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Desde que comencé mi andadura política, quise mantener a rajatabla ciertas costumbres que tenía de antes: salir a correr, hacer ejercicio, leer novelas y pasar tiempo con mis amigos.
En mi barrio aún nos llamamos ‘colegas’. No nos resistimos a dejar de ser siempre del barrio. Quizás porque la gentrificación haya expulsado a algunos de los nuestros a otros lugares donde poder tener su propio hogar en el que formar su proyecto de vida, nuestro sentimiento de pertenencia a nuestro barrio, el de siempre, ha aumentado. Nuestro barrio fue siempre nuestro hogar, donde están los nuestros, donde crecimos y donde empezamos a tener sueños y aspiraciones.
Me he esforzado en seguir en contacto con ellos porque la política, si no te das cuenta, te va absorbiendo poco a poco, de tal forma que puedes perder el contacto con gente que no se mueva en los círculos y amistades del mundo de la política. Si no te das cuenta, te metes en una burbuja de la que no puedes -y algunos no quieren- salir.
Me resisto a aceptar que vamos a vivir peor que antes. El futuro tiene que ser progreso y no retroceso. Avanzar es imprescindible
Muchas veces, cuando me junto con mis amigos, hablamos de cómo será nuestro futuro, el de nuestros padres, el de nuestros hijos… la mayoría de las veces creen que será peor que el presente en el que vivimos e, incluso, el pasado. ¿Cómo es posible? Me resisto a aceptar que vamos a vivir peor que antes. El futuro tiene que ser progreso y no retroceso. Avanzar es imprescindible, significa que mejoramos como personas y como sociedad.
¿Qué futuro tenemos los madrileños si la gran mayoría no pueden permitirse pagar una vivienda, sea comprada o de alquiler? La realidad de la ciudad de Madrid y de la Comunidad es que es imposible para nuestros jóvenes independizarse y tener su propia casa. Ayuso y Almeida les ofrecen zulos o compartir piso eternamente. Susto o muerte.
¿Apostaremos por hacer de nuestras plazas, calles y avenidas más verdes para combatir el calor y la contaminación o haremos como Almeida, que tala árboles y remodela plazas por pura diversión?
¿Qué futuro tiene nuestra ciudad en la lucha contra el cambio climático? Es algo que nos afecta en el día a día, ya que las olas de calor en verano y las lluvias torrenciales cada vez son más frecuentes y más violentas. ¿Reforzaremos el mantenimiento de nuestras infraestructuras y los servicios de emergencia para evitar que se destruyan o se lo dejaremos al azar y al voluntariado ciudadano? ¿Invertiremos más en mantener el metro para que no se tenga que interrumpir el servicio cada vez que llueve o no haremos nada como sucede ahora a los mandos de Ayuso? ¿Apostaremos por hacer de nuestras plazas, calles y avenidas más verdes para combatir el calor y la contaminación o haremos como Almeida, que tala árboles y remodela plazas por pura diversión, para ver cómo nos derretimos?
Y estas son sólo algunas de las preocupaciones que tienen los vecinos y las vecinas de Madrid: por qué el Ayuntamiento y la Comunidad no toman medidas para que los fondos buitre no asfixien a los comercios, bares y restaurantes con alquileres imposibles; por qué cuando necesito hacer un trámite con el Ayuntamiento nadie me coge el teléfono, por qué Almeida ha quitado plazas de las escuelas infantiles municipales y por qué Ayuso ha dejado a más de 60.000 personas sin plaza de Formación Profesional.
Ayuso y Almeida se dedican ahora a hablar de “la igualdad de todos”, pero en Madrid ellos mismos se dedican a discriminar a la gente: mientras que en el barrio de Salamanca colocan nuevos contenedores de reciclaje subterráneos, en Carabanchel no limpian las calles todos los días. ¿Por qué en San Blas hay menos frecuencia de limpieza que en Chamberí? ¿Por qué en el Ensanche de Vallecas no hay ni un solo teatro para los vecinos y, en cambio, en Centro hay varios? Para Almeida hay madrileños de primera y de segunda. Yo quiero que todos los madrileños sean de primera. Podemos conseguir un futuro distinto y mejor al abismo que nos ofrece el PP en Madrid. Voy a trabajar para ello.
Lo importante en política es tener claro quién es el enemigo y, especialmente en la izquierda, quién es el enemigo común
Siempre he creído que lo importante en política es tener claro quién es el enemigo y, especialmente en la izquierda, quién es el enemigo común. Yo lo tengo claro: el enemigo de los madrileños se llama José Luis Martínez-Almeida y su partido, el PP.
Es el PP el que está quitándonos todos los servicios que hemos tenido durante muchos años de forma gratuita y de mucha calidad haciéndolos privados, de pago y de mala calidad. Es el PP quien está convirtiendo la ciudad en la que crecí en un horno en verano y un lago cuando llueve. Es el PP quien abandona a los vecinos para darle todo lo que piden a los fondos buitre. Por eso y muchas más razones yo tengo claro que a quien hay que combatir y confrontar es al PP y a sus muletas de la extrema derecha.
El enorme éxito de Podemos en sus inicios fue, sin ninguna duda, escuchar los problemas de la ciudadanía, buscarles solución y luchar para que las vidas de todas y todos mejoraran. Por eso me uní a Podemos.
Hoy, echo de menos ese Podemos, y por eso me alegra que mi secretaria general, Ione Belarra, haya convocado un proceso para redefinir los objetivos y prioridades de Podemos de cara al futuro. Lo necesitamos: tras unos malos resultados electorales el 28 de mayo y las consecuencias que han provocado me queda más que claro que sin Podemos en las instituciones, la derecha más neoliberal y peligrosa de España consigue la mayoría absoluta. Si el poder absoluto corrompe absolutamente, imaginemos cómo un partido como el PP -que lleva la corrupción entre sus principios fundamentales- puede degenerarse.
El futuro de Madrid tiene que ser diferente al que nos intenta imponer Almeida: el futuro de Madrid son árboles en todas las calles, es calles limpias todos los días, son plazas de escuelas infantiles gratuitas para todos los niños de la ciudad, es transporte público que conecte todos los barrios de la ciudad entre sí, y no sólo del centro a la periferia; son las tiendas y los bares de siempre, son polideportivos y piscinas de calidad en todos los barrios, son los locales de apuestas cerrados, y los espacios culturales en todos los barrios abiertos. Son casas para vivir y no pisos turísticos, es contaminación cero y menos asfalto. El futuro de Madrid es que el Ayuntamiento atienda a los ciudadanos cuando necesitan de sus servicios, y que les coja el teléfono. Es que funcionen bien los servicios de atención a domicilio, son bomberos con material y sueldos adecuados, es personal suficiente en el SAMUR, es policía con buenas condiciones laborales, es hacer que la ciudad sea para quienes viven en ella y que el Ayuntamiento trabaje para los madrileños y para mejorar su vida, y no para destrozársela.
Podemos tiene que estar a esto, a construir el futuro que los madrileños nos merecemos, el que nos garantice vivir mejor que nuestros padres
Madrid, con Almeida a los mandos, no tiene futuro. Podemos tiene que estar a esto, a construir el futuro que los madrileños nos merecemos, el que nos garantice vivir mejor que nuestros padres y que garantice a nuestros hijos tener una mejor vida que nosotros.
Ese es el Madrid que quiero y el proyecto político por el que apuesto para Podemos, y por el que trabajaré desde mi partido y desde la calle, junto a los madrileños y a quienes pelean cada día por una vida mejor. Para eso entré en política, no para conservar sillones ni apuñalar a otros compañeros de ideología. Porque quiero que mis amigos y los tuyos tengan una vida mejor, quiero que tus padres y los míos vuelvan a confiar en la política, y quiero que tus hijos tengan un futuro.
Quiero demostrar a los madrileños que merece la pena construir un futuro mejor, tenemos mucho que ganar si lo hacemos juntos.
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No me cabe la menor duda de que con la derecha-extremaderecha en Madrid, no hay futuro para la mayoría, pero lo peor es si con los "progresistas" hay futuro.