Manteros
Después de la manta

No queda claro que los manteros tengan lugar en “la nueva normalidad” a la que apela el Ejecutivo. A no ser que se atienda a una de las campañas que ha sonado más fuerte en estas semanas, y en la que el propio Sindicato de Manteros participa: la que reclama #RegularizacionYa!

Confinamiento manteros - 6
Moussa Diop en su cocina en el barrio de Santa María de la Cabeza. Byron Maher

Mame vendía gafas, Moussa gorras y Serigne camisetas. Ahora ya no venden nada. Lo hacían en las calles, vigilantes de la llegada de la policía, siempre con los ojos y los oídos atentos porque se jugaban perder la mercancía o la libertad. Desde mediados de marzo, las calles están vacías, son una zona de tránsito donde nadie puede detenerse. Y mucho menos ellos que con sus mantas violentaban en sus tretas de supervivencia las rígidas normas de la ciudad que vuelca sus aceras a la hostelería y el buen gusto de franquicia, pero no tiene espacio ni rendija legal para quien se busca la vida.

A estos tres senegaleses, manteros circunstanciales, pues, como insisten, no hay otra cosa que puedan hacer sin papeles, la vida les viene pesando más de lo habitual en las últimas semanas. La mente de Mame Gor se enreda en una secuencia de causas y consecuencias angustiosa: si no puedo salir a la calle, no trabajo; si no trabajo, no gano dinero; si no gano dinero, no puedo mandarle nada a mi familia. Es Ramadán, esa fiesta social que se basa en el encuentro y compartir rezo y comida. Un momento para la celebración y la abundancia. Pero en Madrid el Ramadán es solitario y en Touba, ciudad natal de Mame, el Ramadán es austero.

La mente de Mame se enreda en una secuencia de causas y consecuencias angustiosa: si no puedo salir a la calle no trabajo; si no trabajo, no gano dinero; si no gano dinero, no puedo mandarle nada a mi familia

Debilitado por el ayuno y sin ninguna alternativa, Mame dice pasar gran parte del día en la cama: “No sabemos qué va a pasar”, cuenta. Habla en plural porque es en plural como está viviendo esta situación: con sus compañeros de piso, también manteros, pero también con el círculo más amplio del Sindicato de Manteros de Madrid. “Son los únicos que brindan ayuda, algo de dinero”. Y quizás en esa primera persona del plural incluya también a su familia en Senegal: una mujer, un hijo, padre y madre y tres hermanas menores, dependientes todos de la ayuda que Moussa no puede mandar.

“Es un momento muy difícil, somos los últimos. Pero nosotros también somos personas”, afirma Mame, no teniendo muy claro si esto, si el hecho de no tener papeles, le roba su identidad humana, del mismo modo que le desposee de toda posibilidad de supervivencia económica.

A Moussa Diop hay algo que no le cierra con esto de los papeles y los derechos: “No tengo papeles pero necesito comer y pagar la luz y el alquiler. Vosotros podéis viajar a mi país y a cualquier lugar, pero para mí hasta salir a la calle es un problema”. Este senegalés natural de Lambaye lleva tres años en España, pero esto no le ha alcanzado para regularizar su situación.

“No tengo papeles pero necesito comer y pagar la luz y el alquiler. Vosotros podéis viajar a mi país y a cualquier lugar, pero para mí hasta salir a la calle es un problema”

Sale a la calle a comprar con una bolsa de Carrefour como salvoconducto. Tiene experiencia en intentar evitar llamar la atención a la policía. También conoce antecedentes que le invitan a aferrarse a su bolsa. “El otro día un amigo salió sin bolsa y la policía le interceptó dos veces para preguntarle”.

Moussa vive en Delicias con un compatriota, de momento han acordado con el casero aplazar un par de meses el pago del alquiler. Ahora tienen preocupaciones más urgentes. “Mi familia es muy grande, si yo no mando nada, no comen. Hace un mes que envié dinero a Senegal, ahora ellos tampoco pueden trabajar. Además, es Ramadán, mis padres y mis hijos esperan mi ayuda”.

En una casa de Lavapiés viven ocho personas, había una más, pero el compañero decidió viajar a Senegal en un mal momento y, con el cierre de fronteras, no ha podido volver. En realidad, no está muy claro si quedarse allá ha sido bueno o malo, en vista de la situación de sus compañeros. Todos familiares. Todos senegaleses. Casi todos manteros.

En este domicilio, Serigne Carre pone números a la solidaridad emanada del sindicato: son 63 las personas a las que pudieron ayudar al principio. Ya hay 125 registradas. El dinero lo ponen y lo reciben compatriotas senegaleses, manteros o no. Son la última red de contención para quienes se han quedado sin ningún ingreso.

Serigne cocina para el piso, un piso grande que cuesta demasiado, ahora más de lo que pueden pagar. El casero ha tenido a bien permitirles ir pagando poco a poco cuando su hermano mayor, que lleva 15 años en España, le hizo ver lo evidente: en la situación en la que se hallan lo prioritario es comer y lo demás va después. Durante el Ramadán mata las horas del día cocinando para el Iftar, la ruptura del ayuno que no llega hasta después de las 21 de la noche, prepara arroz con pescado (thieboudiene) o arroz con carne y salsa de cacahuete (maafé). Antes de que amanezca, desayunan yogur o cuscús.

Duermen, hablan con sus familias en Senegal, y organizan la entrega de ayuda a sus compatriotas (para comida, para pagar el alquiler, para comprar crédito en internet) o piensan en un futuro donde ya no cabe la manta

En medio duermen, hablan con sus familias en Senegal, y organizan la entrega de ayuda a sus compatriotas (para comida, para pagar el alquiler, para comprar crédito en internet) o piensan en un futuro donde ya no cabe la manta. “La hemos olvidado, la gente tendrá miedo a comprar en la calle, no es algo que vaya a ser fácil. Muchos están pensando en trabajar en el campo”. Es también el proyecto de Serigne, que aunque lleva desde 2008 en el país aún no ha conseguido regularizarse. Pero ahora está cerca.

El 28 de abril Pedro Sánchez, presidente de la coalición progresista que ha anunciado semana tras semana inicitivas sociales para amortiguar el impacto de la crisis, medidas que no han alcanzado en ningún momento a este colectivo, anunció la desescalada del confinamiento. Un proceso hacia la vuelta al espacio público de manera ordenada.

No queda claro que los manteros tengan lugar en “la nueva normalidad” a la que apela el ejectivo. A no ser que se atienda a una de las campañas que ha sonado más fuerte en estas semanas, y en la que el sindicato participa: la que reclama #regularizacionya! amplia e indefinida para todas las personas migrantes que residen en el estado español. De momento, ninguno de los movimientos del Gobierno ha apuntado a esa hipótesis.

Confinamiento manteros - 2
Ampliar
Gor vive en un piso situado en un sótano en la barrio de Delicias.
Gor vive en un piso situado en un sótano en la barrio de Delicias.
Confinamiento manteros - 1
Ampliar
Gor posa mientras sus compañeros de piso juegan a un juego de mesa.
Gor posa mientras sus compañeros de piso juegan a un juego de mesa.
Una de las paredes de la habitación de Gor.
Confinamiento manteros - 4
Ampliar
Manta con las gafas que vendía antes de la cuarentena.
Manta con las gafas que vendía antes de la cuarentena.
Confinamiento manteros - 5
Ampliar
Gor recoge la manta para guardarla en una de las bolsas situadas en su habitación.
Gor recoge la manta para guardarla en una de las bolsas situadas en su habitación.
Confinamiento manteros - 6
Ampliar
Moussa Diop en su cocina en el barrio de Santa María de la Cabeza.
Moussa Diop en su cocina en el barrio de Santa María de la Cabeza.
Confinamiento manteros - 19
Ampliar
Café Touba en la nevera. Bebida popular de Senegal y Guinea-Bissau que se toma tradicionalmente en los encuentros con gente.
Café Touba en la nevera. Bebida popular de Senegal y Guinea-Bissau que se toma tradicionalmente en los encuentros con gente.
Confinamiento manteros - 7
Ampliar
Moussa en su habitación mientras conversa por teléfono.
Moussa en su habitación mientras conversa por teléfono.
Confinamiento manteros - 10
Ampliar
Serigne Carre en la cocina de su domicilio en el barrio de Lavapiés.
Serigne Carre en la cocina de su domicilio en el barrio de Lavapiés.
Confinamiento manteros - 12
Ampliar
Serigne con su hermano Gueye que también es mantero y con Samba, miembro del sindicato de manteros de Madrid,
Serigne con su hermano Gueye que también es mantero y con Samba, miembro del sindicato de manteros de Madrid,
Confinamiento manteros - 13
Ampliar
Uno de los compañeros de piso de Serigne, Abedou, mira las noticias sobre coronavirus.
Uno de los compañeros de piso de Serigne, Abedou, mira las noticias sobre coronavirus.
El sobrino de Serigne juega en el salón.
Confinamiento manteros - 16
Ampliar
Serigne preparando arroz mafe. Los manteros ha sido otro de los colectivos duramente castigado durante el confinameiento.
Serigne preparando arroz mafe. Los manteros ha sido otro de los colectivos duramente castigado durante el confinameiento.
Mantas guardadas en una de las habitaciones.
Arquivado en: Coronavirus Manteros
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Un rayo de esperanza tras cinco años de los protocolos de la vergüenza
A punto de prescribir los posibles delitos, un avance judicial abre la puerta a conocer quién decidió no derivar a hospitales a ancianos en residencias en la Comunidad de Madrid.
Comunidad de Madrid
Instituto del Menor La Comunidad de Madrid arranca una hija a una mujer peruana que ha denunciado violencia de género
La madre afectada, Pamela L.C., considera que ha habido un componente racista en el arrancamiento. La mujer no obtuvo ninguna información sobre el paradero de su hija hasta la citación en el Instituto Madrileño del Menor una semana después del parto.
Asturias
Asturias Cinco muertos en la mina de Zarréu: demasiadas preguntas sin respuesta
El accidente más grave en la minería asturiana en casi tres décadas vuelve a poner en cuestión el sistema de permisos, controles y ayudas públicas para minas en proceso de reconversión.
Estados Unidos
Estados Unidos Estudiantes de Columbia luchan contra las amenazas de deportación
Los estudiantes de Columbia se unen mientras el ICE y el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) atacan el activismo palestino. “[Columbia] está dispuesta a concederle al gobierno de Trump todo lo que quiera”, declara un estudiante a Mondoweiss.
León
Accidentes laborales Cuatro mil personas despiden en Villablino a los mineros muertos
Los sindicatos se concentran en Oviedo y exigen al Principado que se persone como acusación particular en el proceso penal. En 2023, un vecino alertó de las condiciones de inseguridad bajo las que operaba la mina.
Culturas
Culturas Lorca fue también un visionario que intuyó los vínculos entre la música negra y el flamenco
La 24ª edición del Festival de Flamenco de Nueva York abrió un espacio de debate para analizar el impacto que tuvo el movimiento cultural del Renacimiento de Harlem en la obra del poeta granadino.

Últimas

O Teleclube
O Teleclube 'A Rapaza da Agulla' inquieta a 'O Teleclube'
Magnus von Horn dirixe un conto de fadas para adultos cuberto dun branco e negro espantoso.
Ecuador
Hacia el 13 de abril Acuerdo histórico de la izquierda y el movimiento indígena para la segunda vuelta de las elecciones en Ecuador
La alianza entre la Revolución Ciudadana y Pachakutik, el brazo político del movimiento indígena, no se producía desde 2006 y podría ser determinante para la victoria de la candidata correísta, Luisa González, en las elecciones del 13 de abril.
Análisis
Análisis Algunas preguntas incómodas sobre el rearme europeo
Si la UE ha de librar un conflicto con Rusia o China, no sería convencional y en teatro europeo, sino con más seguridad en África, donde se desplazarán con toda probabilidad gradualmente buena parte de las contradicciones del sistema.
Almería
Medio ambiente La demolición del Algarrobico será “este mismo año”
El Gobierno ha publicado en el BOE el proceso de expropiación de la parcela. La ministra de Hacienda asegura que el derribo será “con o sin la colaboración de la Junta de Andalucía”.
València
València La turistificación masiva asfixia los distritos valencianos de Camins al Grau y Algirós
El vecindario se organiza en una plataforma para luchar por el derecho a la vivienda en dos de los distritos con mayor presión turística de la capital del Turia.
Aviación
Travel Smart Las multinacionales españolas, a la cola de la reducción de emisiones por vuelos de negocios
Un estudio publicado este martes por organizaciones ecologistas señala que las emisiones por vuelos de negocios a nivel global se han reducido un tercio, pero las empresas españolas van a la zaga y suspenden en transparencia u objetivos concretos.
Desempleo
Empleo El paro en mujeres marca un mínimo histórico desde 2008
El desempleo se ha reducido en 146.865 personas en los últimos 12 meses, de los que casi 79.000 son mujeres. La tasa de población activa femenina llega al 47%.

Recomendadas

Violencia obstétrica
Violencia obstétrica Helena Eyimi, matrona: “El parto es un misterio y queremos controlarlo todo, pero no podemos”
Consentimiento informado, trato personalizado y libertad de elección. Para Helena Eyimi (Madrid, 1975) , matrona asesora de Naciones Unidas, es fundamental que las mujeres se sitúen en el centro de las decisiones durante el parto y esos tres conceptos son clave.
Redes sociales
El asesino de los CEO El fenómeno fan Luigi Mangione, ¿por qué tanta gente apoya a un asesino?
El caso del chico de clase alta que disparó sobre un CEO de una aseguradora médica ha desatado una ola cultural y de apoyo como no se había visto antes.
Militarismo
Alejandro Pozo “El oportunismo de la industria militar española aprovechando lo que pasa en Gaza es grave”
Este investigador sobre paz, conflictos armados, desarme y acción humanitaria denuncia que el rearme ya está teniendo lugar y que el Ejecutivo escamotea información sobre las relaciones comerciales de la industria con Israel.
Literatura
Silvia Nanclares “Moratalaz nace como barrio franquista, solo que no contaban con la presión vecinal”
Con ‘Nunca voló tan alto tu televisor’ la escritora madrileña regresa a su barrio y examina lo que quedaba debajo de la cáscara de progreso que supuso la construcción del edificio de Torrespaña, aun hoy uno de los más reconocibles de la ciudad.