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Madrid
El Barrio del Pilar y La Piluka: 25 años de lucha y resistencia
El Barrio del Pilar, al norte de Madrid, se edificó en los años 60 por el constructor franquista José Banús con el objetivo de generar beneficios a través de la venta de viviendas y responder a la masiva migración del campo a la ciudad, una necesidad del Régimen. Al igual que otros barrios como Vallecas, Villaverde u Hortaleza, entre muchos más, el Pilar estuvo destinado principalmente a familias trabajadoras que llegaron a Madrid en busca de un futuro mejor. Sin embargo, la evidente falta de infraestructuras básicas como escuelas, centros de salud o zonas verdes provocó el malestar entre el vecindario. Esta situación dio origen a un potente movimiento vecinal, impulsado por organizaciones antifranquistas, que no solo exigía mejoras en la infraestructura, sino que también abogaba por el cambio político y la lucha contra el franquismo.
Tras la muerte del dictador y las primeras elecciones, el barrio del Pilar se convirtió en un referente de la lucha vecinal. Destaca la histórica batalla que, entre 1976 y 1983, unió a los y las vecinas del barrio contra la construcción del centro comercial La Vaguada. Bajo el lema “la Vaguada es Nuestra” lograron que la mitad del terreno que se iba a construir inicialmente para uso privado se destinará a infraestructuras públicas que aún disfrutamos a día de hoy como el parque, la biblioteca, el centro deportivo y el teatro (por desgracia, abandonado desde 2011). En aquellas manifestaciones ya pudieron verse pancartas de la escuela popular de personas adultas, que en 1978 okupó un local, constituyendo el que podríamos considerar como primer Centro Social Autogestionado del barrio, y el espacio social okupado más antiguo de Madrid que sigue teniendo actividad a día de hoy.
La Piluka: 25 años de autogestión y solidaridad
No obstante, no hablamos de las luchas del pasado como simples anécdotas de la historia del barrio, sino como un hilo conductor que nos permite comprender las batallas que se libran en la actualidad. En 2025, el Centro Social Autogestionado (CSA) La Piluka celebra su 25 aniversario, un cuarto de siglo resistiendo y promoviendo la autogestión, el apoyo mutuo y el pensamiento crítico.
La Piluka ha consolidado su presencia en el barrio, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y un referente para quienes apuestan por la autoorganización como herramienta de cambio social
Los orígenes de La Piluka se remontan al año 2000, cuando un grupo de jóvenes con un fuerte compromiso con la lucha social y política decidió crear un espacio de resistencia en el Barrio del Pilar. Algunas y algunos de estos jóvenes provenían de experiencias de okupación en barrios aledaños, como Tetuán, y decidieron apostar por un modelo relativamente novedoso de CSA en esos momentos: un local alquilado que asegurarse un proyecto de lucha y creación comunitaria a largo plazo, no sujeto a las dinámicas desalojo-okupación. Este grupo estableció contacto con lo que quedaba del movimiento vecinal de décadas anteriores, representado por la Asociación Vecinal La Flor, y forjó importantes alianzas que contribuyeron a que el ADN de La Piluka esté profundamente marcado por la lucha vecinal.
A lo largo de los años La Piluka ha consolidado su presencia en el barrio, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y un referente para quienes apuestan por la autoorganización como herramienta de cambio social. Entre sus primeras luchas, destacan la paralización de la M30 a su paso por Monforte de Lemos, la oposición a los parquímetros, la respuesta antifascista frente al auge de la extrema derecha en la zona y la reivindicación de unas fiestas populares, entre tantas otras. Algunas de estas luchas se ganaron, otras fueron victorias parciales y otras se perdieron, pero todas han sido una valiosa fuente de aprendizaje colectivo para afrontar nuevos retos.
La Piluka y los colectivos surgidos
Además de estas luchas, La Piluka ha sido el hogar de numerosos colectivos que han enriquecido el espacio con su acción política. Destacan iniciativas como el colectivo Degeneradas y la Asamblea Feminista de los barrios del Fuencarral, comprometidos con el feminismo, la cooperativa agroecológica Surco a Surco, los colectivos culturales Ruido de Barrio y Griot, y colectivos juveniles combativos como AKP, Barrio del Pilar en Lucha, Espora Negra y La Juventud Activa del Pilar. También han sido clave la Asociación Vecinal La Flor, La Red de Cuidados, La Despensa Solidaria y La Tienda Gratix, entre otros colectivos y personas que han dejado una huella significativa en la dinámica del espacio.
La transformación del barrio y la ciudad
A día de hoy, el Barrio del Pilar sigue siendo un reflejo de la periferia de Madrid, con realidades y niveles de renta media por hogar muy diferentes a las de barrios cercanos como Mirasierra, Las Tablas o La Paz. Sin embargo, el contexto en el que nació La Piluka no es el mismo que el que encontramos actualmente. En una tendencia similar a la del resto de la ciudad, el Barrio del Pilar ha envejecido demográficamente de forma marcada en el último cuarto de siglo. Las franjas de población entre los 15 y los 35 años, que típicamente suponen el grueso de la militancia de los centros sociales, se han reducido casi a la mitad desde 2001.
La Operación Chamartín o la reciente construcción de universidades y residencias privadas para estudiantes de clase alta amenazan con un cambio importante en la población del barrio
Por otro lado, todo el distrito de Fuencarral-El Pardo (al que pertenece el barrio) está azotado por la gentrificación. La Operación Chamartín o la reciente construcción de universidades y residencias privadas para estudiantes de clase alta amenazan con un cambio importante en la población del barrio. Las generaciones jóvenes que allí se han criado ya están comprobando lo difícil, por no decir imposible, que es seguir viviendo allí en su vida adulta: los precios de las viviendas son, simplemente, inasumibles. Este escenario implica importantes desafíos y la necesidad de nuevos planteamientos.
No solo ha cambiado el barrio, también la ciudad, el país y el mundo, y con ello nuestra mentalidad, ideología, sentido común o como lo queramos llamar. Vivimos en una sociedad cada vez más individualista, donde la competencia prevalece sobre el bien común. Nos enfrentamos a un futuro lleno de incertidumbres, marcado por una ola reaccionaria, un auge militarista, una crisis ecológica cada vez más patente, una precariedad laboral crónica y la dificultad de acceder a la vivienda debido a la especulación de los rentistas y la inacción de las instituciones gubernamentales. Todas estas crisis son el resultado de un sistema capitalista que nos divide y explota con el único objetivo de maximizar sus beneficios. A todo esto hay que sumarle la profunda crisis dentro de la izquierda parlamentaria, que sigue desorientada y centrada en gestionar las migajas del capital. Asistimos, también, a una desmovilización generalizada en la izquierda anticapitalista, que se encuentra muy atomizada.
Reflexión y mirada hacia el futuro
Este artículo no pretende profundizar en los orígenes ni en las consecuencias del sistema en el que vivimos, sino destacar la importancia de los centros sociales como espacios de resistencia y construcción de alternativas frente a un futuro cada vez más desalentador en términos de cambio social. En el contexto actual, donde la reacción y la extrema-derecha están capitalizando el descontento de la sociedad, en especial entre la juventud, los centros sociales son un elemento esencial para plantear y poner en práctica propuestas radicales que canalicen la rabia y la contestación.
Con motivo de este 25 aniversario, hemos decidido invitar a otros espacios de la ciudad a compartir y analizar los retos del futuro, basándonos en el camino que ya hemos recorrido
En los últimos meses, la asamblea de La Piluka ha estado reflexionando sobre el papel que deben jugar los centros sociales en el escenario presente. Nos hemos planteado una serie de preguntas que nos permitan orientar nuestras líneas de trabajo y continuar analizando, debatiendo y aprendiendo colectivamente. Estos debates no tendrían sentido sin el resto de los Centros Sociales Autogestionados de Madrid, que a diario realizan un trabajo muy similar al de La Piluka en sus respectivos barrios. Por ello, con motivo de este 25 aniversario, hemos decidido invitar a otros espacios de la ciudad a compartir y analizar los retos del futuro, basándonos en el camino que ya hemos recorrido. Os invitamos a participar en la mesa redonda que hemos organizado el sábado 1 de febrero a las 18:00h. Creemos que este evento será una oportunidad enriquecedora para todo el movimiento organizado de Madrid, y esperamos poder extraer conclusiones que nos sigan guiando en nuestro camino hasta la victoria final.