Literatura
Descubriendo la literatura sudanesa y desmitificando la guerra de Darfur con Abdelaziz Báraka Sakin

El escritor sudanés firma ‘El Mesías de Darfur’ una novela que le costó el exilio y que ofrece un retablo poco convencional del contexto del genocidio.
Darfur
Darfur, 2008.CC 2.0
22 jul 2021 06:46

Para la mayor parte de la ciudadanía del Norte, Darfur es apenas un gran espacio de sombra. Poca gente sabe exactamente qué ha pasado en los últimos años en esta región del suroeste de Sudán. Poca gente, igualmente, se ha preocupado o ha podido explicar la complejidad de esta crisis. Lo que sí que tenemos claro es que se ha convertido en una especie de sinónimo de la tragedia; una tragedia, en todo caso, lejana. De hecho, la ignorancia preserva del dolor de la empatía y propicia un sentimiento de lástima y de compasión que no ayuda precisamente a la comprensión, más allá del dramatismo. Abdelaziz Báraka Sakin es una excepción a esa despreocupación. Este escritor sudanés ha retratado en El Mesías de Darfur el escenario de esta guerra que continúa deshilachándose en una inacabable crisis humanitaria. Sakin ha pagado un alto precio por su narración incisiva, la publicación original de El Mesías de Darfur le envió directamente al exilio.

La novela ha aparecido publicada en español en la editorial Armaenia, a través de la cuidadosa traducción de Salvador Peña Martín y ha abierto varias puertas, hasta el momento, muy desconocidas. Por un lado, la de la riquísima tradición narrativa de Sudán; y, por otro, la de la propia historia de la crisis de Darfur.

“En 2005”, explica el autor desde su exilio en Austria donde ha recibido asilo, “empezaron los problemas con las autoridades, cuando se prohibió una colección de cuentos que titulé Al margen de las aceras. Se reprodujeron cuando en 2010 se publicó Django, los clavos de la tierra. Pero se agravaron más cuando en 2012 se publicó originalmente El Mesías de Darfur. En ese momento, se prohibieron todos mis libros y fui obligado a salir. Me convertí en una víctima de la novela”. Este obra era especialmente incómoda porque la historia, formalmente ficticia, se desarrolla en el contexto del genocidio de Darfur y refleja la sinrazón de la guerra y los atropellos de las autoridades. “El gobierno sudanés aprobó una ‘ley de obras literarias y artísticas, en la que se estipula qué tiene que escribir el autor, sobre qué tiene que escribir y sobre qué no. Se establecía una censura previa sobre algunos temas que no se podían tratar como la religión o la propia política del gobierno. Se aplicaba a la literatura las leyes de seguridad nacional. Así que temí por mi vida y tuve que huir”, continúa Sakin.

“El gobierno sudanés aprobó una ‘ley de obras literarias y artísticas, en la que se estipula qué tiene que escribir el autor, sobre qué tiene que escribir y sobre qué no. Se establecía una censura previa sobre algunos temas que no se podían tratar como la religión o la propia política del gobierno”

A pesar de ese alto precio, el escritor confiesa que “está contento de haber escrito la novela”. Y como argumento para esta aparente contradicción recuerda el motivo que le llevó a contar esta historia. Se trata de un episodio que precisamente relata en la narración. Durante la guerra, Abdelaziz Báraka Sakin trabajaba para una organización internacional ejerciendo como asesor en Derechos Humanos para los combatientes. Un amigo le acogió en su casa y eso le permitió salir de la zona militar y hacer su vida en la zona civil. En una ocasión reparó en una mujer que esperaba junto a la puerta del colegio. “Cada vez que salía de casa la veía. Cuando iba a comprar algo o regresaba de trabajar, estaba allí esperando”, explica el narrador. Cuenta que le preguntó a su anfitrión por aquella mujer y que su amigo le explicó que había perdido a sus tres hijos, a su marido y a su madre a manos de los yanyahuids, las milicias armadas árabes, se había quedado sola y había perdido la razón. “Me explicó que estaba allí esperando a que sus hijos salieran de la escuela junto al resto de niños. Y en ese momento pensé que si yo que soy escritor no llegaba a escribir sobre esa historia, sobre qué temas iba a escribir. Cualquier consecuencia negativa que haya tenido la novela para mi es menos importante que esas historias”, sentencia.

El relato de El Mesías de Darfur ofrece un mosaico de personajes que difícilmente encajarían en la concepción convencional de héroes y heroínas. Llenos de contradicción viven y sobreviven en el contexto de la guerra como pueden, gestionan sus experiencias traumáticas de la manera más humana posible y dan muestra, realmente, de actos de heroísmo, pero también de considerables bajezas. Una de las protagonistas, Abderrahmán, “probablemente la única mujer en Sudán con nombre de hombre”, lidera una búsqueda y una acción de resistencia marcada, en realidad, por una sed de venganza ciega. Militares reclutados a la fuerza que solo sueñan con dejar de serlo. Imposibles amistades dictadas por la necesidad o “elegidos” improbables.

“Descubrí que no había ninguna moral de guerra, porque los mismos grupos armados que combatían al lado del gobierno contra los cristianos en el sur, cuando la situación cambió, cambiaron de bando y empezaron a combatir contra el gobierno. Al final, la única conclusión es que solo puedo estar contra todos los combatientes”

Una de las ideas que transmite este relato es precisamente la sinrazón de la guerra. Sakin asegura que durante su trabajo en Darfur se encontró participando en celebraciones a las que asistían sin aparente problemas miembros de los yanyahuids y sus víctimas y que incluso comentaban algunos de los episodios bélicos mientras bebían juntos. “Descubrí que no había ninguna moral de guerra, porque los mismos grupos armados que combatían al lado del gobierno contra los cristianos en el sur, cuando la situación cambió, cambiaron de bando y empezaron a combatir contra el gobierno. Al final, la única conclusión es que solo puedo estar contra todos los combatientes”, comenta el escritor.

El estilo del relato de El Mesías de Darfur sorprende por muchos motivos, pero uno de ellos es el tono. La historia que se desarrolla en medio de genocidio y que en varias ocasiones narra episodios brutales, desborda una incisiva ironía. “El humor y la alegría son formas de resistir a la guerra”, asegura Sakin. El escritor continua destacando esa dimensión absurda del conflicto desde su experiencia directa: “La guerra es dolorosa, pero cuando se miran los detalles concretos también se puede encontrar episodios que inducen a la risa”. Y ese mismo impulso entronca con una de las motivaciones que el autor argumenta para escribir. “Hay muchas cosas que me pueden llevar a escribir, pero a veces el impulso es el miedo. Cuando siento terror, me enfrento con algo que me produce temor y que me hace sentirme alterado, precisamente, la escritura me permite restablecer ese equilibrio perdido”, afirma el escritor sudanés que ha firmado siete novelas y siete recopilación de cuentos.

En todo caso, el ritmo y el estilo de El Mesías de Darfur son una las sorpresas que reserva el relato. “En una novela”, comenta Abdelaziz Báraka Sakin, “a veces, lo importante no es lo que se cuenta sino cómo se cuenta, por eso siempre estoy ensayando formas nuevas de contar y precisamente en El mesías de Darfur, igual que en Django, los clavos de la tierra he estado experimentando cómo aplicar las técnicas orales tradicionales a la escritura”. “He utilizado el legado narrativo sudanés, pero con cierta libertad”, confiesa el escritor. En sus explicaciones, Sakin destila esa misma ironía y esa misma despreocupación, por ejemplo, cuando justifica la estructura narrativa que utiliza. “En mis novelas normalmente no hay un héroe concreto ni hay una única historia alrededor de la cual pase todo los demás. Eso se debe a la influencia de una costumbre muy arraigada, la de las indayas, reuniones que se hacen para hablar en un tono distendido. Cuando la gente empieza a beber a veces se pierde el control de la narración y se entrecruzan diferentes historias narradas en paralelo. Además cuando uno está borracho se considera un héroe, por lo que la idea del héroe se ha ido disolviendo”, comenta divertido.

Más allá de los comentarios distendidos, el autor se muestra como un firme defensor de la diversidad cultural sudanesa. “Otro factor en la narración es el de las lenguas. En Sudán hay 120 lenguas, ¡lenguas, no dialectos!, además del árabe. Y además hay, al menos, cinco hablas coloquiales del árabe, cargadas de matices y connotaciones”. A pesar de esta riqueza, la literatura sudanesa es muy poco conocida. Según el propio autor hay dos factores, uno de identidad, porque los sudaneses son africanos y árabe. Para las instituciones que promueven la cultura árabe, son africanos y para las que promueven las culturas africanas, como escriben en árabe, son árabes. El segundo factor es el gobierno: “El gobierno sudanés tiene un problema con la literatura, solo le interesan el oro, el petróleo y los genocidios”.

“Es cierto que se fue Al-Bashir, pero la situación general no ha cambiado. Quienes estaban al mando cuando se produjo el genocidio y todos los crímenes de guerra, ahora forman parte del gobierno”

Los cambios que se han producido en el país a raíz de la caída de Al-Bashir tampoco parecen determinante según el escritor que los considera “cambios formales”. “Es cierto que se fue Al-Bashir, pero la situación general no ha cambiado. Quienes estaban al mando cuando se produjo el genocidio y todos los crímenes de guerra, ahora forman parte del gobierno”, asegura Sakin, que pone como ejemplo el caso de Mohamed Hamdan Dagalo, Hemetti, actual número 2 del Consejo Militar de Transición, que es el comandante de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) consideradas las sucesoras de las milicias yanyahuids. “Quienes mandan en Sudán son los militares que han tenido responsabilidades en la guerra, porque los civiles que hay en el gobierno son, en realidad, las piezas más débiles”, asegura recordando la brutal represión de las últimas manifestaciones. Otro ejemplo, de la continuidad es la persistencia de algunas leyes: “Ahora mis libros pueden volver a venderse en Sudán, pero la ley de obras artísticas y literarias sigue vigente, de manera que cualquiera que lea el libro puede ir a los tribunales y denunciar su contenido”.

Sin abandonar su tono irónico, Sakin perfila de una manera particular, como “una broma del destino”, el recorrido de Mohamed Hamdan Dagalo Hemetti: “Empezó como ladrón de burros. Entró en las milicias, donde probó su maestría como asesino y recibió el apoyo del gobierno de Al-Bashir. Ahora ha pasado a formar parte del Estado Mayor y del Consejo Militar de Transición que ha sustituido a Al-Bashir. Ni Gabriel García Márquez podría haber imaginado un destino semejante”.

Como colofón Abdelaziz Báraka Sakin confiesa que uno de los motivos que le llevó a escribir El Mesías de Darfur fue “explicar una realidad muy compleja”. A menudo la guerra de Darfur se explica de manera simplificada como un enfrentamiento entre los grupos árabes y los grupos negroafricanos, entre los árabes campesinos y los negros ganaderos nómadas. “No es así. El gobierno ha utilizado estas diferencias a su conveniencia. No ha sido una guerra religiosa, ni un conflicto étnico”, sentencia el escritor.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

República del Sudán
Externalización de fronteras Refugiados sudaneses en Níger: una tragedia humanitaria en el corazón del desierto
En Agadez, en un campo de refugiados alejado de toda población, cientos de personas refugiadas, en su mayoría provenientes de Sudán, esperan poder avanzar durante meses y años, en condiciones indignas.
República del Sudán
Personas refugiadas Sudán persigue una paz esquiva entre la hambruna y la violencia continua contra la población
El fallido intento de asesinato del general Abdel Fattah, al frente de las Fuerzas Armadas Sudanesas, agita un país castigado por el hambre, pendiente de un intento más por detener una guerra que amenaza con enquistarse.
República del Sudán
Guerra en Sudán Sudán: enfrentamientos, crímenes de guerra, desastre humanitario, y España dificultando el refugio
Los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas Sudanesas y las Fuerzas de Apoyo Rápido en cada vez más ciudades empujan a la población a huir, cuando ya son más de 10 millones las personas desplazadas.
Reducción de jornada
A 37 horas y media El Consejo de Ministros aprueba la bajada de horas, cuyos apoyos en el Congreso son una incógnita
Se espera que la norma llegue al Congreso en primavera gracias a la tramitación de urgencia. Al igual que tantas otras leyes esta legislatura, arribará a las Cortes sin todos los apoyos amarrados para aprobarla. Junts es el gran interrogante.

Últimas

Comunidad de Madrid
Pobreza Denuncian una ola de suspensiones cautelares injustificadas en el Ingreso Mínimo Vital
La Seguridad Social vuelve a dejar sin el cobro de la prestación del IMV a familias empobrecidas por no ser capaz de comprobar la renovación anual de un certificado, denuncia la Plataforma RMI Tu Derecho.
Represión
Condenadas a 3,5 años de cárcel Una manifestación recorrerá Madrid este sábado para mostrar el apoyo a las seis de La Suiza
El futuro de las activistas condenadas a tres años y medio de cárcel está en manos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos después de la condena del Supremo y la inadmisión del recurso por parte del Constitucional.
Más noticias
Pesca
Biodiversidad Un boicot al pescado de las Feroe para frenar la matanza de más de un millar de delfines y ballenas al año
Nueve supermercados españoles comercializan bacalao de las Feroe. España compra a las islas 83,4 millones de dólares anuales, principalmente en productos del mar.
València
València CGT interpone una demanda por la muerte de un trabajador que limpiaba un garaje inundado por la dana
El 18 de enero, A. J. Torres Paredes, de 45 años y empleado por Becsa, murió a causa de un accidente laboral mientras limpiaba un garaje en Benetússer.
Estados Unidos
Estados Unidos Trump compromete 60 años de ‘paz americana’ con el cierre de la USAID y la ayuda al exterior
El Gobierno de EE UU congela toda la ayuda humanitaria e interviene la USAID, la mayor agencia global de cooperación internacional, a la que acusa de ser un refugio de “lunáticos radicales”.
Cine
Cristalino “El acento de Andalucía Oriental sigue escondido en el cine y es importante que se nos escuche”
Acaba de ganar el Premio Carmen a la Mejor Interpretación Masculina Revelación y este sábado se juega la misma nominación en los Goya por su interpretación de Florent en ‘Segundo Premio’.

Recomendadas

Laboral
Laboral Investigada unha rede empresarial que explotaba a 82 migrantes nunha granxa de Lugo
Polo de agora, tres persoas responsables da granxa de Begonte centran as investigacións da Garda Civil. As 82 persoas explotadas vivían nun hotel de Ordes (A Coruña) que non tiña sequera licencia de hostalaría.
Trabajo sexual
Anneke Necro “Es imposible hablar de porno sin analizar cómo hemos llegado hasta aquí en materia de placer”
Hablar de cómo se ha construido el deseo en nuestra cultura occidental es una de las motivaciones que Anneke Necro persigue en su primer texto, ‘Deseo disidente: las políticas del placer’.
Colombia
Colombia Guerra a muerte en el Catatumbo entre el ELN y las disidencias de las FARC
Los enfrentamientos entre las guerrillas en el estado de Catatumbo, fronterizo con Venezuela, ha provocado el desplazamiento de 50.000 campesinos y la declaración del Estado de Conmoción Interno por parte del presidente Gustavo Petro.