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Melilla
La impunidad institucional marca el tercer aniversario de la Masacre de Melilla

El 24 de junio de 2022, más de 2.000 personas intentaron saltar la valla de 15 metros que marca la frontera entre Nador (Marruecos) y Melilla (España). Una mañana que se saldó, según Amnistía Internacional, con más de cien muertos, el Gobierno español, sin embargo, estipula que tan solo fallecieron 23 personas. Las causas de los fallecimientos oscilan entre las caídas de las propias vallas, el aplastamiento por la cantidad de personas aglomeradas y aturdidas por el uso de gases lacrimógenos y la violencia policial.
“En las fronteras siempre vemos a las víctimas, pero no a sus verdugos, sabemos que en Ucrania la masacre es de Putin, pero no hablamos de la masacre de Melilla como la masacre de Pedro Sánchez o de Marlaska”, expone Sani Ladan
“No podéis ni imaginarlo, la sangre fluía como el agua, estaba cubierto de sangre completamente, me seguían golpeando a pesar de que tenía cadáveres a mi alrededor, me escondí debajo de uno para que dejaran de hacerlo”, es el testimonio de uno de las personas que sobrevivieron a aquella dramática jornada recogido por la investigación ‘La trampa de la frontera Nador-Melilla’, realizado por Border Forensics, Irídia y la Asociación Marroquí de Derechos Humanos en 2024 para demostrar la responsabilidad de Marruecos y el Estado español en los hechos.
Una pieza que se presentó en la jornada del lunes en la Universidad de Granada en el marco del tercer aniversario de la masacre y del Día Internacional del Refugiado. Uno de los autores de esta investigación, el experto, escritor y activista Sani Ladan, explica que una de las mayores preocupaciones que les hizo abordar esa investigación fue el debate social que se estaba teniendo. “Nos preocupaba cuando ocurrieron los hechos que el debate público era sobre si los muertos estaban en un lado u otro y no que había habido muertos”. Ladan hace hincapié en que “es un trabajo para encontrar pruebas y responsabilidades porque entendemos que esta investigación no la habrían hecho las instituciones”.
En la investigación exponen los puntos flacos de la versión oficial del Ministerio del Interior dirigido por Fernando Grande-Marlaska, que tras los hechos expuso que “no hubo una masacre” y que las muertes “no se habían producido en suelo español”. Sani Ladan insiste: “En las fronteras siempre vemos a las víctimas, pero no a sus verdugos, sabemos que en Ucrania la masacre es de Putin, pero no hablamos de la masacre de Melilla como la masacre de Pedro Sánchez o de Marlaska”.
El activista expone que durante la investigación se encontraron con la negativa por parte de las instituciones a que tuvieran acceso a las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad de la frontera e incluso en alguna ocasión se han negado a reunirse con ellos. “Han pasado tres años, seguimos sin saber qué ha pasado y familias enteras en Sudán siguen esperando noticias de sus hijos”, sentencia Ladan.
Mohamed Hussein es refugiado procedente de Sudán y activista, llegó a Melilla atravesando la valla en 2022 unos meses antes de la masacre y ha sido promotor de varias manifestaciones contra los abusos cometidos en el CETI de la localidad “Yo estaba en contacto con ellos cuando estaban en el monte antes de la valle, me contaron que la autoridad marroquí los perseguían hasta allí“. Hussein exige “justicia para las personas masacradas”.
Por su parte, José Palazón activista en Melilla, “estamos viviendo en Melilla continuamente en estado de alarma, lo de la masacre no es la primera vez se producen a lo largo de los años decenas de muertes, pero como pasa de uno en uno pasa desapercibido”.
Además de las muertes aquel 24 de junio de hace tres años se produjeron más de 70 desapariciones y 470 devoluciones en caliente admitidas por el propio Ministerio del Interior. Decenas de familias no han podido siquiera acceder a las morgues donde aún se encuentran varios cuerpos. El Gobierno del Estado español sigue defendiendo que no hubo tal masacre y que las fuerzas policiales actuaron proporcional y eficazmente.