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Ocupación israelí
“Es una verdadera guerra, el campo está destruido”
En el momento de escribir esto, el ejército de la ocupación Israeli está atacando el campo de refugiados de Yenín, en el norte de Cisjordania. Por el momento, el ataque, a gran escala, ha producido la muerte de diez palestinos. Residentes del campo dijeron que todo empezó cuando el ejército de la ocupación lanzó al menos diez ataques aéreos, y un convoy de decenas de vehículos blindados israelíes rodeó el campo de refugiados y lanzó una operación militar terrestre, causando graves daños en viviendas y carreteras.
Este ataque se lleva a cabo en medio de un ascenso de la violencia ejercida por colonos y del ejercito y un aumento de las incursiones militares en Yenin y otras ciudades.
Las casas en los campos de refugiados están muy juntas, no hay espacio suficiente entre casa y casa, y cuando una es destruida, como está pasando hoy, todos los edificios de alrededor se ven afectados
El campamento de Yinin (o Yenin) ocupa tan solo medio kilometro cuadrado, pero acoge a unos 14.000 habitantes, dueños de las tierras en lo que hoy se encuentra el estado ocupado por Israel, que les expulsó y obligó a convertirse en refugiados en su propio hogar en 1948. Las casas en los campos de refugiados están muy juntas, no hay espacio suficiente entre casa y casa, y cuando una es destruida, como está pasando hoy, todos los edificios de alrededor se ven afectados, por lo que la destrucción es a gran escala.
Hablando con Firas Mahdi Wahdo, padre de cuatro nos dijo que “están atacando también las infraestructuras, no solamente a las personas. Han cortado los cables de electricidad, las telecomunicaciones, el agua, y también han golpeado la mezquita del campo. Mi primo, que trabaja en un hospital, nos informó que también atacaron el hospital. Hay francotiradores por todos los lugares, y apenas algo se mueve disparan, aunque sea un gato. No exagero cuando digo que es una verdadera guerra, el campo esta destruido, necesitamos velas para esta noche, han cortado la electricidad”.
Las consecuencias de esta destrucción, además del coste en vidas humanas, va a afectar a las condiciones de vida de las personas refugiadas. “Las calles están destruidas. Desde mi casa vi como destruyeron la casa de los vecinos. Lo que me preocupa es la gente que necesita medicinas a diario; si este ataque dura más tiempo, necesitarán ayuda inmediata”, continúa Firas.
“La situación es inimaginable, tienes que estar aquí para entender lo que digo. Hay muchos heridos que no están pudiendo llegar al hospital. Impiden que las ambulancias lleguen a los heridos
La llamada con Fatmeh Hamad también es desoladora. “La situación es inimaginable, tienes que estar aquí para entender lo que digo. No puedo describir las horribles condiciones en las que se encuentra el campo. Hay muchos heridos que no están pudiendo llegar al hospital. Impiden que las ambulancias lleguen a los heridos, y si llegan al hospital hay una posibilidad de que se salven. No le permiten a nadie que entre al campo, y los niños y niñas pequeños no entienden la situación, y no han parado de llorar, están nerviosas y tienen mucho miedo”.
“Estoy muy preocupada por mis hijos, sobrinos y hermanos. Por más que trate de protegerlos, no puedo. Algunas organizaciones han lanzado un llamamiento para que se permita abrir un pasaje seguro para poder sacar a los heridos, meter leche y otras cosas básicas que necesitamos dentro del campo. Las personas civiles que vivimos aquí debemos estar protegidos y nuestras sus vidas respetadas según la Ley Humanitaria Internacional”, recuerda. Sin embargo, hace mucho que ese derecho Internacional no se respeta por estas tierras.