Marruecos
Souad Brahma: “Han conseguido meterles miedo, pero no creo que la GenZ de Marruecos vaya a parar aquí”
Souad Brahma es abogada y, desde julio de 2025, la nueva presidenta de la AMDH, la organización defensora de derechos humanos más antigua y grande de Marruecos. Su labor es clave aunque muy complicada en un país autoritario, con graves carencias en la práctica de libertades y derechos civiles y, desde el pasado septiembre, inmerso en la mayor oleada de protestas sociales de los últimos años. La represión ha sido elevada, con al menos tres muertos, cientos de heridos e incontables detenidos. En un reciente balance, esta organización afirma que las protestas de la llamada Generación Z marroquí se han saldado con miles de detenciones y con más de 1.500 personas inmersas en proceso judiciales, 300 de ellas, menores. Souad habla con El Salto en la sede de la AMDH en Rabat días antes de que se conocieran las primeras y duras sentencias para algunos manifestantes, que en algunos casos superan los diez años de prisión.
Apenas han pasado cuatro meses desde que asumió la presidencia de la AMDH y ya se ha encontrado con las mayores protestas sociales en Marruecos en dos décadas. ¿Cómo lo ha vivido?
Mi mandato ya empezó con grandes retos en materia de derechos humanos, sobre todo en el plano internacional, con el culmen del genocidio y los crímenes de guerra perpetrados por el Estado sionista de Israel en Gaza y la connivencia de la comunidad internacional. Y este retroceso general también afecta a Marruecos, que ve cómo no tiene organismos internacionales a los que temer.
Aquí ya se atentaba contra la libertad de expresión y de manifestación antes de que la Generación Z saliera a las calles, pero en paralelo hemos vivido un deterioro en todos los ámbitos sociales. La educación privada se ha convertido en la única opción de calidad frente al deterioro de la pública, que no garantiza un trabajo digno. En sanidad ya vimos como una de las razones de las protestas fueron las ocho muertes de parturientas en el hospital público de Agadir. En materia de vivienda hemos visto cómo se han demolido casas de muchas personas para facilitar instalaciones futbolísticas de cara al Mundial de 2030 y la Copa de África de 2026, lo que ha llevado a incidentes violentos en la ciudad de Skhirat. De ahí que las reivindicaciones de los jóvenes digan: “Menos estadios y más sanidad y educación.
Aquí ya se atentaba contra la libertad de expresión y de manifestación antes de que la Generación Z saliera a las calles, pero en paralelo hemos vivido un deterioro en todos los ámbitos sociales
¿Era previsible este nivel de represión?
Fue una sorpresa para esta generación que pensaba que realmente había habido un cambio en Marruecos tras la nueva Constitución votada en 2011. Pensaban que las fuerzas de seguridad les iban a tratar de otra forma, ya que salieron en manifestaciones pacíficas, respetando las leyes y reivindicando derechos constitucionales. Tras la primera manifestación de la GenZ, su servidor en Discord pasa de 5.000 seguidores a más de 180.000 en solo tres días. Esto se debió a las detenciones masivas del primer día, sobre todo en Casablanca, Rabat y Marrakech. Todos estos detenidos fueron puestos en libertad al día siguiente, pero la violencia contra ellos hizo que las protestas fueran a más y que se exigiera la libertad de todos los detenidos. Luego fue cambiado el procedimiento, empezó a haber detenciones antes del inicio de las protestas, arrestos de gente que simplemente estaba hablando con la prensa o incluso de gente que ni siquiera participaba, que solo estaba pasando por allí. Empiezan a dejar a muchos detenidos en prisión preventiva, entre ellos, menores de edad. A algunos les acusan de cometer delitos graves con penas de entre cinco y 20 años de prisión.
Se han visto vídeos de violencia policial extrema. ¿Cómo ha sido el trato a los arrestados durante la custodia policial?
A través de las delegaciones de la AMDH hemos asistido legalmente a cientos de detenidos en todo el país y hemos estado presentes en varios juicios y vistas preliminares. Ahí hemos escuchado a gente que denunciaba haber sufrido violencia en la calle y también dentro de las comisarías y en los traslados en los furgones policiales. Hay chicas que aseguran haber sufrido acoso sexual durante la custodia policial e insultos y expresiones de índole sexual como “recoge tus muslos” o “venid aquí, putas”. Toda esta recopilación de vulneraciones de derechos será denunciada por la AMDH ante la presidencia de la Fiscalía General.
No se puede disparar a alguien solo porque lleve una piedra en la mano, no lo permite ninguna legislación en el mundo porque no responde a la proporcionalidad
Y después empiezan a producirse disturbios graves que han dejado al menos tres manifestantes muertos. ¿Qué se sabe de estos sucesos?
Sí, aumentan las detenciones, se expanden las protestas y la represión a otras ciudades y estallan incidentes violentos, sobre todo en Marrakech y en Agadir, en concreto, en la localidad de Lqliâa, donde hubo varios muertos por disparos de bala. La versión oficial es que hubo un ataque a un puesto de la Gendarmería y que los agentes se vieron en peligro e hicieron uso de armas de fuego. Pero hay muchos interrogantes. Las grabaciones de las cámaras de la Gendarmería muestran a agentes en el interior mientras que fuera hay encapuchados provocando destrozos con palos y piedras. No podemos saber si son manifestantes o alborotadores infiltrados, algo que hemos visto en más ocasiones. Sin embargo, hay otras imágenes en las que aparece un agente en medio de la calle, lejos de la Gendarmería, disparando su arma. Ahí no puede alegarse un uso proporcionado de la fuerza. Hay muchos testimonios, entre ellos, el de el padre de un fallecido, que aseguran que las muertes se produjeron lejos de la Gendarmería atacada. No se puede disparar a alguien solo porque lleve una piedra en la mano, no lo permite ninguna legislación en el mundo porque no responde a la proporcionalidad. Y, si se dispara, hay que hacerlo apuntando a zonas no vitales. Uno de los chicos recibió un disparo directamente en la cabeza.
Ya han empezado a conocerse condenas muy elevadas para algunos de los arrestados. ¿Cómo las valora? ¿Cree que se han dado todas las garantías en estos procesos judiciales?
Teniendo en cuenta mi larga experiencia como abogada, creo que hay una voluntad política de que se emitan sentencias duras para disuadir y que no continúen las protestas. Por otra parte, ha habido procesos judiciales muy rápidos en numerosos casos, y no se nos ha dejado el tiempo necesario para preparar la defensa y poder estudiar las pruebas. Los abogados difícilmente han conseguido retrasar alguna vista, no suelen aceptar. Lamentablemente nos esperamos muchas condenas duras, como en el Hirak del Rif [protestas sociales de 2016 y 2017]. Y el problema es que hay una gran cantidad de menores.
Sin embargo, fuera del país sí se ‘compra’ esa imagen de avance y desarrollo, como prueba la organización de un Mundial de Fútbol junto a España y Portugal.
Vivimos en un Marruecos con esquizofrenia. Se vende al extranjero un país que ha avanzado en derechos humanos, mejores infraestructuras, riqueza y cambios internos. Pero nosotros vivimos la realidad. Desde la AMDH siempre hemos elaborado informes que plasman la imagen verdadera, pero nos han acusado de servir a intereses o agendas extranjeros, de ser nihilistas o separatistas.
Hay una voluntad política de que se emitan sentencias duras para disuadir y que no continúen las protestas
¿Qué diferencia ve entre las razones de estas protestas y las del movimiento 20 de Febrero en 2011?
Son las mismas quejas, pero en 2011 hubo un movimiento a nivel mundial, lo que se llamó la Primavera Árabe, que tuvo mucha fuerza. Entonces hubo una respuesta final de apertura motivada por el miedo, ya que en Túnez y Egipto, países de la misma región, las protestas dieron paso a una revolución. Eso no pasa ahora, hay un silencio tremendo en la región y eso no ayuda a los jóvenes marroquíes. Pero vemos que los movimientos sociales tardan cada vez menos en reaparecer y eso significa que han llegado generaciones que se niegan a vivir en esta situación. La GenZ son hijos de padres que han ido a la universidad y se imaginaban que eso era suficiente para mejorar su situación. Pero ven que ellos mismos no han llegado a nada. Se comparan con otros países a nivel de derechos y se dan cuentan que carecen de los más básicos, de que se les cierran muchas puertas. Que los que emigran tienen que lidiar también con dificultades económicas. Esta generación dice ahora que quiere vivir bien en su país porque hay riqueza y recursos suficientes si se acaba con la corrupción. Han llegado a pedir la dimisión del Gobierno, que el presidente y muchos ministros rindan cuentas. La violencia del Estado les ha hecho ver que era necesario incluir demandas políticas y la libertad de todos los detenidos y condenados, tanto en estas protestas como en las del Rif de 2017.
¿Le sorprende la confianza que el movimiento parece depositar en la figura del rey? Las protestas pararon antes de uno de los discursos de Mohamed VI.
Tenían una gran esperanza en ese discurso. Entre ellos estaba mi hija, que ahora está en shock. Me dijo: “Es imposible, mamá”. Y le respondí: “¿De verdad os lo creíais?”. Hay jóvenes con mucha inocencia o ingenuidad. Veían que sus demandas eran muy simples y pensaban que el rey iba a interferir y exigir a los ministros que hicieran las reformas necesarias, pero ni siquiera han hecho el esfuerzo de mentirles. Ni siquiera, como en otras ocasiones, se ha prometido una comisión de investigación.
Vivimos en un Marruecos con esquizofrenia. Se vende al extranjero un país que ha avanzado en derechos humanos, mejores infraestructuras, riqueza y cambios internos. Pero nosotros vivimos la realidad
¿Qué futuro le augura al movimiento GenZ212?
Es difícil decir algo. Está claro que han conseguido meterles miedo. También a las familias. Muchas han llegado hasta nosotros con la idea muy clara de que no dejarían a sus hijos volver a salir a manifestarse. El movimiento está ahora debatiendo cómo seguir y empieza a abrirse a la participación de otras personas y experiencias. Incluso a mí me han invitado a hablar en sus charlas digitales de Discord. Puede que haya un retroceso en las protestas, pero no creo que vayan a parar aquí. Faltan por conocerse muchísimas condenas y es imposible que se queden callados ante eso. También está la presión externa que sufre Marruecos ante las próxima Copa de África y el mundial de fútbol. También creo que el movimiento acabará yendo más allá de la Generación Z.
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