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Malasia
Durian, la fruta fétida que triunfa en Asia

El durian está considerado en Asia el rey de la fruta, y actualmente vale su peso en oro. La fascinación por esta fruta en China es tal, que está protagonizando titulares en medios de comunicación internacionales, que destacan cómo su creciente demanda ha disparado su precio y la ha convertido en un fenómeno económico en el continente asiático.
Aunque Tailandia es el primer productor mundial de este alimento, también se cultiva en otros países del sudeste asiático como Vietnam, Indonesia, Filipinas y Malasia. Los agricultores de Penang, una isla en el Estrecho de Malaca, en este último país, afirman que las condiciones de cultivo en la isla son las mejores para el durian, gracias al suelo rocoso y las montañas escarpadas rodeadas por el océano. “El durian necesita de un buen drenaje; y esto se consigue con las pendientes. También necesita rocas y la brisa marina”, asegura Yap Soon, un agricultor y experto en cultivo de durian en la isla.
Una fruta al alza
Según Soon, cuando China comenzó a consumir durian, hace unos ocho años, su precio empezó a subir. Antes de esto, “el cultivo del durian se dirigía al mercado local, aunque también mostraban algo de interés gente de Singapur, Taiwan o Hong Kong”. El gigante asiático se siente cada vez más atraído por la fruta malaya por el respeto hacia el ciclo natural de la fruta: La recolección en Penang no se acelera artificialmente; las frutas se dejan en el árbol o en la planta hasta que alcanzan su punto óptimo de maduración”, comenta Yap Soon.
La producción total de durian en Penang en 2024 fue de 20.000 toneladas. La expectativa para 2025 es que la cifra de producción se triplique
Según el Ministerio de Agricultura chino, Malasia exportó 19.250 toneladas de durian a China en 2024, valorados en 212 millones de dólares, aproximadamente mil millones de RM, ringgits malayos. La producción total de durian en Penang en 2024 fue de 20.000 toneladas, de las que exportó 67. La expectativa para 2025 es que la cifra de producción se triplique y alcance las 60.000 toneladas.

En el caso de Penang, el cultivo de esta fruta viene de la mano de pequeños productores familiares. El durian supone una de las mayores fuentes de ingresos de la economía local de Balik Pulau, la zona de la isla de Penang donde se cultivan las mejores variedades de esta fruta. Chee Wei pertenece a una familia que se dedica al cultivo de durian en esa zona y explica que en el negocio participan su tío, su tía, su madre y sus primas. “Gestionamos todo el proceso de cultivo, recolección y venta juntos, y supone un ingreso sustancioso en nuestra economía”.
A principio de temporada un durian cuesta entre siete y trece euros. A medida que avanza la temporada y aumenta el ritmo de producción, los precios bajan
En puestos diseminados por toda la isla, se pueden encontrar la lista de variedades de durian escritas en un pedazo de cartón, en un papel o en una pizarra. La primera que siempre aparece es ‘Musang King (D197)’ la variedad más codiciada y valorada, aunque la variedad ‘Black Thorn (D200)’, originaria de Penang, con una pulpa dulce y textura de natillas, amenaza con desbancar del liderazgo al rey Musang. Los precios suelen variar: a principio de temporada un durian cuesta, dependiendo de la variedad, entre siete y trece euros. A medida que avanza la temporada y aumenta el ritmo de producción, los precios bajan.
La fétida fruta prohibida
Dentro de un durian hay habitualmente hasta cinco compartimentos o vainas con distintas piezas de fruta. Cada una de ellas contiene una semilla del tamaño de una castaña. Para apreciar plenamente los sabores que ofrece, se sirve con una botella de agua que permite limpiar el paladar y percibir las sutiles variaciones de sabor. También se sirve acompañado de un par de guantes de plástico desechables para mitigar el característico y persistente aroma.
Para que un durian sea bien considerado debe ofrecer una buena combinación de sabores, según describe Soon: “Un buen durian debe tener algo de dulce, la cantidad justa de amargo, el aroma adecuado; se deben encontrar muchos sabores juntos en una misma pieza de fruta”. La pulpa es cremosa y suave, y su color, dependiendo de la variedad, va desde el crema, distintos tonos de amarillo, naranja e incluso rojo.

En los puestos de fruta preparan el durian para llevar con fiambreras; sin embargo, está prohibido acarrear en los transportes públicos o entrarlo en hoteles y restaurantes por su característico aroma, que para muchos occidentales oscila entre el queso fermentado y un par de calcetines sucios. El avance en técnicas de envasado al vacío ha posibilitado el transporte del durian fresco incluso por vía aérea. Un acuerdo firmado en junio de 2024 permitió a Malasia exportar durian fresco a China, lo que antes solo se podía hacer con la pulpa o las frutas enteras congeladas o deshidratadas.
El durian gusta o no gusta, “nadie tiene una opinión a media tinta”, comenta Yap Soon, cultivador de la fruta. El rechazo a la ingesta del durian se atribuye a que el cerebro asemeja su olor a sustancias nocivas como el azufre o la trementina, y lo interpreta como no comestible. Para Yap Soon, no hay nada que se le asemeje, “lo mismo ocurre con su olor, único y muy afilado. Si te gusta la fruta, te llegará a gustar su aroma”.
En los puestos de fruta preparan el durian para llevar con fiambreras; sin embargo, está prohibido acarrear en los transportes públicos o entrarlo en hoteles y restaurantes por su característico aroma
Según él, el olor debe ser fuerte para atraer al máximo número de animales a la redonda para propagar su semilla. La fuerza del aroma refleja el poder de supervivencia y el durian es un árbol selvático que debe luchar por su reproducción y atraer a todo tipo de animales: monos, jabalíes, perros. Incluso los tigres comen durian.
Los “cazadores” de durian
Parte de la fama de la fruta se debe, además de por su sabor, a las cualidades nutricionales de este superalimento, rico en antioxidantes, vitaminas, minerales, nutrientes, grasas beneficiosas para el organismo y fibra. También hay quienes se sienten atraídos por la leyenda popular de sus propiedades como afrodisíaco. Se puede encontrar información de numerosos estudios que sugieren que contiene estrógenos y potasio que promueven la salud sexual y son capaces de intensificar la libido sexual y la resistencia, reducir las probabilidades de infertilidad en hombres y mujeres, aumentar la movilidad de los espermatozoides y ser de ayuda con la disfunción eréctil.

En los meses de plena temporada, por estas y otras razones, Balik Pulau recibe lo que ellos llaman “durian hunters”, cazadores de durian, que llegan desde distintos países para buscar las mejores piezas. Conforme a la experiencia de Yap Soon, “algunos buscan variedades de frutas que crecen de semillas muy especiales que no están registradas oficialmente; si les gusta un árbol en particular, piden al agricultor que les llame cuando la fruta esté lista para venir y llevarse toda la producción”.
El cambio climático y la alteración de los ciclos
Hasta los años 60, el durian crecía de una semilla y se guardaban las de los mejores árboles para plantar nuevos. Sin embargo, a partir de esa época, los agricultores empezaron a experimentar con injertos con el objetivo de asegurar la reproducción del árbol con las frutas más sabrosas. Yap Soon explica el mecanismo: “Imagina que tengo un buen árbol cultivado hace 50 u 80 años por mi bisabuelo, y descubro que esta fruta es muy buena, muy popular, y la registro en el Departamento de Agricultura, donde me dan un número y un nombre. Si esto sucede, sólo tengo que cortar una ramita e injertarla para lograr un nuevo árbol joven que tenga exactamente ese sabor. Ahora todos los árboles jóvenes proceden de injertos de cultivos famosos”. Chee Wei, de la familia de cultivadores, cuenta que en Balik Pulau hay un huerto con muchos ejemplares de árboles antiguos que se mantienen como testigos de otros tiempos.
El durian es difícil de cultivar. Aunque la mayoría de los árboles pueden ser más longevos que el ser humano, para que una cosecha sea considerada en el mercado, el árbol debe tener de ocho a diez años, lo que requiere una gran planificación y cuidado para lograr una plantación eficiente. El tiempo de crecimiento, desde la flor hasta el fruto, oscila entre los cuatro y los seis meses, pero con el calentamiento global, este ciclo se está alterando.
Para que una cosecha sea considerada en el mercado, el árbol debe tener de ocho a diez años, lo que requiere una gran planificación y cuidado para lograr una plantación eficiente
Yap Soon advierte que las nuevas plagas, impulsadas por el cambio climático, “con menos lluvia y diferentes fenómenos meteorológicos no habituales", están causando la muerte de numerosos árboles fuertes, lo que exige un control muy riguroso del cultivo. Prueba de la alteración es la reducción del 30% en el rendimiento de durian en esta temporada de 2025 debido a patrones climáticos erráticos y lluvias que afectaron la floración. En 2024 el fenómeno atmosférico de ‘El Niño' redujo también la producción.
La temporada, que habitualmente empezaba a mediados de abril y terminaba en julio, ahora no comienza hasta bien entrado junio, “este año, la temporada de fruta puede llegar hasta septiembre y octubre. Antes, el árbol daba la fruta a finales de julio y era entonces cuando se empezaba con la rutina de nutrición y cuidado para el año siguiente, de modo que el árbol pudiera descansar adecuadamente para la siguiente temporada, pero este desequilibrio está afectando de manera definitiva su rutina biológica”, concluye Yap Soon.