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Brasil
Miles de mujeres indígenas marchan en Brasil por la defensa de la Amazonia
Mujeres de más de 130 pueblos originarios se unieron en Brasilia en la Primera Marcha de Mujeres Indígenas. Alertan sobre la amenaza para el medio ambiente que suponen las políticas desarrollistas del gobierno de Bolsonaro.
Miles de mujeres indígenas ocupan la ciudad soñada por Niemeyer. Brasilia se convirtió por cinco días en la sede de la Primera Marcha de Mujeres Indígenas. Organizadas por la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), llegaron como representantes de más de 130 pueblos originarios de todo el país. Del 9 al 14 de agosto se reunieron en la capital federal para debatir, visibilizar sus demandas, ampliar alianzas y elaborar un documento final que recoge sus reivindicaciones. Con el lema “Territorio: nosso corpo, nosso espirito”, trazaban la matriz fundamental, añadiendo al urbanismo modernista de la ciudad otras territorialidades y desafíos.
En el contexto de esta semana ya histórica, la APIB también organizó el Foro nacional de mujeres indígenas de Lationamérica, en el que se pretendía ampliar las alianzas internacionales. A ella asistieron algunas representantes indígenas, parlamentarias y organismos de toda América Latina. Desde el Foro se insistió en la importancia de la articulación de los pueblos indígenas de la región y la necesidad de multiplicar la presencia en las instituciones. Aunque el pueblo indígena tiene representación en algunos organismos públicos, el balance sigue siendo insuficiente. En las elecciones de 2018, destacó la llegada al Congreso de los Diputados de Joenia Wapichana, la primera mujer indígena elegida en Brasil.
Con el fin de unificar esfuerzos y afianzar redes, el último día se unieron a la Marcha de las Margaritas, la mayor acción de mujeres en Brasil, en su mayoría campesinas y provenientes del mundo rural. Este año, con la presencia de las indígenas, unas 100.000 mujeres pintaron de lila el eje del planalto de Brasilia. Comparten reivindicaciones en la defensa del territorio, amenazado por las empresas del agro y ganaderas, la industria maderera, las hidroeléctricas y la política cómplice del actual presidente.
La cuestión del territorio y del medio ambiente resultan poco banales en un país en el que en 2017 se registró la cifra más alta de activistas medioambientales asesinados, seguido por Colombia, según Global Witness. El año pasado la cifra se mantuvo alta y según alertan no hay indicios de mejora para este 2019.
El territorio-cuerpo-espíritu
Mujeres Potyguará, Timbira, Jurunas, Yawalapiti, Tembé, Guajajara, Krenak, Pataxó... hasta mujeres del pueblo Awa de la región del Maranhão, de reciente contacto, participaron esta semana en las movilizaciones. Desde la organización destacan el esfuerzo y el coraje de estas mujeres que “nunca habían salido de su territorio, que nunca habían viajado en autobús o en avión, pero que hicieron el esfuerzo, que vieron la necesidad de salir de sus lugares e ir a la capital de los poderes para mostrar al mundo su lucha”. Según Survival, Brasil es el hogar del mayor número de pueblos indígenas no contactados de todo el planeta. Se estima que más de cien de estos grupos viven en la Amazonía.Pintadas con jenipapo y urucum, quisieron mandar un mensaje al mundo y visibilizar el papel de las mujeres que, en su mayoría, se colocan en la primera línea de batalla en la defensa de sus tierras. “Estamos reivindicando el derecho a la vida, y este derecho es defender nuestro territorio. El territorio para los pueblos indígenas es muy importante, es donde nosotros damos continuidad y seguimiento al derecho de vivir. Nosotros nos alimentamos de la tierra, de la caza, de los peces. En cuanto nosotras defendemos el territorio, defendemos también nuestros cuerpos y nuestros espíritus”, explica Puyr, del pueblo Tembé, habitantes de El Alto Río Guamá, al norte del Amazonas.
Otro de los ejes de la Marcha fue construir una oposición unificada al gobierno de Bolsonaro, que, según dicen, “ha hecho retroceder 30 años” la cuestión indígena. “Si bien el peligro de los bosques y la Amazonía no es una novedad y han estado mucho tiempo en riesgo, la amenaza se profundiza. Bolsonaro y su petición de inversiones económicas para explotar aún más los bosques, minerales y otros recursos del país y convertir nuestros territorios en ‘tierras más productivas’ está asentando un duro golpe a nuestros pueblos”, dice Sônia Guajajara, una de las principales lideresas y candidata a la vicepresidencia en las elecciones del año pasado.
Según la lideresa, el actual gobierno de Brasil quiere acabar con las principales conquistas que han ido consiguiendo en estos largos años de lucha. Básicamente piden que Bolsonaro cumpla con la Constitución de 1988, que ordena al Estado demarcar y proteger las áreas tradicionalmente ocupadas y necesarias para la supervivencia física y cultural de los pueblos originarios. Los pueblos indígenas de Brasil viven en cerca del 13% del territorio brasileño. Ahora, ante la declaración del gobierno de “no demarcar ni un centímetro para las reservas indígenas o para las quilombolas” [territorio para los descendientes de comunidades esclavas africanas], temen por su existencia.
El medio ambiente y el derecho de vivir
Una vez que Bolsonaro asumió el cargo, no dejó de sorprender a la comunidad internacional. En enero afirmó la intención de abandonar el Acuerdo de París al calificarlo de “dañino para la soberanía del país”. Un año después afirmó que seguirá en el Acuerdo pero que mirará con lupa las restricciones que puedan perjudicar a la economía nacional.Aunque Brasil seguiría en el Acuerdo, hay formas de abandonar este tipo de pactos y una de ellas sería no preservar el territorio indígena, denuncian desde la APIB. Según argumenta Sônia Guajajara, ha habido líderes más sabios que el actual presidente que han buscado formas de extender el desarrollo económico al mismo tiempo que respetaban y reconocían las contribuciones de estos pueblos para la cuestión medioambiental. “Los indígenas son, y así se ha comprobado, los que más lo protegen. Es una forma natural y gratuita por la simple razón de que es un modo de vida. No sirve seguir buscando tecnología cara si tenemos una solución dentro, mucho más barata, que es respetar las poblaciones que habitan ese territorio”, afirmó la lideresa.
Ante la impunidad y la deforestación de los bosques brasileños, la acción y modo de vida de estas mujeres sería clave para la preservación de la Amazonía, que según EOM ya ha perdido una quinta parte de su superficie. Las temperaturas aumentan y “el pulmón del planeta” podría pasar de ser uno de los principales sumideros de C02 a ser emisor del carbono absorbido debido a la tala y quema de árboles de esta región.
Ellas insistieron en Brasilia en que no se trata de un problema relativo solo a la cuestión indígena, es un tema que va más allá de las fronteras. “ERs una lucha, de hecho, por el clima, por el planeta tierra. Cuando defendemos nuestros territorios, nuestros cuerpos y nuestros espíritus, también estamos defendiendo la vida de los demás pueblos que habitan este planeta”, afirma Guajajara.