no hable claramente de socialismo y de clase trabajadora
Israel
Sionismo Maccabi - Baskonia: no colaboremos con la banalización del mal
El partido de basket en Gasteiz es una oportunidad de oro para mostrar nuestra determinación a no contribuir al blanqueamiento del Estado genocida de Israel, oponiéndonos decididamente.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Sin materiales, sin protección adecuada y sin financiación: los bomberos de Madrid denuncian “abandono”
La contaminación de los equipos de protección de cinco bomberos en un incendio en una nave de reciclaje hace levantar de nuevo la voz de los sindicatos, que ya tienen denunciada ante el TSJ de Madrid, la falta de financiación.

Recomendadas

Laboral
Laboral Investigada unha rede empresarial que explotaba a 82 migrantes nunha granxa de Lugo
Polo de agora, tres persoas responsables da granxa de Begonte centran as investigacións da Garda Civil. As 82 persoas explotadas vivían nun hotel de Ordes (A Coruña) que non tiña sequera licencia de hostalaría.
Literatura
Letras Galegas Da Sección Feminina do franquismo ao Cancioneiro Popular Galego: o pobo é quen canta e baila
As cantareiras protagonizarán o Día das Letras Galegas de 2025. Beatriz Busto e Richi Casás fálannos delas, de Dorothé Schubarth, do Cancioneiro Popular Galego e da dificultade de acceder aos arquivos sonoros que conservan as súas voces.
Medio rural
Reportaxe As mulleres rurais soñan con deixar de ser heroínas
A falta de servizos básicos no rural é a primeira pedra no camiño de quen quere vivir e desenvolver os seus proxectos fóra da cidade. Aínda así, o rural galego atópase á cabeza en canto a titularidade feminina respecto á media do Estado español.